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Reunión secreta de Gil Marín, con Luis Enrique y Oughourlian en el banquillo
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EN SU MANSIÓN DE LA FINCA

Reunión secreta de Gil Marín, con Luis Enrique y Oughourlian en el banquillo

El consejero delegado del Atléti convocó el pasado jueves en su mansión de La Finca a las principales estrellas rojiblancas para hacerles saber la delicada situación del club

Foto: Gil Marín junto Joao Félix y Cerezo, en la presentación del delantero. (EFE)
Gil Marín junto Joao Félix y Cerezo, en la presentación del delantero. (EFE)

Miguel Gil Marín está digiriendo uno de los peores momentos como consejero delegado del Atlético de Madrid desde que se hizo con las riendas oficiales del club en 2004 tras la muerte de su padre. No porque no haya vivido tormentas más eléctricas, como el descenso a Segunda División en mayo de 2000. O cuando los auditores le preguntaron de quién eran realmente los jugadores de la plantilla, si de la entidad deportiva o de la familia. Su problema es que, tras el fichaje del Cholo Simeone, había acostumbrado a su fiel afición a probar las mieles del triunfo (dos ligas en diez años) y a convertirse en serio aspirante a ganar la Champions League.

La reciente eliminación de cualquier competición europea y el hecho de haber casi tirado ya casi la competición doméstica en la jornada 12 (está a nueve puntos del líder) le ha exigido dar un paso adelante a un hombre que apenas sale del despacho y rehúye cualquier protagonismo. Sin embargo, el miércoles, tras caer con estrépito contra el Benfica, decidió actuar. Según fuentes próximas al mandatario rojiblanco, el jueves convocó a varios de los cracks del Atleti a su mansión, ubicada en la urbanización de lujo de La Finca. Allí estaban los Oblak, Koke y Griezmann a los que les hizo saber el impacto que va a tener en la Sociedad Anónima Deportiva no jugar ni la Europa League, ya que en su presupuesto estaba incluido llegar al menos a cuartos de la Champions.

Foto: Griezmann, durante el partido contra el Brujas. (EFE/Stephanie Lecocq)

Un roto de entre 40 y 50 millones, dado que solo ganó un partido de la liguilla de grupos, cerca del 10% de los ingresos del club a corto plazo, algo más por el componente variable de algunos contratos comerciales. Algo subsanable si no fuera porque el Atleti se ha comprometido a pagar ya al FC Barcelona 20 millones para recuperar al astro francés tras aplicar un plan de ajuste de gastos, como demuestra que el pasado verano fue el más austero de la era Gil, con solo un fichaje, el de Nahuel Molina, por 15 millones. El resto de incorporaciones, como Reguilón, Saúl o Witsel, son cesiones o han venido gratis sin pagar traspaso.

Según estas fuentes, Gil Marín les explicó a sus estrellas —el viernes lo hizo a toda la plantilla— la importancia de ganar los dos partidos (Espanyol y Mallorca) antes del parón previo al Mundial de Qatar ante la cada vez mayor oposición del Frente Atlético, el grupo de aficionados radicales del Atleti, a los que el consejero delegado ya no controla como antes. Y sobre todo la obligación de quedar entre los cuatro primeros en la Liga para volver a jugar la Champions en la temporada 2023-2024.

"La clasificación para competir en UEFA Champions League es un objetivo estratégico para el club, pues permite la consolidación del primer equipo entre los mejores de Europa, afianza el plan estratégico comercial, la expansión de marca y una consolidación del valor de sus activos, de la marca y de los derechos económicos de sus jugadores, así como garantiza el crecimiento sostenido de su masa social" les expuso, con otras palabras menos técnicas, Gil Marín, como bien reza el informe de auditoria del Atlético de Madrid SAD. En lenguaje futbolero, o quedan los terceros o los cuartos en la Liga o no podrá hacer frente a las millonarias nóminas de los Oblak, Griezmann, Joao Felix, Carrasco y Morata.

Foto: Los jugadores se marchan del césped tras caer por 2-1 en Oporto. (Reuters/Miguel Vidal)

Por supuesto, tampoco a la de Simeone, unos 46 millones brutos anuales, que aún tiene contrato hasta 2024, pero cuyo mensaje no parece calar como antes en una plantilla que no responde a las expectativas del Civitas Metropolitano. En otra de las recientes reuniones que ha mantenido Gil Marín para otear el futuro, sobre la mesa del CEO se puso el nombre de Luis Enrique, el seleccionador español, que, si no media cambio de opinión, dejará el equipo nacional tras el Mundial de Qatar y estará disponible para la siguiente temporada. Un nombre que le suena bien al licenciado en Veterinaria, ya que lo intentó fichar antes de convencer al Cholo.

Para solucionar esta encrucijada, el principal accionista del Atleti cuenta con la ayuda y asesoramiento de Joseph Oughourlian, presidente de Prisa, la editora de 'El País' y Cadena Ser, que también anda con problemas financieros relevantes. Gil Marín y el inversor armenio son muy amigos. Prueba de ello es que entre los dos se compraron en 2016 el Racing Club Lens de Francia, un equipo ascensor (de los que bajan y suben a la Primera gala) por unos 6 millones. Un año después, el heredero de Jesús Gil vendió su participación a Amber Capital, el fondo del Oughourlian, por el mismo dinero que puso (3 millones). Todo ello a través de una sociedad, Atlético de Madrid International Hodling, por la que el español invierte en clubes internacionales, como el San Luis de Potosí (México) o el Atlético Ottawa (Canadá) y que en la temporada 2020-2021 le provocó unas pérdidas operativas de 25 millones.

Foto: El presidente de Prisa, Joseph Oughourlian. (EFE/Fernando Alvarado)

Gil Marín y Oughourlian tienen una relación muy estrecha y se hacen favores con mucha frecuencia. Uno de los últimos fue la compra del Real Zaragoza por parte del armenio, operación con sabor tanto deportiva como inmobiliaria, en la que el administrador del Atleti tuvo mucha influencia. El consejero delegado rojiblanco intermedió con César Alierta, expresidente de Telefónica, y con Javier Tebas, el presidente de LaLiga, para que el director de Amber Capital se hiciera con el histórico club aragonés, ahora en Segunda pese a sus seis copas del Rey y una Recopa, en compañía de varios empresarios colombianos.

Según otras fuentes, Oughourlian está dispuesto a echarle una mano a la familia Gil, parte de cuya fortuna —las propias acciones del club— está hipotecada por las deudas del Atleti. Un pasivo que Gil Marín ha reducido en los últimos cinco años gracias a una gestión ordenada, con una deuda refinanciada, pero que se ha encarecido por el esfuerzo realizado para competir con los mejores. El Atleti ya tuvo que hacer una ampliación de capital de 180 millones en el verano de 2021, utilizada para el desembarco del fondo americano Ares Management, que también ha participado en la toma del Real Zaragoza. Y tiene algunos accionistas, como el israelí multimillonario Idan Ofer, que está más que molesto con la situación actual al no haberse cumplido nada de lo que le prometieron en 2017.

Una coyuntura, con los ingresos a la baja, que no ayuda al presunto intento de venta del club por parte de los Gil y Enrique Cerezo. Algo previsto para dentro de dos años cuando termine su nueva ciudad deportiva y pueda sacarle todo el valor, muchos años de goles y sufrimiento.

Miguel Gil Marín está digiriendo uno de los peores momentos como consejero delegado del Atlético de Madrid desde que se hizo con las riendas oficiales del club en 2004 tras la muerte de su padre. No porque no haya vivido tormentas más eléctricas, como el descenso a Segunda División en mayo de 2000. O cuando los auditores le preguntaron de quién eran realmente los jugadores de la plantilla, si de la entidad deportiva o de la familia. Su problema es que, tras el fichaje del Cholo Simeone, había acostumbrado a su fiel afición a probar las mieles del triunfo (dos ligas en diez años) y a convertirse en serio aspirante a ganar la Champions League.

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