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PSOE y Podemos fracasan en casi 5 horas de reunión aunque ninguno quiere romper aún
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YA CERCA DE LA SEMANA CLAVE

PSOE y Podemos fracasan en casi 5 horas de reunión aunque ninguno quiere romper aún

Los dos equipos negociadores mantienen el pulso vivo y no acercan posiciones. Pero se atornillan a la mesa porque no desean ser tachados de responsables de una repetición electoral

Foto: La vicesecretaria general y portavoz del PSOE en el Congreso, Adriana Lastra, a la salida de la reunión con Podemos en la Cámara Baja, este 5 de septiembre. (EFE)
La vicesecretaria general y portavoz del PSOE en el Congreso, Adriana Lastra, a la salida de la reunión con Podemos en la Cámara Baja, este 5 de septiembre. (EFE)

En el fondo, lo que ocurrió era "lo previsible". Estrictamente eso. Después de que acecharan negros nubarrones y se oliera la tormenta, era difícil, por no decir imposible, que las relaciones se recompusieran de golpe con una reunión de casi cinco horas en el Congreso y que se produjeran avances. Porque a estas alturas, ninguno, ni PSOE ni Podemos, cede. Y aunque las cartas ya parecen marcadas definitivamente, ninguno quiere levantarse de la mesa todavía. Hay tiempo (poco) por delante y, a falta de acuerdo, ambos deben seguir tejiendo un relato que explique por qué unas segundas elecciones, si llegan, son inevitables.

"Lo previsible", lo que también anticipaban en Ferraz, era un fracaso. Un naufragio del primer encuentro entre los equipos negociadores de PSOE y Unidas Podemos después de la investidura fallida de julio. Las posiciones de partida estaban muy alejadas y así siguieron. Nadie se movió de su baldosa. Los socialistas se atuvieron a la última oferta que presentó Pedro Sánchez en Madrid, el martes —un Gobierno en solitario con puestos fuera de los ministerios para los de Pablo Iglesias y garantías "rigurosas" de cumplimiento—, y los morados se aferraron a su demanda de un Ejecutivo de coalición. Para Podemos, es el PSOE quien se mantiene en una postura "profundamente inamovible" y presenta ya su "programa electoral". Los socialistas, en tono más conciliador, reconocían que habían podido constatar sus "diferencias" pero que la buena noticia era el encuentro de las dos delegaciones y que el diálogo continúa, porque habrá más conversaciones y puede que alguna otra reunión más. En ese punto los dos partidos coincidieron: las negociaciones no están rotas. Pero sí heridas de muerte.

PSOE y Unidas Podemos llevaban seis semanas sin verse y en ese tiempo la desconfianza no había hecho más que aumentar. Igual que la sarta de reproches. Por eso los augurios eran malos. Muy malos. Más aún si cabe después de que los dos líderes, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, marcaran terreno en declaraciones públicas. El presidente, advirtiendo de que "saber negociar es querer negociar, no imponer, sino acordar" y subrayando que la solución entre dos posiciones opuestas "que parecen antagónicas siempre está en un camino intermedio", en una "tercera vía", que es por la que su partido, a su juicio, aboga. Iglesias, por su parte, había rechazado el último planteamiento del jefe del Ejecutivo y tachó el documento programático de 370 medidas como un "paso atrás". Con esos mimbres, se podía presumir que la reunión se iba a presentar muy cuesta arriba.

El encuentro fue precedido de unas declaraciones de Sánchez e Iglesias en las que marcaban más distancias. No fue posible pactar el formato


Y lo fue. Una cita infructuosa, aunque larga. Sorprendentemente larga. Arrancó pasadas las 16:30 y terminó sobre las 21:15. Casi cinco horas encerradas las dos delegaciones en el llamado comedor de gala de la zona de Gobierno, una dependencia de la tercera ampliación del Congreso de los Diputados. No hubo imágenes de las dos partes sentadas a la mesa —según Ferraz, fue Unidas Podemos quien rechazó que se grabara ese momento—, pero sí de las llegadas de los dirigentes. El PSOE, por ejemplo, buscó la imagen de sus tres negociadoras (la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, junto a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y la vicesecretaria general, Adriana Lastra) caminando por la carrera de San Jerónimo hacia el inmueble donde minutos después tendría lugar el encuentro. "Sí, todas", contestó Calvo cuando le preguntaron si albergaba esperanzas en el primer 'tête à tête' de las dos formaciones tras la traumática sesión de julio. La comitiva morada era más amplia. A Pablo Echenique y Ione Belarra, los interlocutores elegidos por Iglesias en la primera fase de las negociaciones, se sumaron esta vez los representantes de IU (Enrique Santiago), Equo (Juantxo López de Uralde) y las confluencias (Jaume Asens, de En Comú Podem, y Yolanda Díaz, de Galicia en Común).

Foto: Ione Belarra, portavoz adjunta de Unidas Podemos, este 5 de septiembre tras la reunión con el PSOE en el Congreso. (EFE)

La vía "intermedia" para el PSOE

Durante la dilatada reunión, retornó el hermetismo. Solo hacia el final fuentes de Ferraz señalaban a este periódico que las cosas estaban yendo mal. Pero las palabras de Belarra, a la salida, sobre las 21:20, certificaron que la cita había concluido sin avances. La dirigente morada no se anduvo por las ramas: "Nos hemos emplazado con las negociadoras socialistas a seguir hablando en los próximos días y, si es posible, a mantener alguna reunión, pero nos vamos sinceramente preocupados porque básicamente han venido a presentarnos un programa electoral. Se han mostrado profundamente inamovibles con las posiciones en las que ya se mantenían. Han venido a presentar una tercera vía que en realidad es la primera y que es la única vía que ha mantenido el PSOE, que es la del [Gobierno del] partido único".

Podemos se congratula de que seguirán hablando, pero se marcha "preocupado" por la posición "inamovible" del PSOE, que no quiere la coalición

El escollo seguía situándose en el mismo punto. La coalición. Los morados están convencidos de que es la única alternativa posible, porque los ciudadanos no concedieron mayoría absoluta al PSOE en las generales del 28 de abril, y porque la única "garantía" de que las políticas acordadas se llevan a término es que ellos mismos formen parte del Ejecutivo. Todo el debate entre las dos formaciones ha girado siempre en torno a esta idea. Antes y después de que Iglesias renunciara a entrar en el Consejo de Ministros. La diferencia estriba en que en julio, tras el paso atrás del secretario general de Podemos, Sánchez sí se avino a negociar un cogobierno —a regañadientes—, pero una vez que su alternativa fue rechazada por los morados y estos le tumbaron en el debate de investidura, consideró que esa pantalla se había pasado. Esa vía ya era "impracticable", "inviable".

Podemos expresa su preocupación por la postura "inamovible" del PSOE

Lo sigue siendo. El presidente y su equipo llevan semanas diciendo que no aceptarán más hablar de una coalición. El líder ha llegado al total convencimiento de que sería un desastre, un "desgobierno", y no está dispuesto a pasar por el aro. Su círculo de confianza traslada que no habrá cambios. Que el no a esa fórmula es inamovible. Sánchez sí lanzó una última oferta el pasado martes, que él y los suyos defienden como una solución "intermedia", a medio camino entre el Ejecutivo en solitario que ellos anhelaban y el bipartito por el que empuja UP. Se trata de un acuerdo de gobernanza sustentado en tres pilares: un documento programático —el redactado por el PSOE incluye 370 medidas—, una triple garantía de que lo firmado se lleva a cabo —una Oficina de Cumplimiento del Acuerdo dependiente de Hacienda, sendas comisiones de seguimiento en Congreso y Senado y un mecanismo verificador vigilado por los colectivos sociales—, y la entrada de los morados en instituciones y organismos fuera de la estructura del Ejecutivo.

placeholder La vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo (d), junto con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero (i), y la vicesecretaria general del PSOE y portavoz de su partido en el Congreso, Adriana Lastra, este 5 de septiembre a su llegada al número 36 de la carrera de San Jerónimo, en Madrid, el edificio del Congreso que acogió la reunión. (EFE)
La vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo (d), junto con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero (i), y la vicesecretaria general del PSOE y portavoz de su partido en el Congreso, Adriana Lastra, este 5 de septiembre a su llegada al número 36 de la carrera de San Jerónimo, en Madrid, el edificio del Congreso que acogió la reunión. (EFE)

Según contó Lastra a los periodistas, el PSOE desgranó esa propuesta a UP durante la reunión: explicó a sus interlocutores "las 370 medidas" —se comprometió además a mantener "en pie", vivo, el acuerdo presupuestario que Sánchez e Iglesias firmaron en octubre—, la triple garantía y la posible participación de los morados en la "gobernanza del país, en otros puestos que no sea en el Consejo de Ministros", aunque no se "entró en detalles". Enseguida, la número dos del partido insistió en que el PSOE se ha "movido muchas veces" desde las generales del 28-A, puesto que ha formulado "distintas propuestas" y está convencido de que en la última que ha puesto sobre la mesa "no hay ni vencedores ni vencidos" y es equilibrada.

Foto: Pedro Sánchez y el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, este 4 de septiembre en Ferraz. (Eva Ercolanese | PSOE)

Esperar al último minuto

Lastra informó de que las dos partes habían quedado en intercambiarse documentos y en "seguir hablando en las próximas horas, en los próximos días". Aunque ahora probablemente se pase a un modo más reservado: "Entenderán que para preservar una negociación que este partido quiere que llegue a buen puerto es necesaria la discreción y la prudencia —avisó a los periodistas—, y no puedo explicar mucho más. Ha sido una reunión larga, donde hemos constatado las diferencias, pero lo importante es que nos hemos sentado a hablar y esperamos seguir haciéndolo". El acuerdo, concluyó, aún es "factible".

El PSOE reconoce que se han constatado las "diferencias", pero cree que el acuerdo es "factible". En la cita, explica la última oferta del presidente

El tono de Lastra era más templado que el de Belarra, pero en el fondo venía a decir lo mismo: no había habido avances. "Seguimos igual, pero aún queda tiempo y la partida no se ha acabado", indicaban desde la cúpula. "Ha ocurrido lo que era previsible. No se esperaba que este jueves saliéramos con un acuerdo. Pero ninguno podíamos salir rompiendo las negociaciones. Esperamos que la cita les haya servido para darse cuenta de que no vamos a movernos del rechazo a la coalición, que les ayude a mentalizarse", abundaba un miembro del aparato. El objetivo con el que acudía el PSOE al encuentro era ese: que Podemos entrase en el "marco" de negociación del PSOE, que asimilase que la coalición es una opción enterrada.

El PSOE constata las diferencias con Podemos pero ve "factible" el acuerdo

Pero los morados siguen creyendo que es Sánchez quien tiene más que perder si hay repetición electoral, porque se expone a perder la Moncloa. De ahí que fuentes de UP hicieran la siguiente reflexión: "Por lo que vimos el martes en el acto de Pedro Sánchez y lo que hemos visto hoy [por este miércoles], solo hay dos opciones: o el presidente ha decidido llevarnos ya a elecciones o está esperando al último minuto para volver a hacer una oferta de coalición".

Foto: El presidente del BCE, Mario Draghi, junto al vicepresidente, Luis de Guindos. (Reuters)

Disputa por el relato

Los morados se defendían asegurando que habían propuesto al PSOE "negociar en serio Gobierno, programa y equipos para desarrollarlo". "Pero el PSOE no quiere negociar un Gobierno, solo han venido a presentarnos su programa electoral. Nosotros vamos a mantener la posibilidad de negociar sin líneas rojas y múltiples opciones para llegar a acuerdos, como se ha hecho en Baleares, Canarias, Comunidad Valenciana, Aragón o La Rioja [comunidades en las que sí hay ejecutivos compartidos de socialistas y UP]. Lo que nos transmiten es: o gobernamos en solitario a pesar de no tener mayoría absoluta o elecciones", se quejaban fuentes del grupo confederal. Para el PSOE, quien no se ha movido nada es Iglesias, porque nunca ha abandonado su propósito de un bipartito.

No hay fecha para otra reunión, ni tampoco se sabe cuándo se producirán las siguientes charlas. Ni está claro si habrá una cita Sánchez-Iglesias

Los puentes no están dinamitados. Pero el escepticismo es total. De momento, no hay siquiera fecha para una siguiente reunión, ni tampoco se sabe cuándo se producirán las siguientes conversaciones. Ni está claro si habrá una cita Sánchez-Iglesias. En Ferraz creen que hay que dejar un pequeño respiro para que las cosas se asienten para retomar las conversaciones. Pero tiempo es lo que no sobra. Las Cortes se disolverán el 23 de septiembre si no hay un presidente elegido, pero el plazo es menor porque antes el Rey tiene que despachar con los representantes políticos para saber si hay un candidato que cuente con los apoyos suficientes, y esa ronda previsiblemente tenga lugar entre el 16 y el 18, ya que el pleno de investidura, si lo hubiera, ha de convocarse con 24 horas de antelación. Llegando al límite, la sesión podría comenzar el viernes 20, la primera votación —en la que se exige mayoría absoluta— se produciría el sábado 21 y la segunda y definitiva, en la que basta mayoría simple, el mismo 23.

Distancia entre PSOE y Podemos en el primer día de negociación

La semana que viene es la clave. La importante, porque será entonces cuando tendrán que decantarse las posiciones. Ambas formaciones habrán de valorar, probablemente con las últimas encuestas sobre la mesa, qué les conviene más. Si aceptar un Gobierno en solitario —en el caso de Podemos— o retornar a la oferta de coalición —en el caso del PSOE—, o bien fijar de manera pétrea sus posiciones. Ambos sostienen que no habrá cambios, pero ahora llega la hora de la verdad y en un momento la trama puede dar un vuelco que nadie esperaba. Quizás ocurra. O quizá ya no.

En el fondo, lo que ocurrió era "lo previsible". Estrictamente eso. Después de que acecharan negros nubarrones y se oliera la tormenta, era difícil, por no decir imposible, que las relaciones se recompusieran de golpe con una reunión de casi cinco horas en el Congreso y que se produjeran avances. Porque a estas alturas, ninguno, ni PSOE ni Podemos, cede. Y aunque las cartas ya parecen marcadas definitivamente, ninguno quiere levantarse de la mesa todavía. Hay tiempo (poco) por delante y, a falta de acuerdo, ambos deben seguir tejiendo un relato que explique por qué unas segundas elecciones, si llegan, son inevitables.

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