El CEO de DIA aprovechó la subida del valor tras la entrada del inversor ruso para vender

Los movimientos de directivos y consejeros ('insiders') en el capital de las empresas son un indicador muy seguido en el mercado por el mensaje que lanzan: son los que mejor conocen su compañía, así que, si compran acciones, es que confían plenamente en su futuro; y si venden, la indicación no puede ser más negativa. Y eso es lo que ha ocurrido en la cadena de supermercados DIA, donde su consejero delegado, Ricardo Currás, aprovechó la fuerte subida del valor a finales de julio para deshacer parte de sus posiciones.

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Este subidón, del 14,99% el viernes 28 de julio, tuvo detrás la entrada en el accionariado de la empresa del magnate ruso Mikhail Fridman, que compró el 10% del capital de DIA mediante su fondo LetterOne Investment Holdings, radicado en Luxemburgo. Con este avance, la cotización alcanzó los seis euros, su nivel más alto desde noviembre de 2015. La oportunidad era muy golosa para el que quisiera vender y no tuviera demasiada confianza en la continuidad de la subida. Y la aprovechó Currás.

Según ha comunicado a la CNMV, el lunes siguiente, 1 de agosto, se apresuró a vender 25.000 acciones a 5,87 euros cada una. En los dos días siguientes vendió cantidades similares (25.000 y 25.769 títulos), a precios de 5,73 y 5,65 euros, respectivamente. En total, vendió un importe de 435.595 euros, que sirvió para reducir su posición en la compañía desde el 0,069% del capital al 0,056%. No es una cantidad demasiado relevante para Currás, que se embolsó 4,2 millones de euros en 2015 y que tiene un plan de incentivos hasta 2018 que puede reportarle una cantidad todavía mayor.

El valor con más posiciones cortas

Pero lo llamativo es el mensaje de desconfianza que lanza a los inversores. Una desconfianza que comparte buena parte del mercado. DIA es el valor con más posiciones cortas (bajistas) en su accionariado: tiene prestado el 19,06% de su capital, porcentaje que llegó a alcanzar el 24,9% a principios de julio. Por comparar, cuando el Popular fue resuelto y vendido al Santander, registraba posiciones cortas por el 9,77% del capital. Entre los fondos con mayores apuestas por la caída de la acción, se encuentran Marshall Wace y Delores Holdings.

Este pesimismo se sostiene, entre otros factores, por la constante caída de los resultados de la compañía: en el primer semestre del año, cayeron el 9,7%, después de sufrir una caída del 42% en 2016. También influye el conflicto con algunos franquiciados, que han demandado a la cadena, a la que acusan de haberles arruinado.

Un magnate ruso investigado por el FBI

Fridman, que ha adquirido el 3% de DIA en mercado y el otro 7% mediante derivados, se ha convertido en el segundo accionista de la cadena de alimentación, por detrás de Baille Gifford & Co, que posee el 10,028%. Este magnate suele invertir en el sector 'retail', y dentro de él, en las compañías que considera que pueden convertirse en líderes dentro de su mercado. De hecho, también ha comprado la británica Holland & Barnett tras pagar 1.777 millones de libras a Nature Bounty y a Carlyle Group.

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El inversor ruso ha sido vinculado con el escándalo del espionaje informático en Estados Unidos. Asimismo, a comienzos de este año la policía española especializada en prácticas mafiosas relacionadas con los países del Este vinculaba a Fridman y a varias de sus sociedades,entre ellas la propia LetterOne, con el pago de sobornos al hijo del ministro de Interior ruso a través de una filial de Zed+.