Los vetos cruzados de PP, PSOE, Podemos y C's abocan a una única salida: elecciones
El PP votará en contra de todo aquel que no sea Rajoy, Rivera e Iglesias dicen que son incompatibles entre sí y emplazan a Sánchez a que elija compañero de viaje, y el PSOE mantiene el 'no' al PP
Parece una obviedad, pero la suma que haga posible la investidura de un presidente del Gobierno sigue igual de endiablada y cuesta arriba que el 20-D. Pese a que han transcurrido 43 días, se han constituido ya las Cortes y está a punto de cerrarse la segunda ronda de consultas del Rey, sin que ni siquiera sea seguro que de ella vaya a salir un candidato a la Presidencia del Gobierno que se someta al debate de investidura en el Congreso. Al juego de tanteos y dilaciones de las últimas semanas se han añadido los vetos cruzados de PP, Podemos y Ciudadanos, más los propios del PSOE, que hacen casi imposible ordenar el rompecabezas resultante de las últimas elecciones generales. Resultado: empantanamiento institucional. Bloqueo. Una ratonera.
Los últimos movimientos se pueden resumir así: el PP no apoyará a ningún aspirante a La Moncloa que no sea Mariano Rajoy; Ciudadanos no respaldará ningún "acuerdo de gobierno" en el que esté Podemos; Podemos considera "imposible" un pacto en el que esté Ciudadanos;el PSOE mantiene su 'no' al PP y una parterechaza que Pedro Sánchez sea investido con la abstención (o la ausencia) de ERC y Democràcia i Llibertat.Los planteamientos de partida, porque aún no han comenzado las negociaciones ni se ha puesto el cronómetro de la cuenta atrás en marcha, sólo conducen por ahora a una única salida: el anticipo electoral. Perotodavía es pronto para dibujar la foto final en un tiempo de máxima incertidumbre.
El rey Felipe VI cerrará este martes su segunda ronda de contactos con los líderes políticos. Primero, el secretario general del PSOE, a las 11, y el presidente en funciones, a las cinco. Y, según reveló este lunes Pablo Iglesias, el Monarca cree que el candidato a la investidura debe tener "un proyecto avanzado", lo que arroja más dudas acerca de si elevará un nombre al presidente del Congreso, Patxi López,o se tomará más tiempo y emplazará a los partidos a acercar posturas de una vez. Porque lo cierto es que Rajoy noha sumado ni un solo apoyo más desde el 20-D: cuenta con los 119 votos de su grupo, más dos de UPN, otro de Foro Asturias y otro más (teóricamente) de un exmilitante suyo, Pedro Gómez de la Serna. Ni aun contando con la adhesión de C's -con el que no ha habido una negociación formal-, el PP puede lograr la investidura ahora mismo. Necesitaría la abstención de los 90 parlamentarios socialistas (uno de ellos, de Nueva Canarias). Un imposible.
La solución ideal para el PSOE
Tampoco ha ganado aún formalmente apoyos Sánchez, que desde el primer rechazo del presidente ha insistido en que debe ser él quien primero pase el trago del pleno de confianza en el Congreso, como líder de la fuerza más votada el 20-D. Aunque el PSOE también ha dejado ver que si su secretario general recibe el encargo del jefe del Estado, lo aceptará por "responsabilidad" y entonces, y solo entonces, emprenderá negociaciones con todas las fuerzas políticas -a excepción de las formaciones separatistas- lo antes posible, con vistas a tejer un acuerdo "a izquierda y derecha" que, en caso de cuajar, tendrá que refrendar tanto su militancia, vía consulta, como el comité federal, el (hasta ahora) máximo órgano de decisión del PSOE. López ya ha adelantado que acordará con el candidato la fecha de la investidura y dará margen para las conversaciones.
Iglesias alimenta la hipótesis de que Felipe VI puede decidir este martes no proponer ningún candidato, a fin de que los partidos acerquen ya posturas
Ese escenario, el de una alianza con Podemos y C's, sería el ideal para Sánchez y el preferido por su partido, incluso los barones críticos, que no obstante guardan muchísimas reservas hacia la formación de Pablo Iglesias. El líder ha repetidosu voluntad de conformar un Ejecutivo "progresista y reformista".El formato de mayor estabilidad es el 'sí' de Podemos y sus aliados(69 escaños), IU-Unidad Popular (2) y la abstención de los 40 diputados de Albert Rivera. Tal combinación superaría sin problemas el listón de la mayoría simple: más síes que noes en la segunda votación de investidura. Otra alternativa es el apoyo de la formación naranja -sumarían ambos 130 escaños- y la abstención de los de Iglesias, aunque forzosamente requeriría de más respaldos.
Pero esa entente con los dos emergentes se tornó este lunes algo más difícil, por no decir imposible. Tanto Rivera como Iglesias, que se reunieron con el Rey con apenas horas de diferencia, emplazaron a Sánchez a elegir entre uno de los dos, porque ambas opciones son "incompatibles" en un mismo Ejecutivo. El presidente de C's, que hizo abundantes guiños a los socialistas, subrayó que no pone ningún tipo de "cordón sanitario" a Podemos,pero ve imposible apoyar un Gobierno con Pablo Iglesias porque, entre otras razones, este defiende la celebración de referéndums de autodeterminación. Distinto es que puedan coincidir en iniciativas en el Congreso como la reforma de la Ley Electoral o medidas de regeneración democrática.
"No se puede"
Iglesias, por su parte, confirmó al Rey lo que ya había adelantado a los medios: que votará 'no' a un Gobierno de PSOE y C's, suma a la que se opone igualmente su confluencia catalana, En Comú Podem. "Con Podemos y con Ciudadanos a la vez no se puede", remachó. Más aún, solo hay dos salidas, a su juicio: o un Ejecutivo de "cambio y de progreso" entre PSOE, Podemos e IU o una alianza a tres bandas entre socialistas, PP y C's. Y ambos son incompatibles. Así que Sánchez, dijo, tendrá que elegir, "definirse". Decantarse por la formación morada o por Rivera. Así descargó en Ferraz la responsabilidad de ir a nuevas elecciones. Y regó su intervención de críticas al "búnker" del PSOE, a su sector menos proclive al pacto con Podemos, al que llamó "comando Corcuera", por el exministro del Interior.
Iglesias advierte al PSOE de que solo tiene dos caminos: o un Gobierno de cambio con Podemos e IU o bien una alianza con PP y Ciudadanos
Los populares, por su parte, obstruyeron otra salida que algunos vislumbraban: que se abstuviese ante un eventual acuerdo de PSOE y C's. Su vicesecretario de Organización, Fernando Martínez-Maíllo, adelantó que su partido votará en contra de cualquier candidato que no sea Rajoy porque lo contrario sería "defraudar" a los ciudadanos. Esa declaración de intenciones también ciega una hipótesis que parecía remota: que sea Rivera el aspirante a La Moncloa, pese a sus 40 escaños y su condición de cuarta fuerza, con los apoyos de PP y PSOE. Los conservadores mantienen su apuesta de diálogo a socialistas y naranjas, "ahora más que nunca", tras el comité federal del pasado sábado, en el que muchos dirigentes del PSOE cuestionan que Sánchez "intente formar Gobierno a cualquier precio" y pese a haber obtenido el peor resultado de la historia del partido.
Pero esa salida, la de que el PSOE se abstenga y deje paso a un Ejecutivo de PP y C's, que defienden Felipe González y otros miembros de la vieja guardia del partido, directamente no existe. Ya se puso por escrito en la resolución aprobada por el comité federal de los socialistas el pasado 28 de diciembre y sigue vigente. No se ha cambiado una coma y el pasado sábado nadie cuestionó el doble 'no' al PP y a Rajoy. Menos ahora que los populares están acorralados por los casos de corrupción.
Las objeciones a ERC y DiL
Si hay que creer a pies juntillas las declaraciones de partida de las distintas fuerzas políticas, en principio la única salida factible es que Sánchez (90) lograra el 'sí' de Podemos (69), IU (2), PNV (6) o Coalición Canaria (1) y la abstención de ERC (9) o de DiL (8). El secretario general ha recalcado que no buscará los apoyos de los independentistas, pero tampoco ha rechazado su abstención. Una posibilidad que aterroriza a los barones críticos, que incluso han alertado del peligro de que la hipotética investidura de Sánchez dependa de la ausencia en el pleno de los diputados separatistas. Ya lo dijo a puerta cerrada el extremeño Guillermo Fernández Vara en el comité federal: que si el PSOE no deja claro que no tiene "nada que ver" con el soberanismo catalán, se "mata" en su territorio. Lo mismo piensan Susana Díaz en Andalucía o Javier Lambán en Aragón.
El secretario de Organización del PSOE-A, Juan Cornejo, volvió a insistir en su posición. Nada de beneficiarse de la abstención o el voto afirmativo de ERC y DiL. Díaz también es radicalmente contraria a un Gobierno de coalición con Podemos, como quiere Iglesias, que demanda el puesto de vicepresidente en un Gabinete en el que serían de su partido la mitad de los ministerios. "No coalición con Podemos no significa que esta formación no pueda apoyar al PSOE en el Gobierno", señaló Cornejo. También Vara ha alertado de que lo que plantea Iglesias es más una "coalición de gobiernos". Las federaciones más alejadas de la cúpula federal recelan de un entendimiento con Podemos porque creen que su único propósito es "destruir" al PSOE, por lo que ven con mejores ojos un pacto con C's.
Los barones críticos del PSOE rechazan por completo que Sánchez salga investido con la abstención (o la ausencia) de formaciones independentistas
Además, tanto ERC como DiL han asegurado que no piensan facilitar un Ejecutivo del PSOE con Podemos liderado por Sánchez. No lo contemplan los republicanos si los socialistas "se niegan a reconocer el derecho a decidir y la plena soberanía" de los catalanes, dijo este lunes Sergi Sabrià, portavoz de la formación.
El último elemento: la consulta
No obstante, Sánchez juega la carta de la militancia. Con su órdago a la grande del sábado, apostando por una consulta a las bases -no aprobada por su ejecutiva ni adelantada a los barones-, vació en la práctica de poder al comité federal, el órgano competente para determinar la política de alianzas. Cuando se haya cerrado un acuerdo -si se cierra-, la dirección convocará el referéndum a los afiliados, que tendrán que pronunciarse en un corto plazo. Posteriormente, lo hará el comité.
Aunque las federaciones críticas avisan de que "la militancia no está toda ella con Pedro", prefieren esperar a que el Rey formalice el encargo y a que Sánchez vaya moviéndose. Si el pacto no es satisfactorio, o no va "con la verdad por delante" -como exigía Díaz, que quiere que se especifiquen los apoyos de investidura-, los barones podrían movilizar a sus propias bases en contra del pacto. Y, dado que en principio cuentan con mayoría orgánica, podrían asestar un durísimo golpe al secretario general. Sánchez tiene en contra a seis de los siete presidentes socialistas (Andalucía, Extremadura, Aragón, Castilla-La Mancha, Asturias y Valencia), las comunidades más potentesen número de militantes.
Desde el entorno de Sánchez, se recuerda que él mismo ha prometido una negociación "con luz y taquígrafos", de forma que todos los territorios estarán al tanto de las conversaciones, así que llegado el caso "tanto los líderes autonómicos como los militantes apoyarán el acuerdo". Por lo pronto, asegura una dirigente de su confianza, se constituirá una "amplia comisión" encargada de pilotar las negociaciones, con miembros de la dirección del PSOE y del grupo parlamentario. Y el propósito sigue siendo "contar con todo el mundo", porque con todos "hay puntos en común". A Ferraz no le amilanan los vetos cruzados de varias formaciones. "Si hay voluntad de las partes, se podrá llegar a un acuerdo", señalan, apuntando además al vértigo que provocan unas nuevas elecciones en fuerzas como C's.
Hoy por hoy, lo que está claro es que las cuentas no salen para nadie. Así que la única opción posible serían nuevas elecciones. Para ello, según estipula el artículo 99 de la Constitución, habría que llegar a una primera votación de investidura. A partir de ese momento, habría dos meses para elegir al presidente del Gobierno. Si vence ese plazo y no se logra ese objetivo, el Rey estaría obligado a disolver las Cortes con el refrendo del presidente del Congreso, el socialista Patxi López. Un fantasma inédito en España desde 1978 que, sin embargo, parece una hipótesis nada descabellada. Al menos, por ahora.
Indignación en el PSOE con la filtración de audios del comité federal del 30 de enero
La comidilla este lunes en el PSOE, no obstante, era otra: quién había filtrado a la cadena Ser las grabaciones de las intervenciones de dirigentes el pasado sábado, durante el comité federal. Un hecho que todos consideraban "grave",puesto que es violar las normas y usos del partido, ya que las deliberaciones de sus órganos de dirección son secretas y a puerta cerrada. Un capítulo del que no se recuerdan precedentes.
En los audios se escucha a los presidentes Susana Díaz, Guillermo Fernández Vara, Javier Lambán, Javier Fernández o el exdiputado Eduardo Madina, rival de Pedro Sánchez en las primarias de 2014. Todos con críticas a Podemos o a la gestión del secretario general.Las grabaciones dan cuenta de la tensión interna que ha alcanzado el PSOE. De la reunión anterior, ya se difundió el discurso de Madina a través de Antena 3. Ahora, la fuga es mucho más amplia.
Ferraz lanzó un comunicado donde lamentaba la filtración y mostraba su "indignación" por lo ocurrido, y donde pedía a los dirigentes que respeten las normas del partido. Sin embargo, en las federaciones apuntaban a la cúpula federal como responsable, pues trascendieron "solo intervenciones de los críticos", con el fin de "desacreditar" a los barones. La cúpula federal niega los hechos.Sea como fuere, el capítulo refleja el grado de desconfianza existente entre Ferraz y los territorios.
Parece una obviedad, pero la suma que haga posible la investidura de un presidente del Gobierno sigue igual de endiablada y cuesta arriba que el 20-D. Pese a que han transcurrido 43 días, se han constituido ya las Cortes y está a punto de cerrarse la segunda ronda de consultas del Rey, sin que ni siquiera sea seguro que de ella vaya a salir un candidato a la Presidencia del Gobierno que se someta al debate de investidura en el Congreso. Al juego de tanteos y dilaciones de las últimas semanas se han añadido los vetos cruzados de PP, Podemos y Ciudadanos, más los propios del PSOE, que hacen casi imposible ordenar el rompecabezas resultante de las últimas elecciones generales. Resultado: empantanamiento institucional. Bloqueo. Una ratonera.