La llamada de un CDR detenido: "Nos tenemos que reunir con Gandalf [Torra]"
La Guardia Civil interceptó una conversación telefónica entre dos miembros de los CDR detenidos el pasado septiembre que probaría que el grupo llegó hasta Carles Puigdemont
La Guardia Civil interceptó una conversación telefónica entre dos miembros de los CDR detenidos el pasado septiembre que probaría que el grupo llegó a contactar con el entorno de Carles Puigdemont y tenía planes para llegar también hasta Quim Torra. La célula desarrolló presuntamente un sistema de comunicaciones seguro para informarles puntualmente de sus planes para colocar artefactos y asaltar el Parlament cuando se conociera la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes del 'procés'.
La llamada fue intervenida el 8 de octubre de 2018 y en ella participaron Ferran Jolix y Xavier Buigas, ambos enviados a prisión provisional por el Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional con cargos de terrorismo. Según el sumario de la llamada operación Judas, al que ha tenido acceso El Confidencial, durante un momento de la conversación, Ferran relató a su compañero que había mantenido una cita con una persona muy próxima al expresidente de la Generalitat.
“Hace cuestión de dos o tres semanas, organicé una reunión con la hermana de Lisa. Lisa, para que me entiendas, es el nombre en clave del que está con los flamencos en Bélgica, el mandamás, para que me entiendas”, explicó Ferran. A juicio de los investigadores, no hay duda de que Lisa era el nombre en clave para referirse a Puigdemont. La hermana con la que se reunieron fue supuestamente Montserrat, que forma parte de los propios CDR y se ha manifestado en multitud de ocasiones a su favor.
“Sí, sí, Waterloo”, respondió Xavier Buigas, antiguo edil de ERC, al otro lado del teléfono. “Correcto", prosiguió Ferran. "Entonces, estoy trabajando con ellos para blindarles comunicaciones y asegurarles una comunicación también con Gandalf, que Gandalf es el que está aquí, el que ya sabes quién es, ¿verdad?”. Ese otro apodo era el asignado a Torra, precisa la Guardia Civil. “Sí, sí, sí”, reaccionó Xavier, para demostrar que le había entendido.
A partir de ese momento, Ferran, que era el miembro del grupo experto en tecnología y comunicaciones, detalló pormenorizadamente cuáles eran sus planes. “Con todo esto, hicimos un operativo con emisoras, con SIM, con cacahuetes, para que me entiendas, y con transportes públicos, e hicimos, con avanzadillas y coches por detrás para vigilancia, una reunión móvil dentro de un vehículo con ella [la hermana de Pugidemont]. Y pasé lo que había que pasar, con cuatro o cinco cosas que si nos enganchaban no lo pudieran encontrar”. Los agentes comprobaron que esa reunión efectivamente se produjo y tuvo lugar en las calles de Barcelona, en medio de un enorme dispositivo de contravigilancia para evitar ser descubiertos.
Ferran explicó a continuación que su objetivo era hacer lo mismo con Gandalf, es decir, Torra. “Con Gandalf, contactamos a través de Juliá [otro CDR] con el hijo [de Torra], y el hijo lo que hará es gestionar una reunión parecida. Digo parecida porque como tiene el servicio de seguridad que no lo puede dejar, tendremos que hacer un...”. Los agentes no pudieron escuchar cómo concluía esa frase.
El propio Ferran detalló luego que esas reuniones clandestinas tenían como “finalidad blindar unas vías de comunicación seguras” entre Puigdemont y Torra. “Porque si tenemos que planificar algo de manera estratégica, o tenemos que hablar directamente, que lo podamos hacer sin sufrir”, terminó.
Conversaciones posteriores intervenidas igualmente por la Guardia Civil ratifican que el grupo se propuso citarse con Torra para trasladarle sus planes y montar esa supuesta red de comunicaciones segura que le mantuviera en contacto con Puigdemont y con los propios CDR. Todas las misiones se abordaban en el más absoluto secreto. Se mensajeaban a través de chats en la red social Signal que renovaban mensualmente y tenían un código de colores para clasificar la información en función de lo sensible que era. El verde estaba reservado para la menos delicada; el amarillo solo podía ser compartido con grupos de CDR pero no por redes sociales; el rojo era para personas de máxima confianza, y el negro se asignaba a la información más clandestina y debía ser entregada en mano.
Ferran Jolis tenían otras misiones asignadas por la célula, entre ellas, poner en marcha un sistema de comunicaciones autónomo para poder tomar el control del Parlament durante al menos una semana. Querían poner en marcha sus propias redes de información y contar con al menos dos pisos francos. Todo debía estar listo para cuando se anunciara la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes del 'procés'.
La Guardia Civil interceptó una conversación telefónica entre dos miembros de los CDR detenidos el pasado septiembre que probaría que el grupo llegó a contactar con el entorno de Carles Puigdemont y tenía planes para llegar también hasta Quim Torra. La célula desarrolló presuntamente un sistema de comunicaciones seguro para informarles puntualmente de sus planes para colocar artefactos y asaltar el Parlament cuando se conociera la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes del 'procés'.
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