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¿Por qué no baja el IVA de carne y pescado? Los datos cuestionan la decisión del Gobierno
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SON MÁS CAROS, PERO SIGUEN EXCLUIDOS

¿Por qué no baja el IVA de carne y pescado? Los datos cuestionan la decisión del Gobierno

Ambos se encarecieron más que en la eurozona durante 2023, mientras la pasta, que mantiene el descuento, se abarataba. Los españoles gastan en carne 10 veces más que en aceite de oliva

Foto: Piezas de carne en un mercado de Oviedo. (EFE/Paco Paredes)
Piezas de carne en un mercado de Oviedo. (EFE/Paco Paredes)
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España cerró 2023 con una inflación superior a la de la eurozona. Los datos revisados de diciembre, publicados este miércoles por Eurostat, constatan que nuestro país (3,3%) sufrió el año pasado una mayor alza de precios que el conjunto de las 20 economías de la moneda única (2,9%). En 2022 sucedió lo contrario, con un diferencial muy superior: la eurozona registró un incremento del 9,2% y la cuarta potencia del bloque, de un 5,5%. El cambio de tendencia, que esta vez no tiene que ver con un sesgo estadístico y ocurre de forma sostenida desde hace meses, se refleja también en una de las áreas más sensibles: los alimentos.

La desinflación en la cesta de la compra se ha dejado sentir con más fuerza allende los Pirineos. Si España (15,9%) experimentó un aumento del precio de los alimentos tres décimas inferior al del conjunto de la eurozona el año pasado, este año ha protagonizado un alza (7,3%) superior en 1,3 puntos. Sin embargo, no todos los comestibles han tenido la misma evolución: algunos suben menos que en las naciones vecinas, pero la carne y el pescado, a los que el Gobierno ha excluido de las rebajas del IVA, se encarecen a un mayor ritmo. Los datos reunidos por este periódico cuestionan las principales razones que ha esgrimido para tomar esta decisión.

El Ejecutivo tenía la oportunidad de llevar la rebaja fiscal también a estos productos, a través del nuevo real decreto de medidas anticrisis aprobado in extremis el pasado 10 de enero. Sin embargo, rechazó hacerlo, con el argumento de que no se trata de alimentos básicos. Efectivamente, no lo son, a diferencia del pan, la leche, la fruta o los huevos, que sí se consideran de primera necesidad. Es por ello que ya gozaban de un IVA hiperreducido (4%) hasta el 1 de enero del año pasado, cuando se bonificó completamente, una medida que ahora se ha prorrogado hasta el 30 de junio.

Hasta ahí todo es coherente. Sin embargo, los aceites y la pasta, que compartían con la carne y el pescado un IVA del 10%, también recibieron un trato fiscal ventajoso: el tipo impositivo se redujo hasta el 5%, y así seguirá durante todo el primer semestre de este año. ¿Por qué unos sí y otros no? A falta de un criterio objetivo para justificar la mayor importancia de unos alimentos frente a otros, el Ejecutivo tiró de datos: hace un año, cuando tomó la decisión, los aceites y la pasta subían mucho más que la carne y el pescado, por lo que la discriminación tenía todo el sentido. Ahora, las cosas han cambiado.

La carne se encareció en 2023 un 6,2%, la mitad que en 2022. El pescado —donde se incluye el marisco— subió un 4,6%, cuando en 2022 había superado el 10%. Pero esta moderación, que no deja de ir en línea con la del resto de los alimentos, no evita que la escalada de precios ya sea más rápida que en el conjunto de la eurozona, donde ambos sumaron en torno al 4% el año pasado, siempre según Eurostat. Si se mira al detalle, productos como el cerdo siguen revalorizándose a un ritmo de doble dígito.

Un año después, el argumento del Gobierno continúa siendo válido para el aceite de oliva, que es el rey de todas las alzas, así en España como en el conjunto de la eurozona, aquejado de las malas cosechas por la sequía: el oro líquido se disparó casi un 55% en 2023, 20 puntos más que en 2022 y todavía por encima del bloque de la moneda única, pese a que España es el principal productor mundial. No así para el resto de aceites, que son la categoría que más se abarató respecto al año pasado (casi un 30%), tras el fin de la crisis vivida por el de girasol en plena guerra en Ucrania.

Más barata y con el IVA rebajado

Este hecho pone en cuestión el discurso del Ejecutivo. Y con la pasta —que incluye el cuscús— sucede lo mismo. No solo es uno de los pocos elementos que se comportan mejor que en el resto de la eurozona, sino de los escasísimos que han bajado de precio el año pasado, junto a las harinas y otros cereales, el marisco congelado, la leche entera y desnatada o el yogur.

Foto: Los aparatos electrónicos se han abaratado en el último año. (EFE)

De hecho, la pasta ya es un 1,6% más barata que en diciembre de 2022, frente al encarecimiento que registra en el conjunto del bloque y las espectaculares subidas, en el entorno del 20%, que tuvieron lugar el año pasado a ambos lados de los Pirineos. Si se tiene en cuenta que los supermercados han trasladado en un 90% la rebaja fiscal al precio final —así lo concluyó un estudio del laboratorio de ideas EsadeEcPol—, la conclusión se antoja evidente: la medida ha conseguido que, en vez de encarecerse, se abarate.

En el real decreto aprobado antes de fin de año por el Consejo de Ministros, el Gobierno no hizo ningún cambio sobre el IVA de los alimentos: se limitó a extender las rebajas, que caducaban el 31 diciembre, hasta el 30 de junio (la prórroga, de hecho, ya está en vigor). Este, el de que no se harían modificaciones, ha sido otro de los argumentos del Ejecutivo para no reabrir el debate sobre los productos que se incluyen en la rebaja, pese a la insistencia de las asociaciones sectoriales y de consumidores (como la OCU), del Partido Popular y hasta de algún Gobierno autonómico, como el de Galicia, para incluir la carne, el pescado y las conservas.

Al final, sí habrá novedades... y no precisamente para los alimentos proteicos. A cambio de que Junts favoreciese la convalidación de la norma, el Ejecutivo accedió a bonificar por completo el IVA del aceite, en este caso solo de oliva. El acuerdo con el partido de Carles Puigdemont, el expresident fugado de la Justicia española, se hará efectivo tras una tramitación parlamentaria por vía de urgencia. Después del Congreso, tendrá que pasar por el Senado, donde el PP goza de mayoría absoluta, por lo que podría retrasar su tramitación. En cualquier paso, el proceso no tardará menos de mes y medio. Los populares de Murcia ya pidieron a principios de año la bonificación total del IVA del aceite.

El ministro de Agricultura, Luis Planas, justificó la introducción de esta medida como una "modificación puntual", consecuencia de una negociación parlamentaria "absolutamente lógica", y aseguró que el criterio del Gobierno siempre ha sido rebajar el IVA de los alimentos con un mayor consumo básico. Los datos de su propio departamento desmienten esta afirmación: cada español gasta al año 10 veces más en carne que en aceite de oliva.

Según el Informe de consumo alimentario en España 2022, la media de consumo de aceite asciende a 38 euros cada año, unos 30 de ellos de oliva (estándar, virgen y virgen extra), mientras que las diferentes carnes superan los 300 euros y los productos de la pesca rozan los 200, con 75 euros para el pescado fresco. En pasta, el gasto es de solo 10 euros por cabeza. La literalidad del documento no deja lugar a dudas, por ejemplo cuando se refiere a la carne: "Es la categoría que más proporción del presupuesto acapara en los hogares. El 19% del valor para alimentación y bebidas en el hogar fue destinado a la compra de carne durante el año 2022".

Peor para el consumidor, mejor para Hacienda

En otras palabras: más allá de la bonificación total del IVA de los productos básicos, el Gobierno ha rebajado algunos en los que menos gastan los españoles, mientras se niega a abordar el debate en aquellos que suponen un mayor peso en la cesta de la compra. Antes, esta decisión se justificaba por su mayor incremento de precios, pero ahora solo el aceite de oliva cumple esa regla. Para él se ha hecho una excepción a la simple extensión de las medidas vigentes que a la carne y al pescado se le ha negado. El estudio muestra una ligera propensión mayor al consumo de estos últimos productos entre las clases medias y altas, lo que podría ser otro argumento para no tocar el IVA. Sin embargo, esto también ocurre en el caso de la pasta, así que tampoco parece un argumento válido.

El Gobierno dejó de ingresar 1.573 millones de euros desde la puesta en marcha de las rebajas

¿Se trata de un error, una decisión arbitraria o simplemente la enésima constatación de la mayor influencia de algunos partidos, territorios o sectores sobre el diseño de las políticas públicas? Quizá nunca se encuentre una respuesta concluyente a esta pregunta, pero el resultado de excluir los productos que más gasto suponen no deja lugar a dudas: mientras los ciudadanos se ahorran menos, el Estado también deja de recaudar menos. La medida, por tanto, tiene una incidencia más limitada, y no supone una transferencia de recursos desde las arcas públicas hacia las familias tan intensa como se anunció.

Según los últimos datos publicados por la Agencia Tributaria, correspondientes a noviembre, el Gobierno dejó de ingresar 1.573 millones de euros desde la puesta en marcha de la bonificación total a los alimentos básicos y la rebaja al 5% para la pasta y el aceite, una cifra que habría sido muy superior en el caso de haberse aplicado a la carne y el pescado. Lo que no cambiarían son las consecuencias redistributivas de la política, que se aplica de forma lineal a todas los consumidores, independientemente de su posición económica. "La medida resultó costosa e ineficiente: destinó un mayor gasto público agregado (en euros que se dejan de ingresar por IVA) para las familias de más renta", concluyó este estudio elaborado por EsadeEcPol. En términos relativos, sí ayudó más a los más pobres, que dedican un mayor porcentaje de sus ingresos al consumo de alimentos.

En junio regresará el debate sobre qué hacer de cara al segundo trimestre; está por ver si entonces se ponen todos los argumentos encima de la mesa.

España cerró 2023 con una inflación superior a la de la eurozona. Los datos revisados de diciembre, publicados este miércoles por Eurostat, constatan que nuestro país (3,3%) sufrió el año pasado una mayor alza de precios que el conjunto de las 20 economías de la moneda única (2,9%). En 2022 sucedió lo contrario, con un diferencial muy superior: la eurozona registró un incremento del 9,2% y la cuarta potencia del bloque, de un 5,5%. El cambio de tendencia, que esta vez no tiene que ver con un sesgo estadístico y ocurre de forma sostenida desde hace meses, se refleja también en una de las áreas más sensibles: los alimentos.

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