Fusiones, talento y público: de qué hablan las empresas de Defensa cuando nadie les oye

El principal objetivo de la feria de Defensa española Feindef, como el de todos los eventos de este tipo, es claro: mostrar las novedades del sector, de los flamantes sistemas de armas a los nuevos productos con tecnología punta, para lograr contratos. El evento está limitado al público profesional con invitación. Mandos militares nacionales y extranjeros se entremezclan en los pasillos con delegaciones políticas, diplomáticos y expertos de todo tipo pululando entre los stands, oteando el catálogo disponible o probando los equipos expuestos. Las empresas también aprovechan para anunciar acuerdos entre ellas, conocer nuevos proveedores o fortalecer alianzas. Esta es la cara pública e informativa del evento.

Pero alejados de los focos y titulares, las compañías también aprovechan estos actos para conversar discretamente con la comunidad de Defensa sobre el estado del sector. Esperanzas, cuitas y desafíos que no tienen nada que ver con lo que está expuesto, pero que marcan el día a día en sus agendas. El equipo de Defensa de El Confidencial ha conversado con decenas de firmas durante los tres días de feria. Esto es de lo que han hablado las empresas de Defensa cuando los micrófonos están apagados.

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El momento dulce

Quizás la conversación más repetido es la clara sensación de que la industria está "en otro momento" respecto a la anterior edición celebrada en 2021. Después de más de una década de recortes presupuestarios, desde hace un par de años comienza a sentirse un cambio de ciclo, acelerado y reforzado por la invasión rusa de Ucrania. Para el ejercicio 2023 se aprobó un incremento del 25% en el presupuesto de Defensa, al tiempo que se han anunciado aumentos significativos en partidas como la de innovación tecnológica en Defensa del Ministerio de Industria y en los programas especiales de armamento (5.000 millones anunciados en 2022 y otros 5.000 millones solicitados este 2023 a cuenta de ejercicios futuros).

Pero no solo es España. El sector se prepara para un aumento del gasto global a niveles no vistos desde la Guerra Fría, con gobiernos de todas las latitudes geográficas e ideológicas revisando la operatividad de sus fuerzas armadas, sus arsenales y sus programas armamentísticos. Especialmente en Europa, donde las fuerzas armadas de prácticamente todos los países están lejos de tener nivel para el combate. Y también en el seno de la propia Unión Europea, donde hay varios programas pioneros para compras militares conjuntas. "Hay dinero y el ciclo alcista durará varios años", resume un ejecutivo internacional.

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El optimismo está ligado también a un sentimiento de reivindicación en una industria con unas relaciones públicas complicadas. Se siente que es el momento de dar el debate público sobre la necesidad de mantener una capacidad de disuasión efectiva y operativa, y los beneficios de tener un equipamiento de Defensa tecnológico y de calidad. Y si es nacional, mejor que mejor. Además, también se comenta un renovado y sólido respaldo institucional para una comunidad incómoda para los políticos. No son pocos los que han planteado que se abra la feria al público -"al menos un día"- como suceden en otros eventos internacionales similares.

"La situación no puede ser más distinta a la de la anterior (Feindef). Ya llevábamos unos años de recuperación de la crisis, pero la guerra en Ucrania lo ha disparado todo. Como en la película, hay demanda de todo en todas partes al mismo tiempo", comenta una fuente de una empresa española de armamento. "Para nosotros es muy triste que sea una guerra la que haga que se revisen los arsenales y los equipos, sería mucho mejor contar con presupuestos estables a largo plazo y no tener estos sustos y estos picos de pedidos, que no son buenos ni para las fuerzas armadas ni para la industria", agrega.

Todos los ojos en Indra

Con el dinero fluyendo en el sector desde varios flancos y una renovada voluntad política para impulsar proyectos de armamento, hemos visto varios movimientos de alianzas y acuerdos públicos durante la feria. Escribano con Expal (para el Silam), SMS con Einsa (para logística de misiles), Navantia con Perseo y Saes (submarinos no tripulados), Grupo Oesia/Tecnobit con Thales y con Navantia, Telefónica con Airbus (5G)… Pero la sensación es que vienen más.

Todos los ojos del sector están puestos en Indra, llamada a ser el campeón nacional de Defensa en un momento clave. La entrada de Escribano en el capital de la cotizada con un 3% por 65 millones de euros —y la intención de llegar al 10% y buscar su asiento en el consejo— ha sido fue uno de los temas de conversación y especulación más recurrentes en los pasillos y reuniones de Feindef. ¿Cómo han logrado apalancar ese capital? ¿Por qué destinarlo a una inversión financiera justo cuando la compañía está en plena expansión industrial y tecnológica? ¿Cuál podría ser su posición en temas clave para el futuro de la compañía, como el plan de dividir la empresa entre movilidad y Defensa?

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También corrieron entre los asistentes los rumores sobre el nombramiento de un nuevo CEO, finalmente confirmados a mitad de la feria con la elección de José Vicente de los Mozos para reemplazar a Ignacio Mataix. De los Mozos, presidente de Ifema y exejecutivo de referencia de Renault, es un empresario vinculado al PP pero con valedores de peso en el PSOE. Aunque quizás había perfiles más vinculados con la naturaleza de la compañía, la opción elegida por el Gobierno, accionista mayoritario de Indra con el control del 25% a través de la SEPI, manda una clara señal a la industria.

"Parece que se ha optado por la decisión de Estado", explica un directivo que sigue de cerca los entresijos de Indra. "La dupla [del presidente Marc] Murtra (cercano a los socialistas) y De los Mozos puede dar estabilidad [a la compañía] que lleva años un poco sin rumbo. Y aquí todos sabemos que lo que pase con Indra es clave para el futuro del sector", afirma.

Movimientos corporativos

Todavía quedan muchos flecos pendientes, como potencial entrada de Indra en el fabricante de motores ITP Aero antes del verano. En un informe de Banco Santander a raíz de la irrupción de Escribano en el capital de Indra bajo el título "Noticias sobre la consolidación del sector de Defensa español", los analistas estiman que la tecnológica podría adquirir una participación financiera de hasta un 15% en la compañía vasca, que suministra motores y piezas para aviones civiles y militares.

Pocos días después de la feria, Amber Capital, el fondo de inversión de Joseph Oughourlian —máximo accionista de Prisa— aumentó su participación en Indra hasta un 7,24% con lo que pedirá un consejero en la próxima junta de accionistas de la compañía. El consejo de administración ya ha anunciado que, junto al representante de Amber, se sumarían dos nuevas consejeras independientes para mantener la neutralidad del órgano, como estipula su código de buen gobierno.

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Más allá de Indra, analistas, expertos y los propios empresarios consideran que, más allá de un núcleo de empresas con músculo, gran parte del sector está muy atomizado y con posibilidades de consolidación ante una competencia feroz (especialmente de las grandes multinacionales estadounidenses). El año pasado, la alemana Rheinmetall ya llegó a un acuerdo con Maxam para comprar a la española Expal Systems por un importe no revelado. Así que hay muchos comentarios sobre otros potenciales movimientos corporativos que se entremezclan con la incertidumbre política, con elecciones generales a finales de año.

"Diría que hay oportunidades para fusiones o adquisiciones, pero quizás las empresas españolas están más concentradas en crecimiento orgánico ahora mismo y las internacionales lo van a tener difícil ahora mismo porque los gobiernos no están ahora muy por la labor de permitir más capital extranjero en un sector estratégico", asegura un consultor empresarial de alto rango.

Lucha a cuchillo por el talento

Si hace un año, los problemas en las cadenas de suministros eran uno de los grandes dolores de cabeza de la industria —especialmente para aquellas en la vertiente más tecnológica—, ahora lo es el mercado laboral. Hay en el sector lo que muchos describen como "una lucha a cuchillo por el talento", disparada por el creciente número de proyectos y pedidos. Esta se da a lo largo de toda la cadena de valor, desde técnicos de FP a ingenieros y científicos.

"En las empresas de Defensa, el éxito está muy ligado al talento humano, ya que son compañías en constantes procesos de actualización tecnológica e innovación. Pero también nos cuesta fichar. Durante años, muchos jóvenes no han querido trabajar en sectores vinculados a lo militar. Eso es algo que la guerra de Ucrania está cambiando", indica el representante de una multinacional presente en la feria.

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El boom en mano de obra también hace que haya demanda de profesionales técnicos, que requieren de especializaciones muy definidas. Pero el auge de la demanda simultánea de profesionales de diversas escalas y países está empujando los salarios, lo que además deja a muchas pequeñas y mediadas empresas, y las públicas, en inferioridad de condiciones para competir en el mercado laboral.

"Ahora ya no solo hace basta con ofrecer salarios altos. Los jóvenes quieren ilusionarse con el proyecto, quieren trabajar en cosas que les motiven. Además, dependiendo del sector, buscan otro tipo de beneficios, como teletrabajo, conciliación y formación continua", comenta el CEO de una compañía mediana con un producto muy tecnológico. "El riesgo del talento es que ya saben todos inglés y la demanda es global. Muchos acabarán fuera".