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Del récord bursátil al lastre de la deuda: 16 años de gestión de Alierta en ocho fechas clave
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Del récord bursátil al lastre de la deuda: 16 años de gestión de Alierta en ocho fechas clave

Durante su mandato, Telefónica conoció los mejores momentos de su historia, pero también experimentó los sinsabores de un entorno cambiante poco propicio para las telecos

Foto: César Alierta, durante su presidencia en Telefónica. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
César Alierta, durante su presidencia en Telefónica. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
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En la trayectoria profesional de César Alierta figuran muchos nombres, pero ninguno ejemplifica su ascenso a la primera línea del poder empresarial en España como el de Telefónica.

El directivo zaragozano alcanzó la presidencia de la operadora nacional en el verano de 2000 y dirigió su rumbo durante 16 años, hasta abril de 2016, cuando cedió el testigo de la compañía a José María Álvarez-Pallete. Entre medias, la compañía, que había sido privatizada poco antes de su llegada, había conocido los mejores momentos de su historia, pero también experimentó los sinsabores de la crisis económica y de un cambio de paradigma tecnológico que arrebataría al sector buena parte del poder acumulado en los primeros compases del siglo XXI.

4 de abril de 1998

Cuando Alierta aterriza en Telefónica, no es un desconocido en el mundo de los negocios. Aunque sus primeros pasos profesionales habían sido en el campo de la banca y las finanzas, convirtiéndose en uno de los nombres clave de la bolsa española en la década de 1980 y principios de los noventa, fue en Tabacalera donde se estrenó en la gestión corporativa.

En 1996, con la llegada al poder del Partido Popular, liderado por José María Aznar, Alierta fue designado para dirigir la empresa pública de tabacos, con la misión de avanzar en su privatización.

Foto: César Alierta en una imagen de archivo durante su etapa como presidente de Telefónica. (Getty/Cover/Luis Davilla)

Un hito que se culminó en abril de 1998, con la venta en bolsa del 52,4% controlado por el Estado, en una operación en la que la demanda superó 15 veces la oferta de acciones. Poco después de aquello, Alierta ejecutó un paso crucial en el devenir del grupo, al impulsar su internacionalización con la adquisición de la francesa Seita, que dio paso al nacimiento de Altadis, tras acometer una profunda reestructuración del grupo, con el cierre de ocho de sus 14 fábricas en España.

26 de julio de 2000

Cuando Alierta fue elegido presidente de Telefónica el 26 de julio de 2000, podía presumir de cierto conocimiento del grupo. No en vano, había formado parte de su consejo de administración desde 1997. Por tanto, su nombramiento no representó ningún giro radical en la estrategia de la operadora, pero sí aportó nuevos bríos al proyecto de un grupo que, si durante la década anterior había ejecutado una intensa estrategia de crecimiento por Latinoamérica, en los años posteriores extendería su huella a nivel global, posicionándose como uno de los grupos de telecomunicaciones más relevantes del mundo.

"Es una gran oportunidad y un importante reto", afirmó en su primera declaración como presidente de Telefónica, en la que se comprometió a seguir "creando valor para el accionista".

22 de noviembre de 2000

Los primeros años de su mandato se enmarcaron en una vorágine de cambios, expectativas (y fiascos) en torno al mundo tecnológico y digital, que tuvo un profundo impacto en la evolución de Telefónica, plasmado en buena medida en su relación con sus distintas filiales.

Una de las primeras grandes decisiones del mandato de Alierta fue la salida a bolsa de Telefónica Móviles, que tuvo lugar el 22 de noviembre de 2000.

Ese día, el grupo puso en el mercado el 8,92% de su filial, protagonizando la que se convertiría en la mayor OPV de la historia de la bolsa nacional, al captar unos 3.735 millones de euros. Por entonces, aquel parecía un apéndice del negocio principal, pero cinco años después (y tras una marcha poco satisfactoria en bolsa), Telefónica revirtió aquella decisión al recomprar la participación que no controlaba de un negocio que acabaría resultando la pata esencial de su actividad.

Foto: (Foto: Reuters)

A la historia bursátil de Telefónica Móviles le pesaron en aquellos años —además de una serie de decepciones con las licencias de telefonía de tercera generación— los efectos del pinchazo de la burbuja puntocom, una realidad que pesó en mayor medida en la evolución de Terra, que también sería excluida del parqué en julio de 2005, tras menos de seis años como cotizada.

31 de octubre de 2005

Bajo el mandato de Alierta, Telefónica llevó su proceso de internacionalización a cotas que pocas empresas españolas han podido igualar en la historia. Ya a su llegada, el grupo contaba con una huella importante en Latinoamérica que, posteriormente, se vería complementada con el salto a varios de los principales mercados europeos.

Una fecha clave en este proceso fue el 31 de octubre de 2005, cuando anunció la compra de la compañía británica O2 por 25.665 millones. Con este movimiento, consiguió entrar en los mercados de telefonía de Reino Unido y Alemania, dos países que se han convertido en capitales para Telefónica, junto a España y Brasil. La transacción representó, en su momento, la mayor operación de una empresa española en el extranjero.

Antes de marcharse, en 2015, alcanzó un acuerdo con Hutchison para vender O2 por un importe de 14.000 millones, la mitad de lo que había desembolsado cuando la adquirió. Pero la operación no pudo cerrarse después de que Bruselas la vetase en mayo de 2016 —ya con Álvarez-Pallete en la presidencia—, al entender que la competencia en el mercado de telefonía se iba a reducir de tal manera que los consumidores se podrían ver afectados.

Bajo su mandato, Telefónica amplió su internacionalización a los mercados europeos

Más allá de O2, se adjudicó la operadora checa Cesky Telecom por 3.000 millones para venderla ocho años después por 500 millones menos. También adquirió activos de BellSouth en varios países de Latinoamérica y se expandió en Brasil a través de Vivo, compañía que compartía con Portugal Telecom y que compró en su totalidad en 2010.

12 de octubre de 2007

Si Alierta llegó al sillón de mando del consejo con el compromiso de seguir creando valor para el accionista, pocos podrían haberle discutido en 2007 que estaba cumpliendo su promesa. Una vez superados los negativos efectos de la crisis puntocom, Telefónica estaba protagonizando una notable escalada que la llevaría a convertirse el 12 de octubre de aquel año en la primera compañía española en alcanzar una valoración de mercado superior a los 100.000 millones de euros. Poco después alcanzó su máximo histórico, que quedó fijado en 111.032 millones.

Desde entonces, sus acciones han ido cayendo hasta registrar un tamaño de 21.334 millones al cierre de este miércoles, ya con José María Álvarez-Pallete asentado al frente de la compañía desde hace ocho años.

Más allá de este hito, el precio de la acción se abarató durante el mandato del histórico directivo. Tuvo los picos y los valles clásicos de la negociación bursátil, pero lo cierto es que la capitalización ascendía a 77.791 millones cuando asumió la presidencia y se quedó en 46.319 millones cuando abandonó el cargo. Es decir, su valor se redujo en un 40%, haciendo que sus acciones (ajustadas por dividendo) pasasen de costar 5,9449 euros a los 5,2634 euros (un retorno total negativo del 11,4%). En cualquier caso, por encima de los 3,71 euros que se pagan a día de hoy.

31 de diciembre de 2007

"Tenemos la mejor Telefónica de la historia, con una posición única y grandes oportunidades por delante que, le puedo asegurar, no vamos a desaprovechar. Estamos preparados para alcanzar el próximo nivel de liderazgo, esta es nuestra ambición y compromiso". Con estas palabras, incluidas en el Informe anual de Telefónica de 2007, su entonces presidente, César Alierta, exhibía la satisfacción por los logros alcanzados por el grupo que llevaba siete años pilotando. Ese año, Telefónica había presentado un beneficio récord de 8.966 millones de euros.

Desde entonces, la empresa solo ha logrado batir esa cifra una única vez. Fue en 2010, también bajo la presidencia de Alierta, cuando alcanzó el hito de los 10.167 millones de euros, un logro facilitado por el impacto extraordinario de la toma de control de Vivo en Brasil.

Foto: Logo de Telefónica. (Sergio Beleña)
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En términos generales, durante su mandato, el beneficio neto se amplió en un 73%, pasando de 1.804 a 3.126 millones. También se elevaron los ingresos, que llegaron a duplicarse. Así, en 1999, el año previo a su asunción del cargo, cuando era Juan Villalonga quien lideraba la compañía, la cifra de negocio se elevó a 22.957 millones de euros. Mientras que en 2016, cuando cedió el testigo a mitad del ejercicio, la facturación se elevaba hasta los 52.036 millones, consiguiendo más que duplicarla durante su mandato. Aunque esa cifra estaba alejada del récord de 62.837 millones que comunicó en 2011.

23 de diciembre de 2010

La principal mancha del mandato de Alierta en Telefónica tuvo su origen en su anterior etapa en Tabacalera. En noviembre de 2002, el presidente de la operadora se vio envuelto en un escándalo judicial por su presunta participación en un caso de información privilegiada cuando era presidente del grupo tabaquero.

Según la querella presentada por la Asociación de Consumidores y Usuarios de Servicios Generales de Banca y Bolsa, Alierta y varios miembros de su familia habían adquirido acciones de la compañía justo antes de que se ejecutara la adquisición del grupo nortamericano Havatampa, en noviembre de 1997. Aquella operación impulsó las acciones de la compañía, permitiendo al directivo y sus allegados embolsarse 1,8 millones de euros de plusvalías.

Tras varias idas y venidas, el caso concluyó el 23 de diciembre de 2010, cuando el Supremo absolvió a Alierta por considerar prescrito el delito, a pesar de dar por probado el delito de abuso de información privilegiada.

26 de julio de 2012

Otro momento difícil llegó el 26 de julio de 2012. Ese día, Telefónica anunció la decisión "excepcional y puntual" de cancelar el dividendo, ante la necesidad de reducir su elevado endeudamiento, que al cierre de 2011 superaba los 56.000 millones de euros.

Bajo el mandato de Alierta, Telefónica había hecho de la remuneración al accionista uno de sus grandes reclamos de inversión, retomando una larga tradición de la compañía en este campo. En 1998, bajo el mandato de Villalonga, el grupo había suspendido estos pagos, reemplazándolos por otras formas de retribución, pero en 2002, en medio de las turbulencias ocasionadas por la crisis puntocom, Alierta decidió retomar los dividendos.

Foto: Logo de Telefónica. (Reuters/Nacho Doce)

Tras la cancelación en 2012, el directivo cumplió el compromiso de retomarlo en los ejercicios siguientes, aunque bajo fórmulas como la del scrip dividend.

Para lo que sí fue efectiva aquella medida (y otras varias tomadas en los años siguientes) fue para el objetivo de rebajar la deuda, que al término de 2016 se ubicaba en los 48.595 millones de euros, una cifra que, no obstante, más que duplicaba los 20.824 millones registrados en 1999, el último año previo al aterrizaje de Alierta.

En la trayectoria profesional de César Alierta figuran muchos nombres, pero ninguno ejemplifica su ascenso a la primera línea del poder empresarial en España como el de Telefónica.

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