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Del Banco de España a la nueva CNE, la Generalitat al asalto del poder en Madrid
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Del Banco de España a la nueva CNE, la Generalitat al asalto del poder en Madrid

Vuelve la cuota catalana. Hace años fue un invento del pujolismo para copar puestos en organismos de poder estatal. Ahora ERC recupera esa tradición

Foto: El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. (EFE)
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. (EFE)
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Tiempos extraños en Cataluña. Mientras el poder legislativo se vuelve a enfangar con una supuesta declaración de independencia simbólica, entre bambalinas el poder ejecutivo catalán toma posiciones para copar puestos en Madrid. Del Banco de España a la nueva Comisión Nacional de Energía (CNE) la Generalitat de Pere Aragonès se apresta a recuperar la cuota catalana de poder en la capital de España, según explican fuentes del ejecutivo catalán.

La cuota catalana era una tradición del pujolismo. Ahora el independentismo sigue sobreactuando para que los votantes soberanistas puedan fingir creer que el procés sigue vivo, mientras fuera de los focos continúan trabajando para hacerse fuerte en la sala de máquinas del poder madrileño.

La consellera de Economía Natalia Mas y su equipo llevan tiempo trabajando para recuperar la figura del consejero catalán en el Banco de España. Se prevé que su designación coincida con el nombramiento del nuevo gobernador del banco emisor español, prevista para mayo o junio de este año. Todo está listo para corregir lo que desde Barcelona se considera una anomalía de estos últimos años, en los que se ha carecido de la cuota catalana en esta institución.

En marzo de 2023, la economista del IESE, Núria Mas acababa su mandato como consejera del Banco de España. Desde entonces no ha habido un representante de la Generalitat en el banco emisor. Ahora el ejecutivo de Aragonès quiere cambiar esa anomalía histórica.

En marzo de 2023, la economista del IESE, Núria Mas acababa su mandato como consejera del Banco de España

El Banco de España es la punta de lanza de este movimiento de fondo en la política catalana y se extiende a otros órganos reguladores españoles. Pero sobre el tema se pasa de puntillas y con discreción, como todo lo que suena a España en la política catalana.

Uno es la nueva CNE, que impulsa la vicepresidenta de Transición Ecológica, Teresa Ribera, la nueva mejor amiga de Cataluña desde su operación de rescate con la sequía. Solo hay siete consejeros previstos para el nuevo órgano y la Generalitat quiere tener uno. Sin embargo, este movimiento no está tan avanzado como el del Banco de España. Hay que recordar que la nueva CNE todavía se encuentra pendiente de que se apruebe la nueva ley.

Foto: El gobernador del BdE, Pablo Hernández de Cos. (Reuters/Susana Vera)

El paso natural sería que Josep Maria Salas actual consejero de la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC) y experto en temas energéticos, pasase a la futura CNE, que en la práctica será una escisión del actual organismo. Pero eso supondría perder un consejero catalán en la CNMC y la Generalitat no quiere desvestir un santo para vestir a otro.

La sede

En teoría, la sede de la nueva CNE podría no estar en Madrid, tal y como recoge la ley. Sin embargo, en el sector energético se espera que este organismo de nuevo cuño se instale en la capital de España, en esencia por proximidad con todo el sector energético que debe ser objeto de su regulación.

La estrategia política de la Generalitat es por los cargos no por las sedes

La ley también prevé que la CNE pueda tener subsedes. No parece que el compromiso de Pedro Sánchez de descentralizar la administración vaya a aplicarse ahora.

Tampoco hay petición

Tampoco hay una petición de la Generalitat para que la CNE se instale en Barcelona. Para empezar, el conseller de Acció Climàtica David Mascort está focalizado en la lucha contra la sequía. Pero el votante de ERC, a un año de las elecciones catalanas, entendería poco a una Generalitat independentista pidiendo más sedes de entidades españolas. Por eso, los movimientos para los puestos de consejeros se mueven en un entorno de discreción. Son acciones que políticamente ya no pueden rentabilizarse desde una óptica soberanista.

La última gran sede de un organismo que vino a Barcelona fue la CMT, una operación del PSC de principios de la década del 2000. Han pasado más de veinte años. En 2014 la creación de la CNMC hizo que se perdiese ese foco de poder, pero el procés hizo que su marcha de la capital catalana ya no interesase a nadie, políticamente hablando.

Ahora, con los nombramientos para consejeros, en este aspecto en concreto de la economía, Cataluña desanda el camino de la década pérdida por la declaración de la fallida independencia de 2017. Se retorna a la estrategia de los vascos: tal vez no guste mucho ser españoles, pero mientras se siga en España, la estrategia pasa por obtener las mayores cuotas de poder posible. Sobre todo en las áreas económicas. Al menos de buena parte de la izquierda catalana se abona a esta línea de actuación, ya sea la de ERC o la posibilista de los socialistas catalanes.

Tiempos extraños en Cataluña. Mientras el poder legislativo se vuelve a enfangar con una supuesta declaración de independencia simbólica, entre bambalinas el poder ejecutivo catalán toma posiciones para copar puestos en Madrid. Del Banco de España a la nueva Comisión Nacional de Energía (CNE) la Generalitat de Pere Aragonès se apresta a recuperar la cuota catalana de poder en la capital de España, según explican fuentes del ejecutivo catalán.

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