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Más de 200 plazas MIR de medicina de familia peligran en la Comunidad de Madrid
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Más de 200 plazas MIR de medicina de familia peligran en la Comunidad de Madrid

Numerosos médicos se han negado a tutorizar a los nuevos residentes por la precariedad laboral en la que se encuentran

Foto: Médicos residentes (MIR) del Hospital Gregorio Marañón. (EFE/Chema Moya)
Médicos residentes (MIR) del Hospital Gregorio Marañón. (EFE/Chema Moya)

José Luis Quintana lleva 30 años acompañando a médicos internos residentes (MIR) en su consulta del Centro de Salud El Greco de Madrid. Siempre le ha gustado estar junto a ellos durante estos últimos cuatro años de su formación antes de hacerse con la deseada especialidad, pero en esta ocasión las cosas pueden ser muy diferentes. Él es uno de los 213 médicos de medicina familiar y comunitaria que, de forma individual, se han plantado ante la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Esas plazas peligran, a no ser que la Administración liderada por Isabel Díaz Ayuso atienda sus reclamaciones: más tiempo para atender a los pacientes, mayores y mejores espacios en los centros de salud y una solución a los turnos de tarde, incompatibles con una mínima conciliación familiar.

Foto: Manifestación de los MIR el pasado verano. (EFE)

“Las condiciones en las que se encuentra la atención primaria son escandalosas y hacen muy difícil el buen desempeño de los sanitarios, pero también la docencia de los residentes”, aduce Quintana. Desde su punto de vista, si no se produce ningún movimiento por parte de la Comunidad, la formación de los estudiantes se verá muy resentida. Tampoco piden nada que diversas organizaciones sociales y sindicatos no hayan exigido ya: mejoras para la atención primaria en general y para la formación en particular.

De esta forma, más de 200 profesionales madrileños de la sanidad muestran su desacuerdo con la situación de sus centros de trabajo, pero también por respeto a los nuevos residentes. “Nosotros no estamos obligados a tutorizar a nadie y tampoco hay contraprestación económica por ello. Es algo personal que el que lo hace es porque le gusta. Hace tiempo nos daban algunos días libres que cubrían con suplentes, pero eso desapareció porque no hay nadie que nos pueda sustituir”, relata el médico de familia.

Foto: Atardecer en el Gran Auditorio del Colegio de Médicos (Icomem).

Tampoco esperan ninguna penalización ni nada parecido por parte de la Consejería, donde ya se han reunido. Primero dimitieron algunos, a los que se fueron sumando otros, y la lista no para de incrementarse. Quintana fue uno de los siete tutores que se acercaron al encuentro convocado con la Consejería; un médico por cada dirección asistencial de la región, aunque tampoco saben muy bien qué criterio siguieron para avisarles a ellos y no a otros. “Les dijimos que no representábamos a nadie y que enviaran su propuesta por escrito a todos los demás. Después nos reunimos todos en el Colegio de Médicos y contestamos a esa propuesta”, explica.

Las plazas, en el aire

La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, por su parte, admite que está “trabajando en mejoras que den respuesta a los planteamientos que han realizado algunos tutores” y recuerdan el plan que “ya está en marcha” sobre la Mejora de Atención Primaria dotado con 200 millones de euros. Por contra, prefieren no hacer declaraciones sobre qué ocurrirá con esas más de 200 plazas MIR si no hay nadie que las pueda tutorizar.

placeholder MIR de Madrid protestando ante la sede del Gobierno regional. (EFE/Rodrigo Jiménez)
MIR de Madrid protestando ante la sede del Gobierno regional. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Así pues, a sus demandas sobre más medios humanos para poder atender a los pacientes con su debido tiempo y mejores infraestructuras de consulta, se suma la exigencia de los horarios en el turno de tarde. “Es una profesión muy feminizada, frecuentemente gente joven con hijos, y si sales a las nueve de la noche es imposible que puedas conciliar. Esos horarios están vacíos porque la gente no quiere trabajar con esas condiciones, y es normal”, remarca Quintana.

Foto: Dos sanitarias, en la manifestación del martes.

Respecto al tiempo que tienen por paciente, el problema que encuentran está relacionado con que no hay un tope para cada jornada: “Si tienes 25 pacientes podrás ir relajado, si tienes 50 pues deprisa, y si tienes 80, que se dan casos, no les puedes atender como se merecen”, explica este médico de familia. Asimismo, confía en que la Consejería acceda a sus demandas para que los nuevos médicos residentes puedan tener la formación de calidad que se merecen. Así se dirige a ellos: “Yo espero que lo entiendan, aunque quizá si yo fuera uno de ellos estaría molesto, pero es precisamente por ellos por quien hacemos esto. Solo pedimos unas condiciones dignas de trabajo y formación en los centros de salud”.

Salir de Madrid

Julia Redondo tiene 24 años y el pasado enero superó la prueba del MIR. Le esperan cuatro años de residencia, aunque todavía no sabe dónde. Sí tiene claro que no elegirá Madrid, pese a que le hubiera gustado que las condiciones fueran propicias para ello. Natural de Guadalajara y graduada en la Universidad de Alcalá, siempre ha querido dedicarse a la medicina familiar y comunitaria. “Aunque parece que es la última en cuanto a prestigio y haber sido la especialidad que peor ha salido parada tras el Covid, es la que más cerca está de los pacientes”, asegura.

Aunque el Ministerio de Sanidad aún no ha publicado las plazas para que los nuevos MIR puedan elegir su destino pese al estrecho margen que les queda, pues su incorporación está planeada para finales de mayo, Redondo ya está visitando algunos hospitales del norte del país para poder elegir a conciencia. “A mí me parece bastante lícito lo que han hecho los tutores porque todas mis compañeras de atención primaria terminaron muy saturadas en sus prácticas, con muchísimos pacientes por día y en unas condiciones que terminan perjudicando a los usuarios”, opina la futura residente.

Foto: Un grupo de manifestantes esta mañana en Sol

“Es muy triste tenerte que ir de la zona en la que mejor hubieras estado para poder formarte en los próximos años y tener que buscar otras opciones más lejanas pero que sí garantizan una calidad docente a la altura”, continúa Redondo. Su vocación de médica de familia se hace patente cuando asegura que si se tratara de otra especialidad, sí se hubiera quedado en Madrid. “Me he informado y esos más de 200 tutores que han renunciado deben ser de muy buena calidad docente y estar muy implicados. Eso te da un poco de respeto y miedo, es un gran aviso de cómo está la situación”,añade.

Falta de medios

Clara Abad es la presidenta de la Sociedad Madrileña de Medicina de Familia y Comunitaria. Ella trabaja en el Centro de Salud Barcelona, en Móstoles, y ha aceptado tutorizar a los MIR de nuevo ingreso, al igual que desde hace años. Se muestra clara y concisa: “No se puede dar calidad a la enseñanza con las condiciones actuales de trabajo en la atención primaria de Madrid”. Asimismo, recalca que se trata de un movimiento independiente e individual de profesionales que puede crear cierta incertidumbre, pero que los recién graduados deben comprender que si un día hay más de 50 pacientes citados, es completamente imposible explicarle nada al médico residente.

Esta profesional sanitaria admite que la formación de los residentes no ha sido como les hubiera gustado por la sobrecarga de trabajo

“Aún no sabemos cuántos médicos internos entrarán en Madrid porque no han salido las plazas, ni tampoco, si no llegan a un acuerdo, la capacidad de los tutores para hacerse cargo de esos más de 200 estudiantes”, asegura la propia Abad. Del mismo modo, esta profesional sanitaria admite que la formación de los residentes no ha sido como les hubiera gustado en los últimos años por la sobrecarga de trabajo y los problemas de organización y falta de espacio.

De esta forma resume la situación: “No hay medios, no hay salas, no hay tiempo, no tenemos ni lo mínimo. Solo hay una banqueta para que se siente el residente a nuestro lado”. Quintana, por su parte, incide en que la Comunidad de Madrid tiene el gasto por habitante más bajo de todas las regiones de España en materia de sanidad, “y eso en algún lugar se tiene que notar”, concluye.

José Luis Quintana lleva 30 años acompañando a médicos internos residentes (MIR) en su consulta del Centro de Salud El Greco de Madrid. Siempre le ha gustado estar junto a ellos durante estos últimos cuatro años de su formación antes de hacerse con la deseada especialidad, pero en esta ocasión las cosas pueden ser muy diferentes. Él es uno de los 213 médicos de medicina familiar y comunitaria que, de forma individual, se han plantado ante la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Esas plazas peligran, a no ser que la Administración liderada por Isabel Díaz Ayuso atienda sus reclamaciones: más tiempo para atender a los pacientes, mayores y mejores espacios en los centros de salud y una solución a los turnos de tarde, incompatibles con una mínima conciliación familiar.

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