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La UE busca protegerse del plan industrial de Biden para evitar un éxodo inversor a EEUU
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RIESGO DE ÉXODO DE EMPRESA DE LA UE

La UE busca protegerse del plan industrial de Biden para evitar un éxodo inversor a EEUU

La Ley de Reducción de la Inflación de EEUU genera gran alarma en la Unión Europea y obliga a los Veintisiete a buscar una respuesta

Foto: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, junto al presidente de EEUU, Joe Biden. (Reuters/Lukas Barth)
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, junto al presidente de EEUU, Joe Biden. (Reuters/Lukas Barth)
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Este viernes, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, tiene una visita incómoda a la Casa Blanca. Las relaciones transatlánticas se encuentran en un momento clave, con una unidad total en la cuestión de la guerra de Ucrania, pero también de confirmación de una tensión comercial alta y una competencia tecnológica entre EEUU y China que deja a Europa en una situación delicada. La Ley de Reducción de la Inflación (IRA) de Joe Biden, que incluye unos 400.000 millones de dólares en subvenciones y ayudas fiscales a las industrias limpias, han sido vistas como una amenaza por buena parte de la Unión Europea, que considera que ponen en riesgo la permanencia de su industria, aunque al mismo tiempo celebran que por fin Estados Unidos se esté implicando en un gran plan para apoyar la reducción de emisiones.

El IRA forma parte de una serie de medidas tomadas por Estados Unidos que busca volver a recuperar la ventaja tecnológica frente a su gran competidor, China, y que por primera vez hace que Washington tome medidas incompatibles con la Organización Mundial del Comercio (OMC) estableciendo requisitos para esas miles de millones de euros de ayudas como que los componentes de los coches eléctricos se hagan en fábricas norteamericanas. La idea es redirigir las cadenas de producción de vuelta hacia Estados Unidos. Los expertos temen que estas medidas puedan provocar una espiral proteccionista a ambos lados del Atlántico. Además, EEUU ha puesto en marcha otras medidas centradas en aumentar esta ventaja tecnológica respecto a Pekín en ámbitos como los chips.

Foto: La presidenta de la Comisión Europea. (EFE)

Las amenazas parecen ir cristalizando poco a poco: a pocas horas de que Von der Leyen cruce la puerta de la Casa Blanca se ha conocido que la automovilística Volkswagen está meditando trasladar su proyecto de fábrica de baterías para coches eléctricos desde Europa del este hasta Estados Unidos, donde obtendría ayudas por valor de 10.000 millones de euros. No es solamente la Unión Europea la que está alarmada. Otros socios como el Reino Unido o Japón también han mostrado su preocupación sobre que el plan de la Administración Biden haga que algunas industrias decidan trasladar sus actividades y empleos a Estados Unidos.

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Joe Biden, junto a la presidenta de la Comisión Europea, en Bruselas. (Reuters)

Hay algunas medidas dentro del IRA que claramente dañan a la industria europea, especialmente a la automovilística. Por ejemplo, el Gobierno federal ofrecerá una ayuda de 7.500 dólares para la compra de automóviles eléctricos solamente se aplica a los coches que sean ensamblados en Estados Unidos, México o Canadá. El problema no es que se subsidie la compra de vehículos eléctricos, porque de media en la Unión Europea en 2022 los Estados miembros ofrecieron ayudas por valor de 6.000 euros por vehículo, el problema es la etiqueta "Buy American", que se extiende también a otras ayudas respecto a otras partes de los vehículos, que deben producirse mayoritariamente en suelo americano.

Visita de Von der Leyen

La visita de Von der Leyen tendrá como uno de sus principales objetivos abordar con la Administración Biden los efectos nocivos del IRA, mientras que la Casa Blanca seguirá esforzándose para que la Comisión Europea se alinee con sus puntos de vista sobre China. No es la primera vez que se realiza un viaje así. Hace algunas semanas Bruno Le Maire, ministro de Finanzas francés, y Robert Habeck, ministro de Economía alemán, viajaron juntos a Washington, un gesto poco común, y pusieron sobre la mesa las dudas que París y Berlín tienen sobre los efectos colaterales del IRA.

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La Comisión Europea ya ha presentado su Plan Industrial Verde, que busca flexibilizar las ayudas de estado en cuestiones relacionadas con las energías limpias y da más facilidades para reubicar parte de los fondos de recuperación poscovid en hitos y objetivos relacionados con la transición verde. Además, este jueves ha aprobado una modificación de un marco de ayudas de estado que permitirá hacer contraofertas a empresas que hayan recibido una oferta para reubicarse en Estados Unidos u otro país tercero. Pero Bruselas necesita más. Y el objetivo de Von der Leyen en Washington es conseguir que Estados Unidos ceda en algunos elementos y dé a la Unión un estatus similar al que la Casa Blanca ha dado a México y Canadá.

Foto: Una funcionaria del Consejo prepara las banderas para una visita del secretario de Estado de EEUU. (Reuters)

Pero en la capital comunitaria no hay demasiado optimismo sobre cuánto más margen de maniobra queda con Estados Unidos después de algunas cesiones en elementos de baterías y coches eléctricos. Aunque se sigue trabajando para lograr para excepciones por parte de EEUU, lo que queda es dar una respuesta a Washington sin entrar en una espiral proteccionista. La visita de Von der Leyen llega solamente unos días antes de que la Comisión Europea presente nuevos elementos con los que busca reaccionar al IRA americano.

Todos los ojos están puestos sobre la llamada Acta Industrial de Cero Neto, que el próximo 14 de mayo presentará el Ejecutivo comunitario con la esperanza de establecer normas simplificadas y la posibilidad de acelerar proyectos que tengan un efecto adverso sobre el medio ambiente si son cruciales, y propondrá objetivos de producción para que la Unión Europea sea capaz de cubrir al menos dos quintas partes de sus necesidades internas.

Se espera que la norma establezca objetivos del 40% del consumo de la UE para cinco sectores clave solar, eólica, bombas de calor, baterías y electrolizadores, y que en sectores como las bombas de calor y la energía eólica el objetivo llegue hasta el 85%. Además, la propuesta creará un nuevo tipo de proyecto estratégico prioritario en sectores en los que la UE tenga un 80% o más de dependencia de países terceros, reduciendo a poco más de un año los períodos de aprobación que ahora pueden llevar más de un lustro.

Foto: Construcción de una refinería de tierras raras en Malasia. (EFE/Ahmad Yusni)

También el 14 de mayo está previsto que la Comisión Europea desvele la llamada Ley de Materias Primas Críticas, que va de la mano de la Acta Industrial, ya que afectará a los minerales y tierras raras de los que dependen el desarrollo de esas tecnologías. Uno de los puntos clave será la cuestión de las tierras raras: en la actualidad China provee el 95% de las mismas, y Estados Unidos y la Unión Europea buscan la manera de reducir su dependencia.

Judit Arnal, Economista del Estado y Doctora en Economía, apunta precisamente a las dependencias de China en tecnologías clave para la transición energética. “En 2021, el 89% de los paneles solares y el 64% de turbinas de viento importados por la UE procedieron de China. Las cinco primeras empresas manufactureras de inversores solares, con una cuota de mercado superior al 60% en 2021 y con Huawei a la cabeza, también son de origen chino”, recuerda Arnal, nombrada el mes pasado consejera del Banco de España. “Es imprescindible tomar medidas para garantizar la autonomía estratégica de la UE y para ello, la potenciación de la industria nacional y el friendshoring, es decir, relocalizar esas dependencias hacia países aliados, son fundamentales”, señala la economista.

Y también en los próximos días se presentará la última pata de ese esfuerzo por retener a las empresas en Europa: la reforma del mercado eléctrico, un debate muy delicado en el que países como España, Francia o Italia buscan un cambio sustancial al funcionamiento del mercado, mientras que otros como Alemania buscan frenar una reforma integral. Se trata de una cuestión fundamental porque una de las razones clave para que una empresa decida marcharse a Estados Unidos es tan sencilla como la factura de la luz.

placeholder Sede de la Comisión Europea en Bruselas. (EFE)
Sede de la Comisión Europea en Bruselas. (EFE)

Desde 2022 de media las empresas europeas están pagando el doble que las americanas por la electricidad, y eso, sumado a las ayudas más rápidas, sencillas y directas, es la carta de presentación perfecta para que una compañía decida trasladar su actividad a un país en el que afrontará menores costes y además contará con ayudas garantizadas.

Divisiones internas

No todos los Estados miembros ven con buenos ojos el responder al IRA americano con una relajación de las ayudas de estado en Europa y una generalización de las subvenciones. La razón es que el mercado interior, la joya de la corona de la Unión Europea, se basó sobre la idea de que unas normas estrictas sobre las ayudas que los Estados miembros podían dar a sus empresas eran claves para generar una igualdad de condiciones entre los países grandes y ricos y los pequeños y menos prósperos.

Foto: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (EFE/EPA/Sergey Dolzhenko)

El miedo que existe entre algunos socios más liberales, como los nórdicos o Países Bajos, es que una flexibilización de las reglas acabe provocando una fragmentación del mercado interior, con Francia y Alemania beneficiando a sus empresas y atrayendo parte de la industria del resto de la Unión Europea, ahondando en las diferencias que existen entre Estados miembros. Esta es una preocupación que también comparte el Gobierno español. De los más de 670.000 millones de euros en ayudas de estado que la Comisión Europea ha autorizado desde la relajación de las ayudas de estado en el contexto del coronavirus, el 77% corresponden a Alemania y a Francia, una demostración de que cuando se da manga ancha los que gastan son los que tienen músculo para hacerlo.

Madrid considera, como por otro lado también creen otros Estados miembros, que ya hay suficiente dinero dentro del sistema europeo. No es necesario inyectar más fondos. El problema es que las normas, los requisitos y los procedimientos son demasiado complejos y largos. España viene reclamando desde hace tiempo que se flexibilicen las ayudas de estado para gastar mejor y más rápido los más de 140.000 millones de euros que le corresponden del fondo poscovid.

Existe la idea de presentar un Fondo Soberano Europeo en verano, pero por lo pronto es solamente un título sin contenido

Otro grupo de países, entre los que se encuentra Francia, consideran que no hay suficiente dinero, que es necesario crear un nuevo fondo destinado a apoyar a la industria europea. Esa es una carta que, por el momento, la Comisión Europea se guarda en la manga. Existe la idea de presentar un Fondo Soberano Europeo en verano, pero por lo pronto es solamente un título sin contenido y las ideas que ponga sobre la mesa Bruselas dependerá mucho de lo que ocurra durante los próximos meses y de cuál sea el ambiente entre los Estados miembros.

placeholder Banderas de la Unión Europea. (Reuters)
Banderas de la Unión Europea. (Reuters)

Existe otra lucha, que no tiene que ver con si hay o no dinero. Y es si hay que replicar en Europa la versión proteccionista del IRA. Esa es la visión de Francia y también del comisario francés en el Ejecutivo comunitario, Thierry Breton: subrayan la necesidad de una Europa soberana independiente de los Estados Unidos, y para eso, subrayan, esta es una oportunidad. Otros dentro de la Comisión Europea piden no olvidar la visión de apertura y comercio global que está en el ADN de la Unión Europea. “Una respuesta por parte de la UE consistente en replicar las medidas de EEUU con el made in Europe sería negativa para todas las partes”, señala Arnal. "La corriente principal de comercio e inversión de EEUU es profundamente proteccionista. Pero la UE no debería tratar de emular ese enfoque. Provisiones de 'Buy European' no serían bienvenidas por el Parlamento Europeo", explica por su parte Reinhard Bütikofer, eurodiputado alemán de Los Verdes y miembro de la delegación de relaciones con EEUU y presidente de la delegación de relaciones con China.

Los economistas David Kleimann, Niclas Poitiers, André Sapir, Simone Tagliapietra, Nicolas Véron, Reinhilde Veugelers y Jeromin Zettelmeyer, del think tank económico Bruegel, coinciden en el análisis de Arnal: la UE no debe replicar los planes americanos con un IRA europeo, especialmente en lo referente al requisito de localización. “Es esencial para los intereses de la política exterior de la UE. La capacidad de la UE para persuadir a otros países de que respeten las normas acordadas internacionalmente, y de alinearse con la UE contra países, como Rusia, que violan dichas normas, sufriría un duro golpe si se considerara que la UE aplica un doble rasero”, señalan en un documento publicado en febrero.

La realidad es que una comparación entre el IRA y los planes actuales demuestra que no se trata de un problema de dinero

La realidad es que una comparación entre el IRA y los planes actuales europeos demuestra que no se trata de un problema de dinero. Como muestran datos de Bruegel, en la UE se ofrecen ayudas similares por la compra de vehículos eléctricos, el total destinado a ayudas a las industrias limpias en la Unión es de 35.000M de euros frente a los 37.000M de dólares en EEUU, y en el caso de los subsidios a las energías renovables mientras en Estados Unidos se sitúan en los 208.000M de dólares en Europa alcanzan los 800.000M de euros.

Hay dos problemas fundamentales que hacen que el IRA y los planes europeos no sean igual de efectivos y que la estrategia americana sea peligrosa para la competitividad de la industria europea. El primero es el elemento discriminatorio de la Ley de Reducción de la Inflación, que hace que muchas empresas tengan que invertir en EEUU si quieren tener acceso a las ayudas o que los compradores de sus productos tengan acceso a esas ventajas fiscales. La segunda es que las ayudas del IRA son muy sencillas, a través de créditos fiscales, mientras que las ayudas europeas son más complejas, más burocráticas y sean consideradas normalmente como más fragmentadas.

Este viernes, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, tiene una visita incómoda a la Casa Blanca. Las relaciones transatlánticas se encuentran en un momento clave, con una unidad total en la cuestión de la guerra de Ucrania, pero también de confirmación de una tensión comercial alta y una competencia tecnológica entre EEUU y China que deja a Europa en una situación delicada. La Ley de Reducción de la Inflación (IRA) de Joe Biden, que incluye unos 400.000 millones de dólares en subvenciones y ayudas fiscales a las industrias limpias, han sido vistas como una amenaza por buena parte de la Unión Europea, que considera que ponen en riesgo la permanencia de su industria, aunque al mismo tiempo celebran que por fin Estados Unidos se esté implicando en un gran plan para apoyar la reducción de emisiones.

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