KKR propone una quita del 75% a los bonistas de Telepizza o les dará las llaves por un euro

El futuro de Telepizza se decide este próximo viernes. KKR, Juan Abelló (a través de Torreal), Artá Capital, Altamar y J Safra Group han convocado una junta general extraordinaria para aprobar una reducción de capital que compense las pérdidas de los tres últimos años, que ascienden a 195 millones. Pero sobre todo para proponer a dos bonistas una drástica quita para salvar la compañía. De lo contrario, estos fondos de capital riesgo, que compraron la empresa de comida rápida en 2018 por 604 millones de euros y han inyectado más dinero para salvarla, han comunicado a los acreedores que les entregarán la compañía por un euro.

Así lo aseguran varias fuentes próximas a las negociaciones, que admiten la complicada situación financiera por la que atraviesa Food Delivery Brands, el grupo bajo el que opera Telepizza. En este sentido, añaden que KKR y Torreal, los dos mayores accionistas, han comunicado a los bonistas que no están dispuestos a aportar más capital a la sociedad si los tenedores de la deuda no aceptan previamente la condonación de cerca del 75% del total del pasivo, que asciende a algo más de 400 millones netos.

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Se trata de una quita muy elevada, que pone de manifiesto que Telepizza no será capaz de generar el cash suficiente para atender sus próximos vencimientos. Entre otros, los 45 millones que recibió en forma de créditos ICO de la mano del Santander y otros 43 millones concedidos por Tasty Bidco y BG Select Investment, accionistas de la compañía. Los fondos también aportaron 16,8 millones de euros en enero de 2021, mientras que varios directivos inyectaron tres millones a finales del pasado año para ir salvando las tensiones de liquidez. Un esfuerzo que, sin embargo, no ha sido suficiente, debido a una serie de circunstancias imprevistas y extraordinarias.

KKR, Torreal, Artá, Altamar y Safra consideran que el impacto del covid, el mal acuerdo firmado con el grupo estadounidense Yum para gestionar la marca Pizza Hut por parte del anterior consejero delegado, Pablo Juantegui, y la subida de los precios de las materias primas han llevado la compañía a una situación insalvable. Pese a los esfuerzos de Jacobo Caller Celstino, el nuevo primer ejecutivo, por ahorrar costes y elevar los ingresos, sin la condonación de la deuda, Telepizza está condenada a cerrar.

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Según fuentes próximas al caso, los private equities ya han comunicado que no van a poner dinero nuevo sobre dinero viejo porque no ven salida a Telepizza en los próximos cinco años, salvo que los bonistas acepten perdonar más de 250 millones de los 335 que les adeuda la compañía. Si no fuera así, se produciría lo que en el argot corporativo se conoce como entrega de llaves. Es decir, dar el control de la sociedad a los acreedores a un precio testimonial de un euro, situación que solo se ha dado en situaciones muy especiales. Telepizza ha contratado a Houlihan Lokey como asesor de la reestructuración, mientras que los bonistas, entre los que se encuentran BlackRock, Generali y Allianz, se han puesto en manos de Rothschild.

Insostenible

El pasado 1 de diciembre, la agencia de calificación Moody's decidió bajar un peldaño la nota de Telepizza, de Caa2 a Caa3, tras conocer que el grupo bajo el que opera, Food Delivery Brands, registró unas pérdidas de 27,7 millones hasta septiembre. En un comunicado, los analistas de la agencia han indicado que la rebaja en la calificación se debe a un desempeño operativo "más débil de lo esperado" y a una liquidez "deteriorada". Esta calificación es lo que se conoce como bono basura.

La firma especializada en medir la solvencia financiera de empresas asegura que Telepizza tiene una estructura de capital "insostenible" debido, entre otros aspectos, a un ritmo "incierto" de recuperación a la luz del "desafiante entorno económico". La rebaja del rating también refleja la "mayor probabilidad" de incumplimiento en los "próximos seis a 12 meses", así como unas "menores expectativas" de recuperación para los acreedores tras anunciar la compañía que se estaba asesorando para efectuar cambios en su negocio, en su estructura de capital y en su alianza estratégica con Yum! Brands.

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La cadena registró unas ventas de 958 millones de euros, lo que supone un 17,9% más que en el mismo periodo del año anterior y un 4,6% más respecto a 2019. Así, la facturación en el tercer trimestre alcanzó los 339,2 millones de euros, un 16,6% más que en el mismo periodo de 2021, según ha informado en un comunicado

Pese al incremento en las ventas, el negocio se ha visto impactado por la alta inflación, y el resultado bruto de explotación (ebitda) ajustado durante los nueve primeros meses del año se sitúa en los 28 millones de euros, un 5,8% menos que en el mismo periodo del año anterior, debido a la dificultad para repercutir íntegramente la subida de costes a los consumidores.