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La industria pesada tira de medidas extremas para sobrevivir al golpe de la factura eléctrica
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"Los números no cuadran"

La industria pesada tira de medidas extremas para sobrevivir al golpe de la factura eléctrica

Cerca de una decena de grandes empresas siderúrgicas o metalúrgicas han anunciado parones o que funcionarán de noche para compensar el aumento del recibo. ¿Hasta cuándo?

Foto: Empleado de una fábrica metalúrgica. (EFE)
Empleado de una fábrica metalúrgica. (EFE)
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Suena el teléfono en el interior de una metalúrgica en A Coruña. El reloj ya ha dado las 13:00, pero pasan los segundos y nadie levanta el auricular. Por fin, brota una voz con marcado acento. "¿Diga?", responde el hombre. "No, yo solo soy el de seguridad. Llame por favor a partir de las 14:30, que es cuando viene la telefonista".

La anécdota es, en realidad, un síntoma preocupante. Esta y otras fábricas han desplazado el grueso de su jornada laboral a las tardes, noches y fines de semana —o para ser más preciso, a las horas valle— para tratar de amortiguar el impacto que la subida de la luz ha tenido sobre las cuentas de la industria pesada española, que se ve abocada incluso a cierres parciales o parones con tal de, al menos, no perder dinero con la producción.

Foto: Planta de ArcelorMittal. (Reuters)

Cada día, un nuevo nombre se suma al de las grandes empresas que han anunciado una readaptación forzosa al tarifazo eléctrico: ArcelorMittal, FerroAtlántica, Sidenor, Fertiberia, Asturiana de Zinc, Naval de Reinosa, Megasa... Muchas de ellas ya llevaban tiempo con horarios nocturnos y de fines de semana para optimizar su trabajo y evitar las horas con la luz más cara, pero ahora se abren a medidas más y más extremas.

"El incremento del precio ha supuesto que en los últimos meses se haya subido de un 40 a un 70% lo que supone en los costes de producción", explican fuentes cercanas a una de estas empresas. "Como no para de subir, hay momentos en los que no es rentable, y no se puede estar todo el rato perdiendo, perdiendo, perdiendo...".

Para los pequeños consumidores, el Gobierno sugirió adaptar tareas de la casa como planchar o poner la lavadora a las horas en que el precio del kilovatio/hora resultaba más asequible. Sin embargo, una gran siderúrgica no tiene la opción de apagar y encender las máquinas a voluntad. "Uno de nuestros principales procesos de producción es la electrólisis, algo que consume muchísima carga eléctrica, y no puedes parar de un día para otro, podrías cargarte todo el sistema", detallan estas mismas fuentes. "Así que lo que hemos planteado es ralentizar la producción en determinados momentos puntuales, picos de coste eléctrico, con lo cual se rebaja la potencia de consumo y se produce más lento".

El encaje es complicado porque, además, todos los encargos que se están completando ahora fueron realizados hace meses. El aumento del precio de la electricidad les ha obligado a hacer un puzle de producción y encajar en esos momentos grandes mantenimientos previstos para próximos meses con el temor de que el recibo pueda seguir subiendo en lo que queda de año. "Ahora mismo, no está afectando a la entrega del producto terminado, pero no sabemos qué pasará a medio plazo".

Una de las primeras fue Sidenor, que anunció una parada total durante 20 días. Tras ella, también en el norte, vinieron las siderúrgicas Naval de Reinosa y ArcelorMittal, que ha anunciado su decisión de hacer parones de actividad en su división de productos largos, la que fabrica por ejemplo alambres, alambrones o barras corrugadas. "Hemos tomado la decisión de llevar a cabo en las acerías eléctricas de esta división de la compañía en Europa paradas cortas y selectivas en aquellos tramos horarios en los que el coste de la energía eléctrica es más elevado, debido a que el alto coste de la energía eléctrica está impactando en su rentabilidad", explican desde la empresa a El Confidencial. La decisión, dicen, está en permanente revisión, ya que se evalúa a diario en función de la evolución de los precios de la luz. "No se ha comunicado qué plantas van a ejecutar esta medida, si bien en España la planta de Olaberria-Bergara pertenece a esta división y podría estar afectada".

Foto: Foto: Reuters.

La estrategia a seguir depende mucho de qué produzca cada industria, algunas están reduciendo la actividad y otras trasladándola a horarios nocturnos o fines de semana, pero todas comparten una inquietud: que el empleo se vea perjudicado si la situación se prolonga hasta mediados de 2022.

Con estos parones, se ve aún más lejano el objetivo europeo de que la industria esté cerca de suponer el 20% del PIB nacional. Actualmente, según datos de la última EPA, el sector industrial supone el 15% del PIB español y da empleo a 2,66 millones de personas. Solo las empresas electrointensivas mantienen 100.000 puestos de trabajo directos y unos 200.000 indirectos. Todos esos puestos de momento se mantienen, pero no está claro durante cuánto tiempo pueden aguantar las compañías.

Deslocalización en el horizonte

Fernando Soto, director general de la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía, lo tiene claro: "Estoy bastante preocupado, los números no cuadran".

Esta asociación ya lideró iniciativas en el pasado, como un acuerdo entre más de 28 grupos industriales de la cuenca asturiana para hacer compras conjuntas de electricidad, pero el continuo aumento de los costes eléctricos ha sacudido cualquier estrategia. "Necesitamos energía competitiva mediante acuerdos bilaterales, contratos de larga duración a precios con los que podamos competir con Francia o Alemania", dice Soto. "Allí todo va a contratos bilaterales, solo tienen el 20 o 30% de la energía en el 'pool' diario, mientras que en España los mercados de futuros no tienen liquidez y cuando nos ofrecen algo resulta disuasorio, por eso las empresas buscamos el mercado diario".

Hasta ahora, esta resultaba la forma más competitiva de adquirir la electricidad para alimentar las grandes fábricas españolas, acereras, siderúrgicas o metalúrgicas, pero en estos momentos supone un riesgo enorme. "Actualmente, para 2022 solo tenemos cubierto un 9% de la energía", precisa Soto, "para el 90% restante estamos a la expectativa".

De nuevo, estamos en una fase inicial de malas noticias. De prolongarse este funesto dominó, las siguientes fichas en caer serán las de los empleos —consecuencia de una bajada continua de la actividad— y por último una palabra maldita que ya algunos empiezan a susurrar: deslocalización. "El riesgo de deslocalización está ahí, si la situación se prolonga en el tiempo, la foto cambiaría", indica el director general de AEGE. "Algunas empresas ya nos han dicho que si esto sigue así, en 2022 será insostenible".

placeholder Planta siderúrgica. (Reuters)
Planta siderúrgica. (Reuters)

Por su parte, Andrés Barceló, director general de Unesid, la Asociación de Empresas Productoras de Acero y de Productos de Primera Transformación del Acero de España, señala diferentes propuestas que han hecho al Gobierno para intentar cambiar la marcha de la situación. O al menos que el golpe sea más liviano.

"Creemos que, por ejemplo, una subasta propia para nuestro sector podría ser una opción dentro de las reformas que quiere hacer el Ejecutivo, separándonos de las comercializadoras. También hemos pedido alguna moratoria e incluso estamos con el Gobierno en que Bruselas debe hacer algo ya, hay que repensar el mercado porque se hizo para un momento muy diferente al actual", señala el empresario. Pero no tiene claro si eso bastará para superar lo que está por venir. "Estamos en una situación, digamos, difícil, muchas empresas bastante tienen si consiguen equilibrar gastos e ingresos".

Su preocupación ya no va solo con la luz, sino que añade más variables. "El gas está subiendo, el gasoil también, las materias primas... Veremos qué ocurre en los próximos meses, pero parece bastante claro que vamos a ver cómo crece la inflación y no están claras sus consecuencias". Como explica Barceló, ahora estamos viendo cómo se va hacia parones o cambios de horarios de forma particular, pero es solo un pequeño preludio de lo que puede estar por venir. "Calculamos que al menos los dos próximos trimestres van a ser muy duros, y si no se toman medidas, no solo lo vamos a sufrir nosotros, es que va a llegar hasta el consumidor final. Ya hay industrias que están subiendo los precios, y no solo por la luz".

Suena el teléfono en el interior de una metalúrgica en A Coruña. El reloj ya ha dado las 13:00, pero pasan los segundos y nadie levanta el auricular. Por fin, brota una voz con marcado acento. "¿Diga?", responde el hombre. "No, yo solo soy el de seguridad. Llame por favor a partir de las 14:30, que es cuando viene la telefonista".

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