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El Atlético se despide de la Champions (y la Europa League) con horror en Oporto (2-1)
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El Atlético se despide de la Champions (y la Europa League) con horror en Oporto (2-1)

El conjunto rojiblanco no logra la clasificación para la Europa League tras perder en Oporto y queda último de grupo. Jan Oblak salvó una goleada en un partido desastroso de los de Simeone

Foto: Los jugadores rojiblancos se lamentan tras el 2-0. (Reuters/Miguel Vidal)
Los jugadores rojiblancos se lamentan tras el 2-0. (Reuters/Miguel Vidal)
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El Atlético de Madrid perpetró un partido anticompetitivo en Do Dragao (2-1) y tampoco jugará la Europa League tras quedar eliminado de la Champions League. El Atlético fue un equipo hundido, roto, desestructurado y sin tensión. Un conjunto de jugadores que no supieron defender con honor la camiseta rojiblanca y que culminaron una fase de grupos desastrosa, que se salda con el club madrileño como cuarto clasificado y fuera de todas las competiciones europeas. Fue pitar el árbitro y el Atlético de Madrid ya estaba derrotado. Los goles de Mehdi Taremi en el minuto cinco de partido y de Stephen Eustáquio en el 25 tan solo confirmaron el destino de un club que se agarró a un estelar Jan Oblak para evitar una goleada deshonrosa y que tuvo que aguantar los gritos de "olé, olé" por parte del público local. En el último minuto del partido, el Atlético maquilló el resultado con un gol en propia puerta de Iván Marcano.

La presión alta que quiso instaurar Simeone en el césped luso fue como pegarse un tiro en el pie. Medio equipo iba arriba y el resto se quedaba en su campo, lo que propiciaba latifundios para los jugadores del Oporto. En el minuto cinco de encuentro y en la primera llegada seria de los locales, el Atlético de Madrid encajaría un gol en una defensa horrible del área. Un pase filtrado de Otavio a la espalda de Giménez para Evanilson no activó a la zaga colchonera, que se quedó paralizada en el tiempo y contemplando cómo el pase de la muerte del brasileño era rematado a placer por Mehdi Taremi. Nahuel Molina no llegó a cerrar y Savic y Giménez hicieron aguas.

placeholder Sin reacción. (EFE/Estela Silva)
Sin reacción. (EFE/Estela Silva)

Pudo ser peor, mucho peor..., si Jan Oblak no hubiese estado en el terreno de juego. El portero esloveno evitó una goleada, porque de otra pérdida absurda de Rodrigo de Paul nació una ocasión clarísima para Galeano, que perdonó ante el espigado guardameta colchonero. El Atlético de Madrid estaba anestesiado y solo Griezmann inyectaba un poco de adrenalina en dosis demasiado pequeñas como para despertar al equipo de Simeone. Los colchoneros eran de todo menos un conjunto dirigido por el técnico argentino. Perdían duelos divididos, no tenían intensidad, se despistaban hasta en los saques de banda y cortocircuitaban a la más mínima duda.

Sin reacción, coraje ni corazón

En el minuto 25 llegaría el segundo tanto en un fallo multiorgánico en defensa que señaló a toda la zaga, con especial atención para Savic por la pérdida y a Nahuel Molina, porque su espalda fue una autopista donde no se pagaba peaje. Galeano ganó en velocidad por banda a Savic, que cometió un fallo grosero al despejar al aire y Stephen Eustáquio no falló en un remate demasiado cómodo. Simeone se desesperaba a gritos en la banda, porque sus jugadores no hacían caso de las indicaciones que el preparador argentino había expresado instantes antes.

Por suerte para el Atlético de Madrid, Oblak sacaría un pie fantástico para evitar el 3-0... cuando Savic había vuelto a fallar. Se llegó al descanso y las caras eran de sufrimiento y descomposición. Entonces, la segunda parte inició con los mismos jugadores, como si Simeone estuviera complacido con lo observado durante la primera parte. No hubo reacción. Ni siquiera un espejismo. El Atlético de Madrid era un equipo inerte. El técnico argentino trató de agitar el encuentro con la entrada de Matheus Cunha y Yannick Carrasco, que entraron por Joao Félix y Saúl Ñíguez. El portugués se fue herido y sin cruzar miradas con Simeone.

placeholder Un drama en defensa. (EFE/Estela Silva)
Un drama en defensa. (EFE/Estela Silva)

Lo cierto es que podría haber cambiado a todo el equipo titular prácticamente. Otra vez el 3-0 estuvo sobre la mesa, aunque el Oporto perdonó. El partido avanzaba sin grandes sobresaltos, porque al Oporto no le interesaba un intercambio de golpes y el Atlético de Madrid no daba más de sí. Hasta que todo voló por los aires. Pudo alterarse la inercia del encuentro si el gol anulado a Antoine Griezmann llega a subir al marcador, pero el colegiado señaló falta previa de Rodrigo de Paul por dejar el pie en un balón dividido. También Ángel Correa tuvo una ocasión clarísima... y la envió a las manos de Diogo Costa. Los locales no pisaron el freno y, de nuevo, Oblak mantuvo firme el 2-0 en el marcador.

En los últimos minutos, el Atlético de Madrid se fue con todo en ataque. Ni Carrasco ni Correa, tampoco Griezmann, pudieron recortar distancias en el electrónico y eso que el belga tuvo una oportunidad de oro. También el Oporto, que se chocó de bruces con Oblak. Al final, en el último minuto del partido, Iván Marcano se marcó un gol en propia puerta tras un córner botado por los rojiblancos. El conjunto de Simeone abandonó la competición con una derrota que expone todas sus carencias competitivas esta temporada. A este equipo no se le puede pedir que siempre juegue bien, pero hay aspectos básicos del cholismo que han sido olvidados por completo: no dar un balón por perdido, defender juntos y organizados, superar los momentos adversos y, sobre todo, competir hasta el final. Nada de esto ha hecho el Atlético de Madrid en la presente Champions League.

El Atlético de Madrid perpetró un partido anticompetitivo en Do Dragao (2-1) y tampoco jugará la Europa League tras quedar eliminado de la Champions League. El Atlético fue un equipo hundido, roto, desestructurado y sin tensión. Un conjunto de jugadores que no supieron defender con honor la camiseta rojiblanca y que culminaron una fase de grupos desastrosa, que se salda con el club madrileño como cuarto clasificado y fuera de todas las competiciones europeas. Fue pitar el árbitro y el Atlético de Madrid ya estaba derrotado. Los goles de Mehdi Taremi en el minuto cinco de partido y de Stephen Eustáquio en el 25 tan solo confirmaron el destino de un club que se agarró a un estelar Jan Oblak para evitar una goleada deshonrosa y que tuvo que aguantar los gritos de "olé, olé" por parte del público local. En el último minuto del partido, el Atlético maquilló el resultado con un gol en propia puerta de Iván Marcano.

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