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Sánchez mantiene prieto al PSOE con Cataluña y saca perfil de Estado ante Iglesias
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INCIERTO ESCENARIO TRAS LA SUSPENSIÓN DEL PLENO

Sánchez mantiene prieto al PSOE con Cataluña y saca perfil de Estado ante Iglesias

El líder socialista evidencia el respaldo a Rajoy en la estrategia para frenar a Puigdemont y explota su faceta de jefe de la "izquierda de gobierno" frente a Podemos, aunque también frente a Cs

Foto: Pedro Sánchez, dirigiéndose a la reunión con la dirección de su grupo parlamentario en el Congreso, este 30 de enero. (EFE)
Pedro Sánchez, dirigiéndose a la reunión con la dirección de su grupo parlamentario en el Congreso, este 30 de enero. (EFE)

Pedro Sánchez lleva luchando contra la agenda desde que arrancó 2018. Se montó en su coche (metafóricamente) para recorrer España y contar a militantes y simpatizantes la propuesta de su partido para sostener el sistema de pensiones y hablando lo justo de Cataluña, prometiendo dedicar "los mismos esfuerzos" al "monotema" que al resto de materias de calado social en las que el PSOE se siente más competitivo y en las que puede marcar sin complejos sus diferencias con el PP. Pero la agenda política imperante siempre está ahí y hay días en los que le es imposible esquivarla. Como este martes, cuando el presidente del Parlament, Roger Torrent, decidió aplazar el pleno de investidura pero manteniendo viva al tiempo la candidatura de Carles Puigdemont. El líder cargó contra los independentistas y evitó toda polémica con el Ejecutivo por su traspié con el Consejo de Estado y el embolado en el que metió al Tribunal Constitucional. No era una improvisación, ni se había producido un giro. El PSOE ha acompañado al Gobierno de Mariano Rajoy en estos meses en su lucha contra el desafío soberanista y en defensa de la legalidad y de la unidad territorial, visibilizando el abismo que le separa con Podemos en esta cuestión medular. Y sus pasos, coordinados escrupulosamente con el PSC, no son contestados de puertas para dentro.

El líder de los socialistas ha tenido como prioridad en esta severa crisis institucional actuar con sigilo y prudencia, y siempre buscando erigirse como un hombre de Estado, explotar su perfil institucional, subrayar la condición del PSOE como la "izquierda de gobierno" que pide cambios en la Constitución pero que no piensa sacrificar la soberanía nacional de todos los españoles. Y sabe que eso le supone estar del lado de Rajoy para parar los pies a los separatistas, aunque ideológicamente esté a kilómetros de distancia. La obligación de orquestar una respuesta conjunta de los dos principales partidos recompuso la relación entre los dos líderes, y ambos siguen hablando muy a menudo.

El pasado domingo, su número tres, José Luis Ábalos, advertía que el PSOE se tendrá que "hacer las fotos" que hagan falta "por este país", porque "ante la amenaza de romper la unidad de España", los socialistas han de alinearse con "quienes defienden la unidad de España, la legalidad y el orden constitucional". "Hay algo peor que ser independentista, que es ser indiferente", señalaba, en alusión implícita a Podemos. También Sánchez ha tenido que escuchar, en esas asambleas abiertas que él y otros miembros de su equipo protagonizan, las quejas de algunos militantes, a los que no les gusta que se pacte con el PP, ni que se hubiera acordado con el Gobierno la aplicación del artículo 155 de la Carta Magna. "Amigos, la izquierda tiene que defender la soberanía nacional de este país", les responde, también como crítica a la formación de Pablo Iglesias, a quien achaca el "error" de no haber comprendido que no hay nada de izquierdas en la causa soberanista.

La dirección afea a Podemos el "error" de no defender la soberanía nacional y la integridad territorial, y de aproximarse a los independentistas


En los últimos días, el Gobierno dejó ver un punto de flaqueza relevante. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, anunció en rueda de prensa que el presidente había evacuado consultas al Consejo de Estado para poder impugnar la candidatura de Puigdemont y el pleno de investidura del Parlament ante el Tribunal Constitucional. Se operaba así un cambio de estrategia respecto a lo adelantado por el propio Rajoy 24 horas antes.

Foto: Pedro Sánchez, con las direcciones del PSOE en Congreso y Senado, y flanqueado por Adriana Lastra y Margarita Robles, este 30 de enero. (EFE)

Comunicación continua Sánchez-Calvo

El presidente había charlado con Sánchez, y ambos estaban de acuerdo en que era prioritario evitar la elección de Puigdemont por el Parlament, tanto por vía telemática o por sustitución. Por dos razones básicas: para impedir que un presidente "inconstitucional" esté al frente otra vez del Govern y para no poner al Rey ante la tesitura de tener que firmar la investidura de un prófugo de la Justicia. El 'expresident', confiaban a este diario fuentes de la cúpula socialista, "no podía aparecer doblando el pulso al Estado y desde Bruselas". Por eso Sánchez mostró su respaldo a la arriesgada maniobra del Gobierno. Esa coordinación también se reprodujo en el segundo escalón: Santamaría conversó con quien negoció con ella la aplicación del 155: la exministra Carmen Calvo, secretaria de Igualdad de la ejecutiva federal y profesora de Derecho Constitucional.

Rajoy había conversado con Sánchez y coincidían en que era necesario frenar la investidura de Puigdemont y evitar un papelón para el Rey

Horas después del anuncio de la número dos del Gobierno llegó el varapalo del Consejo de Estado: no compartía las "impugnaciones preventivas o hipotéticas". En la dirección de Sánchez sí admitían en privado que habían esperado del Ejecutivo que hubiera "sondeado informalmente" a los miembros del supremo órgano consultivo para ver cómo reaccionaban y si estimaban la pertinencia de su recurso ante el TC. Otros miembros mostraban su malestar por el hecho de que Santamaría hubiera "forzado en exceso al TC", sometiéndole a un estrés innecesario. En público, la cúpula socialista recordaba que el Consejo no había desautorizado el fondo de la argumentación del Gobierno, aunque sí manifestaba su discrepancia con el "procedimiento y los tiempos". Y descargaba la responsabilidad de la fórmula en La Moncloa. "El Gobierno sabrá qué medidas toma, cómo las toma y cuándo las toma, porque para eso es el Gobierno, y nosotros somos el principal partido de la oposición", advertía Calvo ante los periodistas. La portavoz parlamentaria, la independiente Margarita Robles, sí calificaba el revés del Consejo de "varapalo".

Sánchez exige a los independentistas que "se emancipen" de Puigdemont y gobiernen

Durante el fin de semana, Sánchez, de viaje de trabajo en California (EEUU), se mantuvo permanentemente en contacto con Calvo, en quien tiene confianza plena y con quien ha pilotado la estrategia de defensa de la legalidad en esto meses. Y es que el sábado era cuando el TC decidía sobre el recurso del Ejecutivo, pero al final no resolvió sobre la admisión a trámite —dio diez días a las partes para presentar alegaciones—, pero sí impuso unas medidas cautelares que ataban de pies y manos a Puigdemont, al impedir la investidura telemática o por sustitución, requerirle autorización judicial antes de presentarse en el Parlament y prohibir el voto delegado a los cuatro 'exconsellers' huidos con él en Bruselas, tres de los cuales renunciaron posteriormente a su escaños para blindar la mayoría soberanista.

Foto: José Luis Ábalos abraza al presidente manchego, Emiliano García-Page, este 28 de enero, en la apertura del 15º Congreso del PSOE de Albacete. (Borja Puig | PSOE)

El "camino correcto" del TC

La ejecutiva celebró la resolución del alto tribunal y demandó a Puigdemont dar un paso atrás para entregarse a la Justicia. El TC señala "el camino correcto" de cómo tiene que ser la investidura, apuntó Calvo en 'Los desayunos de TVE'. El apoyo explícito, aunque con matices, al Ejecutivo, no obstaba para que también se recriminase a Rajoy su actitud durante todos estos años, el "no haber hecho política", resumían en la dirección. Su "metedura de pata tras metedura de pata", ilustraba el domingo el número tres, José Luis Ábalos. La secretaria de Igualdad denunciaba a su vez la "situación torpemente planteada por el Gobierno".

La cúpula se dice "segura" de cómo ha de defender al país frente a los 'indepes', un apoyo "leal" frente a un Rivera que ha demostrado que "no es de fiar"

Este martes, tras el anuncio de Torrent de retrasar el pleno, Sánchez cargó duramente contra los secesionistas —consideró "desafortunada" la decisión de Torrent de mantener a flote la candidatura de Puigdemont, les emplazó a "emanciparse" del 'expresident' y buscar un candidato "viable" y "posible"— y volvió a evidenciar su apoyo al Gobierno. Cuando se le preguntó si respaldaba al presidente pese a haber acudido al TC sin el aval del Consejo de Estado, insistió en que no quería "polemizar ante una crisis de Estado". "Es importante que los españoles vean al principal partido de la oposición apoyando al Gobierno en una situación tan compleja", explicó.

placeholder Carmen Calvo, secretaria de Igualdad del PSOE, el pasado 14 de enero en Toledo. (EFE)
Carmen Calvo, secretaria de Igualdad del PSOE, el pasado 14 de enero en Toledo. (EFE)

Para los socialistas, ese mensaje es clave. Que no quepa duda de que no hacen "electoralismo" con este asunto tan delicado, y de que su apoyo es "leal". "Estamos claros y seguros de cómo tenemos que defender a este país de los acontecimientos adonde nos conducen los independentistas. Nosotros estamos aguantando el tirón por la Constitución y por la democracia, y no jugueteamos como hace Albert Rivera, que solo respalda si ve que le va bien", destacaba en las últimas horas una dirigente muy próxima al líder, quien remarcaba que se ha comprobado en estos días que el presidente de Ciudadanos "no es de fiar", mientras que Sánchez sí se ha comportado como un hombre de Estado.

En Ferraz recuerdan que no fue fácil soportar el chaparrón durante la negociación y la aprobación del 155, pero el PSOE resistió por convicción. Por "responsabilidad y sentido de Estado", porque es un partido "que ha gobernado en todos los territorios y en La Moncloa". A Podemos, por su parte, el PSOE le afea el "error histórico" de no defender la integridad territorial de España ni la soberanía nacional y de abrazar "las tesis de los independentistas". El líder está persuadido de que un partido que no tiene un proyecto para todo el país no puede gobernarlo.

Investidura aplazada, que no desconvocada, en el Parlament

Coordinación con Iceta

Sánchez ha contado en este difícil viaje con el apoyo cerrado de su partido. Las críticas a sus "bandazos" que tanto se repitieron durante las primarias o los recelos que antaño generaba se disiparon durante esta crisis. En público y en privado a los barones más próximos a Susana Díaz no les duelen prendas en reconocer que ha conducido el partido por la senda correcta en estos meses. El secretario general ya recibió el refrendo a su estrategia en el comité federal posterior a la aprobación del 155, pero también en más ocasiones posteriores.

Sánchez ha contado con el apoyo de su partido, incluso de los barones más alejados de Ferraz. No se oyen quejas sobre su actitud con Cataluña

Sin ir más lejos, el presidente asturiano, Javier Fernández, se mostraba la semana pasada "rotundamente de acuerdo" con la posición mantenida por el líder. Y el domingo el jefe del Ejecutivo manchego, Emiliano García-Page, exhibió su apoyo cerrado a la actitud de "responsabilidad" de la dirección, su "planteamiento de no mirar para otro lado". "Se trata de defender la Constitución y las instituciones democráticas de este país y ante eso no podemos ser neutrales, porque pagaríamos con nuestros valores y principios", recalcaba. Tampoco Díaz, la baronesa con más poder y más distante de Ferraz, ha expresado quejas.

Ayer mismo, con una sencilla cata en varios territorios, este diario pudo comprobar que el comportamiento de Sánchez sigue gozando de la complicidad de sus barones. También porque estos están ahora más centrados en su gestión y con la vista puesta en las elecciones autonómicas de 2019. Pero sin duda en las federaciones en las que el PSOE continúa teniendo más peso la orientación del partido respecto a Cataluña es fundamental, ya que están convencidas de que deslindarse del Ejecutivo del PP en esta materia tendría coste electoral y desnaturalizaría el ser de la formación. También ayuda que Sánchez haya aparcado su defensa de la "plurinacionalidad", concepto aprobado en el 39º Congreso pero que ni siquiera defendieron ni él ni el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, durante la campaña de los comicios catalanes del 21-D.

El PSC celebra la "prudencia" de Torrent y pide a Puigdemont que "dé un paso al lado"

Precisamente la coordinación con el partido hermano ha sido capital en esta crisis. Iceta y sus escuderos, Salvador Illa, su secretario de Organización, y Eva Granados, la portavoz en el Parlament, han demostrado la convergencia de pareceres. Con ciertos matices, eso sí. Por ejemplo, el líder del PSC alababa este martes la "prudencia" de Torrent, pero por el hecho de que hubiera suspendido el pleno, una demanda que le había trasladado el partido. Pero al tiempo pedía a Puigdemont que se apartara y diera "un paso al lado". El domingo, Illa reconocía que el Ejecutivo de Rajoy había acudido al TC para impedir lo mismo que el PSC: que hubiera sesión de investidura con el 'expresident' como candidato.

Los independentistas, concentrados en poner una nueva fecha para el pleno de investidura

Tres criterios

En la cúpula del PSC se remarcaban los tres criterios que han de respetarse en esta legislatura y de los que no se apearán: observancia de la legalidad y entierro de la vía unilateral, exigencia de que los miembros del Govern no estén incursos en ningún proceso judicial, y estabilidad, para dar luz a un mandato largo y un Ejecutivo sólido "capaz de negociar con España".

PSOE y PSC creen que la maniobra de Torrent pretende "ganar tiempo". "Estamos en un limbo color lodazal", señala una dirigente catalana

El aplazamiento del pleno y la irritación evidente de Puigdemont y sus huestes hacen imprevisible para PSOE y PSC el escenario más inmediato, pero lo que sí tienen claro es que la maniobra del presidente del Parlament pretende "ganar tiempo". Los socialistas catalanes confían en que el exjefe del Govern se acabe rindiendo y en que Torrent, ERC y el PDeCAT aguanten el pulso. Pero queda por conocerse qué dirá el TC respecto a la admisión a trámite del recurso de Rajoy, o en qué sentido se pronunciarán los letrados de la Cámara catalana, pues tendrán que emitir un informe en el que expliquen si están corriendo o no los plazos para la disolución del Parlament y la convocatoria de nuevas elecciones. "Estamos ahora mismo en un limbo, sí. Un limbo con color de lodazal", resumía un alto mando del PSC.

Incierto horizonte en lontananza para la investidura de Carles Puigdemont en el Parlament

El 'president' depuesto obliga a los partidos casi a vivir al día. Por eso no es extraño que algunos dirigentes precisamente nada cercanos a Alfredo Pérez Rubalcaba invocasen sus palabras del viernes en Onda Cero: "Lo que quieren los independentistas es que el Estado les quite a Puigdemont de en medio". Y sí, dijo, "el Estado lo hará, pagará el coste".

Pedro Sánchez lleva luchando contra la agenda desde que arrancó 2018. Se montó en su coche (metafóricamente) para recorrer España y contar a militantes y simpatizantes la propuesta de su partido para sostener el sistema de pensiones y hablando lo justo de Cataluña, prometiendo dedicar "los mismos esfuerzos" al "monotema" que al resto de materias de calado social en las que el PSOE se siente más competitivo y en las que puede marcar sin complejos sus diferencias con el PP. Pero la agenda política imperante siempre está ahí y hay días en los que le es imposible esquivarla. Como este martes, cuando el presidente del Parlament, Roger Torrent, decidió aplazar el pleno de investidura pero manteniendo viva al tiempo la candidatura de Carles Puigdemont. El líder cargó contra los independentistas y evitó toda polémica con el Ejecutivo por su traspié con el Consejo de Estado y el embolado en el que metió al Tribunal Constitucional. No era una improvisación, ni se había producido un giro. El PSOE ha acompañado al Gobierno de Mariano Rajoy en estos meses en su lucha contra el desafío soberanista y en defensa de la legalidad y de la unidad territorial, visibilizando el abismo que le separa con Podemos en esta cuestión medular. Y sus pasos, coordinados escrupulosamente con el PSC, no son contestados de puertas para dentro.

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