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La sorpresa del PP: los congresos provinciales en Andalucía airean la crisis con Génova
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PULSO INTERNO

La sorpresa del PP: los congresos provinciales en Andalucía airean la crisis con Génova

Hasta ahora Moreno y Casado han mantenido la unidad pese a las diferencias de sus equipos; pero el pulso abierto en Sevilla, con dos candidatos enfrentados, exhibe falta de sintonía

Foto: El líder del PP, Pablo Casado, y el presidente de Andalucía, Juanma Moreno. (EFE)
El líder del PP, Pablo Casado, y el presidente de Andalucía, Juanma Moreno. (EFE)

Cuando se preguntaba por la relación de Juan Manuel Moreno, líder del PP andaluz, y Pablo Casado, sus entornos siempre respondían lo mismo: "Son amigos". La 'prueba' que aportaban era recurrente, se habían invitado a sus bodas, tenían edades similares, trayectorias parecidas, sus familias congeniaban cuando habían compartido ratos juntos. En definitiva, por encima de la política, se llevaban bien. Este relato y la ausencia de conflictos importantes permitieron a Moreno aparecer junto a Casado sin problemas desde el primer momento a pesar de que era más que sabido que el PP andaluz había jugado de forma muy importante en el último congreso nacional a favor de la candidatura de Soraya Saénz de Santamaría.

En estos últimos años, el PP de Andalucía ha mantenido un perfil bajo en sus opiniones frente a la cúpula de Casado. A eso contribuye la propia personalidad de Juan Manuel Moreno, alejado de enfrentamientos o pulsos internos. Él siempre ha mantenido que tenía mucho trabajo en el Gobierno andaluz como para conspirar contra Génova. Ese era el discurso oficial. Alguna crítica aislada en momentos cruciales para la estrategia del PP, sobre todo en cuanto a la relación con Vox o con Cs, o posición clara en contra de los postulados de Cayetana Álvarez de Toledo y ese ala más radical, pero siempre de forma reservada y tratando de no erosionar a una ejecutiva nacional que, todos son conscientes, "lo tiene muy difícil". Además, Moreno es un barón que pide centro pero gobierna gracias a Vox y eso siempre le ha pasado factura cuando ha levantado la voz. Su papel orgánico en el plano nacional no ha sido relevante.

En todos los congresos provinciales habrá alguien de la dirección de Casado

Todo en orden, hasta que llegaron los congresos provinciales en marcha. El PP andaluz quiso posponerlos. Génova pidió que fueran en primavera. Llegaron a un acuerdo y Sevilla, hace una semana, abrió la caja de Pandora y exhibió las diferencias con toda su crudeza. Este sábado se celebra el de Granada en un clima de unidad y tras momentos muy difíciles; el anterior presidente dimitió tras una eterna batalla interna. En el cónclave, con parte de su aforo telemático, intervinieron el secretario general, Teodoro García Egea, y el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno. En Málaga, este domingo, también intervendrá junto al presidente del PP de Málaga y consejero de Presidencia, Elías Bendodo, y un miembro de la ejecutiva nacional, Pablo Montesinos. Es la orden de Génova: en todos los congresos provinciales, advierten, habrá alguien de la dirección de Casado. Se oirán llamadas a la unidad y gestos que exhiban sintonía, pero las heridas están ahí. Hay lío en Cádiz, Huelva y, en menor medida, en Jaén y Almería.

De dónde viene la ruptura

Nadie alcanza a explicar cómo se ha pasado de cero a cien en la confrontación entre la dirección andaluza y la nacional en tan poco tiempo. Las versiones desde Madrid y desde Sevilla son tan opuestas y las posiciones están tan enconadas que la primera pregunta es cómo Moreno y Casado, si se llevan bien, no han descolgado sus teléfonos para poner orden y evitar llegar a este punto. "Antes Juanma llamaba a Pablo y paraba las cosas, ahora él las cosas del partido las remite a Teo", explica alguien que es próximo a las dos partes, uno de los pocos ‘cascos azules’ que hay en esta guerra interna.

Foto: El presidente del Partido Popular, Pablo Casado (d), camina junto al presidente del PP-A y jefe del Ejecutivo regional, Juanma Moreno. (EFE)

Porque eso es otra cosa curiosa; tanto Moreno, el primer presidente de Andalucía del PP, como Casado, que atraviesa un momento muy complicado al frente de Génova, tienen el respeto de la mayoría de voces consultadas en el partido. No se habla mal de ellos. Otra cosa son "sus entornos"; es decir, los números dos: el secretario general, Teodoro García Egea, y el presidente del PP de Málaga, Elías Bendodo, la persona en quien Moreno ha depositado su confianza por encima de la secretaria general del PP andaluz, Loles López. "Ese es otro problema, no hay nadie al frente del partido en Andalucía, Juanma necesita un Antonio Sanz", dice un veterano aludiendo al eterno número dos, hoy viceconsejero de Presidencia, el gran fontanero que tuvo Javier Arenas en Andalucía, que incluso le guardó el frente cuando se fue a Madrid.

Esos nombres son el blanco de las críticas internas más duras. Ellos están, según la versión de cada bando, en el centro del conflicto. Suele pasar que los ‘fontaneros’ acaparen los ataques, pero en este caso es incluso llamativo. Génova envió este miércoles una carta, avanzada por este periódico, donde recuerda las incompatibilidades que rigen en los estatutos y que impiden compatibilizar la presidencia y secretaría general en las provincias con cargos en el Gobierno o el acta de diputado nacional. "Elías Bendodo tiene dispensa de Madrid", explican desde la dirección nacional, "pero si alguien impugna tendrá que verse en el comité de derechos y garantías del partido que preside Andrea Levy", recuerdan como aviso a navegantes. Tanto Bendodo, consejero de la Presidencia del Gobierno regional, como su número dos, Patricia Navarro, delegada de la Junta en Málaga, incumplen las reglas internas.

Midiendo las fuerzas

Remitiéndonos al PP de Sevilla, donde ha estallado la batalla con toda su crudeza, queda claro. Hay una candidata y actual presidenta del PP sevillano, Virginia Pérez, a la que la dirección regional acusa de haber convocado el congreso a espaldas del PP andaluz; de haberse concertado con García Egea, que vio en la fisura interna la posibilidad de apuntalar el poder de Casado en esta provincia; y de haber propiciado una especie de golpe para hacerse con el poder sevillano.

Foto: El presidente de honor del PP-A, Javier Arenas. (EFE)

Enfrente hay otro candidato, el alcalde de Carmona, Juan Ávila, un ‘hombre bueno’ sin ambiciones internas, lo describen, que está actuando por petición de Moreno, que comió con él en su localidad para animarlo a dar el paso y le ofreció su respaldo. Cuenta con el apoyo de la dirección andaluza y en su candidatura se ha integrado quien fue aspirante a la alcaldía, Beltrán Pérez. Porque esa es otra dificultad para seguir esta crisis. El PP sevillano se rajó por la mitad en su último congreso de 2017 y ahora siguen los mismos pero cambiados de bando. Quienes postularon a la actual presidenta están ahora con el candidato Ávila, del PP andaluz –entre otros, Javier Arenas, que sigue teniendo su cuota de poder interno–. Quienes pelearon por frenar el ascenso de Virginia Pérez hace cuatro años –entre otros, los afines de Juan Ignacio Zoido– están ahora con ella y con Génova.

Desde la dirección nacional niegan el intento de asalto al PP andaluz en sus estructuras provinciales. Aseguran que no es cierto y que el problema es que “nadie” sentó a Virginia Pérez para decirle que debía dar un paso atrás y dejar paso a otro candidato. Hablan de "incompetencia". Aseguran que Génova "no va a aparecer de nuevo como la mala de la película" y que los problemas internos en la formación andaluza no son su responsabilidad. Desde Madrid aseguran que habrían respaldado una candidatura de consenso, pero que eso tendría que haberse trabajado y nadie lo ha hecho. "Pidieron aplazar una junta directiva ya convocada apenas con dos días de margen". Una parte importante del PP de Sevilla lamenta que sea el presidente del PP de Málaga el que esté al mando de la nave del partido, además de mandar en el Gobierno andaluz, y lo acusan de querer achicar espacio a otros liderazgos. "Muchas provincias esas injerencias no las van a tolerar", avisan.

Foto: José María Aznar y Pablo Casado. (EFE)

Virginia Pérez, la candidata con aval nacional, ha presentado ya 3.000 avales con el apoyo, alega su candidatura, del 80% de los portavoces y presidentes locales. Juan Ávila aún no ha presentado sus apoyos –el plazo expira este domingo– pero sí que ha pedido ya la nulidad del congreso provincial "por irregularidades", dejando entrever que es posible que lo impugnen si pierden y poniendo en duda la limpieza del proceso. Además Ávila ha pedido que se suprima la condición de que solo puedan votar los afiliados al día en el pago de cuotas. Sus adversarios ven en estos mensajes muestras de debilidad aunque aún nada se sabe de cómo es el reparto de fuerzas.

Los dirigentes andaluces repiten una frase: "Alguien debería decirle a Casado que va desnudo", en referencia al cuento del emperador y dejando entrever que el poder interno del presidente nacional, en un momento en el que se empieza a oír que no sirve solo la venta de Génova y que habría que ir a una refundación del centroderecha con nuevas siglas, es muy débil. Desde Madrid se sonríen: "Ya veremos cuando acabe el congreso de Sevilla, quizás quien vaya desnudo sea el partido en Andalucía". A ese pulso, de forma inexplicable, han llegado. Ante la crudeza hay quien se mueve ya por una tercera vía y por que se acabe el enfrentamiento sin que haya que señalar un perdedor. Aquí insisten los veteranos del partido: "Esto solo lo pueden arreglar Juanma y Pablo".

Cuando se preguntaba por la relación de Juan Manuel Moreno, líder del PP andaluz, y Pablo Casado, sus entornos siempre respondían lo mismo: "Son amigos". La 'prueba' que aportaban era recurrente, se habían invitado a sus bodas, tenían edades similares, trayectorias parecidas, sus familias congeniaban cuando habían compartido ratos juntos. En definitiva, por encima de la política, se llevaban bien. Este relato y la ausencia de conflictos importantes permitieron a Moreno aparecer junto a Casado sin problemas desde el primer momento a pesar de que era más que sabido que el PP andaluz había jugado de forma muy importante en el último congreso nacional a favor de la candidatura de Soraya Saénz de Santamaría.

En estos últimos años, el PP de Andalucía ha mantenido un perfil bajo en sus opiniones frente a la cúpula de Casado. A eso contribuye la propia personalidad de Juan Manuel Moreno, alejado de enfrentamientos o pulsos internos. Él siempre ha mantenido que tenía mucho trabajo en el Gobierno andaluz como para conspirar contra Génova. Ese era el discurso oficial. Alguna crítica aislada en momentos cruciales para la estrategia del PP, sobre todo en cuanto a la relación con Vox o con Cs, o posición clara en contra de los postulados de Cayetana Álvarez de Toledo y ese ala más radical, pero siempre de forma reservada y tratando de no erosionar a una ejecutiva nacional que, todos son conscientes, "lo tiene muy difícil". Además, Moreno es un barón que pide centro pero gobierna gracias a Vox y eso siempre le ha pasado factura cuando ha levantado la voz. Su papel orgánico en el plano nacional no ha sido relevante.

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