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Confusión en la primera noche del 'gran apagón': "Aquí nadie quita hoy la luz del escaparate"
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La capital resiste su última noche de luces

Confusión en la primera noche del 'gran apagón': "Aquí nadie quita hoy la luz del escaparate"

El polémico decreto del Gobierno para el ahorro energético entraba en vigor en la medianoche de este miércoles, pero muchos luminosos aguantan una noche más por la flexibilidad de la norma

Foto: Aspecto de la Gran Vía de Madrid tras la entrada en vigor del RDL de ahorro energético. (Alejandro Martínez Vélez)
Aspecto de la Gran Vía de Madrid tras la entrada en vigor del RDL de ahorro energético. (Alejandro Martínez Vélez)

Ni a las 22:00, ni a las 23:00 ni a las 00:00 tampoco. Este martes por la noche entraba en vigor el plan de ahorro del Gobierno que incluye, entre otras medidas, el apagón generalizado de los escaparates. Pero nada de eso ha pasado, al menos en el centro de Madrid. Mientras algunos, muy pocos, comercios y edificios de todo el centro decidían apagar sus luces, la mayoría ha aguantado el tirón sin apenas inmutarse. La medida marcaba la medianoche del miércoles como el inicio de la nueva normativa, pero la flexibilidad del plan hizo que fuera una noche de agosto más en la Gran Vía.

Muchos de los escaparates y luminosos se agarraron a una excepción en la norma que permitía vivir una última noche pese a que oficialmente el plan entraba en vigor a las 00:00 (según el Ejecutivo como el apagado de escaparates empieza a las 22:00 no es hasta este miércoles cuando se hace obligatorio). Pero la confusión hizo que la primera noche con el decreto de ahorro energético en vigor acabara siendo algo extraño en el centro. Pese a los días de debates, reuniones, peleas políticas y horas de tertulias, que hablaban sobre la llegada de este momento, en la plaza de Callao de Madrid, lo más parecido a un Times Square castizo, lleno de luces día y noche, lo que reinaba era la indiferencia. Y en algunos casos, entre los pocos que sabían algo de esta historia en un lugar lleno de turistas, su postura era de confusión. "¿Que van a apagar los escaparates? No tenía ni idea", confesaba, extrañada, una dependienta de un comercio de la zona.

Foto: Aitor Esteban y Pedro Sánchez, en una imagen de archivo. (EFE/J.J. Guillén)

El ambiente tampoco invitaba a pensar que algo fuera a cambiar pronto. Ni siquiera el malogrado cartel de Schweppes sobre el edificio Carrión apagaba los pocos tubos de luz que le quedan aún en funcionamiento y permitía que los turistas extranjeros siguieran posando ante su decadente imagen. Y como este, casi todos los grandes letreros que llenan la calle más icónica de la capital, tanto modernos como antiguos. Amparados por el margen dado por el Ejecutivo, la mayoría optó por no cambiar sus horarios en esta extraña noche.

"Es que aquí los escaparates son muy importantes, atraen a mucha gente y es normal que quieran aguantar lo máximo posible", explicaba Manuel, un comerciante que fregaba el suelo de su pastelería, poco después de haber cerrado su tienda. Como él también opinaba otro de los trabajadores de la zona, que lo tenía claro sobre las 11 de la noche: "Aquí nadie quita hoy la luz de los escaparates, ya veremos mañana".

placeholder Plaza de Callao con alguno de los rótulos de publicidad encendido. (Alejandro Martínez Vélez)
Plaza de Callao con alguno de los rótulos de publicidad encendido. (Alejandro Martínez Vélez)

Con el decreto convertido en el último debate político del verano, todo apuntaba a que este martes se viviría una especie de cambio que nos mostraría cómo el mundo se acerca a un duro invierno. Pero en pleno agosto la realidad ha optado por ser algo diferente. Fuera de las guerras políticas, la flexibilidad ofrecida por la norma y la confusión generada han propiciado que la mayoría de comercios opten por darse, al menos, una noche normal más. El ahorro puede esperar.

placeholder Escaparate con luz (i) y apagado (d). (Alejandro Martínez Vélez)
Escaparate con luz (i) y apagado (d). (Alejandro Martínez Vélez)

Lo cierto es que sí ha habido quien se ha lanzado a ir dejando en negro sus fachadas y letreros, aunque sin coordinación alguna, convirtiendo la situación en algo aún más dantesco, y mostrando también las diferencias entre autoridades. Sin ir más lejos, en la parte baja de la Gran Vía, el edificio del Banco de España permanecía apagado desde primera hora de la noche, mientras que, enfrente, la Oficina de Atención Integral al Contribuyente (OAIC), dependiente del ayuntamiento, seguía con las luces de la fachada encendidas.

El análisis nocturno también permitía ver las diferencias entre grandes y pequeños comercios. Los pequeños, en su mayoría, sin una luz tras el cierre. "Nosotros apagamos todo cuando cerramos, no nos afecta mucho esto", comentaba la encargada de uno de esos pequeños comercios.

placeholder Una pareja pasea por una calle del centro de Madrid con alguno de sus escaparates apagados. (Alejandro Martínez Vélez)
Una pareja pasea por una calle del centro de Madrid con alguno de sus escaparates apagados. (Alejandro Martínez Vélez)

Aunque la mirada de la mayoría de estos dependientes al ser preguntados por la situación era más de confusión que de otra cosa. "Yo de las pantallas no te puedo hablar porque no las llevamos nosotros, pero sí que nos han dicho que a partir de mañana tenemos que empezar con lo de la climatización. Que tenemos que subir los grados y eso", comentaba otro de los dependientes, esta vez frente a una heladería que en una calurosa noche capitalina aún dejaba un halo tan fresco que cruzaba casi la acera. "Veremos cómo lo llevamos mañana", añadía el joven.

La realidad en una de las plazas más icónicas e iluminadas de nuestro país es clara. Edificios cerrados con grandes letreros encendidos al máximo pese a estar incluso sus comercios cerrados. Pero basta salir algo de ese centro lumínico para ver la realidad de este plan. Unos kilómetros más abajo, en dirección oeste y tras pasar la plaza de España, la luz de la ciudad se va atenuando, no porque más edificios hayan acatado las normas, sino por la propia realidad nocturna de la capital.

placeholder El rótulo del teatro Capitol permanece apagado. (Alejandro Martínez Vélez)
El rótulo del teatro Capitol permanece apagado. (Alejandro Martínez Vélez)

A la espera de saber si en la noche de este miércoles los comerciantes madrileños acaban por sumarse al apagón y consiguen ahorrar así el soñado 7%, la idea que queda en el ambiente es que no hay tanto letrero que apagar. Ni por el que pelear.

Ni a las 22:00, ni a las 23:00 ni a las 00:00 tampoco. Este martes por la noche entraba en vigor el plan de ahorro del Gobierno que incluye, entre otras medidas, el apagón generalizado de los escaparates. Pero nada de eso ha pasado, al menos en el centro de Madrid. Mientras algunos, muy pocos, comercios y edificios de todo el centro decidían apagar sus luces, la mayoría ha aguantado el tirón sin apenas inmutarse. La medida marcaba la medianoche del miércoles como el inicio de la nueva normativa, pero la flexibilidad del plan hizo que fuera una noche de agosto más en la Gran Vía.

Luz
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