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Con piezas de Ikea y mucha maña se puede montar un fregadero casero que ahorra agua
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Economiza hasta 40 litros a la semana

Con piezas de Ikea y mucha maña se puede montar un fregadero casero que ahorra agua

Aquellas personas con mucha maña o paciencia pueden construirlo desde cero, siguiendo un manual de instrucciones que se puede encontrar y descargar en la web de Space 10

Foto: Manual de instrucciones del fregadero casero. (EC)
Manual de instrucciones del fregadero casero. (EC)

Cada español gasta de media unos 133 litros de agua al día, según datos del INE. Pero podrían ser muchos menos con duchas más cortas, cerrando siempre el grifo al enjabonarse las manos o reutilizando el caudal que se emplea para lavar los platos. En esta última opción se centra el prototipo de fregadero que han ideado en Space 10, un estudio de diseño e investigación localizado cerca de la estación de trenes de Copenhague (Dinamarca). El novedoso lavabo contiene un biofiltro natural, que utiliza plantas de humedales para ahorrar unos 40 litros de agua a la semana, volviendo a usarla para regar, fregar el suelo o lavar el coche.

Aquellos con mucha maña o paciencia pueden construirlo desde cero, siguiendo un manual de instrucciones que se puede descargar en la web de Space 10. Este espacio está dedicado a la investigación y financiado por Ikea, por lo que algunas de las piezas imprescindibles para montar el fregadero casero se pueden encontrar en cualquier tienda del gigante sueco. Aunque también conviene dar un paseo por algún Bauhaus o Leroy Merlin para comprar los tornillos, tuercas y válvulas necesarias para empalmar todas las partes del lavadero. Lo más complicado será fabricar eficientemente el biofiltro con las plantas de humedales y algunos sustratos como roca volcánica, carbón activado y zeolita, materiales que se pueden encontrar en internet.

Comprando todo lo necesario, su precio ronda los 940 euros. Es un poco caro para una persona de a pie, pero se trata solo de un prototipo. Su creador, Esteban Gómez, explica a El Confidencial que "el uso de esta tecnología se encamina más hacia proyectos a gran escala". La intención es que estos biofiltros lleguen a utilizarse en edificios sostenibles, para tratar aguas residuales o de lluvia. "Ahora mismo, esto no va a reemplazar tu fregadero de la cocina, sino que es una estación adicional que puedes usar, por ejemplo, en el jardín", explica.

Para cotejar su funcionamiento, Gómez lo tiene instalado en la cocina de Space 10. Allí filtra el agua con la que sus compañeros se limpian las manos y enjuagan los platos. Tras realizar todo el proceso de filtrado, que suele tardar alrededor de 24 horas, utiliza el líquido para tener siempre llena la regadera y el cubo de la fregona. Aunque todavía están realizando pruebas, por el momento no se recomienda que utilizar para nada que tenga contacto humano. "Digamos que es un agua suficientemente limpia para que la pongas a las plantas y para fregar el suelo, pero no es un agua con la que puedas volver a lavar los platos", indica. Sí sirve para enjabonarse las manos, aunque en el manual de instrucciones se desaconseja, al menos hasta que estén totalmente seguros de que no supone un riesgo para la salud.

Esteban parece mañoso, y así se muestra cuando se le pregunta por la dificultad de montar el fregadero: "Digamos que es relativamente sencillo". La única parte que le parece más complicada es abrir el hueco donde va encajado el biofiltro. Hay que manejar una sierra, y aconseja pedir ayuda si no se tiene mucha habilidad en el bricolaje. Pero asegura que "realizar el resto del trabajo, como la conexión de las mangueras, es bastante sencillo". Eso sí, para los que habitualmente se desesperan con alguno de los clásicos muebles de Ikea, lanzarse a construir este fregadero puede ser una odisea, ya que también hay que modificar los tanques de agua y realizar una instalación eléctrica que, eso sí, para Gómez es "supremamente simple".

Foto: Luis Planas, Isabel Rodríguez y Teresa Ribera en rueda de prensa. (EFE/J. P. Gandul)

Una vez instalado el fregadero, necesita un mantenimiento. Pero, tranquilidad, porque es mucho menos laborioso que el montaje. Las plantas de los humedales se riegan solas con el agua que filtran, por lo que únicamente hay que cortarlas de vez en cuando para evitar que crezcan más de la cuenta. Esteban Gómez es muy cuidadoso con su proyecto y les pone un poco de agua fresca por encima para que no toda la que reciben sea jabonosa o contaminada. "Puede que no sea necesario, pero lo hago para mantenerlas bien", reconoce. Además, una vez al mes hay que limpiar los contenedores y una vez al año se cambian los sustratos del biofiltro.

Al leer todo el proceso de construcción y mantenimiento, se puede desatar la pereza. Para estos casos, el investigador recuerda que "manejar el agua de forma distinta y ser un poquito más eficientes con el recurso requieren esfuerzos". En España estamos más que acostumbrados a tener un fregadero que funcione ilimitadamente, pero hay otras zonas del mundo en las que un prototipo como este puede llegar a suponer mucho. Incluso en nuestro país, donde las sequías son cada vez más acuciantes, es importante empezar a pensar en soluciones para ahorrar la mayor cantidad de agua posible y emplear biofiltros como este puede ser una de ellas.

El investigador recuerda que "manejar el agua de forma distinta y ser un poquito más eficientes con el recurso requieren esfuerzos"

De hecho, a Gómez, que es colombiano, le surgió la idea en Ciudad de México, cuando vio que algunas de las comunidades que visitaba guardaban en cubos el agua que ya habían utilizado para volver a usarla al poner la lavadora o fregar el suelo. No realizaban ningún proceso de filtrado, más allá de pasarla por unas telas para eliminar pequeñas partículas y, posteriormente, añadir cloro; con los problemas de salubridad que esto supone.

Al observar esta situación recordó Lo-TEK. Design by Radical Indigenism, un libro que había leído unos años antes. En él, la arquitecta australiana Julia Watson expone el caso de Calcuta (India), que tienen un humedal enorme que procesa casi la mitad del alcantarillado de la ciudad y la transforman en una fuente de ingresos, utilizándola para la piscicultura y la agricultura. Toda esta inspiración fue la que le llevó a investigar sobre los procesos de filtrado en la naturaleza e impulsar este prototipo de fregadero que hoy muestra orgulloso.

Cada español gasta de media unos 133 litros de agua al día, según datos del INE. Pero podrían ser muchos menos con duchas más cortas, cerrando siempre el grifo al enjabonarse las manos o reutilizando el caudal que se emplea para lavar los platos. En esta última opción se centra el prototipo de fregadero que han ideado en Space 10, un estudio de diseño e investigación localizado cerca de la estación de trenes de Copenhague (Dinamarca). El novedoso lavabo contiene un biofiltro natural, que utiliza plantas de humedales para ahorrar unos 40 litros de agua a la semana, volviendo a usarla para regar, fregar el suelo o lavar el coche.

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