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El 4-M, visto para sentencia: la izquierda se resigna al factor sorpresa para vencer a Ayuso
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El 4-M, visto para sentencia: la izquierda se resigna al factor sorpresa para vencer a Ayuso

Los tres partidos de izquierda saben que las opciones de doblegar a la candidata del PP son pocas, hasta el punto de que solo una sorpresa podría darles la victoria. En el círculo de Isabel Díaz Ayuso, la euforia es notoria

Foto: Pablo Iglesias, Ángel Gabilondo y Mónica García. (Reuters)
Pablo Iglesias, Ángel Gabilondo y Mónica García. (Reuters)

El 'ayusismo' está a punto de consagrarse. Cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, convocó las elecciones, hace dos meses, sabía que una amplia mayoría social estaba de su lado. Los sondeos internos mostraban un boceto del mapa de la región casi completamente pintado de azul. Había comprobado que Ciudadanos se desinflaba desde antes de la moción de censura de Murcia y que Vox estaba paralizado a pesar del sorpaso que dio en Cataluña. Además, el PSOE seguía a por uvas en un territorio que no termina de comprender. Por tanto, convocó el 4-M con la vitola de favorita. A 24 horas del 'día D', la vitola está intacta.

Caben las sorpresas, sin duda, porque también en diciembre de 2018, en Andalucía, los sondeos pronosticaron una Junta liderada por el PSOE y al final el PP, con el peor resultado de su historia, se hizo con el poder gracias al empuje del propio Ciudadanos y de la formación de Santiago Abascal, con la que casi nadie contaba. Pero los márgenes de las sorpresas, en Madrid, se han ido estrechando cada vez más.

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Antes de analizar el final de la campaña, cabría preguntarse cuáles podrían ser dichas sorpresas. La primera, aunque no la más probable, es que las tres formaciones de izquierdas consigan una suma de votos y escaños superior a la de PP y Vox, y siempre y cuando Cs se quede por debajo del 5% de los votos, el umbral de entrada en la Asamblea de Madrid. El margen por el que circula esta sorpresa es muy estrecho y depende únicamente de que la participación crezca y crezca hasta una cifra que rebase el 70%. Una fuente socialista que ha trabajado en la estrategia de su partido explicaba a El Confidencial hace una semana que ese vuelco era factible, por cuanto la derecha se comportaba entonces muy movilizada, a diferencia de la izquierda, apática.

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Si la izquierda ha podido galvanizar a su público durante la semana se comprobará mañana martes, y aun así puede que no haya sido suficiente el esfuerzo porque, como han detectado varios estrategas electorales de los partidos, la candidata del PP ha disfrutado de una receptividad considerable en zonas tradicionalmente vinculadas con papeletas socialistas o de formaciones de ámbito similar.

La segunda sorpresa vendría de la mano de Ciudadanos, que en esta campaña se ha dado un baño de realidad. Venía renqueante desde las elecciones generales del 10 de noviembre de 2019 como consecuencia de la deriva de Albert Rivera, quien se lanzó a tumba abierta a por la hegemonía de la derecha. La impronta de Inés Arrimadas, decidida a recuperar la función de 'partido bisagra', y por tanto de centro, gripó en Murcia con una moción de censura que muy pocos entendieron. Se da la circunstancia de que, como han reconocido los propios dirigentes de la formación naranja, Edmundo Bal es mejor candidato que el anterior, Ignacio Aguado, y sin embargo puede tropezar con un resultado del 4% de los votos. Un desastre. Pero si Cs consigue más del 5%, lo que muy pocas encuestas han señalado, su papel será crucial.

Ayuso sabe que si gana, marcará un camino a Pablo Casado. Que ese camino le deje en Moncloa es otro cantar

La tercera podría ser la mayoría absoluta de Isabel Díaz Ayuso, lo que supondría que su porcentaje de votos sea tan descomunal que por sí sola alcance los 69 escaños que precisamente marcan dicha mayorÍa en la Asamblea. En época del bipartidismo, semejantes resultados eran lógicos, pero ya no en la época del multipartidismo, acuciante en Madrid. En estas elecciones, han concurrido seis fuerzas políticas con opciones más o menos sólidas de entrar en el Parlamento autonómico. Seis. No hace mucho, eran PP, PSOE e IU. Ahora, tres siglas de centro derecha y derecha compiten con otras tantas de izquierdas. Alcanzar la absoluta en un terreno así resulta arduo. Si Ayuso lo logra, será porque ha fagocitado todo el espectro, entero, tanto el de Cs como el de Vox.

Y si lo logra, se convertirá en un modelo a seguir, en un referente, en el estandarte de su propio movimiento, el 'ayusismo', que es en esencia, y según sus palabras, "vivir a la madrileña", vivir en "libertad" y "sin injerencias de Moncloa", es decir, de Pedro Sánchez. Su campaña ha sido justo contra el presidente, no contra Ángel Gabilondo, el candidato socialista, pues la aspirante del PP sabe que si gana, marcará un camino a Pablo Casado. Que ese camino le deje en Moncloa es otro cantar. La euforia, por el momento, es máxima, como este domingo pudo comprobarse en la Puerta del Sol con motivo del Día de la Comunidad de Madrid.

Cierre de campaña

Desde aquel "socialismo o libertad" de mediados de marzo a este pasado domingo, han sucedido muchas cosas, la última, de impacto, adelantada por este mismo medio. Pablo Iglesias, que era vicepresidente segundo del Gobierno cuando Ayuso convocó los comicios, cuenta con un equipo de seguridad cuyos integrantes, dos en concreto, participaron en los disturbios con la Policía Nacional de primeros de abril en Vallecas, en el acto de Vox. Fueron detenidos días antes de la información, o en otras palabras: nadie en el Ministerio del Interior de Fernando Grande-Marlaska dijo nada.

Foto: El candidato de Unidas Podemos a la Presidencia de la Comunidad, Pablo Iglesias. (EFE)

Así que, tras más de mes y medio de una contienda con claros tintes nacionales, la campaña llegó ayer a su fin y los distintos candidatos realizaron un último llamamiento a los votantes para que acudan a las urnas el próximo martes y las llenen de sus respectivas papeletas, apelando a una participación masiva. Con intervenciones de Pedro Sánchez, Pablo Casado, Yolanda Díaz, Inés Arrimadas, Santiago Abascal o Íñigo Errejón, los cabeza de lista pidieron el voto una última vez antes de que todo quede en manos de los electores.

Los instantes finales de la campaña madrileña confirmaron su vertiente nacional, con la mayoría de las formaciones apuntando con sus discursos más allá de las fronteras de la región. El domingo concluyó entre mensajes sobre "la libertad", "la democracia", "el comunismo" o "el fascismo", pero también sobre la desigualdad, la moderación y la inseguridad en las calles. En un contexto en el que las encuestas apuntan a una mayoría de PP y Vox, con los populares como primera fuerza de largo, la izquierda insistió en la importancia de movilizarse para evitar que la derecha continúe en la Puerta del Sol.

PSOE: contra el fascismo

Desplegados todos los partidos por barrios de la capital, los primeros en abrir la ola de mítines al aire libre fueron los socialistas. En un acto en el que se identificaron los comicios como una elección entre "los demócratas" y "las dos candidatas de la ultraderecha", los intervinientes fueron presentando el 4-M como una batalla frente al "fascismo" en el Auditorio del Parque Forestal de Entrevías, dejando atrás la estrategia inicial en la que se distanciaban de quienes planteaban las elecciones en estos términos. En el acto, quedaron en segundo plano las amenazas de muerte contra cargos socialistas (además de Pablo Iglesias e Isabel Díaz Ayuso), después de que se hubiera convertido en uno de los grandes temas hace una semana. "Llamar enfermos a los homosexuales, burlarse de quienes acuden a los bancos de alimentos... Si eso hace algo, es debilitar la democracia. (...) La presencia de la ultraderecha en el Gobierno de Madrid pondría en riesgo la democracia", aseveró el secretario general y presidente del Gobierno antes de mostrar la papeleta de la formación y sacar pecho por su gestión de la pandemia.

placeholder El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)

"Hay momentos cruciales en que es decisivo actuar. Ha llegado el momento de elegir", clamó Ángel Gabilondo ante los ministros y demás cargos del PSOE que se encontraban presentes en el espacio vallecano. "Somos lo bueno por conocer", bromeó el candidato en referencia a las palabras de la presidenta de Nuevas Generaciones, Beatriz Fanjul, en las que se refería a Isabel Díaz Ayuso como "mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer". Sánchez reivindicó sus siglas como las que han hecho "avanzar a los trabajadores" y se mostró convencido de que el 4-M encontrarán un "camino alternativo a 26 años del PP de Madrid". "La papeleta del PSOE va a hacer que la recuperación no se concentre solo en la calle Serrano".

En Entrevías, también se acusó a la candidata del PP, Díaz Ayuso, de haberse aprovechado de las instituciones para hacer campaña con el acto oficial de la CAM por el día de la región este domingo. Del lado popular, la plana mayor del partido entraba en el recinto preparado, y abarrotado, en Puente del Rey al borde de las 19:30, con reiteradas referencias a la "libertad" por parte de Jose Luis Martínez-Almeida y del propio Pablo Casado. "Lo que está sucediendo en Madrid ha trascendido nuestro partido. El PP es el partido del pueblo y siempre defiende la libertad y la pasión por seguir adelante", comentó la presidenta antes de agradecer la presencia entre las primeras filas de Esperanza Aguirre y de ensalzar su labor como presidenta durante la crisis sanitaria.

PP: contra el sanchismo

"El problema de Madrid es Pedro Sánchez. Yo le dije al presidente del Gobierno 'no voy a cerrar Madrid porque no me da la gana y nadie me chantajea'. El 10 de marzo volví a decir que a Madrid no se la chantajea. (...) Hoy, 2 de mayo, tenemos otros adversarios comunes ante los que el pueblo español se ha levantado: el virus, la ruina y la pena", valoró Díaz Ayuso en un discurso con clara vocación nacional ante el líder de su formación, que había tomado la palabra poco antes. "Hagámoslo por la libertad".

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"El 4-M va a ser el principio del fin de Pedro Sánchez. Somos la casa grande del constitucionalismo en España. ¡Vamos a cambiar el futuro de España!", enfatizó Casado, que apostó por la reunificación del centro derecha. "El PP siempre ha abanderado la libertad y nunca ha tolerado ninguna invasión por la puerta de atrás, como intentaron en la Región de Murcia, en Castilla y León y la Comunidad de Madrid", señaló Casado, antes de añadir que "libertad también es seguridad" y citar la detención de dos miembros del equipo de seguridad de Podemos por los incidentes en el acto de Vox en Vallecas.

Más Madrid: por Madrid

Mónica García, por su parte, instó a sus simpatizantes a que acudan a votar el 4-M. En un acto en el que el público portaba girasoles (símbolo de los Verdes), la candidata pidió el voto en la céntrica cuesta de Moyano, acompañada por Errejón, Rita Maestre y otros dirigentes del espectro. "Por formar un Gobierno que ponga la vida por encima de todo", apeló la cabeza de lista de Más Madrid, que se presentó como la alternativa a Díaz Ayuso. "Nos ha dicho que va a arrasar... A arrasar con los servicios públicos. Lo malo conocido es abandonar a nuestros profesores, nuestros sanitarios... Madrid es la hostia y nos la están robando", afirmó García antes de criticar a quienes defienden la "libertad hueca" y llamar a los abstencionistas para que no se queden en casa. "Hay quienes proponen que desconfiemos del vecino, que tengamos alguien más débil con el que meternos. Frente a eso, solo hay otro modelo, el de volver a ser pueblo y ser comunidad", respaldó poco antes el líder de Más País.

Foto: El portavoz de Compromis en el Congreso de los Diputados, Joan Baldoví (d) y el diputado por Más País, Íñigo Errejón. (EFE)

Vox: contra la izquierda

En este cierre, Vox regresó a la que ha sido sede principal en sus últimas campañas, la plaza de Colón, convertida en icono por la foto que reunió a Abascal, Casado y Albert Rivera hace dos años. Rocío Monasterio hilvanó un discurso centrado en cargar contra la "izquierda pija" que "no tiene ni idea de los problemas reales" y la vinculó con la supuesta inseguridad en las calles, de la que volvió a culpar a la inmigración. "Elegimos el Madrid del gasto político y los chiringuitos o el Madrid en el que ningún español se queda atrás. El voto a Vox es el único voto seguro", exclamó la candidata entre consignas contra las restricciones sanitarias, las que ha empleado desde hace meses: "Estamos hartos de que habléis de libertad mientras mantenéis las políticas liberticidas del consenso progre". Cerró el mitin el líder del partido, que utilizó la figura de Iglesias para ejemplificar todo lo que a su juicio implica la izquierda: "A las primeras de cambio se fue de Vallecas a Galapagar". Abascal disputó el concepto de libertad a los populares poco antes de poner el broche al acto. "Libertad es que tu hija vaya a la calle y no se encuentre una manada", insistió.

Vox y PP protagonizaron los dos actos más mayoritarios, con miles de personas presentes en espacios más amplios que el resto de formaciones, que escogieron auditorios o plazas más cerradas y con menor aforo.

Unidas Podemos: contra los enemigos de la democracia

Más lejos de la almendra central, en Vicálvaro, Unidas Podemos desplegó a sus principales dirigentes como teloneros de Pablo Iglesias, entre ellos, la ministra de Igualdad, Irene Montero, y la vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz. Iglesias incidió en el rol 'antiestablishment' de UP y recordó que otra forma de gobernar es posible, poniendo como ejemplo la gestión ante la crisis socioeconómica causada por el covid-19: "Para ellos, la democracia ha dejado de valer. (...) La democracia es un movimiento histórico que sirve para que las mayorías sociales puedan hacer política". "En la Comunidad de Madrid tiene que haber un Gobierno que mande a los enemigos de la democracia, de momento, a la oposición", concluyó Iglesias, que alabó el trabajo de Díaz en el Gobierno. "Se puede gobernar de otra manera, pudimos subir el salario mínimo y no pasa nada, se mejora la vida de la gente", apeló, paralelamente, la política gallega en referencia a los que, a su juicio, son los grandes logros de los morados en su primera experiencia en el Ejecutivo nacional.

Cs: la moderación

De vuelta al centro de la ciudad, en la plaza de la Villa, se dieron cita los principales dirigentes naranjas con Edmundo Bal y Arrimadas al frente para mantener la línea que habían mostrado durante la campaña, presentándose como el antídoto a que Vox entre en el Ejecutivo de la Puerta del Sol. El candidato se definió como la apuesta frente al ruido y los insultos, algo en lo que incidieron también la líder nacional de Ciudadanos y la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís. "Vamos a decir que no a quienes quieren subir impuestos, pero también al otro polo, a quienes no creen en Europa, a quienes no creen en las vacunas y hablan de un virus chino y del pin parental", defendió Bal, que animó a "aquellos que creen en la moderación" a votar el 4-M. "Solo tenéis una opción, el partido de la concordia y del centro. (...) Voy a ser el Gobierno de todos. El de la libertad", cerró un emocionado candidato naranja, al que los sondeos proyectan que no obtendrá representación.

Así, a la espera de la jornada de reflexión de este lunes, todo queda en manos de los madrileños que decidan acudir a las urnas para elegir a sus representantes y a los integrantes del próximo Gobierno regional.

El 'ayusismo' está a punto de consagrarse. Cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, convocó las elecciones, hace dos meses, sabía que una amplia mayoría social estaba de su lado. Los sondeos internos mostraban un boceto del mapa de la región casi completamente pintado de azul. Había comprobado que Ciudadanos se desinflaba desde antes de la moción de censura de Murcia y que Vox estaba paralizado a pesar del sorpaso que dio en Cataluña. Además, el PSOE seguía a por uvas en un territorio que no termina de comprender. Por tanto, convocó el 4-M con la vitola de favorita. A 24 horas del 'día D', la vitola está intacta.

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