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La desgracia se apodera de un Atlético de Madrid que explota en el descuento de Cádiz (3-2)
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Derrota en el último suspiro

La desgracia se apodera de un Atlético de Madrid que explota en el descuento de Cádiz (3-2)

El conjunto rojiblanco perdió el encuentro en el minuto 98 para dejar en inútil el doblete de Joao Félix. Además, Simeone perdió a Morata y Kondogbia en una semana negra

Foto: Morata se lamenta tras caer lesionado. (Reuters/Jon Nazca)
Morata se lamenta tras caer lesionado. (Reuters/Jon Nazca)

Ni un doblete del defenestrado Joao Félix pudo salvar al Atlético de Madrid de Simeone de alargar su caída libre en una tarde desastrosa que cierra una semana negra. El delantero portugués saltó al césped en la segunda parte y marcó dos goles de bella factura en tres minutos para situar el empate en el marcador. Pudo ser el héroe, porque tuvo un cabezazo clarísimo en el minuto 96. Pero el fútbol es tan cruel y el Atlético de Madrid tan desgraciado que Rubén Sobrino mataría las esperanzas de sumar tres puntos en el minuto 98, cuando ya agonizaba el encuentro. El Atlético es un flan en defensa y atraviesa una de las múltiples crisis que ha vivido en las últimas dos temporadas. Este equipo es irreconocible.

Nada ejemplifica mejor el apagón psicológico y futbolístico del conjunto de Diego Pablo Simeone que encajar un gol en el segundo 27 por parte del Cádiz. Fue salir y llevarse la primera en la frente, cuando el Pacha Espino le comió la espalda al desconcentrado Nahuel Molina, puso un centro tenso al segundo palo y Théo Bongonda cogió a contrapié a Jan Oblak. El 2-0 fue calcado, con Nahuel Molina quedando en evidencia y De Paul mirando en primer plano el remate de Álex Fernández. Una situación que refleja la falta de solidez defensiva y concentración mínima exigible para la élite. El cuadro colchonero reaccionaría con velocidad en una doble ocasión con Ángel Correa como protagonista, pero se escapó el 1-1.

placeholder El entrenador argentino del Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone durante el partido. (EFE/Román Ríos)
El entrenador argentino del Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone durante el partido. (EFE/Román Ríos)

Los rojiblancos apretaban con más corazón que cabeza a través de combinaciones en la frontal que morían en la orilla. En el minuto 10, para colmo, Mbaye derribó a Álvaro Morata en el interior del área y el árbitro, que no vio penalti, tuvo que parar el encuentro porque el delantero centro español cayó lesionado. Entró Matheus Cunha para pasar de puntillas por el partido. El nerviosismo se apoderó de un Atlético de Madrid sin chispa, ideas ni clarividencia ofensiva ante un Cádiz bien parapetado atrás y con todo de cara tras el tempranero 1-0. De Paul, quien debía llevar el timón del centro del campo, se perdía entre un enjambre de piernas.

El Atlético lo dejó todo para el final

El Cádiz volaba al contragolpe y dejaba al Atlético en situaciones peligrosas cada pocos minutos... que abortaban Oblak y Reinildo. El uruguayo Brian Ocampo amargaría la tarde a Nahuel Molina y al sistema defensivo visitante. Su verticalidad disparó al conjunto gaditano y le dio oxígeno y profundidad en cada contragolpe. Al descanso, lo mejor para el espeso Atlético de Madrid era el resultado, puesto que Oblak salvaría el 2-0 de Rubén Sobrino (a pase de Ocampo) con una gran mano. La segunda parte empezó con un acercamiento del Cádiz y una ocasión clarísima para Correa que obligó a Ledesma a firmar una parada milagrosa para salvar el gol rojiblanco.

placeholder La batalla en el centro del campo. (Reuters/Jon Nazca)
La batalla en el centro del campo. (Reuters/Jon Nazca)

Acto seguido, Carrasco salió al contragolpe, encaró y se introdujo en el corazón del área, donde Bongonda lo derribó. Sánchez Martínez no vio nada y Simeone realizó un doble cambio al retirar a Correa y al propio Carrasco por Griezmann y Joao Félix. Con la defensa de cinco implantada atrás, el Atlético seguía sin presionar arriba en una dirección de campo desconcertante por parte de Simeone. Poco después, Kondogbia también caería lesionado para que el canterano Pablo Barrios saltase al terreno de juego.

En lugar de sufrir, el Cádiz disfrutaba defendiendo para disgusto de Simeone. El técnico argentino gesticulaba en la banda y transmitía desesperación. El Atlético se chocaba con un muro y hasta Reinildo fallaba, pero Witsel corrigió el envío en el último momento. Cada futbolista hacía la guerra por su lado y el Atlético de Madrid era un equipo desestructurado. En ese momento llegó el segundo tortazo gaditano, cuando Nahuel Molina se zampó otra pelota a su espalda, Álex Fernández entró solo sin que De Paul hiciera ni el mínimo gesto de interceptar el balón y fusiló a Oblak a dos metros.

placeholder El luso entró con fuerza. (Reuters/Jon Nazca)
El luso entró con fuerza. (Reuters/Jon Nazca)

El Atlético reaccionaría a lo grande, a diferencia de la primera parte. Joao Félix de tijereta (y rebote) hizo el tanto el empate y, solo tres minutos después, el luso recibió un pase de Griezmann para sacarse un zapatazo desde la frontal del área y salvar a Simeone y al Atlético de Madrid. Lo que más rabia da del portugués es que todas las partes saben que tiene un talento descomunal y no son capaces de dotarlo de regularidad y liderazgo. En el minuto 96, el delantero portugués tendría la victoria en sus manos, cuando remató con potencia un centro de Witsel, aunque su cabezazo se marchó susurrando la madera. El destino volvería a castigar al Atlético y Rubén Sobrino condenaría a los rojiblancos a la derrota al anotar el definitivo 3-2 en el último minuto.

Ni un doblete del defenestrado Joao Félix pudo salvar al Atlético de Madrid de Simeone de alargar su caída libre en una tarde desastrosa que cierra una semana negra. El delantero portugués saltó al césped en la segunda parte y marcó dos goles de bella factura en tres minutos para situar el empate en el marcador. Pudo ser el héroe, porque tuvo un cabezazo clarísimo en el minuto 96. Pero el fútbol es tan cruel y el Atlético de Madrid tan desgraciado que Rubén Sobrino mataría las esperanzas de sumar tres puntos en el minuto 98, cuando ya agonizaba el encuentro. El Atlético es un flan en defensa y atraviesa una de las múltiples crisis que ha vivido en las últimas dos temporadas. Este equipo es irreconocible.

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