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Los barones rechazan el plan territorial de Génova y la crisis interna se agranda
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CRISIS INTERNA PARA CASADO

Los barones rechazan el plan territorial de Génova y la crisis interna se agranda

Líderes regionales han mantenido conversaciones sobre la situación en sus respectivos territorios y advierten de que si el proceso interno sigue así... hay riesgo real de ruptura

Foto: Casado, acompañado de varios presidentes autonómicos del PP. (EFE)
Casado, acompañado de varios presidentes autonómicos del PP. (EFE)
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La tensión dentro del PP empieza a hacerse cada vez más visible y el ruido aumenta a medida que se van celebrando los congresos provinciales y se acercan los regionales. Diferentes barones autonómicos se han puesto en pie de guerra y han intercambiado opiniones para hacer frente a la dirección nacional del partido, porque consideran que Génova intenta interferir en sus procesos internos. Tanto, que aseguran que se corre el riesgo de fracturar el partido en diferentes territorios.

A la cúpula no se le escapa el malestar, de ahí que los dirigentes nacionales que han ido participando en cónclaves provinciales como Teodoro García Egea, Ana Beltrán o Pablo Montesinos hayan insistido en el mensaje de “unidad” por encima de todo. Pero no resultará tan fácil. La batalla la encabezan los barones más poderosos: Alberto Núñez Feijóo (Galicia), Juan Manuel Moreno (Andalucía) y Alfonso Fernández Mañueco (Castilla y León). El objetivo directo es aplacar de alguna manera al secretario general, aunque tienen claro que todas sus actuaciones están respaldadas por Pablo Casado.

El PP está en pleno proceso de renovación de cargos en sus territorios. El proceso debe llevarse a cabo mediante un sistema de primarias internas y en numerosas provincias hay discrepancias entre los barones y la dirección nacional sobre los cargos a elegir. Los dirigentes autonómicos entienden que hay un interés de Génova por controlar la organización del partido en cada territorio. Más aún después de los pésimos resultados de las elecciones catalanas del 14 de febrero, que han debilitado interna y externamente a Casado.

Foto: Pablo Casado, junto a Juanma Moreno Bonilla. (EFE)
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Ahora, siempre según la versión de fuentes próximas a varios líderes regionales, la dirección nacional entiende que debe buscar ese control para mantener representación en las estructuras periféricas y blindarse para el futuro. Y en este punto, los barones no aceptan que eso se haga a costa de su poder. En Génova, recuerdan que el proceso de renovación lleva en marcha mucho tiempo y que vincularlo a los procesos electorales no tiene sentido porque el calendario ya estaba previsto.

Conversaciones entre presidentes

En las últimas semanas, todos los citados han mantenido conversaciones para intercambiar opiniones sobre la posición en sus respectivos territorios. Por ejemplo, hay discrepancias graves en Málaga, Sevilla, Ourense, Salamanca o Zamora, entre otras. Las tensiones abarcan otros territorios donde el PP no gobierna, como la Comunidad Valenciana.

A esos enfrentamientos localizados hay que unir las circunstancias generales del partido. Por ejemplo, el hecho de que en este momento tengan mucha más fuerza los barones regionales que el propio Casado. Feijóo tiene mayoría absoluta, Moreno gobierna la comunidad que siempre servía de plataforma para el PSOE y Mañueco lidera el feudo tradicional del PP.

Foto: José María Aznar y Pablo Casado. (EFE)

Y en Génova no son ajenos a esta realidad. Aunque Casado es el jefe de la oposición, la debacle en Cataluña le volvió a dejar muy tocado, especialmente tras implicarse durante más de cuatro meses en visitas a esa comunidad. No solo eso. Hay muchas cuestiones que están dificultando la visibilidad del PP como única alternativa a nivel nacional. Vox sigue creciendo en las encuestas después del 14-F y poco a poco recorta distancias con los populares. Hasta ahora, el PP jugaba la baza de su acercamiento al PSOE en los sondeos y trataba de minimizar al partido de ultraderecha. Se suma también la irrupción del expresidente José María Aznar desaprobando la estrategia emprendida por Casado para reunificar el centro derecha, y el debate interno y externo sobre el núcleo duro del presidente.

Por otro lado, y en mitad del distanciamiento con estos presidentes autonómicos, también es relevante que el líder del PP haya primado reiteradamente la posición de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, casi siempre enfrentada o discrepante de la del resto de líderes regionales. Las críticas cosechadas por Ayuso no la han distanciado en absoluto de Casado, y ha ido consolidándose —junto al alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida— como su gran apoyo. Fueron los únicos que abiertamente defendieron la decisión de la mudanza de Génova.

Foto: Periodistas y reporteros gráficos, en la sede del Partido Popular en la calle Génova. (EFE)

¿Barones del pasado?

Precisamente, al hilo de esto, otro factor importante que destaca uno de los barones citados es que casi todos ellos proceden de etapas anteriores del PP, justo en el momento en que Casado intenta separarse de Aznar y de Mariano Rajoy. Feijóo fue colaborador directo del segundo y es considerado muy próximo al expresidente del Gobierno, aunque se distanciaran en 2018, cuando no señaló claramente como sucesor al presidente de la Xunta.

En el caso de Feijóo, se dan además circunstancias especiales por el hecho de que su nombre sea invocado siempre como supuesto recambio del actual líder del PP. También tiene en su haber ser el único presidente autonómico que mantiene en su territorio la hegemonía política en el centro y la derecha, porque Ciudadanos y Vox no existen en Galicia y porque es el único del PP con mayoría absoluta (la cuarta la obtuvo el pasado verano).

placeholder El presidente del PP, Pablo Casado (d), y el secretario general, Teodoro García Egea. (EFE)
El presidente del PP, Pablo Casado (d), y el secretario general, Teodoro García Egea. (EFE)

Moreno, por su parte, fue candidato en las andaluzas de 2018 pocos meses después de que Casado fuera elegido líder del partido y, probablemente, no hubiera encabezado la lista en esas elecciones si hubiera habido margen para cambiarlo. Apoyó además a Soraya Sáenz de Santamaría en la carrera de las primarias.

A todo esto se suman las dudas que genera en los presidentes autonómicos la hoja de ruta de Casado para liderar el centro y la derecha, frente a Ciudadanos y Vox, como antes ocurrió con decisiones como el nombramiento y posterior destitución de Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz del partido en el Congreso. La ruptura total con ambas formaciones afecta directamente a los acuerdos en cada una de las comunidades, teniendo en cuenta que en varias autonomías gobiernan con los naranjas y dependen de Vox para aprobar los Presupuestos. En Génova, sin embargo, se defienden de esta crítica e insisten en que si ha habido una exigencia reiterada por estas comunidades, ha sido la de romper sin titubeos con el partido de Abascal. Aún recuerdan las declaraciones de Feijóo a su llegada a Madrid tras ganar las últimas gallegas: "Con un PP templado, Vox no entra en el Parlamento". Como en Cataluña, añaden.

La tensión dentro del PP empieza a hacerse cada vez más visible y el ruido aumenta a medida que se van celebrando los congresos provinciales y se acercan los regionales. Diferentes barones autonómicos se han puesto en pie de guerra y han intercambiado opiniones para hacer frente a la dirección nacional del partido, porque consideran que Génova intenta interferir en sus procesos internos. Tanto, que aseguran que se corre el riesgo de fracturar el partido en diferentes territorios.

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