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El tejido empresarial español se rebela contra el Gobierno por la crisis energética
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La inflación, en máximos de 30 años

El tejido empresarial español se rebela contra el Gobierno por la crisis energética

La escalada de luz, gas y carburantes hace saltar las costuras del sistema productivo y levanta en armas a colectivos estratégicos como camioneros, ganaderos, la industria o las contratistas de la Administración

Foto: Ganaderos se manifiestan por las asfixia que sufre el sector. (EFE/Pepe Torres)
Ganaderos se manifiestan por las asfixia que sufre el sector. (EFE/Pepe Torres)
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La crisis energética desata la rebelión empresarial. La asfixia que están sufriendo determinados sectores por la carga adicional que suponen los precios récord de luz, gas y carburantes está haciendo saltar las costuras de la paz social. Transportistas, ganaderos, agricultores, la industria electrointensiva... A medida que los principales afectados de esta subida de costes van acumulando agravios, aumentan los decibelios de sus quejas y suenan los tambores de huelga. En paralelo, la calle se calienta. Este mismo sábado, 200 transportistas han increpado y lanzado huevos a la vicepresidenta Segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, a su llegada a Valencia.

El encontronazo llega apenas cuatro días después de que la patronal de los camioneros haya convocado una parón para los días previos a la Navidad, toda una amenaza cuando el desabastecimiento por los fallos de la logística mundial están haciendo fuerte mella sobre la economía: el sector del automóvil, por ejemplo, tiene atascada la producción por falta de microchips.

El malestar de los transportistas viene de atrás. Aseguran que sus reivindicaciones no se atienden desde febrero de 2020, pero el detonante último ha sido el encarecimiento de los carburantes. El gasóleo (1,384 €/l) y la gasolina 95 (1,519 €/l) rozan ya el máximo histórico de 2012 y los camioneros, en muchos casos, no pueden trasladar esta carga extra de sus costes, ya que los contratos con sus clientes no contemplan revisiones.

No es el único sector que ha estallado. El campo ya se ha echado a la calle. Los ganaderos y agricultores aseguran que la subida de sus costes lleva su negocio a pérdidas. Se quejan, de nuevo, del aumento del precio del gasóleo y la luz. Pero hay otros costes como los fertilizantes, que también han aumentado, ya que a su vez también sufren el encarecimiento energético. Prueba de ello es que Fertiberia, uno de los principales proveedores de fertilizantes, ha decretado paros parciales por el elevado coste de aprovisionamiento de gas natural.

placeholder Atasco a la altura de la autovía de Barcelona (A-2). (EFE/Fernando Villar)
Atasco a la altura de la autovía de Barcelona (A-2). (EFE/Fernando Villar)

Ganaderos de diversas partes de España se han manifestado delante de las fábricas de la industria láctea, a las que culpan de su situación, pero apuntan más arriba: piden medidas al Ministerio de Agricultura "y, si no, tendrá que resolver la situación Moncloa", aseguraba este jueves el secretario de Ganadería de UPA, Ramón Santalla, a Radio Nacional. De nuevo su problema es que los mayores costes no son compensados por la industria láctea que compra la leche, ya que los contratos no incluyen revisiones de precios, lo que está asfixiando al sector, denuncian los afectados.

Hay más colectivos que han puesto de manifiesto su difícil situación esta semana. La gran industria electrointensiva daba la voz de alarma este lunes. A través de la asociación AEGE, denunciaron que "las medidas del Gobierno, hasta el momento, no logran mitigar el impacto de los elevados precios energéticos; el problema continúa y asfixia el futuro de la industria electrointensiva". Estas empresas, entre las que se encuentran firmas como Sidenor, Alcoa, Air Liquide, ArcelorMittal, Ercros, Celsa, Asturiana de Zinc o Ferroatlántica se quejan de la falta de respuestas para bajar el precio de la luz que ofrecen las eléctricas.

Las 'utilities', por su parte, han salido al paso. Sidenor e Iberdrola han intercambiado un cruce de acusaciones de forma pública por quién tiene la culpa del problema. Las eléctricas culpan a la gran industria de especular con los precios de la energía y no cubrirse lo suficiente mientras las grandes industrias ven un lucro excesivo por parte de sus suministradoras. La realidad es que diversas fábricas han previsto ya paradas de producción con ceses temporales de actividad. El precio de la luz, que ronda los 200 euros MWh cuando habitualmente está en 50 euros MWh, supone una amenaza en el empleo del sector secundario, ya de por sí muy castigado durante los últimos años por la deslocalización.

Ribera frena el plan para bajar la luz

Desde AEGE pedían utilizar la sobrerretribución que reciben las renovables con prima para bajar la luz (conocido como RECORE). Sin embargo, este plan que manejaba el Ministerio para la Transición Ecológica, liderado por la vicepresidenta Teresa Ribera, ha quedado en vía muerta tras la falta de apoyo político. Este mismo viernes, el director general de Política Energética, Manuel García, ha trasladado a la asociación de comercializadoras ACIE que están escuchando propuestas, pero no se va a aprobar por ahora ninguna medida, advierten fuentes al tanto de las conversaciones.

Foto: Foto: iStock.

La amenaza no se circunscribe a los grandes consumidores de electricidad. La industria intensiva en consumo de gas vive una situación tan preocupante o más. Hace pocos días, la patronal Gas Industrial, donde se concentran firmas como Seat, Pamesa, Ence, Mahou-San Miguel, Fertiberia, Roca o Esmalglass, pedían una rebaja en el IVA del gas para poder soportar la coyuntura actual. Este hidrocarburo ha pasado de costar 20 euros por MWh a superar los 100 euros MWh. Un incremento de costes que los obliga a subir los precios de sus productos, como advertía recientemente el presidente de Pamesa, Fernando Roig.

Otro colectivo que está viendo cómo la subida de luz, gas y carburantes va contra sus márgenes son los contratistas de la Administración pública. Estas empresas ya han contactado con despachos de abogados en busca de una solución. Su problema es que la fuerte subida de los suministros básicos para la fabricación de sus productos no se reconoce en sus adjudicaciones públicas. Así, fuentes jurídicas explican cómo empresas que proveen de material de todo tipo a la Administración están sufriendo sobremanera la crisis energética y ya buscan la forma de reclamar.

En este caso, las fuentes consultadas aseguran que se puede apelar a la figura jurídica 'rebus sic stantibus' ('estando así las cosas') que invoca una situación extrema para cambiar los términos de un contrato negociado previamente sobre un contexto que nada se parece al actual. Este recurso se ha disparado en litigios causados por la pandemia.

Foto: Obra del túnel de Porto Camba, en Orense, de la línea de AVE Madrid-Galicia. (EFE)

Además de asfixiar muchos negocios, otros están capeando el temporal con subidas de precios, un cóctel que se ha convertido en una bomba de inflación que mella el bolsillo de las familias. El dato de IPC de octubre es del 5,4%, el más elevado en 29 años. La debilidad actual del euro frente al dólar agrava el problema por la importación de hidrocarburos más costosa.

La elevada inflación supone una pinza diabólica para otro sector de peso como el inmobiliario. Una de las principales compañías como es Metrovacesa, propiedad de Santander y BBVA, admitía a sus bonistas en octubre que la inflación supone una carga adicional de costes que puede venir acompañado de menor demanda, dado que un aumento de dicha inflación puede conllevar subida de tipos de interés y, por ende, menor demanda hipotecaria.

Este castigo sobre el poder adquisitivo está teniendo un reflejo directo en las estimaciones de crecimiento. El mayor varapalo lo ha asestado la Comisión Europea, que este jueves ha dejado su pronóstico de PIB para España en el 4,6%. El cálculo de Bruselas está muy por debajo de las previsiones de crecimiento del Gobierno, que estima casi un 7%, sobre el que ha construido los Presupuestos Generales del Estado. España ha pasado de ser el país que más iba a crecer de la Unión Europea, ya que durante la pandemia fue el que más cayó, a que el aumento del PIB será el 17.º del grupo comunitario, con lo que la mayoría de países de nuestro entorno crecerá más, según Bruselas.

Foto: La presidenta del BCE, Christine Lagarde, y el presidente de la Fed, Jerome Powell. (Reuters/Mike Theiler)

Con todo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, consiguió enfriar a principios de otoño a su socio de Gobierno, Unidas Podemos, que llegó a amenazar en verano con movilizaciones en las calles por el elevado precio de la luz. El presidente del Gobierno neutralizó el malestar social afirmando en septiembre que la luz estaría en 2021 al nivel de 2018, una promesa que mantiene pese a que muchos expertos del sector ven muy difícil que se cumpla. Máxime, cuando el Ministerio para la Transición Ecológica no acaba de dar con la clave más allá de la bajada de impuestos aplicada.

Se decretó un duro golpe a las eléctricas, fundamentalmente a Iberdrola y Endesa, que posteriormente fue matizado hasta el punto de que muchos creen que prácticamente no tendrá impacto en las 'utilities'. Posteriormente, ha tratado de recurrir a las renovables con primas para que estas dispongan su energía a precios baratos, un plan que ha soliviantado a las pequeñas comercializadoras, que han visto amenazado su negocio. Este plan, por ahora, duerme el sueño de los justos. Mientras, el malestar empresarial se acrecienta. El PNV pidió el jueves vigilar a las eléctricas ante su sospecha de dificultar contratos a la industria. La asfixia de las empresas puede tener influencia en la gobernabilidad.

La crisis energética desata la rebelión empresarial. La asfixia que están sufriendo determinados sectores por la carga adicional que suponen los precios récord de luz, gas y carburantes está haciendo saltar las costuras de la paz social. Transportistas, ganaderos, agricultores, la industria electrointensiva... A medida que los principales afectados de esta subida de costes van acumulando agravios, aumentan los decibelios de sus quejas y suenan los tambores de huelga. En paralelo, la calle se calienta. Este mismo sábado, 200 transportistas han increpado y lanzado huevos a la vicepresidenta Segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, a su llegada a Valencia.

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