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El cataclismo del Barça y el bolsillo del 'soci': colecta popular o sociedad anónima
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EN CAUSA DE DISOLUCIÓN

El cataclismo del Barça y el bolsillo del 'soci': colecta popular o sociedad anónima

El Barça ha entrado oficialmente en causa de disolución, con un agujero de 450 millones, desfase que solo puede corregir con medidas históricas en sus 122 años de vida

Foto: Joan Laporta, presidente del FC Barcelona. (EFE)
Joan Laporta, presidente del FC Barcelona. (EFE)

Joan Laporta admitió este viernes con absoluta crudeza la quiebra financiera en que está inmerso el Fútbol Club Barcelona desde hace año y medio. No es que no pueda pagar la nómina de Leo Messi, la leyenda del Barça y del fútbol mundial, es que tampoco puede hacer frente a las de Jordi Alba, Gerard Piqué, Sergio Busquets y Antoine Griezmann. Tiene una plantilla por encima de sus posibilidades, que tiene que aligerar antes del 31 de agosto. Le toca despedir, no fichar.

Una crisis que dio su primer aviso en febrero de 2020 cuando fichó a Martin Braitwaite (ocho goles en 53 partidos) por 18 millones, del Leganés, para cubrir la baja de Luis Suárez. Fue la primera vez que incumplió las obligaciones con la banca, grandes entidades internacionales, impago que ocultó al 'soci', más preocupado por las humillaciones del equipo en Europa que de la cuenta de resultados. Sobre todo porque ellos pagaban religiosamente su cuota anual, y los aficionados, los más de 100 euros por las camisetas de poliéster que imitan las de las estrellas, que valen 150. Pero, ahora, los culés van a tener que hacer un curso acelerado de finanzas porque el cataclismo del Barça va a afectar a sus bolsillos.

Como confirmó Laporta, el club ha acabado la temporada 2020-2021 con unas pérdidas de 487 millones de euros. Como al cierre del curso 2019-2020, la institución deportiva tenía un exiguo patrimonio de 36 millones, el agujero patrimonial a día de hoy es de 450 millones. Si en lugar de ser un club de socios, el FC Barcelona fuese una empresa privada, una sociedad anónima, la ley mercantil concluiría que la compañía estaría 'de facto' en causa de disolución. Según la normativa, tendría seis meses para tapar ese desfase, que habitualmente suele corregirse con una reducción de capital para absorber las pérdidas y una posterior ampliación de capital con aportación de fondos. Así lo hizo Prisa, la dueña de ‘El País’ o la SER, en febrero de 2018 para salir de la quiebra técnica.

Foto: Messi rompe a llorar durante su despedida. (Reuters)

Aunque al Barça no le aplica la ley mercantil, en la práctica se rige por principios similares, ya que se financia con bancos y con bonos y, en consecuencia, en seis meses tendrá que conseguir esos 450 millones para tapar un agujero histórico, nunca sufrido por el rey de copas de España. La pregunta es de dónde sacará ese dinero. A bote pronto, solo tiene dos opciones. Una consiste en vender activos, ya sea jugadores, el Camp Nou, el nuevo Estadi Johan Cruyff, terrenos que tiene en cartera o la división digital.

Desprenderse de 'cracks' sería presuntamente lo más fácil, pero en Europa, salvo en Inglaterra, la situación de la industria del fútbol es igual de famélica. Los clubes de Francia están en ayunas tras perder el contrato audiovisual la temporada anterior, y en Italia, el Milan y el Inter han caído en manos de dos fondos buitre, Elliot y Oaktree, que solo quieren recobrar la deuda. Por tanto, han puesto las plantillas en el mercado, con la devaluación que ello supone: más oferta que demanda.

Foto: Messi anota un gol en la Champions en 2019. (Reuters)

En Alemania, como se sabe, tras la crisis de principios de siglo por la quiebra de la cadena de televisión que les pagaba las nóminas, se gestionan con rigor germano. Solo jugadores de futuro como Pedri o Ansu Fati, si se recupera de su larga lesión, tendrían un precio de mercado que permitiese al Barça ingresar una suma de dinero para salir de la UCI y bajar a planta. Sería, no obstante, una descapitalización futbolística con que no podría aspirar a los torneos grandes durante mucho tiempo, salvo milagro en la cantera, donde asoman buenas promesas (Balde, Gavi y Nico), pero aún verdes.

La segunda es hacer una colecta entre los socios, los propietarios del club, que podrían acordar una derrama. Al cierre de 2020, la entidad deportiva contaba con 140.000 'socis', por lo que les tocaría aportar 3.200 euros por cabeza para colaborar en la salvación de lo que Vázquez Montalbán llamaba el ejército desarmado de Cataluña. Algo parecido a lo que se pidió a los partidarios de los políticos independentistas para pagar las fianzas impuestas por el Tribunal de Cuentas por los desvíos de fondos de la Generalitat. Apenas recaudaron un millón.

El 'crowdfunding' de Giró

Como levantar 450 millones, incluso una cuarta parte, a través de una colecta se presenta muy difícil, Laporta tiene que pensar en un plan B de carácter extraordinario y de un impacto monumental en los casi 122 años de historia: convertir el club en una sociedad anónima. El presidente aseguró durante su campaña electoral que, además de garantizar la continuidad de Messi, no contemplaba esa opción cuando estimaba que las pérdidas de la temporada 2020-2021 serían de 200 millones.

Ahora es consciente de que la realidad es más dramática de lo que pensaba. Jaume Giró, el actual 'conseller' de Economía, le planteó una emisión de bonos por 200 millones suscrita por los aficionados a cambio de promociones deportivas. Aunque se lO llamó 'crowdfunding', que suena más 'trendy', era igualmente una cuestación, tocando la fibra del socio culé, como cuando en 1957 la entidad lanzó unas obligaciones hipotecarias por 100 millones de pesetas para construir el actual Camp Nou. Pero Giró se bajó del barco azulgrana cuando comprobó que Laporta no tenía ni para avalar su propia candidatura y se hipotecó con empresarios con ambiciones curiosas.

Foto: Jaume Giró. (EFE)

En las altas esferas de Cataluña, se teme que, de no mediar milagros, el club pasará a manos de los acreedores más pronto que tarde, porque no será capaz de generar ingresos suficientes para devolver los 1.000 millones que adeuda. Goldman Sachs, su principal financiador (ni CaixaBank ni Banco Sabadell son los mayores prestamistas, porque no aceptan el riesgo Barça), tiene todas las de ganar para ser el propietario en un futuro cercano. Salvo que los 'socis' de todo el mundo, porque el club es universal, pasen por ventanilla por amor a unos colores.

Joan Laporta admitió este viernes con absoluta crudeza la quiebra financiera en que está inmerso el Fútbol Club Barcelona desde hace año y medio. No es que no pueda pagar la nómina de Leo Messi, la leyenda del Barça y del fútbol mundial, es que tampoco puede hacer frente a las de Jordi Alba, Gerard Piqué, Sergio Busquets y Antoine Griezmann. Tiene una plantilla por encima de sus posibilidades, que tiene que aligerar antes del 31 de agosto. Le toca despedir, no fichar.

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