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¿Quién financiará los déficits del covid? BCE y Bruselas apuntan a los bancos
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COMPRARÁN DEUDA PARA ALIVIAR SUS CUENTAS

¿Quién financiará los déficits del covid? BCE y Bruselas apuntan a los bancos

El informe de supervisión de las instituciones europeas da por hecho una compra masiva de bonos soberanos por parte de los bancos. Vuelve el ‘carry trade’ como vía de ingresos

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La banca se ha llevado un duro golpe de los mercados por la crisis del coronavirus. Una vez más, “es el patito feo al que todos disparan cuando hay tensión”, como siempre dice un conocido gestor de bolsa española. Las entidades se enfrentan a los problemas clásicos cuando hay problemas en la economía como morosidad y caída de ventas de productos financieros. Y como ocurrió en 2012, inician la práctica del ‘carry trade’. Esto es, recibir liquidez del Banco Central Europeo (BCE) y comprar deuda pública, obteniendo ingresos con el diferencial de intereses.

El BCE y la Comisión Europea dan por hecho que esta práctica se va a intensificar en los próximos meses porque se cumplen dos factores para ello. La emisión de más deuda por parte de los estados para financiar los déficits públicos en los que van a incurrir en 2020 y en 2021, y por el desplome en la remuneración de la actividad puramente bancaria, como conceder financiación o vender y proveer productos financieros.

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“Mirando hacia adelante, como las necesidades de financiación del Gobierno aumentan para financiar la respuesta a la crisis, el sector bancario podría incrementar otra vez la participación de la deuda pública en su cartera”, señala el informe de vigilancia tras el rescate financiero de 2012 que publica Bruselas. El análisis es semestral, y el de primavera, publicado este miércoles, es el primero incluyendo efectos del deterioro económico a raíz del covid-19.

Estos déficits serán cuantiosos. El informe recoge la previsión de una caída del PIB del 9,4%, con un agujero en las cuentas públicas del 10,1% en 2020 y del 6,7% en 2021. La deuda pública, que ya rozó en marzo el 99% del PIB desde el 95,5% de diciembre, escalará según esta proyección hasta el 115,6% este año. Así, el BCE ya juega un papel clave para sostener estos números con las compras de activos, y también lo hará la banca.

El vínculo entre el riesgo financiero y el riesgo soberano ha sido una preocupación de las instituciones europeas desde que agravó la crisis de deuda de 2011 y 2012 y puso en riesgo el futuro del euro. Y también un freno al desarrollo de la Unión Bancaria. En el centro y norte de Europa suelen recordarles a los países del sur esta amenaza para la estabilidad financiera antes de avanzar con cualquier mutualización de riesgos.

Durante el momento más crudo de la Gran Recesión, la banca española llegó a acumular el 30% de la deuda pública española

Durante el momento más crudo de la Gran Recesión, la banca española llegó a acumular el 30% de la deuda pública española. Cualquier accidente en uno u otro lado se hubiera trasladado. E incluso sin ello, contribuyó a disparar la aversión al riesgo hacia el sector financiero y hacia el Reino de España como emisor. La ratio ha disminuido drásticamente, hasta el 14% en enero, según los últimos datos del Tesoro.

En la dirección contraria, en un contexto de disminución paulatina del tamaño del balance agregado de los bancos españoles, el peso en los mismos de los bonos soberanos españoles disminuyó desde el 9,4% en diciembre de 2018 hasta el 8,1% de diciembre de 2019, “lo que hace que los bancos sean menos vulnerables a las alzas en los rendimientos del Gobierno”, arguye la ‘troika’.

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Estos movimientos de la deuda se produjeron con intensidad en marzo, con repuntes de las rentabilidades y caídas en los precios, por su relación inversa. También aumentaron las primas de riesgo periféricas, ya que la ola de ventas fue más intensa con los bonos españoles, italianos o griegos. El BCE tuvo que anunciar una nueva bazuca, con 120.000 millones extra para sus programas vigentes y un nuevo paquete especial contra la pandemia de 750.000 millones, lo que calmó a los mercados de renta fija y devolvió la liquidez.

La volatilidad de marzo supuso un quebranto para los inversores, incluyendo los bancos por sus tenencias de deuda, Pero también fue una ventana de oportunidad para comprar bonos con descuento esperando que la actuación de la institución presidida por Christine Lagarde, que ha puesto el foco en evitar una fragmentación financiera de la eurozona, provocara una recuperación parcial de los precios. Y así ha sido, conteniendo las primas de riesgo con niveles récord de compras de activos, pese a que de por medio el Constitucional alemán lo haya cuestionado.

La banca ya está comprando deuda

Todas las entidades españolas, con la excepción de Banco Santander, engordaron sus carteras de deuda, conocidas en la jerga como ALCO. Los directores financieros vuelven así a tener una importancia vital. Los bonos mantenidos a vencimiento, a coste amortizado en contabilidad, suman ingresos por sus cupones en el margen de intereses, maltrecho por el frenazo en la concesión de hipotecas, por las moratorias y porque la actividad en empresas se ha centrado en créditos ICO con una carencia el primer año.

Por su parte, la deuda contabilizada a valor razonable suma o resta ingresos del resultado de operaciones financieras (ROF). Las entidades compraron deuda en el primer trimestre, en la mayoría de los casos en marzo ante los bruscos altibajos de los precios. En general, los portafolios ALCO disminuyeron entre 2018 y 2019, después del revés de los mercados hace justo dos años por la exposición a deuda italiana.

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BBVA, por ejemplo, elevó su cartera desde 50.800 millones hasta los 54.300 millones, rompiendo la tendencia de descenso del año anterior. Casi la mitad de estos activos son europeos, con 24.200 millones, con una duración media de 3,3 años. La deuda española acapara 15.400 millones, con 11.600 millones contabilizados a coste amortizado y 3.800 millones a valor razonable. Italia suma 4.800 millones, mientras que en el resto de Europa hay 100 millones a coste amortizado y 3.900 millones a valor razonable. Fuera de Europa, hay presencia en la cartera de los países importantes para la cuenta de resultados: México (6.600 millones), resto de América Latina (3.300 millones), Turquía (7.900 millones) y Estados Unidos (12.400 millones).

Las carteras ALCO se usan como vía alternativa de ingresos o como cobertura (‘machear’ o ‘hedgear’, en la jerga). El consejero delegado de Banco Santander, José Antonio Álvarez, siempre dice que la estrategia se basa en cubrir el riesgo de tipos de interés de los países en los que está presente. El grupo cántabro acabó el primer trimestre con 75.000 millones, de los que 10.000 millones eran deuda española, frente a la cifra de 17.000 millones hace un año y los 15.000 millones de junio de 2019.

Pero el Santander es una excepción frente a los otros grandes cuatro bancos, como ya se ha visto en BBVA y como ha hecho también el resto. CaixaBank elevó un 40% su cartera hasta los 45.300 millones, 25.400 millones a coste amortizado y 19.900 millones a valor razonable. El 83% de esta deuda es española, seguida de un 7% italiana y otro 7% portuguesa, un 2% estadounidense y un 1% francesa. El banco tiene presencia importante en España y Portugal, pero no en Italia o Estados Unidos. El año pasado había mantenido el portafolio a coste amortizado por encima de los 16.000 millones, pero redujo la parte contabilizada a valor relativo desde 22.700 millones hasta 15.800 millones. Entre enero y marzo aumentó las dos carteras, hasta 25.400 millones y 19.900 millones respectivamente.

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Banco Sabadell fue la entidad que más sufrió en bolsa hace dos años por su exposición a deuda italiana, de 10.000 millones en aquel momento. Ahora es de 2.900 millones, tras un descenso del 50% en el último año, y está contabilizada principalmente a coste amortizado, para que su volatilidad no penalice a la cuenta de resultados.

El banco elevó su ROF un 167% interanual entre enero y marzo hasta los 137 millones, por plusvalías de vencimientos y ventas de bonos, según explicó en la presentación de resultados. Estos movimientos redujeron la cartera desde 26.800 millones hasta 23.200 millones de forma temporal, porque el Sabadell comunicó a los inversores que “se valorará la posibilidad de incrementar el tamaño de la cartera”. De todo el portafolio, 17.200 millones están en coste amortizado y 6.000 millones en valor razonable, destacando la deuda española con 2.900 millones.

En el caso de Bankia, aumentó su cartera de renta fija desde 23.400 millones hasta 26.200 millones en el primer trimestre, después de haberla reducido en 2019 en 5.100 millones. El banco señala en su informe trimestral que realizó una reinversión en la cartera a finales de marzo con el repunte de las rentabilidades —y caída de precio, por su relación inversa—.

"En marzo aprovechamos para tomar posiciones, veníamos reduciendo saldos de las carteras para prepararnos para un repunte de los tipos, pero en marzo vimos la oportunidad. 26.500 millones. En abril hemos tomado algo más", explicó esta semana en la rueda de prensa tras publicar los resultados el director financiero del banco parcialmente nacionalizado, Leopoldo Alvear, que concretó que el 90% de la cartera es deuda española.

Como en la crisis de deuda

Estas decisiones evocan a 2011, 2012 y 2013, cuando el ROF fue un alivio para las cuentas de resultados de la banca. En los últimos años había ido disminuyendo esta partida, ante el descenso generalizado de las rentabilidades de los bonos. Pero ahora vuelve a haber un escenario propicio con el repunte de los tipos de interés de la deuda, aunque lejos de los niveles de hace ocho años, y la ventana de liquidez del BCE.

“Vamos a desplegar 3 billones (millones de millones) de euros de liquidez para los bancos a tipos negativos”, dijo Lagarde en la última reunión del BCE. A las subastas ya vigentes de refinanciación a largo plazo (LTRO) se va a sumar una nueva en junio a un tipo inferior al -1%. Es decir, un banco puede acudir a la subasta y llevarse 500 millones para conceder financiación a empresas y familias, y para comprar un bono español a 10 años con una rentabilidad del 0,7%. O elevar el riesgo, como se ha hecho habitualmente, con Italia, cuyo cupón cotiza en el 1,6%. Los bonos en balance, asimismo, sirven como colateral para acudir a la ventana del banco central a pedir liquidez.

placeholder Exposición a la deuda soberana. (Fuente: EBA)
Exposición a la deuda soberana. (Fuente: EBA)

El vínculo entre la banca y el riesgo país no es exclusivo de España, y es una cuestión que inquieta a todas las instituciones europeas, incluida la Autoridad Europea de Banca (EBA, por sus siglas en inglés), que preside el español José Manuel Campa. Según el último ejercicio de transparencia, publicado en noviembre, los bancos del viejo continente tenían en junio algo más de 4 billones de euros en balance de emisiones de deuda pública, el 13%. El peso de los bonos soberanos del mismo país era del 42%, si bien este porcentaje retrocedió desde el 46% de un año antes. Las entidades españolas superaban el 50%, con casi 500.000 millones en total en deuda pública —no todo es por inversión, también puede ser por clientes—, algo menos que la alemana y lejos de los 900.000 millones en las entidades francesas.

placeholder Sensibilidad entre riesgo país y riesgo bancario, y entre España e Italia. (Fuente: BdE)
Sensibilidad entre riesgo país y riesgo bancario, y entre España e Italia. (Fuente: BdE)

El Banco de España (BdE) calculó para su informe de estabilidad de otoño de 2018 el contagio entre el riesgo bancario y el riesgo soberano, relación que ha disminuido drásticamente desde la crisis pero sigue siendo relevante. A partir de variaciones en los seguros de impagos (CDS), estimó una sensibilidad de 0,4. Esto quiere decir que por cada 100 puntos básicos que aumenta el riesgo percibido por los mercados de la deuda española, aumenta en 40 puntos el de la banca. Y lo mismo ocurre en dirección contraria.

placeholder Gráfico del informe de la CE.
Gráfico del informe de la CE.

Pero los bancos buscan vías urgentes para compensar el daño de esta crisis sobre su cuenta de resultados. El informe de los ‘hombres de negro’ de Bruselas admite que el sector español disfruta de una posición “fuerte de liquidez, adecuada capitalización, y rentabilidad que ha sido ligeramente mayor a la media europea”. También advierte de que aún no se puede conocer el impacto de la crisis, ya que dependerá de cuánto duren las restricciones. Pero lo que sí han sufrido ya es desplomes en bolsa de entre el 37% y el 60%, en línea con el índice europeo Euro Stoxx Banks, pero más que el Ibex 35. El levantamiento del veto a los cortos ha sido un nuevo catalizador para que la banca vuelva a ser la diana del mercado.

La banca se ha llevado un duro golpe de los mercados por la crisis del coronavirus. Una vez más, “es el patito feo al que todos disparan cuando hay tensión”, como siempre dice un conocido gestor de bolsa española. Las entidades se enfrentan a los problemas clásicos cuando hay problemas en la economía como morosidad y caída de ventas de productos financieros. Y como ocurrió en 2012, inician la práctica del ‘carry trade’. Esto es, recibir liquidez del Banco Central Europeo (BCE) y comprar deuda pública, obteniendo ingresos con el diferencial de intereses.

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