La final más triste del Atlético de Madrid pilla a Simeone en la tempestad

Se antoja complicado escribir un guion más dramático, enrevesado, cruel y, para bien y para mal, rojiblanco, que la última semana del Atlético de Madrid. El equipo dirigido por Diego Pablo Simeone parecía haber dejado atrás las dudas de un inicio de temporada lejos de las expectativas, mejorando poco a poco en su juego y siendo reconocibles sobre el campo. Pero la visita del Bayer Leverkusen al Metropolitano lo rompió todo. A aquel penalti errado, con su consecuente, rebote al larguero y rechace desviado en mitad de un desconcierto arbitral, le siguió una derrota en el último minuto frente al Cádiz. ¿El problema? No hay tiempo para lamentos. Los colchoneros están eliminados de la Champions League, pero todavía deben cerrar su paso a la Europa League, algo que no está fácil. Las cuentas son relativamente sencillas: ganar te da el paso a la competición menor del continente europeo. En frente, un Oporto que se juega el primer puesto del grupo, y, por tanto, un 'rival más asequible' en octavos de final. En caso de empate, los de Simeone necesitarán que el Leverkusen empate o pierde frente al Brujas (que también necesita igualar o superar el resultado del Oporto para continuar primero); si el Atleti pierde, solo les valdrá una derrota de los pupilos de Xabi Alonso.

Simeone quiso reanimar las sensaciones del equipo en la rueda de prensa previa al partido, recordando la buena racha que tenían antes de la semana fatífica. "Tenemos un buen equipo, lo sé. Hay que tener paciencia y saber sostener los golpes. Cuando uno se sostiene en el ring, tal vez toque una para nosotros", reflexionó el argentino. En el apartado de buenas noticias, aunque sean escasas, Álvaro Morata fue incluido a última hora en la convocatoria rojiblanca. El susto sufrido el fin de semana se quedó en un golpe y, aunque todavía no esté en plenitud, el delantero favorito del técnico argentino estará disponible para una nueva final. El Atleti sigue tan perdido como la mirada de Yannick Carrasco tras fallar el dichoso penalti. Pero fútbol no perdona y esta noche se vive una final en Oporto. La tarea de Simeone es reactivar a sus futbolistas a tiempo. Nadie mejor para ello.

Por si fuera poco, las polémicas

El menú de disgustos se regó con los vinos de la polémica. Joao Félix se reivindicó con un gol y medio en la truncada remontada liguera, demostrando que su calidad está fuera de cualquier duda, otra cosa es su implicación. Tras su imperial chut en Cádiz, el portugués celebró con rabia y con gestito. A nadie se le escapa su destinatario. La relación del crack portugués y Simeone es fría. Joao entiende que se ha ganado un puesto de titular, que su calidad y valía está demostrada. Simeone, como ha dejado caer en distintas declaraciones, cree que el puesto hay que ganárselo en los entrenamientos. Ante el Cádiz, el luso fue el mejor jugador de los rojiblancos el rato que estuvo sobre el campo. En la retina de los aficionados están los buenos tramos de Félix vistiendo la camiseta colchonera, pero también cuando baja los brazos y se convierte en un jugador menor. Las dos caras de cualquier estrella que se precie para un culebrón que parece nunca acabar en el reino del Metropolitano.

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Albert Ortega

No es el único en el ojo del huracán. Marcos Llorente o Sergio Reguilón, que todavía no ha debutado, pero que ya entró en la pasada lista y repite ante el Oporto, se dejaron ver de fiesta de Instagram después de la derrota, precisamente en la celebración de cumpleaños de la pareja de este último, cuya profesión es la de influencer. Pocas cosas hay tan lícitas para un futbolista y que tan mal siente a la afición. Aunque el lateral izquierdo, canterano madridista, pareció aceptar que su futuro no pasaba por la parroquia rojiblanca el mismo día que fue presentado, cayendo a la primera en la trampa del: ¿celebrarías un gol ante el Real Madrid?".