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China abre la mayor disputa de la historia contra EEUU por las subvenciones
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PRESENTA UNA QUEJA ANTE LA OMC

China abre la mayor disputa de la historia contra EEUU por las subvenciones

China ha denunciado a EEUU ante el órgano de solución de diferencias de la OMC por las subvenciones que la Administración Biden concede por la compra de coches eléctricos y otras ayudas a la industria de renovables

Foto: El presidente de EEUU, Joe Biden (i), y el de China, Xi Jinping (d). (Reuters/Kevin Lamarque)
El presidente de EEUU, Joe Biden (i), y el de China, Xi Jinping (d). (Reuters/Kevin Lamarque)
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Se trata, por el momento, de una notificación, pero es muy probable que sea la antesala de una de las mayores controversias comerciales de las últimas décadas, incluso de la historia. China, en el marco de la Organización Mundial de Comercio, ha denunciado a EEUU ante el órgano de solución de diferencias de la propia OMC por las subvenciones que la Administración Biden concede por la compra de coches eléctricos fabricados dentro de sus fronteras. Las subvenciones, como consta en la comunicación enviada por Pekín, supedita las ayudas al empleo de productos nacionales frente a los importados, lo que discrimina, según el denunciante, a los productos de origen chino.

El origen de la disputa se encuentra en la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés), promulgada en agosto de 2022, que el Gobierno chino considera "la mayor medida en materia de subvenciones de la historia económica moderna" (sic). China estima, con datos de la propia Administración Biden, que el valor de las subvenciones relacionadas con el clima otorgadas en el marco del IRA suman más de 393.000 millones de dólares (unos 364.000 millones de euros), aunque otros estudios independientes, como recuerda la queja, elevan esa cifra hasta el billón de euros.

Lo que denuncia China, en concreto, son las numerosas subvenciones otorgadas por EEUU. En particular, las bonificaciones por adquisición de vehículos eléctricos, las ayudas para incentivar las inversiones en activos energéticos, las subvenciones a la producción de energía eléctrica a partir de fuentes renovables y, en general, a la producción de energía limpia en emisiones de efecto invernadero.

Lo que aducen las autoridades de Pekín es que tanto el volumen de subvenciones como la propia norma infringen las normas de la OMC, ya que discriminan a los productos importados, lo que "amenaza con socavar la cooperación internacional en materia de reducción y mitigación de los efectos del cambio climático". Las ayudas, concluye la denuncia, "son discriminatorias, proteccionistas y contrarias a las normas de la OMC". Es más, asegura, “no hacen nada para promover el interés común que tienen todos los miembros en hacer frente al cambio climático y son condenables”.

7.500 dólares de subvención por coche

China recuerda, en el caso de los vehículos eléctricos, que la ley antiinflación, cuyo nombre es en realidad un eufemismo, ya que lo que hay detrás es un ambicioso programa de subvenciones para relanzar la economía estadounidense, establece que para poder beneficiarse de las ayudas el montaje final de los vehículos eléctricos debe realizarse en América del Norte (México, EEUU y Canadá), ya que se trata de una condición imprescindible para obtener uno de los dos componentes de la bonificación. Por un lado, 3.750 dólares por vehículo y, por otro, una cantidad adicional equivalente por batería.

En este último caso, para poder disfrutar de esos 3.750 dólares, un porcentaje del valor de los minerales que necesitan las baterías para su fabricación debe extraerse o procesarse en los EEUU o en otro país con el que Washington tenga suscrito un acuerdo de libre comercio. Los minerales esenciales admisibles son, entre otros, el aluminio, el cobalto, el litio, el níquel y el grafito.

Es más, después de este año, un vehículo limpio no podrá beneficiarse de la bonificación si los minerales con que se ha fabricado la batería han sido "extraídos, procesados o reciclados por una entidad extranjera motivo de preocupación". Ni que decir tiene que es una forma de expulsar a China del mercado norteamericano. La definición de "entidad extranjera motivo de preocupación", como recuerda Pekín, incluye, entre otras, a cualquier entidad extranjera que sea "propiedad o esté bajo control de un Gobierno de un país extranjero que sea una nación abarcada". Un término utilizado en la jerga comercial que incluye a China.

Foto: El presidente de EEUU, Joe Biden. (EC Diseño)

La queja de Pekín, igualmente, recuerda que el contenido nacional de los productos que se quieran vender en EEUU es el mismo para las cuatro bonificaciones fiscales que se conceden a las energías renovables. Concretamente, para ser admitido, el proyecto debe utilizar acero y hierro 100% nacional para los materiales de construcción de cualquier planta destinada a producir energía renovable.

La estrategia de Biden es la respuesta a la penetración de China en la industria llamada a tener un papel protagonista en la lucha contra el cambio climático. Así, por ejemplo una avalancha de paneles solares producidos en China está llevando los precios a mínimos históricos en EEUU, lo que es una amenaza para los fabricantes de energía solar que intentan crear una cadena de suministro nacional para la fuente de generación de electricidad de más rápido crecimiento del país. China, el principal proveedor de equipos solares, duplicó su capacidad de producción el año pasado a más de 1 billón de vatios y ahora produce casi tres veces más paneles que la demanda mundial, según la Agencia Internacional de Energía y Wood Mackenzie. Los precios globales de los paneles han caído un 50% el año pasado, según Financial Times, hasta tan solo 10 centavos por vatio.

23 reclamaciones

Desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, en 2016, las rivalidades comerciales entre China y EEUU han ido en aumento, hasta el punto de que en la actualidad la OMC registra 17 litigios en los que Pekín acusa a Washington de incumplimiento de las normas, mientras que, en sentido contrario, EEUU ha presentado hasta 23 reclamaciones. Nunca antes, sin embargo, y habida cuenta del volumen de las ayudas habilitadas por Washington para luchar contra el cambio climático, se había producido una controversia mayor. Entre otras razones, porque la denuncia de Pekín va al corazón de una de las leyes más importantes aprobadas por la Administración Biden durante su mandato.

La denuncia de Pekín va al corazón de una de las leyes más importantes aprobadas por la Administración Biden durante su mandato

La queja de China, sin embargo, está condenada al fracaso, desde luego a corto y medio plazo, debido, precisamente, a que EEUU continúa bloqueando el llamado órgano de apelación de conflictos, donde se dirimen las controversias comerciales entre países. Este órgano fue creado en 1995 y se trata de una instancia permanente que hoy no puede operar porque tras caducar el mandato de sus miembros no ha habido renovación alguna por la oposición a hacerlo de EEUU. Tiene su sede en Ginebra y el último miembro activo del órgano de apelación expiró el pasado 30 de noviembre de 2020.

Lo único que puede hacer China, en este sentido, es apelar a los buenos oficios de la directora general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, a la creación de algún grupo especial o a la aplicación de un arbitraje de la propia organización, pero las probabilidades de encontrar una solución por esta vía son remotas.

Las controversias entre las dos superpotencias no han dejado de crecer en los últimos años. China, recientemente, ha aprobado nuevas directrices que significarán que los microprocesadores estadounidenses de Intel y AMD serán eliminados de los PCs y servidores gubernamentales. Pekín, en paralelo, ha intensificado una campaña para sustituir tecnología extranjera con soluciones locales. Esto, en su planteamiento más radical, puede suponer la marginación del sistema operativo Windows, de Microsoft, en favor de opciones nacionales.

Se trata, por el momento, de una notificación, pero es muy probable que sea la antesala de una de las mayores controversias comerciales de las últimas décadas, incluso de la historia. China, en el marco de la Organización Mundial de Comercio, ha denunciado a EEUU ante el órgano de solución de diferencias de la propia OMC por las subvenciones que la Administración Biden concede por la compra de coches eléctricos fabricados dentro de sus fronteras. Las subvenciones, como consta en la comunicación enviada por Pekín, supedita las ayudas al empleo de productos nacionales frente a los importados, lo que discrimina, según el denunciante, a los productos de origen chino.

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