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El PSOE va entrando en 'modo electoral' a la espera de una cesión final de Iglesias
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CIERRE DE FILAS CON EL LÍDER

El PSOE va entrando en 'modo electoral' a la espera de una cesión final de Iglesias

Los cuadros medios metabolizan que solo hay una salida para evitar las generales: que Podemos acepte un acuerdo programático y desista de la coalición. Hipótesis que se ve como improbable

Foto: Pedro Sánchez, con Susana Sumelzo, Abel Caballero, Emiliano García-Page y Milagros Tolón, este 7 de septiembre en Toledo. (EFE)
Pedro Sánchez, con Susana Sumelzo, Abel Caballero, Emiliano García-Page y Milagros Tolón, este 7 de septiembre en Toledo. (EFE)

No hay orden expresa y explícita de encender la maquinaria. Pero se podría decir que es de lo poco que queda ya. Porque el PSOE, aunque arrastrando los pies, va haciéndose a la idea de que no habrá más salida que la de ir a elecciones el 10 de noviembre para intentar salir del bloqueo y de una larga etapa de inestabilidad en la política española. Los cargos medios, aquellos sobre los que en buena medida recae la responsabilidad de replicar el mensaje de la cúpula y de agitar y movilizar a sus bases, ya van entrando en 'modo campaña'. No quieren urnas, temen algunos qué pueda ocurrir, ven más nubarrones que los que vislumbra la Moncloa, pero tienen claro que el apoyo a Pedro Sánchez será indubitado y férreo.

Ese clima espeso, a medio camino entre la incertidumbre, la resignación y la convicción de que se pondrá toda la carne en el asador para ayudar al líder, se podía sentir este sábado con nitidez en Toledo. Ferraz convocó allí el consejo de política municipal, un indisimulado ensayo de mitin de precampaña en el que reunió a cerca de un millar de concejales y alcaldes —muchos llegados de distintos puntos de Castilla-La Mancha, más que de otras partes de España— para visualizar un primer cierre de filas del partido con Sánchez, un aperitivo del que llegará en siete días, cuando el jefe del PSOE se verá con sus barones. En ese lapso se debería desplegar una nueva negociación, abierta el jueves pasado pero aún paralizada: no se ha producido, al menos hasta ahora, el intercambio de documentos prometido.

Los dirigentes socialistas se encogían de hombros cuando se les preguntaba, sin micros delante, qué presentían, qué sabían. Otros devolvían la pregunta a los informadores. Ni siquiera en las alturas del PSOE nadie sabe a ciencia cierta qué puede ocurrir porque en una semana, en esta semana clave que se abre el lunes, todo puede cambiar. Pero el único pálpito más seguro es que si hay un giro final en este largo y agotador 'tour de force' entre PSOE y Unidas Podemos, vendrá por un solo lado: por Pablo Iglesias. Será él, en todo caso, creen en la casa socialista, el que puede moverse en el último minuto, en los próximos días, si es que quiere evitar elecciones. Porque Sánchez no aceptará la coalición. Ya no. Dicho de otro modo, se ha instalado tanto en el tuétano del partido que su jefe no comulgará con ruedas de molino que se ha interiorizado que solo hay una vía posible para alejar las urnas: que Iglesias se rinda y trague con un acuerdo programático.

En el partido se ha interiorizado que Sánchez no se saldrá de su negativa a un Ejecutivo de coalición, y es lo que traslada también su círculo cercano


El propio Sánchez reconocía este sábado que se habla de un "riesgo cierto" de elecciones, y que la forma de detenerlo es que UP se avenga a "desbloquear" el país, que dé "un paso al frente" y permita "una investidura para una legislatura progresista y un Gobierno progresista". No lanzó ningún indicativo de que fuera a cambiar su oferta (entendimiento en torno a un programa, "triple garantía" de que lo firmado se cumplirá y cargos en instituciones y organismos para los morados, siempre fuera de la estructura del Gabinete), que ya concibe que es como una "tercera vía", una suerte de estación intermedia entre su empeño por un Ejecutivo en solitario y la coalición que día y noche le exige Iglesias.

Foto: Pedro Sánchez y Emiliano García-Page, Abel Caballero y Susana Sumelzo, este 7 de septiembre en Toledo. (EFE)

"Antes elecciones que coalición"

Y no lanzó señal alguna porque no está previsto que lo haga. Fuentes de Ferraz y de la Moncloa insistían a este diario que no se baraja, al menos por ahora, otra propuesta distinta a la explicada el martes pasado. Ni siquiera entra en los planes del líder ofrecer secretarías de Estado y direcciones generales —esto es, segundos escalones de la Administración—, como sí hizo en junio.

"Quizá Podemos en el último minuto ceda: es difícil para Pablo una campaña centrada en la discusión de si es ministro", señala un mando territorial

Lo que sí está descartado, ahora y hasta el final de la negociación, es la posibilidad de una coalición. En la larga conversación de más de cuatro horas que mantuvieron las interlocutoras del PSOE —Carmen Calvo, Adriana Lastra y María Jesús Montero—, estas se afanaron en machacar el mensaje de que no habrá cesión en ese punto, de que la negativa a un cogobierno no es una pose que al final mudará. Esa pantalla pasó con la investidura fallida en julio y pasada sigue. Lo dicen con total rotundidad fuentes de primer nivel del Gobierno: "Antes vamos a elecciones que aceptar una coalición". Los miembros del núcleo duro de Sánchez en la Moncloa nunca fueron proclives a un bipartito (él tampoco), y el portazo de Unidas Podemos a la última propuesta socialista sirvió para reforzarles. En el PSOE puede haber temor en muchos al reto de unas generales que se perciben inciertas, pero no se escucha la petición de volver a abordar la hipótesis de una coalición. La desconfianza recorre toda la organización, de arriba abajo.

El Gobierno baraja como riesgo cierto elecciones para el 10 de noviembre

"Quizá en el último minuto pueda haber investidura —valora un máximo mandatario territorial—, pero porque Podemos finalmente ceda. Que dé los votos a Pedro gratis, sin acuerdo. Para Pablo es muy complicado ir a una campaña donde el principal argumento que se va a encontrar a la contra es que quiere ser ministro. Para nosotros es verdad que es complicado también, porque hemos pedido el voto a PP y Cs y ahora te has enfrentado a Podemos. La pregunta es si Pedro quiere hacer un Gobierno para mañana o para pasado mañana".

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Los hechos tienen "consecuencias"

En esta reflexión reside una de las claves de los cálculos de la cúpula. En la dirección se ha asumido que quizá es mejor acudir a elecciones ahora, porque las urnas probablemente reforzarían a Sánchez —así lo han venido apuntando diversas encuestas, no solo las del CIS—, aunque suponga tensar las costuras institucionales del país, en lugar de montar gobierno "de cualquier manera" ahora. Un Ejecutivo con los morados que, creen en el equipo del líder, que sería muy inestable y que podría caer pronto. Y entonces, si hubiera que acudir a las urnas en pocos meses —el artículo 115.3 de la Constitución regla que, una vez que hay investidura, el presidente no puede proceder a la disolución de las Cámaras "antes de que transcurra un año desde la anterior", que tuvo lugar el pasado 5 de marzo—, el PSOE podría estar más debilitado. Con un contexto económico, tal vez, más turbulento y en plena desaceleración.

El PSOE proyecta una imagen de unidad interna. Page subraya que Sánchez tiene la "confianza absoluta" de todo el partido en su estrategia

"No queremos elecciones, pero nos están obligando a ellas", señalaba un alcalde de peso este sábado, cargando contra las derechas de PP y de Cs y contra los morados. "Una coalición con ellos sería una calamidad, porque no son de fiar. Y Pedro no puede acceder ahora a una coalición porque sería tanto como decir que la palabra de un presidente en un pleno de investidura no vale nada". Esa era otra de las advertencias recurrentes de Sánchez y los suyos: ya avisaron a Iglesias de que no habría una segunda oportunidad en septiembre si le derribaba en julio. El presidente no está dispuesto a perdonárselo a Iglesias, no olvida que rechazara su oferta de vicepresidencia y tres ministerios. "En política, como en la vida, los hechos tienen consecuencias reconocía el líder hace una semana en una entrevista con 'El País'—. Y el pasado 25 de julio no se impidió solamente una investidura. Se quebró una confianza. Es evidente que España no se puede permitir más inestabilidad [...]. Lo que no podemos permitirnos es tener un Gobierno que no dure cuatro años". Investidura y estabilidad, elementos ambos que Sánchez persigue. Por eso rechaza un voto "gratis" de los morados, porque le condenaría a un mandato corto y convulso, a un "callejón sin salida", un "rincón oscuro". Pero el líder tendría difícil declinar el encargo del Rey si lo recibiera, tendría complicado emular a Mariano Rajoy, asumen en la Moncloa.

Sánchez pide a Podemos asuma el resultado y dé "un paso al frente"

Los dirigentes consultados no exhiben entusiasmo ante la hipótesis de nuevas elecciones el 10 de noviembre. Los mandos perciben "abulia", hastío de los ciudadanos, y temen una baja participación de la izquierda, que se movilizó extraordinariamente el 28 de abril para frenar a la derecha. Pero al tiempo insisten en que, si hay urnas, el engranaje está listo. "El partido siempre está preparado", constataba este sábado una alcaldesa manchega. Los responsables subrayan que el PSOE cuenta con una poderosa maquinaria que funcionará, llegado el caso, como un reloj. Y, lo que es más importante, que todos arroparán al líder. El partido es una piña, por muchos temores que haya. "Todos estaremos con Pedro, que no haya dudas", sentenciaban un regidor y una presidenta de diputación provincial sin dudar un segundo.

"El PSOE siempre está preparado"

En ese sentido, fue muy elocuente el ejercicio de unidad que este 7 de septiembre proyectó la formación. Todos los oradores anteriores al presidente —los primeros ediles de Vigo y Toledo, Abel Caballero y Milagros Tolón, más el jefe del Ejecutivo manchego, Emiliano García-Page, aparte de la telonera, la dirigente Susana Sumelzo— enfatizaron su apoyo "incondicional" a Sánchez. Especialmente significativo fue el respaldo de Page, aliado de Susana Díaz en las primarias de 2017. "Nuestros principios y nuestros valores ni se alquilan ni se venden, ni los sillones ministeriales —mantuvo—. Tienes la unidad que es evidente en el PSOE. Tienes la confianza absoluta de todos nosotros para que gestiones el mejor futuro de este país". Y aquí su declaración rotunda y clave: "Este partido siempre está preparado si tiene que ir a pedir la confianza de los ciudadanos. Siempre".

No ha habido aún intercambio de nuevos documentos. La charla Sánchez-Iglesias puede llegar al final: para acordar o para romper

"Le digo a la otra izquierda [Podemos] que reflexione, que no cometa errores históricos que van a dañar a una parte importante del país. Ese error sería no apoyar la propuesta de gobierno que estás llevando", completó Caballero, antaño también susanista y que ahora presidirá de nuevo la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) por la confianza en él de Sánchez.

placeholder Pablo Iglesias, el pasado 5 de septiembre en el Congreso. (EFE)
Pablo Iglesias, el pasado 5 de septiembre en el Congreso. (EFE)

El PSOE encara la semana última y decisiva con incertidumbre. Pero también con la sensación de que el acuerdo es ya muy difícil. Desde el jueves, no ha habido avances. No ha habido intercambio de nuevos documentos entre las dos delegaciones, como señalaba Pablo Echenique este sábado en RNE y confirmaban a última hora del día fuentes gubernamentales. Tampoco está agendada ninguna nueva reunión entre los dos equipos. Ni hay fecha para la conversación Sánchez-Iglesias. En el círculo del líder socialista se incidía en que la previsión es que ambos hablen al final de esta segunda ronda negociadora. Bien para sellar el acuerdo, bien para certificar la ruptura. Pero la estrategia del tirón final está por afinar. Serán indicativos los sondeos de los próximos días, el único termómetro social de que disponen los partidos. Pero ir a elecciones es un riesgo. Nadie lo duda. Ferraz y la Moncloa, sin embargo, no las rehúyen ni dicen temerlas.

No hay orden expresa y explícita de encender la maquinaria. Pero se podría decir que es de lo poco que queda ya. Porque el PSOE, aunque arrastrando los pies, va haciéndose a la idea de que no habrá más salida que la de ir a elecciones el 10 de noviembre para intentar salir del bloqueo y de una larga etapa de inestabilidad en la política española. Los cargos medios, aquellos sobre los que en buena medida recae la responsabilidad de replicar el mensaje de la cúpula y de agitar y movilizar a sus bases, ya van entrando en 'modo campaña'. No quieren urnas, temen algunos qué pueda ocurrir, ven más nubarrones que los que vislumbra la Moncloa, pero tienen claro que el apoyo a Pedro Sánchez será indubitado y férreo.

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