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Guerra abierta entre independentistas para tomar el control de las calles
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LOS RADICALES, CONTRA LA ANC: “ESTÁN CAGADÍSIMOS”

Guerra abierta entre independentistas para tomar el control de las calles

En estos momentos, hay ya una pugna abierta por el control de las calles entre independentistas. Y puede haber un conflicto muy serio entre las diferentes ‘tribus’ soberanistas

Foto: Antidisturbios de los Mossos d'Esquadra se despligan frente al Parlament. (EFE)
Antidisturbios de los Mossos d'Esquadra se despligan frente al Parlament. (EFE)

El independentismo catalán se prepara para la movilización permanente durante los próximos meses. La CUP ya ha dado la consigna a sus bases para tensar las calles mientras la Asamblea Nacional Catalana (ANC) ensayó este martes, con éxito, la vuelta al ‘agit prop’. Durante los últimos meses, los radicales habían advertido de que las entidades cívicas que habían sido el motor de las movilizaciones de los últimos años (ANC y Òmnium Cultural) ya estaban al ralentí. Y ahora la CUP quiere volver a controlar las calles a través de los Comités de Defensa de la República (CDR), aunque con el apoyo también de otras organizaciones satélite, como el Sindicato de Estudiantes de los Països Catalans y la rama juvenil Arran, que recientemente protagonizó un asalto a la sede del diario digital ‘Crónica Global’, iniciativa que demuestra el grado de violencia que comienza a imprimir el soberanismo a sus acciones.

Pero a pesar de que todos habían puesto el punto de mira en el ‘enemigo exterior’, es decir, en España, también se ha desatado un ‘guerracivilismo’ dentro de las propias filas separatistas. En realidad, en estos momentos, hay ya una pugna abierta por el control de las calles entre independentistas. Y puede haber conflicto muy serio entre las diferentes ‘tribus’ soberanistas.

Se vio este martes, después de que la ANC desconvocase las concentraciones ante el Parlament, animando a la gente a irse a su casa. Cuando, por la tarde, lamentó que un grupo provocase escenas de violencia y llamó a los suyos al orden pidiendo evitar “cualquier enfrentamiento estéril”, desde las filas de los sectores más radicales encuadrados dentro de la CUP se desencadenó el cainismo: “Vergüenza. El miedo que produce el amo os supera. La única manera de liberarnos es luchando pacíficamente como lo están haciendo centenares de personas que están ocupando la Ciutadella [el parque donde se ubica el Parlament]. Habríais de pedir a la gente que lleve comida y bebida para ayudarlos, no intentar llevar a la gente a su casa”, les recriminaban. La intención de la CUP es volver a “dominar la noche” con sentadas, concentraciones y acampadas.

Las 'carrers' se 'calientan'

Los reproches no tienen desperdicio. “¿Pacíficamente es romper cadenas y saltar vallas?”, preguntaban desde la ANC. “Sí”, les respondían. Y otro terciaba: “Así que el vandalismo es pacifismo…”. Desde las filas radicales se sostenía: “¿Manifestarse es vandalismo?”. La respuesta era obvia: “Romper cadenas y saltarse los cordones policiales y desobedecer las órdenes de un oficial lo es”. “Creo que también han pisado el césped… ¡Es terrible!”, ironizaba otro radical. Hasta que llegó el enfrentamiento directo desde los más radicales: “Qué vergüenza, la ANC insinuando que lo que pasa dentro del parque es violencia. Ya podéis ir cerrando (…) Si es que es para flipar, sí, están cagadísimos, la represión del Estado les ha hecho mucho daño. No podemos contar con ellos”.

“Tenemos trabajo”

Uno de los presentes interviene en la conversación: “¡Se ha visto cómo tiraban piedras a los Mossos! Y los han ido empujando y arrinconando”. “Eso no es violencia. ¡Venga, hombre!”, le respondía otro. Hasta que el que domina el cotarro vuelve a las andadas: “¿Cómo podéis mencionar la palabra violencia? ¡¡No ha habido por nuestra parte!! La ANC está muerta”. Y otro ponía la guinda: “Están pensando más en los jueces de Madrid que en el pueblo de Cataluña. Que se aparten, que nosotros tenemos trabajo”.

Foto: Vista del salón de sesiones del Parlament de Cataluña. (EFE)
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Con la investidura fallida de Carles Puigdemont, pues, se ha vuelto a inyectar gasolina en el motor de la independencia. El SEPC, una de las puntas de lanza de la CUP, ya advirtió este martes: “Somos el poder del pueblo. Garantizamos el 1 de octubre, paralizamos el país. Hemos salido a la calle siempre a defender nuestra soberanía. Nos mantendremos firmes para materializar y garantizar la república catalana”. Y el propio Carles Riera, líder de la CUP en el Parlament, tuiteó con el 'hagstag' 'Vuelve el mambo'. Y ya sabemos cuál es el mambo cupero. A través de la rama juvenil de la organización anticapitalista, Arran, se lanzó también el mensaje “una vez más, el Parlament, en contra de la voluntad popular; ¡el poder del pueblo está en las calles, no en las instituciones!”. Y la propia CUP llamó a la movilización: “Mantenemos la movilización permanente. Hoy, como siempre, el poder es del pueblo. ¡Ni un paso atrás! Atentos y atentas al Poder del Pueblo”. Luego, la organización insistió: “Los límites los pone el pueblo. ¡Las calles siempre serán nuestras!”.

La clave del salto adelante en las movilizaciones está en el mensaje lanzado por el líder parlamentario de la CUP este martes, tras conocer el aplazamiento del pleno de investidura anunciado por el presidente del Parlament, Roger Torrent: “Cuando reculamos, el Estado muerde más fuerte”. La solución, pues, está en tensar la cuerda, en tomar impulso para forzar la ruptura. “Animamos y nos sumamos a la movilización popular. Creemos que, como el 1 de octubre [fecha del referéndum], es la hora de la autoorganización y de la desobediencia civil para fortalecer la desobediencia institucional”.

Ensayo para una primavera ‘caliente’

Esta determinación es paralela a la de la ANC, que a pesar de la desconvocatoria del pleno mantuvo las concentraciones ante la cámara legislativa catalana en defensa de la investidura de Puigdemont. “No aceptamos que un tribunal de parte dicte las decisiones del Parlament. Exigimos que se respete el mandato popular obtenido en las urnas el 21-D. No aceptaremos ningún paso atrás de nuestras instituciones en la defensa del mandato del pueblo de Cataluña y en la defensa de los miembros de estas mismas instituciones”, señaló la entidad en un comunicado a última hora de la mañana.

placeholder Los diputados de la CUP protestan en el hemiciclo por la suspensión del pleno de investidura. (EFE)
Los diputados de la CUP protestan en el hemiciclo por la suspensión del pleno de investidura. (EFE)

Las movilizaciones de este martes un ensayo para un fin de invierno y una primavera ‘calientes’. Los dos principales protagonistas de la jornada fueron la ANC y la CUP, que a través de los CDR organizó ‘columnas’ patrióticas desde diferentes barrios de Barcelona y fletó autocares desde diversas comarcas (la ANC también fletó los suyos, evidentemente).

Curiosidades de la política, la derecha enrocada alrededor de Carles Puigdemont coincide en sus intereses tácticos con la izquierda radical anticapitalista de la CUP, con algunos círculos de ERC y con la ideología puramente separatista personificada en entidades como la ANC y Òmnium Cultural.

El pulso al Estado español es el denominador común de todos ellos. Pero, en realidad, son encarnizados rivales que redoblan sus ataques mutuos. ¿Llegará la sangre al río? Ya veremos. Lo único cierto es que cada uno de los actores quiere ser el ‘pal de paller’ de la nueva república catalana, el protagonista excluyente de esta época de la historia. Pero, para ello, son conscientes de que necesitan el apoyo de la ciudadanía como agua de mayo. Ya lo decía Vidal Aragonés, diputado de la CUP: “La liberación nacional y social no la ganaremos en las instituciones, sino con movilizaciones de masas y desobediencia civil colectiva”.

El independentismo catalán se prepara para la movilización permanente durante los próximos meses. La CUP ya ha dado la consigna a sus bases para tensar las calles mientras la Asamblea Nacional Catalana (ANC) ensayó este martes, con éxito, la vuelta al ‘agit prop’. Durante los últimos meses, los radicales habían advertido de que las entidades cívicas que habían sido el motor de las movilizaciones de los últimos años (ANC y Òmnium Cultural) ya estaban al ralentí. Y ahora la CUP quiere volver a controlar las calles a través de los Comités de Defensa de la República (CDR), aunque con el apoyo también de otras organizaciones satélite, como el Sindicato de Estudiantes de los Països Catalans y la rama juvenil Arran, que recientemente protagonizó un asalto a la sede del diario digital ‘Crónica Global’, iniciativa que demuestra el grado de violencia que comienza a imprimir el soberanismo a sus acciones.

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