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Los precios moderaron su subida en 2023 al 3,1%, con una escalada de los alimentos del 7,3%
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Datos de cierre de año

Los precios moderaron su subida en 2023 al 3,1%, con una escalada de los alimentos del 7,3%

La inflación siguió frenando en las últimas semanas de 2023 gracias a la moderación de la subida de los precios de la alimentación y a la caída de la energía

Foto: La alimentación contribuyó a la moderación de la inflación. (EFE/Ismael Herrero)
La alimentación contribuyó a la moderación de la inflación. (EFE/Ismael Herrero)

La inflación retomó su senda descendente en la última parte del año gracias a la moderación de los precios de la energía y a la progresiva reducción de las tensiones inflacionistas en el resto de bienes y servicios. Sin embargo, la escalada de los precios está siendo más persistente de lo esperado, como confirman los datos que acaba de publicar el INE: el IPC cerró el año 2023 con una subida del 3,1%. Y el IPC subyacente, que excluye los productos energéticos y los alimentos frescos al ser bienes con un precio muy volátil, subió un 3,8%.

Si bien es cierto que la subida de los precios se ha moderado desde el inicio del año, todavía se trata de cifras elevadas que obligan al Banco Central Europeo (BCE) a proseguir en su lucha contra la inflación. Al menos durante unos meses. Por ejemplo, los alimentos registraron una subida del 7,3%, todavía tasas muy elevadas aunque lejanas a la subida del 15,7% que experimentaron en 2022.

El ritmo interanual de subida de precios es el más bajo registrado desde el mes de agosto. Es cierto que durante el verano el IPC volvió a acelerar como consecuencia de la subida del precio del petróleo por la estrategia de los países de la OPEP+ de reducir su producción. Sin embargo, su estrategia ha resultado fallida porque otros países han aumentado el bombeo de crudo, especialmente EEUU, y el consumo no está creciendo como se esperaba. El resultado es que el precio del barril de Brent, que subió un 33% desde junio hasta septiembre, a principios de diciembre ya había vuelto a los niveles del inicio del verano.

Esto explica que la inflación, que en junio llegó a caer al 1,9%, escalara hasta el 3,5% en septiembre. Desde entonces se ha moderado, pero sigue por encima de los mínimos anuales. Los expertos anticipan que en 2024 la inflación seguirá su camino de moderación, aunque tardará algo más de lo previsto en volver a situarse de forma sostenida por debajo del 2%.

En cuanto al IPC subyacente que, como se ha señalado, excluye la energía y los alimentos frescos, siguió cayendo a un ritmo acelerado. En diciembre se redujo hasta el 3,8%, casi cuatro puntos menos que el máximo marcado al inicio del año en el 7,6%. Este descenso indica que se siguen moderando las presiones inflacionistas que existen sobre la economía. Aunque las empresas estén soportando un incremento de los costes laborales, la moderación de la energía y, en algunos casos, el crecimiento de los márgenes empresariales durante 2022 permiten que no tengan que seguir subiendo sus precios. O, al menos, no tan rápidamente.

El precio de los alimentos sigue siendo el gran problema para las familias. Si bien es cierto que el ritmo de subida se ha frenado intensamente en lo que va de año, también lo es que todavía están en tasas muy elevadas. Según los datos del INE, los precios de la alimentación subieron un 7,3% en 2023. Se trata de la tasa de subida más baja desde febrero de 2022, justo cuando comenzó la invasión de Ucrania. Sin embargo, es todavía una cifra muy acusada que ha forzado al Gobierno a mantener activa la rebaja del IVA a los alimentos de primera necesidad.

Una vez más, destaca la gran subida registrada por el aceite, que es el producto alimenticio que más se ha encarecido en la crisis inflacionista. El conjunto de aceites subió un 36% en 2023, pero, si se observa únicamente el aceite de oliva, la escalada llegó al 55%. Por el contrario, el resto de aceites, en especial el de girasol, sí que han registrado un descenso de casi el 30%. La fruta también experimentó un fuerte encarecimiento en 2023, con una subida del 12%. En el caso de los zumos, el alza llegó hasta el 15%. Y lo mismo ocurrió con las legumbres y hortalizas, cuyo precio aumentó un 13% a lo largo del año.

Pero también hay algunos alimentos que empiezan a caer. Las pastas registraron un descenso del precio de casi el 2% y lo mismo ocurrió con la harina. Por su parte, el yogur cayó un 1% y la leche desnatada, algo más de un 2%.

Sin embargo, el verdadero auxilio con el que han contado las familias en 2023 es el precio de la energía. La caída del precio del petróleo, el aumento en la producción de energías limpias y las ayudas fiscales han ayudado a moderar los precios. La electricidad se ha abaratado un 17% a lo largo del año y el gas en el hogar, un 20%. Por su parte, el diésel ha subido un 3% y la gasolina, un 10%, debido al alza del petróleo del pasado verano.

En esta última fase del ciclo inflacionista, el sector servicios está siendo el más reticente a moderar su subida de precios. El motivo es que, en su caso, los costes energéticos no son tan relevantes como los laborales, de modo que las subidas de salarios y de cotizaciones sociales tienen un mayor efecto sobre sus costes de producción. En diciembre, y por primera vez desde 2021, la inflación de los servicios fue superior a la del IPC subyacente, con un alza del 3,9% y sigue prácticamente estancado.

Por el contrario, los bienes industriales se han estabilizado en los últimos meses en niveles similares a los que había hace un año. En su caso, la caída de los costes energéticos ha sido clave en esta fase de contención de las subidas. Pero también lo ha sido la pobre demanda que reciben las industrias en un contexto de ralentización económica a nivel europeo y caída de las exportaciones españolas.

La inflación retomó su senda descendente en la última parte del año gracias a la moderación de los precios de la energía y a la progresiva reducción de las tensiones inflacionistas en el resto de bienes y servicios. Sin embargo, la escalada de los precios está siendo más persistente de lo esperado, como confirman los datos que acaba de publicar el INE: el IPC cerró el año 2023 con una subida del 3,1%. Y el IPC subyacente, que excluye los productos energéticos y los alimentos frescos al ser bienes con un precio muy volátil, subió un 3,8%.

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