Sánchez protege a Robles y sitúa a Iglesias como el instigador de la crisis del CNI
La ministra de Defensa tiene el apoyo del líder ante el asedio de los independentistas. No hay planes de entregar cabezas, aunque las miradas están en la directora del CNI. El PSOE acusa a Iglesias de "enredar" con Rufián como ariete
Cuando parece que la legislatura pende de un hilo, si se atiende al discurso de los socios del Frankenstein, en el Gobierno circunscriben la crisis por el espionaje al independentismo a un 'temporal que escampará'. Todas las miradas están puestas en la ministra de Defensa, Margarita Robles, que ayer sorteó en el Senado las preguntas sobre el caso Pegasus ciñéndose al guion del primer día: “Todo lo que se ha hecho ha sido conforme a la ley”. Los partidos independentistas, y también Unidas Podemos, le esperan en el Congreso, donde ayer Batet alteró las mayorías para permitir la entrada de ERC y Bildu en la comisión de secretos oficiales. Tanto Robles como la directora del CNI, Paz Esteban, están en la diana. Los republicanos catalanes exigen cabezas.
La titular de Defensa está viviendo el 'fuego amigo' desde una atalaya. En su entorno manifiestan que está “absolutamente tranquila” y que tiene todo el apoyo del presidente, Pedro Sánchez, que según manifiestan varias fuentes consultadas “no ha barajado ni por un minuto” entregar a Podemos y los independentistas la cabeza de una de sus fieles, desde los tiempos en los que, despojado de la secretaría del PSOE, recorría en su coche España recabando apoyos para volver.
Robles era una de los 'apóstoles' del sanchismo. Esos pocos, que al principio no llegaban a 12, que confiaron con fe ciega en que Pedro Sánchez podía reconquistar el socialismo e incluso llegar a Moncloa. Su relación es buena en lo personal y según confiesan los que conocen a ambos “Margarita siempre le dice lo que piensa. Guste o no”. En el entorno de Sánchez quedan pocos capaces de hacer este ejercicio de sinceridad. “Hace muchos años que está con él y se han apoyado en momentos más delicados que este”, apuntan desde el partido. Desde que se firmó la coalición con Podemos, Robles siempre ha sido una ministra incómoda para los socios. Los primeros roces surgieron con Pablo Iglesias. El ala roja del Ejecutivo siempre la ha etiquetado como la 'ministra de la derecha'. Ella “pasa bastante”, pese a que los temas por los que surgen las fricciones son casi siempre de Estado. Las trifulcas han sido de todas las intensidades, desde la polémica por la 'desmilitarización' de la Guardia Civil a las afirmaciones del que fuera vicepresidente de que él había coordinado a la UME durante la pandemia en las residencias.
Es precisamente la mano de Iglesias la que, según manifiestan diputados del PSOE en el Congreso, “mueve” esta nueva campaña contra la exmagistrada del Tribunal Supremo. En el socialismo no hay dudas de que el exlíder de Podemos azuza a ERC para desgastar al Gobierno en busca de protagonismo. “Iglesias solo busca que se hable de él”, se insiste en la bancada socialista, donde llaman la atención sobre sus últimas declaraciones, en las que pide la dimisión de Robles y saca a relucir que él fue espiado: “Solo habla de él, como siempre. No ha asumido su fracaso político”. Detrás de estos movimientos consideran que hay una doble estrategia: por un lado, una 'vendetta' personal contra Sánchez y, por el otro, agitar el avispero a Yolanda Díaz. En este contexto hay que enmarcar las continuas salidas de tono de Ione Belarra, que en la parte caoba del Ejecutivo ya ni se escuchan. Sánchez está fortaleciendo su alianza con Yolanda Díaz y da por amortizadas a las 'moradas'.
El flanco de ERC, Junts y Bildu preocupa de cara a la votación de mañana del decreto sobre las medidas para hacer frente a la escalada de precios por la guerra en Ucrania. El PSOE confiaba en que fuera suficiente la maniobra de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, de cambiar la mayoría de tres quintos (210) de los diputados a mayoría absoluta (178) para permitir que los independentistas y los de Arnaldo Otegi puedan acceder a la comisión de secretos oficiales. En público, el gesto parece insuficiente, pero en privado se espera que Pere Aragonès rebaje la tensión. Moncloa sigue la estrategia de siempre con los soberanistas, que es darles un 'relato'.
El viaje del ministro de Presidencia, Félix Bolaños, el domingo a la sede de la Generalitat buscaba dar una coartada al presidente catalán ante los suyos. En el caso Pegasus, ERC ha encontrado un filón para darse importancia frente a Carles Puigdemont. El análisis en el Ejecutivo es que hay una “sobreactuación” fruto de las pugnas internas en el mundo independentista. Son conscientes de que habrá que ceder, pero en este momento no está en los planes de Sánchez entregar peones. Las miradas están sobre la directora del CNI, Paz Esteban. Fuentes del Ministerio de Defensa respaldan el trabajo de Esteban e insisten en que siempre se ha actuado desde la legalidad y con supervisión judicial, por lo que apostillan que “no tiene sentido que nadie dimita”. Comparecerá en la comisión de secretos oficiales y, según declaró ayer en la Cámara Alta la propia Robles, “ahí aparecerá todo”. Aquí es donde Moncloa espera saciar el hambre de sus socios y reconducir relaciones, aunque también saben que según se vaya agotando la legislatura cada partido buscará su espacio. El plan es ir sacando cada votación con quien se pueda y llegar al final.
Con Robles, la orden es 'hacerse un Marlaska'. Es decir, aguantar la presión. Ambos pertenecen a ese grupo de los 'elegidos' que han resistido el envite de la crisis que se llevó por delante al 'intocable' Iván Redondo. En política, todo cambia en cuestión de segundos. La ministra de Defensa no huirá del cara a cara con Belarra porque se siente fuerte. Ella y la exvicepresidenta Carmen Calvo han dejado en evidencia dentro del Consejo de Ministros en ocasiones la 'inexperiencia' de las ministras moradas. Su formación de juristas las convirtió en las 'pepito grillo' para las normas de Podemos. El presidente juega con las cartas marcadas. Podemos no puede romper porque podría disolverse, ERC y Bildu necesitan mantener a Sánchez en el poder ante la única alternativa real de un Gobierno PP-Vox. “Estamos tranquilos. Sánchez es frío y no se deja llevar por impulsos”, así respiran hoy los monclovitas.
UP intensifica sus ataques a la ministra
Los morados han agudizado este miércoles su ofensiva sobre la titular de Defensa después de que ésta haya intervenido en el Congreso y se haya preguntado qué debe hacer un Gobierno cuando le declaran la independencia. Pablo Echenique, portavoz de la formación, ha acusado a Robles de justificar el seguimiento y ha reclamado que "rueden cabezas" por el caso, aunque ha evitado especificar si se refería a una dimisión por parte de la ministra, como sí ha pedido el 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès.
Cuando parece que la legislatura pende de un hilo, si se atiende al discurso de los socios del Frankenstein, en el Gobierno circunscriben la crisis por el espionaje al independentismo a un 'temporal que escampará'. Todas las miradas están puestas en la ministra de Defensa, Margarita Robles, que ayer sorteó en el Senado las preguntas sobre el caso Pegasus ciñéndose al guion del primer día: “Todo lo que se ha hecho ha sido conforme a la ley”. Los partidos independentistas, y también Unidas Podemos, le esperan en el Congreso, donde ayer Batet alteró las mayorías para permitir la entrada de ERC y Bildu en la comisión de secretos oficiales. Tanto Robles como la directora del CNI, Paz Esteban, están en la diana. Los republicanos catalanes exigen cabezas.
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