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El Estado recauda más de 12.100 millones adicionales gracias a la elevada inflación
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INFORME DE LA COMISIÓN EUROPEA

El Estado recauda más de 12.100 millones adicionales gracias a la elevada inflación

La inflación es un maná para el Estado. Así lo pone de relieve un informe de la Comisión Europea que sitúa España en el término medio de los países de la UE. ¿La causa? Se ha producido una subida de impuestos en frío

Foto: La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (Europa Press/Rocío Ruz)
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (Europa Press/Rocío Ruz)
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La inflación, sobre todo cuando es elevada, no es neutral en términos presupuestarios. Al contrario. Un informe de los servicios técnicos de la Comisión Europea ha estimado que las cuentas públicas españolas se beneficiaron el año pasado en más de 12.100 millones de euros por la alta inflación. En concreto, un 0,9% del producto interior bruto (PIB), equivalente a algo más de 1,34 billones de euros.

Esta cifra contrasta con lo que sostuvo Hacienda en marzo de este año, cuando presentó la ejecución presupuestaria de 2022. En la presentación oficial, se decía que los 35.000 millones de euros que se destinaron a medidas anticrisis el año pasado suponían "el doble de los ingresos obtenidos por el Estado derivados del efecto de la inflación sobre la recaudación".

El informe sitúa España en el nivel medio de los Estados europeos que más se han beneficiado de la presión de los precios. Según sus cálculos, la clasificación ha oscilado entre el 0,5% del PIB de Malta, cuya economía pública ha tenido la menor sensibilidad presupuestaria, y Bélgica, un 1,6%, que, por el contrario, es quien más se ha beneficiado gracias a que su economía no está indexada. Es decir, no se revisan los precios en función de la inflación, lo que permite que la mayor recaudación no se vea erosionada. La legislación española, por ejemplo, establece que las pensiones públicas deben subir lo mismo que la inflación. En todo caso, sostiene la Comisión Europea, el impacto es mayor a corto plazo que a largo, ya que los efectos se van diluyendo con el tiempo.

El modelo utilizado para llegar a esa cifra —que incluye ingresos y gastos— parte de un supuesto teórico que, desde luego en el caso español, no se ha producido. En concreto, se supone que los salarios suben igual que los precios, lo que redunda en un aumento de la recaudación, ya que los tipos nominales en el impuesto sobre la renta son progresivos (pagan más quienes más ganan), por lo que si no se deflacta la tarifa, se produce una subida de la presión fiscal en frío (sin variar los tipos impositivos). La Comisión Europea lo llama "arrastre fiscal".

El modelo, igualmente, tiene en cuenta los llamados beneficios fiscales, que son las cantidades que dejan de ingresar las cuentas públicas por todo tipo de deducciones, subvenciones o desgravaciones. Según sus cálculos, para el conjunto de la Unión Europea, el impacto medio sugiere que un aumento del 1% de inflación seguido de una subida de los salarios de igual magnitud provoca una mejora del saldo presupuestario equivalente al 0,2% del PIB. Es decir, la quinta parte. Lo que no se tienen en cuenta son las consecuencias de la llamada inflación de segunda ronda sobre la actividad y el empleo, que es cuando la subida inicial de los precios se traslada al conjunto de la economía.

Impacto directo

El efecto de una elevada inflación sobre la deuda pública, sin embargo, es diferente. A priori, sostienen los técnicos de la Comisión Europea, una inflación más alta tiene un impacto directo de reducción de la deuda a través del efecto denominador (el PIB es más alto por la inflación, por lo que la comparación es más beneficiosa). Sin embargo, este efecto puede verse contrarrestado a través de tres canales. En primer lugar, un crecimiento más lento, debido a las consecuencias que tienen los precios sobre la actividad económica (menor consumo y menos inversión); en segundo lugar, un saldo primario más débil (el déficit sin tener en cuenta el pago del servicio de la deuda), y, en tercer lugar, el impacto que tiene el hecho de que el BCE se vea obligado a elevar los tipos de interés de forma relevante (como ha ocurrido) para contener la inflación.

Foto: La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EFE/Fernando Alvarado)

Los ingresos por IVA, por el contrario, aumentan debido a la brecha que se abre entre el IPC y el deflactor del PIB (la inflación total que soporta una economía y no solo el IPC), mientras que los volúmenes de consumo son más lentos o moderados. Sin embargo, estos efectos positivos sobre los ingresos no son lo suficientemente grandes como para compensar el efecto de mayores gastos, por lo que en general el déficit primario se amplía, sostiene la Comisión Europea.

La conclusión que sacan sus autores es que el shock que se produce a consecuencia de que el deflactor del PIB sea mayor, en concreto, de 0,8 puntos porcentuales, aumenta la deuda pública en la UE en aproximadamente dos puntos porcentuales del producto interior bruto en promedio a largo plazo. Este efecto es particularmente elevado en los países con elevados niveles de endeudamientoEspaña está entre los que superan el 100%— y que, además, se ven obligados a pagar rentabilidades más altas por colocar su deuda, por ejemplo, por tener primas de riesgo más elevadas. En todo caso, también depende de la estructura de vencimiento de la deuda: cuanto más a largo plazo sea, el impacto es menor.

En el futuro, las cosas serán distintas, y no solamente porque la inflación tenderá a suavizarse. En 2024, se prevé que la política fiscal de la zona del euro será contractiva, en torno al 0,75% del PIB, siempre que no se produzcan cambios. Es decir, a legislación constante. La Comisión entiende que la contracción vendrá derivada de la retirada gradual de casi todas las medidas de apoyo concedidas a las familias y empresas para compensar el aumento de los precios, que es lo que ha beneficiado a las cuentas públicas tanto en 2021 como en 2022.

La inflación, sobre todo cuando es elevada, no es neutral en términos presupuestarios. Al contrario. Un informe de los servicios técnicos de la Comisión Europea ha estimado que las cuentas públicas españolas se beneficiaron el año pasado en más de 12.100 millones de euros por la alta inflación. En concreto, un 0,9% del producto interior bruto (PIB), equivalente a algo más de 1,34 billones de euros.

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