BBVA controló llamadas del Banco de España y del equipo de Guindos en el Ministerio de Economía

BBVA obtuvo, de forma presuntamente irregular, detalles sobre las llamadas intercambiadas entre El Confidencial, el Gobierno y el Banco de España, en mayo de 2012, un momento crítico para el sector financiero español y, por extensión, para la solvencia del Estado. Documentos del caso Villarejo a los que ha tenido acceso este medio revelan que la entidad, entonces presidida por Francisco González (FG), controló durante al menos nueve días el tráfico de llamadas del entonces periodista de este medio, Eduardo Segovia, en pleno rescate de Bankia.

Este espionaje tuvo lugar del 1 al 9 de mayo de 2012. El entonces director de Seguridad de BBVA, Julio Corrochano, recibió estos detalles unos días después, el 14 de mayo, a través de un correo electrónico enviado directamente por un comisario de la Policía, Enrique García Castaño, desde su dirección de correo electrónico corporativo. Este agente es considerado uno de los compinches de José Manuel Villarejo.

En dicho correo, no hay detalles sobre quién hizo el encargo a García Castaño y con qué motivo; quién facilitó a la Policía el número de teléfono fijo que había que controlar; ni lo que hizo Corrochano con el listado, en el que se detallan 159 llamadas recibidas y realizadas por el periodista de El Confidencial. El director de comunicación del banco en esos momentos era Ignacio Moliner.

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Entre dichas comunicaciones, destacan varias intercambiadas con Jaime E. Navarro, entonces asesor de comunicación del Ministerio de Economía liderado por Luis de Guindos, y también otras con un número de la centralita del Banco de España, cuyo gobernador era Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO). La relación de BBVA con el entonces ministro de Economía (actual vicepresidente del BCE) estuvo marcada por enfrentamientos públicos, en especial tras la negativa de FG a apoyar la creación del banco malo (Sareb). En ese momento, el ministerio estaba diseñando un real decreto, conocido en el sector como Guindos 2, que iba a implicar grandes provisiones al sector.

Poco antes de este control telefónico, en marzo de 2012, BBVA había salido ganador de la subasta de Unnim. Entre abril y mayo, el FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria) estaba ya trabajando en las posibles ventas de Banco de Valencia y Catalunya Banc, entidad que se quedó el grupo vasco dos años después.

[Consulte aquí el listado de llamadas espiadas]

Pero el principal hito que estaba teniendo lugar en los primeros días de mayo era la caída y rescate de Bankia. BBVA tuvo un papel clave como beneficiado (por la llegada de depósitos) y por la reunión en el Ministerio de Economía convocada por Guindos con el entonces presidente de Bankia, Rodrigo Rato, y sus tres principales competidores: Emilio Botín (Santander), Isidro Fainé (CaixaBank) y FG. El banquero gallego fue uno de los más tajantes a la hora de cuestionar el rescate diseñado por Rato, que hubiera evitado la nacionalización de Bankia.

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El listado de llamadas enviado por García Castaño a BBVA también incluye los contactos de este medio con los responsables de comunicación de entidades como Banco Sabadell (Gabriel Martínez) y de las extintas Bankia (Juan Emilio Maillo), BMN (Miguel Portilla) y Liberbank (Ángel Marcos).

La Policía y el banco vasco pudieron, además, seguir de cerca los contactos del periodista con agencias de comunicación (Silvia Albert, entre otras), abogados que pleiteaban contra la banca (Miguel Ángel García Campos), compañeros de El Confidencial y con familiares.

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El espionaje a periodistas por parte de Villarejo para BBVA era ya conocido en el sumario del caso que se instruye en la Audiencia Nacional. El juez y los fiscales ya analizaron el control del tráfico de llamadas realizado en 2016 a tres periodistas (entre ellos, uno que estaba en El Confidencial y el que firma esta noticia). Sin embargo, esta es la primera ocasión en que salen a la luz los registros que el banco obtuvo a través de medios presuntamente ilícitos, que le permitieron obtener detalles sobre las fuentes de información de periodistas, algo protegido por la Constitución.

El banco no ha reconocido estos hechos en ningún escrito enviado a la Audiencia Nacional, ni en ninguno de los documentos de su investigación interna remitidos al juez. En una de las pocas referencias que hay, BBVA explicó al juzgado en un escrito de 2020 que lo único que tiene acreditado son revisiones legales a los correos y teléfonos de sus empleados. "Esta es una posibilidad amparada en la legalidad y en la propia normativa interna de la entidad", exponían.