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Por qué los médicos no quieren que haya más médicos
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UNANIMIDAD PROFESIONAL

Por qué los médicos no quieren que haya más médicos

Las asociaciones profesionales insisten en que producir más profesionales no es la solución, ya que eso perjudicaría de manera negativa a la calidad del servicio

Foto: Exámenes para acceder a alguna de las plazas de Formación Sanitaria Especializada. (EFE/Xoán Rey)
Exámenes para acceder a alguna de las plazas de Formación Sanitaria Especializada. (EFE/Xoán Rey)
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Que faltan médicos es algo en lo que estará de acuerdo cualquiera que, por ejemplo, se haya presentado en las urgencias extrahospitalarias de la Comunidad de Madrid (CAM) o que haya intentado pedir cita en los servicios de salud de algunas autonomías. Para solucionarlo, la presidenta de la CAM, Isabel Díaz Ayuso, propuso el pasado martes bajar la nota de corte del acceso al grado de Medicina (que, en realidad, se calcula en función del número de candidatos a entrar a dichos estudios) o construir más facultades. Pero los profesionales del sector se ponen de acuerdo en que, aunque suene paradójico, aunque faltan médicos, no hacen falta más médicos.

La tesis que defienden las organizaciones médicas y del mundo universitario (como el Foro de la Profesión Médica, el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina o la Conferencia de Decanos de Medicina) es que es necesario controlar el número de graduados en Medicina que se producen anualmente a través de los numerus clausus, una limitación del número de plazas de Medicina que hoy se encuentra en la cifra récord de 7.518 en toda España, 5.904 en las universidades públicas y 1.614 en las privadas. Un 3% más que el año anterior. Entre los planes del actual Gobierno se encuentra aumentar estos numerus clausus en 1.000 plazas más gracias a una inversión adicional de 50 millones de euros. El objetivo final, aumentar un 15% las plazas en los grados de Medicina en las facultades españolas.

"No hacen falta médicos, sino especialistas en algunas áreas geográficas concretas"

La lógica parecería dictar que la solución a la escasez de médicos pasa por aumentar el número de estudiantes de Medicina, pero los profesionales recuerdan que un aumento desproporcionado del numerus clausus puede dañar la calidad de la atención médica. ¿Hacen falta más médicos? “La sociedad no entiende la respuesta porque se explica mal”, responde a El Confidencial Antonio Compañ, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Miguel Hernández de Elche y miembro de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia de Decanos de Medicina. “No hacen falta médicos, que tenemos en exceso, sino especialistas en algunas áreas geográficas concretas. Hace un tiempo eran pediatras, ahora son anestesistas o médicos de atención primaria, y pronto serán geriatras”.

La experiencia de la mayoría de usuarios, recuerda el decano, es que, “cuando van a un centro de salud o a urgencias y ven que no hay médicos, piensan que hace falta médicos, pero lo que hace falta es contratarlos y darles un salario y estabilidad adecuados”. En otras palabras, las asociaciones médicas insisten en que el problema de la escasez de médicos no se encuentra tanto en la producción de médicos, ajustada o incluso desproporcionada a las necesidades, como en la fuga a otros países, así como en el desfase respecto a las plazas MIR, que durante varios años (entre 2010 y 2018) estuvo desajustado. El decano lo tiene claro: “Decir que hacen falta médicos es demagógico, lo que hace falta son especialistas”.

El cálculo de los numerus clausus es responsabilidad de la Conferencia Nacional de Política Universitaria (formada por las consejerías y el Ministerio de Educación), a partir de las estimaciones realizadas por el propio ministerio y las distintas facultades. “En España formamos los médicos que podemos formar bien”, coincide Francisco Javier Gómez Jiménez, veterano profesor de Medicina de la Universidad de Granada que ha investigado sobre el tema desde hace décadas. “El médico español está muy cotizado fuera de nuestras fronteras, nuestro problema es la ley de la oferta y de la demanda, porque allí les pagan el doble que aquí”.

Aunque España produzca más de 7.000 nuevos médicos cada año, si un gran número de ellos se marcha, las cuentas no salen. El Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) cifró en más de 17.000 el número de certificados profesionales de idoneidad que permiten trabajar en el extranjero solicitados entre 2015 y 2019. Ese año, el último antes de la pandemia, el número de peticiones ascendió a 4.100 y los numerus clausus fueron de 7.042. Más de la mitad.

Las asociaciones médicas han pedido que no se abran más facultades de medicina

El otro gran problema es el desajuste que se produjo entre el número de plazas MIR ofertadas y los estudiantes egresados, que provocó que “no se formasen más de 4.000 especialistas que DEBERÍAN haberse formado en ese tiempo”, recuerda Compañ. Mientras que en 2010 se presentaron 3.640 recién licenciados, en 2019 lo hicieron 5.838. Un crecimiento imparable que ha provocado que las asociaciones médicas pidan que no se abran más facultades de Medicina y que haya una mayor colaboración con los hospitales.

Menos para más

La defensa de los numerus clausus insiste en que son una herramienta para garantizar la calidad de la formación de los profesionales sanitarios. El Foro de la Profesión Médica publicó en 2014 un documento de consenso en el que proponía frenar la apertura de nuevas facultades, ya que “no es congruente reducir el número de estudiantes de Medicina y abrir nuevas facultades”. “El buen funcionamiento del SNS se asienta en la calidad de la formación de los profesionales sanitarios”, valoraban al mismo tiempo que recordaban que un crecimiento artificial de las plazas empeoraría esta calidad, ya que, como recuerda Gómez, “aumentar las plazas empeora la calidad de las prácticas”.

El documento recogía algunos motivos por los que era necesario respetar los numerus clausus, como el aumento del paro médico, el ya sustancial crecimiento del número de estudiantes de medicina (un 75% en los últimos quince años, según los datos de Compañ) o, sobre todo, el desajuste entre las plazas MIR y el número de estudiantes, que ha provocado un importante cuello de botella. Aumentar los numerus clausus provocaría que la situación se agravase. Además, recuerda el trabajo, la formación de un profesional sanitario es larga; por lo general, más de una década. Para las distintas asociaciones profesionales, formar a más médicos si no pueden realizar buenas prácticas es malgastar recursos.

Otro factor importante es la desaparición de profesores de Medicina. “Necesitan ser acreditados por la ANECA para poder ejercer, pero lo que está ocurriendo es que los criterios son tan duros y exigentes y tan pocas personas se proponen acceder al mundo académico que no hay profesores”, añade el decano. “Estamos en una situación demencial: tenemos cada vez menos profesores y más facultades de Medicina, y no hay un programa de motivación para que se metan en el mundo académico, así que lo que estamos consiguiendo es que disminuya la calidad de la docencia”. Compañ recuerda que la edad media a la que se acredita un profesor titular de medicina son 57 años: “A un joven que está empezando su carrera, ¿le dices que va a ser profesor a los 57?”.

Algunas universidades, como el centro asociado de la UNED en Baleares, han presumido de no tener numerus clausus ni nota de corte. Pero, para Gómez Jiménez, no tiene sentido, porque, como recuerda, “los futuros médicos tienen que aprender una serie de técnicas que no pueden enseñarse a distancia; no puedes enseñar a auscultar por internet”. Quien ha criticado abiertamente los numerus clausus es el consejero de Salud de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, quien en mayo de este año decía, después de que 200 plazas en el MIR de atención primaria se quedasen sin cubrir, que “lo que no podemos seguir es manteniendo los numerus clausus de médicos en nuestras universidades y que tengamos problemas para poder contratarlos dentro de los Servicios de Salud de cada comunidad autónoma”.

Para las asociaciones médicas no se trata de una cuestión de cantidad, sino de competitividad a la hora de ofrecer a los profesionales condiciones que resulten lo suficientemente atractivas como para quedarse en España. Gómez Jiménez recuerda el caso de un compañero que actualmente trabaja en Lisboa y que no piensa volver a España. “Me dijo que ganaba el doble y que estaba a la misma distancia de su casa que si viviese en Valencia, y lo entendí perfectamente”, recuerda. “Mientras no se igualen las condiciones y se favorezca a los médicos de aquí, algunos se irán”.

Una profesión sin paro

Para entender el porqué de los numerus clausus hace falta retrotraerse a los años 80, cuando los niveles de paro en la profesión médica alcanzaron cifras altísimas. Como recuerda en un artículo el médico de familia Juan Simó, del centro de salud Rochapea, “quienes peinamos canas recordamos aquella famosa bolsa de 20.000 médicos parados de los años 80 de la que algunos, todavía hoy en activo, formamos parte”. Compañ también alude a aquellos tiempos: “Algunos vivimos la época en la que se presentaban unas 40.000 personas a un MIR con unas 1.100 plazas”, añade.

"En 2002 la profesión estaba en equilibrio y no existía paro médico"

Simó suele denominar irónicamente “petróleo barato” a esa sobreabundancia de médicos que “hizo que la Administración sanitaria se acostumbrara a una gestión del personal como si de recursos se tratara y no de profesionales cualificados, algo que aún perdura en el inconsciente colectivo organizacional”. Por ello mismo, el criterio que se estableció en 1994 fue el de un estudiante por cada 100.000 habitantes, siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, para detener la masificación que estaba experimentando la profesión. En ese momento, se estimó que debía reducirse en un 30% el número de estudiantes de las facultades de Medicina.

La implantación del numerus clausus permitió reducir significativamente los niveles de paro hasta convertirla en una profesión donde oferta y demanda se ajustaban de manera casi perfecta. Como recordaba el Foro Español de Medicina, en 2002 “la profesión médica parecía encontrarse en equilibrio, no existía paro médico y el estudiante que accedía a nuestras facultades de Medicina tenía asegurada una plaza de formación”. A medida que pasaron los años comenzó a producirse un desajuste hasta el punto de que, en algunos momentos, como en 2015, los decanos solicitaron la reducción del numerus clausus en 800 plazas menos para igualarlos a las plazas MIR.

Foto: Centro de Salud Alameda de Osuna en Madrid. (EFE/Sergio Pérez)

Fue en esos años siguientes cuando el paro médico comenzó a aumentar y se produjo un desequilibrio entre las plazas universitarias y de formación. Unido al exilio de estudiantes, la situación cambió. “Entre 2001 y 2011 se convalidaron más títulos extracomunitarios (50.205) que médicos se han licenciado en las facultades españolas (46.194)”, recuerda el trabajo del Foro de la Profesión Médica. “De 2005 a 2012 pasamos de 4.350 a más 7.000 alumnos de nuevo ingreso. Toda ciudad de cierta entidad quería tener una facultad de Medicina, y las de mayor población, aumentar su número: pasamos de 28 a 40 facultades y nos convertimos en el segundo país de población superior a 20 millones de habitantes con más facultades de Medicina por habitante”.

Como explica Simó, alrededor de 2007 empezaron a saltar las señales de alarma. “No faltaban médicos: una parte de aquella bolsa se jubiló tras ejercer la profesión. Pero otra parte, no despreciable, la abandonó al no conseguir nunca una estabilidad laboral mínimamente digna”. La próxima jubilación en masa de profesionales médicos como Gómez, que sabe a sus 68 años que apenas le queda uno ejerciendo, promete otra escasez sobrevenida. Los médicos coinciden en que la solución no se encuentra en producir más petróleo barato, sino en impedir una fuga masiva que puede costar a nuestras arcas, según los cálculos de Simó, alrededor de 3.200 millones de euros.

Que faltan médicos es algo en lo que estará de acuerdo cualquiera que, por ejemplo, se haya presentado en las urgencias extrahospitalarias de la Comunidad de Madrid (CAM) o que haya intentado pedir cita en los servicios de salud de algunas autonomías. Para solucionarlo, la presidenta de la CAM, Isabel Díaz Ayuso, propuso el pasado martes bajar la nota de corte del acceso al grado de Medicina (que, en realidad, se calcula en función del número de candidatos a entrar a dichos estudios) o construir más facultades. Pero los profesionales del sector se ponen de acuerdo en que, aunque suene paradójico, aunque faltan médicos, no hacen falta más médicos.

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