Pedro Sánchez se escuda en la militancia y gana tiempo para pactar con Pablo Iglesias
Los barones vigilan que el líder no pacte la ausencia de ERC y DiL para ser investido con Podemos. Ferraz tuvo que ceder con la fecha del congreso porque podía perder la votación en el comité
Pedro Sánchez charla con su secretario de Organización, César Luena, durante el comité federal de este 30 de enero. (EFE)
"No le han dado otra salida". Pedro Sánchez utilizó el único camino posible acorralado por los barones de su partido y los dirigentes de la vieja guardia en contra de cualquier posible alianza con Podemos, y más críticos aún con un mínimo entendimiento con fuerzas independentistas. La "única salida" que vislumbraban sus fieles para dar un categórico golpe sobre la mesa, tomar la iniciativa y sobreponerse a la presión interna. Preguntará a la militancia. El líder del PSOE soltó la bomba que muchos barruntaban en las últimas semanas, pero que la mayoría creía que no se atrevería a hacer estallar. Los más de 190.000 militantes socialistas decidirán sobre un posible Gobierno encabezado por su secretario general. Algo inédito en un PSOE que estrenó las primarias para elegir a su líder en el verano de 2014, justo con Pedro Sánchez. El modelo de democracia representativa, que deja en manos de los barones y dirigentes de la cúpula del partido las decisiones importantes, se quebrará por primera vez si esta consulta se lleva a cabo. Todo un "cambio" y por la vía rápida, sin anestesia. Con un impactante anuncio en abierto ante el máximo órgano de decisión, el comité federal.
La noticia revolucionó al partido. Por completo. Muchos cuadros socialistas, desconcertados, se preguntaban por qué el PSOE adoptaba el "modelo asambleario de la CUP" o, como dijo el presidente aragonés, Javier Lambán, los círculos de Podemos. Nadie se atrevió a cuestionar en público la consulta a las bases, aunque muchos no daban crédito al giro impuesto por Ferraz que, según los dirigentes de su cuerda, le permitió situarse por delante y "fortalecerse" frente a quienes -los barones- "querían atarle de pies y manos" y coartar su margen de maniobra.
Antes de la reunión de la ejecutiva, se vieron las caras Luena y los jefes de Organización de Valencia y Andalucía. Ferraz eludió un envite peligroso
Para llegar a ese anuncio, hay que tener en cuenta qué había pasado en las horas previas a su intervención. Y no fueron nada fáciles. Las federaciones críticas -Andalucía, Aragón, Asturias, Valencia, Canarias y, de forma más conciliadora, Castilla-La Mancha y Extremadura- habían exigido en su reunión con el número dos, César Luena, la víspera, que el congreso federal, que se puede traducir en el relevo en el liderazgo del PSOE y el desalojo de Sánchez, se celebrara a primeros de mayo, antes de unas hipotéticas nuevas elecciones. Ferraz había señalado junio. Los días 17, 18 y 19. La cita con los secretarios de Organización del viernes acabó sin acuerdo y, en la mañana del sábado, el pulso seguía vivo. Luena se reunió con sus homólogos de Andalucía y Valencia, Juan Cornejo y Alfred Boix, más el vasco Rodolfo Ares, hombre de la máxima confianza de Sánchez. El número dos pudo comprobar que los críticos no se apeaban de la fecha, aunque le dejaban como alternativa que se pospusiera el debate para más adelante, cuando estuviera resuelta la investidura.
Pedro Sánchez se escuda en la militancia y gana tiempo para pactar con Pablo Iglesias
Luena intentó mantenerse en sus trece. Eso conducía a la votación dentro del comité federal y a la visualización de una grave fractura interna. Al final, claudicó. Consulta entre las bases para elegir a su secretario general el 8 de mayo y el 39º Congreso Federal, el 20, 21 y 22 de ese mes. Los críticos celebraron la victoria: aseguraron que si Luena se apeó era porque "no tenía los números en el comité", porque se arriesgaba a perder la votación, y esa bofetada habría sido demoledora y habría ajusticiado a Sánchez. Fuentes de la dirección oponían que "era mejor el acuerdo sobre la fecha que la pelea por la fecha", y que "tampoco tenía sentido que Pedro vaya a despachar con el Rey [el martes 2 de febrero] con una votación del 55-45%, aunque se hubiera ganado". Y menos presentarse con esa debilidad antes de unas hipotéticas negociaciones con Podemos y el resto de fuerzas. Así que llegó a la reunión de la ejecutiva federal -previa al comité-, con el acuerdo hecho y cocinado [consulta aquí en PDF el reglamento del 39º Congreso].
El impulso definitivo
Este último pulso por el calendario del congreso ordinario -y su "derrota"-, coincidían diversas fuentes socialistas, fue definitivo para animar a Sánchez a apostar por la consulta a la militancia sobre los pactos, pese a que lo había rumiado durante semanas y pese a que algún secretario regional de su confianza, como el castellanoleonés Luis Tudanca, le apremió a dar el paso. Por arriesgado que fuera.
El castellanoleonés Tudanca sí animó a Sánchez para la consulta. Él lo maduró y, según diversas fuentes, reaccionó tras la "derrota" del congreso
Sin embargo, Sánchez no había adelantado sus intenciones ni a la ejecutiva del sábado ni a los barones con los que se reunió en los últimos días, como ellos mismos contaron. Salvo Lambán, según reconoció a los periodistas, aunque fuentes socialistas precisaban que había sido él quien le preguntó a Sánchez por la consulta y él le "negó" que barajara esa baza. Otras fuentes apuntaban a que el líder lo llevaba "madurando hace tiempo -como se publicó esta semana en 'infoLibre'- y se convenció", por lo que "no tomó la decisión a la ligera". Los críticos denunciaron la "desconfianza del secretario general hacia su propio partido" al no descubrirles sus cartas.
Los barones se podían apuntar la fecha del congreso. Y Ferraz, el referéndum a las bases. Pero la dirección federal ni siquiera consideraba que sus rivales hubieran vencido en el calendario congresual, porque si algo remarcaron una y otra vez es que en caso de convocarse nuevas elecciones, se activaría "automáticamente el resorte" de las primarias abiertas a los simpatizantes, con lo que el congreso podría aplazarse.
Pedro Sánchez se escuda en la militancia y gana tiempo para pactar con Pablo Iglesias
Ahora el pulso está en cómo se hará esa consulta. Apelando a que se diga "toda la verdad" y se destapen las cartas antes de preguntar a las bases, Susana Díaz dejaba claro que los socialistas deberán saber si hay apoyo, aunque sea indirecto y de rebote por su ausencia en el pleno, de los independentistas catalanes. Tesis que apuntalaron, a su manera, los presidentes de Asturias, Javier Fernández, y Aragón, Javier Lambán.
Lo que le "duele" al secretario general
Los barones de mayor peso, en privado, igual que los dirigentes contrarios, se hacían cruces con el gesto de Ferraz, porque "ninguna fuerza que encabeza el Gobierno pregunta a sus bases", ya que lo hacen los partidos que apoyan al mayoritario -como el SPD a la CDU/CSU de Angela Merkel en 2013 o IU al PSOE andaluz en 2012-. Y acusaban a Sánchez de haber "mostrado un desprecio absoluto al PSOE", deslegitimado al comité federal, neutralizándolo porque no tiene mayoría", mudando la piel del PSOE hacia la de un partido "asambleario". "Pablo Iglesias quería enfrentar a dirigentes contra militantes. Lo que no esperábamos es que Pedro se hiciera quintacolumnista de Pablo", protestaba un barón. Otra responsable hablaba de los intentos de "un sector del partido" de "querer 'podemizar' el PSOE". Desde el bando rival, indicaban que el referéndum es la evolución natural de un partido que sigue profundizando en su democracia interna.
Los críticos acusan al líder de ser "el quintacolumnista de Iglesias", de "querer 'podemizar' el PSOE" y de cambiar "el modelo de partido" hacia uno asambleario
Así que los barones vigilarán muy de cerca a Sánchez cuando a partir de la próxima semana comience a negociar una posible investidura, en caso de que reciba el encargo del Rey. La desconfianza domina la escena interna. Los dirigentes territoriales con más peso, con Díaz al frente, recelan porque creen que el líder socialista intentará llegar al Gobierno con el apoyo de Podemos, IU y el PNV y una ausencia pactada de los independentistas catalanes. Incluso dan por hecho que el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, está sirviendo de intermediario en este diálogo.
Javier Fernández, Susana Díaz y Guillermo Fernández Vara, este sábado. (EFE)
Algunos barones habían pedido directamente a Sánchez que despejara que no se valdrá del apoyo, la abstención o la ausencia de los soberanistas para llegar al poder. Él no lo hizo siquiera en su intervención en abierto. Y en cerrado remarcó que le "duele" que sus compañeros deslicen la posibilidad de un pacto soterrado con formaciones separatistas, cuando no buscará una alianza con ellas. Ferraz, sin embargo, no rechaza la abstención de ERC y DiL, porque el PSOE no puede decirle a otra formación "lo que tiene que votar". Las federaciones 'rebeldes' exigen que la piedra angular de un posible Gobierno sea Ciudadanos, con el apoyo o abstención de Podemos, de forma que sea "irrelevante", como dijo Lambán, lo que hagan ERC y DiL a efectos de la investidura. Pero a la resolución del 28 de diciembre no se le puso ningún añadido. Otro tanto para Sánchez.
Díaz sostuvo a puerta cerrada en la reunión de este sábado que no es posible ningún tipo de Gobierno de coalición con Podemos y recalcó que ella "no admitiría el voto de aquellos independentistas que ponen en cuestión la unidad". "Si ese es el peaje, no me valdría". "No puedo concebir que ahora algunos pretendan que para echar al PP del Gobierno nos valen hasta los votos del derecho a decidir. Espero que el PSOE nunca apoye su investidura en los votos independentistas", señaló también Eduardo Madina, rival de Sánchez en las primarias internas de 2014, cosechando un gran aplauso y apelando al ejemplo de Patxi López, hoy presidente del Congreso. "Me enseñó que cuando el nacionalismo gira hacia el independentismo, hasta con el PP se puede pactar como él hizo en 2009", agregó.
¿Operación redonda?
Las intervenciones dentro del comité fueron duras. Especialmente crítica estuvo Díaz, quien subrayó que el 20-D "el PSOE no hizo historia -como dijo Sánchez-, sacó el peor resultado de la historia" y enfatizó que si el PSOE "no consiguió ganarle a un partido que se llevó la dignidad de la gente", en alusión al PP, es porque no estaría "en el camino correcto". Además, fuentes socialistas aseguraron que la presidenta de Andalucía cerró la puerta a cualquier tipo de acuerdo de Gobierno de coalición con Podemos. No lo ve "de ninguna manera" y no le vale "mirar a izquierda y derecha". Con el partido de Iglesias se mostró especialmente tajante, asegurando además que había echado en falta que se "exigiera" respeto hacia Felipe González. Otros barones como el de Asturias, Javier Fernández, pidieron contemplar el escenario de unas nuevas elecciones. Su homólogo extremeño, Guillermo Fernández Vara, afirmó que ese es un escenario que hay que intentar evitar.
Díaz y otros barones fueron muy duros en sus intervenciones. Unos ven a Sánchez "debilitado" y los fieles al secretario general, "fortalecido"
El comité federal, de nuevo envuelto en una enorme tensión, según el relato de varios asistentes, terminó en tablas. Los barones lograron poner fecha de caducidad al liderazgo de Sánchez garantizándose un congreso antes de unas hipotéticas nuevas elecciones. Deploraban los intentos de la dirección "de hacer chocar dos legitimidades", la de los secretarios territoriales -"que no han sido puestos por el dedo divino"- y la de la militancia, a la que ahora se traslada la división existente en las alturas.
Pedro Sánchez junto a la presidenta del PSOE, Micaela Navarro, este sábado. (EFE)
Culpaban a Sánchez de llevar "al límite" a la organización y consideraban que la operación de la consulta podía no serle tan redonda, ya que no está tan claro que se rubrique un acuerdo y porque "las bases tienen criterio y si no ven cosas razonables, no lo apoyan". "También Edu [Madina] dio el voto a los militantes y perdió. Un pacto con Podemos y abstención de ERC y DiL lo pierde". En resumidas cuentas, las federaciones 'rebeldes' y los críticos veían a Sánchez más "debilitado", en plena "huida hacia adelante", "enterrando al PSOE para décadas". Pero, entretanto, a los barones les tocó aplaudir una propuesta de consulta a la militancia que les deja desprovistos del control de la política de pactos y contra la que, además, no se pueden pronunciar por el coste negativo en su imagen ante las bases.
Más fuego
Ferraz no quería que bajo ningún concepto se hablara de "derrota" de la dirección e insistía en que la cesión en la fecha del congreso trataba de de rebajar la tensión interna. Los fieles a Sánchez, fuera y dentro de su ejecutiva, elogiaban su osadía y le creían más "fortalecido" tras el trago del comité, Había ganado tiempo. "Ha cruzado ya varios Rubicones. Iban a aniquilarle y no han podido con él", analizaba un dirigente de su cuerda. Él y sus compañeros están convencidos de que las bases validarán la apuesta de su jefe frente a los barones.
Pedro Sánchez se escuda en la militancia y gana tiempo para pactar con Pablo Iglesias
Y todos, unos y otros, aprobaron la fecha del congreso y la consulta abierta. Pero tras tanto aplauso sigue agigantándose una guerra fratricida que los más veteranos asumen que no terminará hasta que el congreso federal decida sobre el liderazgo del PSOE. En mayo... o cuando toque.
Los plazos de la consulta, del 39º Congreso Federal y de las primarias abiertas
No se había celebrado hasta ahora en el PSOE una consulta a la militancia para decidir sobre la política de pactos. No hay tampoco todavía cobertura estatutaria. Pero se articulará "con la misma seguridad jurídica" con la que se organizó el referéndum para elegir al secretario general en 2014. Y se convocará con "plazos muy extraordinarios", para que se pueda celebrar lo antes posible una vez que se haya alcanzado el acuerdo.
Según subrayaron fuentes de la dirección, se someterá al dictamen de la militancia un acuerdo sobre políticas que se trence con otras fuerzas "que permita la investidura" de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. No que la garantice. No con todos los apoyos contados, como exigía Susana Díaz. "Se votará el acuerdo, no lo que vaya a votar [Francesc] Homs", el portavoz de Democràcia i Llibertat (DiL, la antigua Convergència). La reglamentación y organización del referéndum queda en manos de la ejecutiva -en su mayoría, afín a Sánchez-, y no del máximo órgano. Clave importante. Y otra más: primero hablarán los militantes -es una consulta no vinculante, pero sí compromete políticamente- y luego el comité federal. Por este orden, no a la inversa.
El 39º Congreso Federal ya está convocado y cerrados los censos con fecha de 30 de enero. El plazo de presentación de las precandidaturas se abre el 11 de abril y se cierra el 14, del 15 al 25 de abril se podrán recoger los avales, del 28 de abril al 7 de mayo se prolongará la campaña informativa y el 8, la consulta a los casi 200.000 militantes del PSOE, del PSC y de Juventudes. Del 11 al 15 de mayo tendrán lugar los 'congresillos' provinciales para designar delegados para el congreso. Este, que procederá al relevo de los órganos de dirección y la aprobación de estatutos y la ponencia política, se celebrará el 20, 21 y 22 de mayo. Misma fecha, por cierto, que la XI Asamblea Federal de IU.
Pero fuentes de la dirección del PSOE dejaron clarísimo que, si se convocaran nuevas elecciones, se activaría de modo automático otro "resorte", el de las primarias abiertas a simpatizantes para elegir al candidato a La Moncloa. Podrían coincidir o no con el congreso, pero estas "tendrían prioridad". El comité federal decidiría en ese caso qué hacer con el cónclave. Los críticos entienden que Sánchez quiere "blindarse" como candidato y rehuir del congreso. Ferraz, en cambio, deduce que los barones no quieren primarias porque a ellas es más reticente Susana Díaz, su principal rival interna.
La presidenta andaluza subraya que el acuerdo que se someta al escrutinio de la militancia debe contener con claridad los apoyos con los que el secretario general saldrá elegido
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