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ERC se independiza de Puigdemont y acerca Cataluña a la repetición de elecciones
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la unidad independentista salta por los aires

ERC se independiza de Puigdemont y acerca Cataluña a la repetición de elecciones

Los republicanos consiguen tres cosas: acercar Cataluña a una repetición de elecciones, mantenerse dentro del marco legal y emanciparse del control del universo convergente

Foto: El presidente del Parlament, Roger Torrent. (EFE)
El presidente del Parlament, Roger Torrent. (EFE)

Roger Torrent no es Carme Forcadell. Al final, Forcadell era una independiente que venía de la ANC. Pero si a Rómulo y Remo los amamantó una loba, a Torrent lo criaron en el aparato de ERC. Su aplazamiento del pleno ha sido más una suspensión enmascarada que otra cosa. ERC dice que apoya a Puigdemont pero no lo investirá. De manera que con su portazo de ayer a las pretensiones telemáticas de Puigdemont los republicanos consiguen tres cosas: acercar Cataluña a una repetición de elecciones, mantenerse dentro del marco legal y emanciparse del universo convergente, ese en el que los herederos de Jordi Pujol siempre preservaban la superioridad moral, hubiesen robado lo que hubiesen robado los padres de la patria.

Unos CDR capitidisminuidos intentaron ayer cercar el Parlament. Pero las masas tienen poco que enseñarle a un partido cuyo presidente duerme cada noche en la cárcel de Estremera. En la sede de ERC, con toda la cúpula investigada por el Tribunal Supremo y enfrentada a una macrocausa por rebelión para el próximo otoño, piensan que lecciones, las justas. Por mucho que el portavoz de JxCAT, Eduard Pujol, hiciese un canto a la unidad independentista, esta ayer saltó por los aires. Cataluña volverá a tener unas elecciones por la vía del artículo 155 y aunque en la práctica las habrá convocado de nuevo Mariano Rajoy, serán ERC y Torrent quienes las hayan forzado.

Torrent aplaza la investidura y enfada a los de Puigdemont

Por tanto, nueva partida de mus en el independentismo. JxCAT juega a que a ERC no le convienen unas elecciones. Los republicanos, a que todos los diputados de JxCAT están deseando disfrutar de su escaño. El PDeCAT tampoco quiere una convocatoria que le diluirá aún más como partido. Cada actor piensa que el otro cambiará para no ir a nuevos comicios. Solo Carles Puigdemont, ese verso suelto, quiere las urnas, seguro de que así aplastaría a ERC de una vez por todas, según afirman en su entorno en la capital belga.

Se prevé que todo el aparato mediático del entorno convergente caiga sobre ERC como una plaga de langosta a partir de esta semana. Una reedición del denominado 'pressing CUP', la brutal campaña mediática que intentó que los antisistema le dieran el visto bueno a Artur Mas en 2015. No funcionó entonces y puede fracasar ahora. Con Oriol Junqueras en la prisión, se ve con otra perspectiva que tus rivales políticos le encarguen una columna en 'La Vanguardia' a Pilar Rahola. Todo se relativiza mucho. La cárcel ha encallecido a los republicanos. Y las malas perspectivas judiciales, también.

Foto: Junqueras aplaude a Torrent desde la cárcel por aplazar el pleno. (Reuters)

En el pasado, ERC siempre cedía. Cedió con la creación de Junts pel Sí, por ejemplo. Cedió con el referéndum del 1-O, que ahora ha terminado encausando a la mayor parte de su cúpula. Cedieron siempre y sirvió de poco. Hasta que ayer Roger Torrent se cuadró. No pensaba ir a la cárcel por una declaración simbólica. Fuentes de ERC apuntan a que Oriol Junqueras, desde su celda, estaba al tanto de lo que iba a pasar.

JxCAT espera que Roger Torrent convoque un pleno. Y fuentes de esta misma formación apuntan a que dicha convocatoria no se producirá. La alternativa que tienen los de Puigdemont es prescindir del de Bruselas y buscar otro candidato. Tienen 10 días. Pero el núcleo duro de Puigdemont se niega. Aspiran a un reedición de los tiempos en los que el peronismo gobernaba Argentina desde Puerta de Hierro. Y en caso contrario, dejar que los tiempos corran y a elecciones. Un panorama que busca Puigdemont para consolidar su hegemonía en el soberanismo catalán, pero que ven con desconfianza sus mas estrechos colaboradores.

Lío con los plazos

En el limbo legal en que Torrent ha colocado al Parlament resulta muy difícil saber cuáles son los plazos. Todo apunta a que los que marca la Ley de la Presidencia de la Generalitat quedarán supeditados a lo que dicte el Tribunal Constitucional (TC). Torrent ha presentado alegaciones para pedir garantías para investir a Puigdemont. El TC cuenta con 10 días hábiles para responder. Esos 10 días son los que durará la partida de mus. El lío es tal que los letrados del Parlament están elaborando un dictamen para establecer cuáles serán a partir de ahora los tiempos. Ese nuevo calendario será la hoja de ruta que conduzca a las elecciones si alguno de los actores no se rinde. Esta repetición de los comicios no alterará el equilibrio entre independentistas y constitucionalistas sino que servirá para dirimir qué facción se impone dentro de los soberanistas.

El aplazamiento indefinido del pleno de investidura carece de precedentes y por tanto los plazos legales para unas nuevas elecciones son difusos


ERC se siente fuerte en su nueva posición, y la prueba de ello fue que a Marta Rovira casi no se la vio en el Parlament. En el día clave, Roger Torrent cogió el timón y marcó el territorio. Para no moverse.

El papel de la CUP

Los cuatro diputados de la CUP siguen siendo clave para mantener la mayoría de la que hizo alarde Elsa Artadi. Pero la CUP está a lo que está. El acto en el hemiciclo duró apenas unos minutos, porque los diputados fueron a sumarse a los manifestantes que bajaban hacia el Parlament. Cuentan que la exdiputada Gabriela Serra —67 años— fue una de las que saltaron los muros del Parc de la Ciutadella para burlar el cordón policial de los Mossos. Pero la CUP se ha hundido en las urnas y no tiene a ninguno de sus miembros en la cárcel. ERC, en cambio, ha pagado un alto precio y está harta de que la gloria se la lleve Puigdemont.

Foto: Antidisturbios de los Mossos d'Esquadra se despligan frente al Parlament. (EFE)

Mientras, en Bruselas, a Puigdemont le quedan algunas cartas por jugar. Sigue siendo el último presidente de la Generalitat. Sigue disfrutando de un indudable tirón mediático internacional. Y le gustan las sorpresas. El actual entorno es ideal para un jugador político de sus características.

Quedan las bases, el pueblo, la ANC. Ayer, TV3 retransmitió la manifestación en directo para que sirviese de efecto llamada. La ANC se desdibujó. Y los CDR a las 18:00 apenas habían reunido un millar de personas. Pero el baño de masas que anunció Eduard Pujol ante la prensa fue poco menos que un rápido saludo. El imaginario convergente perdía pie y ERC reclamaba su papel central para atraer los focos sobre el escenario. Otro farol, tal vez el último. Si a Puigdemont no le dan miedo las elecciones, a ellos tampoco.

Roger Torrent no es Carme Forcadell. Al final, Forcadell era una independiente que venía de la ANC. Pero si a Rómulo y Remo los amamantó una loba, a Torrent lo criaron en el aparato de ERC. Su aplazamiento del pleno ha sido más una suspensión enmascarada que otra cosa. ERC dice que apoya a Puigdemont pero no lo investirá. De manera que con su portazo de ayer a las pretensiones telemáticas de Puigdemont los republicanos consiguen tres cosas: acercar Cataluña a una repetición de elecciones, mantenerse dentro del marco legal y emanciparse del universo convergente, ese en el que los herederos de Jordi Pujol siempre preservaban la superioridad moral, hubiesen robado lo que hubiesen robado los padres de la patria.

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