El autoconsumo se frena ante la pérdida de atractivo y la menor renta disponible de las familias

El autoconsumo residencial está sufriendo una fuerte pérdida de rentabilidad respecto de la que atesoraba hace pocos meses, durante 2022. El menor atractivo, sumado a la pérdida de poder adquisitivo de las familias españolas, está ralentizando el ritmo de instalación de paneles solares en los tejados, lo que está obligando a las empresas a reajustar sus expectativas sobre este negocio, al que se han lanzado una avalancha de empresas.

Fuentes del sector admiten que se está pinchando una burbuja emergente, ya que las condiciones de hoy en día son mucho menos favorables para acometer esta inversión. Confluyen una serie de factores que restan buena parte de la rentabilidad de la que gozaban hace solo meses. Y con unos periodos de amortización mucho más largos de los proyectados en 2022, los hogares además se encuentran con menos ahorros para afrontar una inversión de este tipo.

Las razones del pinchazo

Diversas fuentes del sector señalan que entre las principales razones para que ya no exista tanto interés está el fuerte descenso de los precios en el mercado mayorista. Desde principios de año se está dando, de una forma cada vez más acusada, precios de la electricidad que procede de la red próximos a cero durante las horas de sol, que son precisamente cuando actúan las instalaciones de autoconsumo.

Las fuentes consultadas señalan que la energía producida en el propio tejado está exenta de pagar tasas y peajes, pero mientras en 2022 se daban precios en el mercado mayorista estructuralmente superiores a 200 euros por MWh, este año casi todos los días se da la conocida como curva de pato, donde la luz se hunde a niveles próximos a cero en las horas de sol, debido a la entrada en funcionamiento de grandes macroinstalaciones de fotovoltaica.

A ello hay que sumar otros factores que de nuevo hacen que las instalaciones de autoconsumo ahora no sean tan rentables. Ahí cabe destacar el mayor coste de la financiación, ya que se trata de inversiones de varios miles de euros que muchos hogares costean con préstamos bancarios. La fuerte subida de tipos de los tipos de interés encarece el coste global de la instalación y, por tanto, la amortización también se alarga.

Otro factor que no es menor es la sensación de que se ha terminado la alegría con las ayudas procedentes de los fondos europeos. Las primeras convocatorias ya se han agotado. Sin embargo, fuentes del sector fotovoltaico explican que aún quedan 500 millones por distribuir. No obstante, detallan que estos fondos se canalizan a través de las comunidades autónomas y ahí, grandes regiones como Madrid o Cataluña no están ejecutando esta última partida de ayudas.

La cuestión no es menor, ya que la subvención supone una rebaja del 30% del coste total de la instalación. Y, además, en el mercado señalan que ya se está operando el efecto psicológico de rechazar la instalación si no logra la subvención, aunque sigan saliendo los números, dado que la rentabilidad se reduce mucho en comparación con las que sí han recibido ayudas. Empresas y representantes incluso creen que dar fondos a una tecnología que ya era rentable fue un error, porque cuando se terminen los fondos se agudizará el frenazo.

A estos factores además hay que añadir la sospecha de que habrá ayuntamientos que resten o eliminen la bonificación al IBI que se establece a los hogares que instalen placas solares. Ya hay grandes municipios que esperan a que pasen las elecciones del 28 de mayo para ir recortando una bonificación que está comprometiendo las cuentas del consistorio.

Todo lo anterior sin olvidar que tras la pandemia aumentó el coste de los paneles solares, la mayoría importados desde China, y la falta de instaladores también supone un coste añadido para montar estas instalaciones en los tejados.

Familias con menos recursos

A la fuerte rebaja de la rentabilidad se suma además la crisis que están sufriendo muchos hogares. La OCDE acaba de advertir que España es uno de los países donde más caen los salarios del mundo en términos reales. Ahora, además, Hacienda admite que la recaudación se ha incrementado aún más después de que el Gobierno haya rechazado deflactar la tarifa del IRPF, lo que ha aumentado el tipo.

A lo anterior hay que sumar la fuerte caída de los ahorros. A principios de febrero, el Banco de España advertía que "el flujo de ahorro de las familias desde finales de 2021 se ha reducido de forma muy notable, en un contexto marcado por elevadas tasas de inflación, en el que el consumo nominal ha crecido a un ritmo más elevado que el de las rentas".

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Derrumbe de expectativas de las empresas

En suma, la cuestión está impactando directamente contra las empresas dedicadas a este negocio. Esta misma semana, Holaluz presentaba resultados y advertía del derrumbe del negocio del autoconsumo. La firma ha tenido que rebajar con fuerza sus objetivos. Para este año esperan cerrar unos 15.000 contratos de autoconsumo frente a los 40.000 previstos. Y para 2024 prevén quedarse en 39.000, una cifra significativamente inferior a los 75.000 que pronosticaron. La empresa achaca esta caída, que notará en un menor ebitda, a la rebaja de los precios de la luz en el primer trimestre de 2023. Holaluz ha perdido más de un 50% en bolsa desde hace un año y se sitúa próxima a mínimos históricos.

Este retroceso de Holaluz se da en pleno caso EiDF, otra de las grandes promesas basadas en el autoconsumo que había acumulado una revalorización del 600% hasta que la CNMV suspendió a la empresa de cotización hace dos semanas. El mercado aún está pendiente de que reformules sus cuentas. Fuentes al tanto de la situación de la empresa aseguran que tendrá que apuntarse un beneficio muy inferior al que pretendía difundir en un primer momento, antes de que PwC se negara a firmarle las cuentas.

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Otras empresas también asumen el golpe. Esta misma semana la firma Ezzing alertaba de que "el mercado de autoconsumo se ha frenado en el primer trimestre de 2023". "El sector ha sufrido un retroceso en el volumen de instalaciones vendidas, principalmente por la pérdida de capacidad económica de las familias, con el incremento del precio de electricidad y el aumento del Euríbor" expone Alberto Cortés, CEO y cofundador de Ezzing.

"Iniciamos el año con la perspectiva de superar el objetivo de 9 GW de potencia de autoconsumo establecido desde las administraciones para 2030, pero a día de hoy la meta más realista es igualar el crecimiento del año anterior, cuando se realizaron instalaciones capaces de generar 2,5 GW de potencia para alcanzar los 5,2 GW en el conjunto de España”, añade este experto.