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Se mida como se mida, España ya tiene más inflación que la eurozona
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Se mida como se mida, España ya tiene más inflación que la eurozona

El IPC interanual supera al del conjunto de la moneda única por primera vez desde el verano de 2022. No es un efecto estadístico: los precios están creciendo más rápido en nuestro país

Foto: Un comercio de Barcelona. (EFE/Alejandro García)
Un comercio de Barcelona. (EFE/Alejandro García)
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España ha superado a la eurozona en inflación por primera vez desde el fatídico verano de 2022. En aquel momento, la lectura interanual del índice de precios de consumo (IPC) de nuestro país alcanzó máximos que no se veían desde hacía cuatro décadas, y empezó una moderación fulminante que dio paso a una nueva fase de la espiral inflacionista: si durante el primer curso (2021-2022) de la crisis España había sufrido mucho más que la media de la eurozona, durante el segundo (2022-2023) se convirtió en el gran ejemplo a seguir, con una situación cada vez más desahogada, mientras otros países, que llevaban el ciclo más retrasado, aún registraban cifras de doble dígito. Ahora, se abre una tercera etapa, y las curvas se han vuelto a invertir. ¿Se trata de un sesgo estadístico o realmente los precios están creciendo más al sur de los Pirineos que en el conjunto de las economías de la moneda única?

Como ocurre habitualmente a la hora de interpretar estos datos, ambas explicaciones resultan compatibles. Efectivamente, el llamado efecto base juega un papel fundamental. No hay más que ver el gráfico que acompaña estas líneas (opción 1) para comprobar que, en octubre del año pasado, el IPC nacional se había moderado 1,7 puntos respecto a septiembre, mientras que el de la eurozona, todavía en fase ascendente, había sumado siete décimas. Para calcular los datos interanuales, se compara el nivel de precios actual con el de hace 12 meses, por lo que la tendencia estará dopada al alza si esa referencia arrojaba un dato a la baja y viceversa. En este caso, el IPC español subió dos décimas en octubre, hasta el 3,5%, mientras que el europeo suavizó su incremento en 1,4 puntos, hasta el 2,9%. Son datos armonizados por Eurostat, para evitar las pequeñas variaciones metodológicas de los institutos nacionales.

El mismo sesgo que hasta el verano benefició a España, ahora la perjudica: la curva no ha parado de escalar desde el mínimo de junio (1,6%), y lo más probable es que lo siga haciendo, coincidiendo con la caída libre del segundo semestre del año pasado. Este, a su vez, era el autorreflejo de 2021, cuando la inflación interanual se había disparado. En cambio, la eurozona ha tardado unos meses más en agotar esa ayuda, ya que el pico de inflación del año pasado lo vivió en octubre, tres meses después que nuestro país. No queda mucho, por tanto, para que el efecto base se le vuelva en contra.

Si los datos que llenan los titulares de los periódicos están condicionados por este factor, ¿qué está ocurriendo en la realidad? Adivinarlo resulta muy sencillo, al menos para detectar el estado de las cosas a corto plazo. Basta con tomar el dato mensual, que no tiene ni trampa ni cartón: simplemente nos dice cuánto se han encarecido los precios en los últimos 30 días. Detecta peor la tendencia a medio y largo plazo, es cierto, ya que su información resulta tan coyuntural como las características estacionales del mes que estudia (en agosto, cualquiera se asustaría con la subida de los paquetes turísticos, por ejemplo). Pero como foto fija resulta definitoria.

En octubre, lo que nos muestra es que los precios han crecido el triple en España (0,3%) que en el conjunto de la eurozona (0,1%). Y no solo: en los últimos 12 meses, nuestro país ha tenido inflaciones superiores a la media de la moneda única en seis ocasiones e inferiores en solo cuatro, como se aprecia en el gráfico (opción 2). La última vez que los precios evolucionaron comparativamente mejor al sur de los Pirineos fue en mayo.

En definitiva: lo que dice Eurostat es que los precios son más elevados que hace un año y que hace un mes tanto en España como en las naciones del euro, pero que en el primer caso tienen una tendencia alcista y en el segundo una hacia la moderación. Las dos primeras afirmaciones resultan indiscutibles, y sitúan nuestro país en peor posición que sus vecinos de la moneda única: en España la vida sube más, ya sea con respecto a hace 30 días o 365. Sin embargo, la tendencia, que la inflación mensual no puede mostrar y la interanual refleja con un fortísimo sesgo, todavía no está clara.

Para eliminar ese ruido que aparece en los informes de todos los organismos, lo mejor es optar por una tercera vía: superponer los datos mensuales, uno sobre otro, de forma acumulativa. Así se evitan las distorsiones del efecto base —lo que pasó en el dato anterior no prejuzga lo que vaya a ocurrir después—, pero al mismo tiempo se borra el componente estacional o coyuntural que tienen las cifras de los últimos 30 días (si se miran consecutivamente, forman una montaña rusa con muy poca lógica, como se aprecia en el gráfico anterior).

La forma más sencilla para representar esa tercera vía que permita dilucidar si la inflación española está creciendo más rápido que la media de la eurozona es un índice con base 100 en octubre de 2022. A partir de ahí, cada mes se le va añadiendo lo que se encarecieron los precios en esos 30 días. La curva tiene, por tanto, una tendencia que recoge el recorrido de fondo, pero también refleja la evolución de los precios etapa por etapa, sin sesgos estadísticos.

Como se puede ver en el gráfico (opción 3), el resultado es el mismo que el de la inflación interanual, porque está midiendo lo mismo: cuánto han variado los precios en los últimos 12 meses, en un caso expresado como un porcentaje y en el otro como un índice (los decimales que bailan se deben a los redondeos). Sin embargo, lo interesante es que la tendencia tampoco cambia radicalmente. El sorpaso en el dato interanual, conocido este martes, se ha producido después de que la inflación acumulada en España se hubiese ido despegando de la del conjunto de la eurozona prácticamente desde mayo. Entonces, la diferencia era de tan solo una décima; ahora, de casi un punto.

Con este método, limpio de efectos base, la evolución de ambas curvas resulta muy similar, pero a España solo le sirvió para estar por debajo de la media del euro hasta la llegada de 2023. Desde ese momento, nuestro país ha ido acumulando más inflación que la eurozona, con pequeñas oscilaciones que han quedado definitivamente despejadas después del verano.

La curva actual dibuja una trayectoria claramente ascendente, y con más pendiente que la de nuestros socios: el que en su momento fue el gran ejemplo comunitario presenta un peor desempeño en el último año natural. Hasta este martes, los datos interanuales que ofrece Eurostat no reflejaban esa tendencia, muy condicionados por lo que había pasado 12 meses antes. Ahora, los tres cálculos coinciden en una misma realidad: se mida como se mida, España ya tiene más inflación que el conjunto de la zona euro... y la brecha entre ambas tiende a agrandarse.

España ha superado a la eurozona en inflación por primera vez desde el fatídico verano de 2022. En aquel momento, la lectura interanual del índice de precios de consumo (IPC) de nuestro país alcanzó máximos que no se veían desde hacía cuatro décadas, y empezó una moderación fulminante que dio paso a una nueva fase de la espiral inflacionista: si durante el primer curso (2021-2022) de la crisis España había sufrido mucho más que la media de la eurozona, durante el segundo (2022-2023) se convirtió en el gran ejemplo a seguir, con una situación cada vez más desahogada, mientras otros países, que llevaban el ciclo más retrasado, aún registraban cifras de doble dígito. Ahora, se abre una tercera etapa, y las curvas se han vuelto a invertir. ¿Se trata de un sesgo estadístico o realmente los precios están creciendo más al sur de los Pirineos que en el conjunto de las economías de la moneda única?

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