Vox fija Murcia, Castilla-La Mancha y Valencia como objetivos prioritarios para el 28-M

Vox intenta mantener el rumbo firme mientras se multiplican los fuegos a su alrededor. El partido arrancó hace unas semanas los trabajos para construir unas listas compactas de cara a la próxima cita con las urnas, que se estima clave para dirimir si la crisis por la que atraviesa la formación es circunstancial o permanente. Dará a conocer a sus candidatos la segunda semana de noviembre. Hasta entonces, continúa la búsqueda de perfiles "solventes" entre sus casi 70.000 afiliados a nivel autonómico y municipal, una tarea que se estima especialmente ardua por la sangría que está experimentando en sus filas, especialmente a nivel local a raíz de la rebelión encabezada por Macarena Olona.

Más allá de recuperar músculo municipal, el partido considera especialmente relevante exhibir fuerza en las comunidades autónomas donde el PP tiene posibilidades reales de hacerse con el bastón de mando. Vox aspira a que, al menos en varias de esas regiones, puedan repetir la experiencia de Castilla y León pese a que no lograron dejar su impronta en Andalucía. En el partido asumen que cometieron un "gravísimo error" con Olona, cuyas consecuencias siguen coleando, pero juegan con la teoría de que el daño infligido no ha sido suficiente como para apagar sus expectativas. Las esperanzas están puestas especialmente en cuatro territorios: Murcia, Castilla-La Mancha, Baleares y Comunidad Valenciana.

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Fuentes de la cúpula del partido apuntan que en estas cuatro regiones están en condiciones de crecer lo suficiente como para firmar nuevos gobiernos autonómicos con el PP, a pesar de que los de Feijóo rechazan, 'a priori', tal escenario. En el partido se muestran reticentes a la hora de entrar al detalle respecto al reparto de fuerzas que esperan en estas comunidades, y reconocen que si algo han aprendido de Andalucía es que "tenemos que aprender a gestionar las expectativas". Durante la campaña de las autonómicas andaluzas, Abascal aventuró que Olona podría obtener hasta 26 escaños y asumir la vicepresidencia de la Junta. Los 14 diputados que finalmente lograron se entendieron como un rotundo fracaso pese haber mejorado su resultado respecto a 2018.

De los citados territorios, la Región de Murcia es el que genera más confianza a Vox. En el entorno de Abascal aseguran, incluso, que están en condiciones de convertirse en primera fuerza política frente a Fernando López Miras. En las últimas elecciones generales, Vox fue el partido más votado y superó al PP por 10.000 votos en esta comunidad autónoma. Algunas voces apuntan que están en condiciones de triplicar el resultado que obtuvieron en 2019 pese a la crisis por la que atravesó el partido en una región donde se quedó sin grupo parlamentario por la rebelión que protagonizaron tres diputados díscolos: Juan José Liarte, Francisco Carrera y María Isabel Campuzano.

Se da la circunstancia de que Macarena Olona ha tendido puentes con estos dirigentes, enemigos declarados de Santiago Abascal, y se han dejado ver juntos en varios actos que organizó la alicantina cuando comenzó a cosechar su proyecto político al margen de Vox. El 'hombre fuerte' del partido en la región es el exjugador de baloncesto José Ángel Antelo, presidente de la formación en este territorio y concejal en la capital.

Vox aspira a ser también determinante en Baleares, otra de las regiones donde el PP, liderado por Marga Prohens, se ve con posibilidades de arrebatar el bastón de mando a Armengol. Pero ambas fuerzas saben que toda posibilidad de formar gobierno dependerá de la posibilidad de alcanzar un acuerdo. Más allá de lo que dictan las encuestas, que aventuran un crecimiento de Vox desde los tres a los seis o siete escaños, en el partido creen que la campanada puede ser mayor si logran hacerse con una parroquia de votantes conservadores que se haya sentido desamparada en los últimos años por un PP que no ha terminado de cuajar.

Cataluña es el espejo en el que Vox se quiere reflejar para crecer tanto en Baleares como en Comunidad Valenciana, presentando su proyecto como auténtico ariete contra la izquierda y el separatismo frente a un PP más moderado en el fondo y en las formas. El partido confía en replicar el éxito de las últimas autonómicas, cuando Vox se hizo con el bastón de mando en el bloque de la derecha al superar a PP y a Ciudadanos.

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Tanto Carlos Mazón como Paco Núñez aspiran gobernar en la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha, respectivamente, pero los dos barones asumen que su marca, por sí sola, puede no arrebatar las riendas regionales a barones socialistas tan consolidados como Emiliano García-Page y Ximo Puig. De ahí que la fuerza que logre aglutinar Vox se estime fundamental, y el partido se volcará en ese objetivo.

Por el momento, el único nombre confirmado por el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) es Javier Ortega-Smith, que repetirá como candidato a la alcaldía de Madrid tras ser relevado como secretario general del partido. Pero la idea que sobrevuela en el grupo parlamentario de Vox en el Congreso es que Abascal sopesa enviar a diputados nacionales a dar la batalla en algunos territorios, eso sí, midiendo las fuerzas para que no haya ningún otro 'caso Olona'. Por ejemplo, el nombre de Inés Cañizares, diputada de Vox por Toledo, se ha colado en las quinielas como candidata para competir con el popular Paco Núñez en Castilla-La Mancha.

El PP se abre a pactos con Vox

La aspiración de Vox pasa por abrir, al menos en los mencionados territorios, nuevas delegaciones gubernamentales con su marca. Pero para el PP, esta es su última opción. De cara al próximo ciclo electoral, Feijóo reiterará a Sánchez la oferta que anunció el líder popular hace meses en El Confidencial, y que pasa por firmar un pacto para que uno y el contrario permitan que gobierne la lista más votada, una solución que favorecerá aislar a los "extremos" y negarles cuota de poder. Es una solución fácil para Feijóo, sobre todo en un momento en que las encuestas autonómicas también le sonríen y se ha lanzado a "teñir de azul" el mapa nacional.

Si el PSOE rechaza, como todo apunta que hará, al PP no le quedará más remedio que mirar a Vox. Los populares insisten en la máxima de obtener una "mayoría suficiente" que les permita escapar de un gobierno dependiente de los de Abascal, pero asumen que, en función del resultado, la coalición es una opción que está encima de la mesa. En Génova ya han comenzado a abonar un terreno que solo cuenta con el precedente de Castilla y León, y lamentan que no se critiquen del mismo modo gobiernos rojos y morados que aquellos que puedan estar compuestos por azules y verdes.