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El Gobierno dilapida su gran promesa fiscal: no habrá superávit primario en 2019
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El incremento del gasto impedirá el ajuste

El Gobierno dilapida su gran promesa fiscal: no habrá superávit primario en 2019

Calviño aseguró a Bruselas que España tendría superávit sin contabilizar los intereses de la deuda, pero el incremento del gasto aprobado en los últimos decretos leyes comprometen su promesa

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)

"Por primera vez desde 2007, España va a registrar superávit primario, lo que implica reducir la deuda". Con estas palabras, la ministra de Economía, Nadia Calviño, presentó en octubre el Plan Presupuestario de España ante la Comisión Europea. Cinco meses después todo eso es papel mojado y España se encamina a otro año más de déficit primario. Esto es, los ingresos públicos volverán a ser inferiores a los gastos sin contar la factura de los intereses de la deuda. Y España sumará así su decimosegundo año consecutivo de saldo primario negativo.

El Gobierno se ganó una ‘palmada en la espalda’ de la Comisión Europea por esta promesa de superávit primario. Bruselas aceptó sus palabras y estimó que conseguiría un “pequeño superávit primario” aunque no se aprobasen los Presupuestos Generales del Estado, pero las políticas de gasto aprobadas en los últimos meses por la vía del decreto-ley han dilapidado esta posibilidad. Todo con el objetivo de ganar las elecciones.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el debate de Presupuestos en el Congreso. (EFE)

El Banco de España estima que el déficit público nominal se irá en 2019 hasta el 2,5% del PIB, esto es, apenas se recortará el desfase presupuestario en una o dos décimas respecto a 2018. Si se tiene en cuenta que el gasto en intereses de la deuda (según las previsiones incorporadas a los PGE y el Plan Presupuestario) equivale al 2,3% del PIB (unos 31.000 millones de euros), entonces el resultado arroja un déficit primario del en torno del 0,2% del PIB. Esto significa que España volverá a desaprovechar otro año de fuerte crecimiento económico con inflación para realizar una política fiscal expansiva. Todo justo antes de la batería de elecciones de los próximos meses.

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La propia ministra de Hacienda, María Jesús Montero, reconoció públicamente que el déficit se iría a un rango entre el 2,2% y el 2,4%. Lo hizo justo después de que el Congreso tumbara su Proyecto de Presupuestos y desde entonces se han sucedido las noticias de aumento del gasto público en los ya populares ’viernes sociales’. Sin embargo, estas medidas no han venido acompañadas con incrementos de la recaudación, lo que significa elevar el déficit estructural.

En definitiva, si el déficit nominal finalmente se va al rango alto estimado por el Ejecutivo, España volverá a tener déficit primario en 2019. Este desfase se situará cerca de las dos décimas del PIB, lo que significa que el déficit primario rondará los 2.500 millones de euros al cierre del año. España ya era en 2017 uno de los pocos países del euro, junto a Francia y Estonia que todavía tenía déficit primario y en 2019 probablemente será el último en esa situación de desequilibrio.

El descontrol

Tras el rechazo del Congreso a los Presupuestos, el Gobierno optó por desentenderse del déficit, lo que ha provocado que se termine descontrolando. El Congreso fijó un objetivo de estabilidad del 1,3% del PIB, pero el Banco de España estima que se irá hasta el 2,5%, el doble del umbral establecido.

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Con la caída de los Presupuestos se perdieron también las medidas de subidas de impuestos que hubiesen compensado el aumento del gasto público. El Ejecutivo rechazó entonces endurecer la política fiscal por la vía del decreto-ley, pero no ha querido renunciar a algunas de las medidas de gasto que iban en los PGE, como el incremento del permiso de paternidad, el seguro de desempleo para los mayores de 52 años o la subida de las pensiones y el salario de los funcionarios. El resultado es que el Ejecutivo ha cargado más gastos sin acompañarlos de más ingresos.

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La consecuencia ha sido que España ha vuelto a incurrir en una política fiscal claramente expansiva, lo que impedirá el ajuste del déficit. Las dos décimas de ajuste que prevé el Banco de España se deben íntegramente al ciclo económico, pero la realidad es que el déficit estructural seguirá creciendo. En otras palabras: el déficit que tendría España en una situación de equilibrio es cada vez más alto.

La Comisión Europea estimaba en febrero que el déficit estructural de España se mantendría en el 3,2% del PIB, esto es, por encima del umbral del 3%. Las medidas de gasto aprobadas en los últimos ‘viernes sociales’ podrían deteriorar todavía más este balance. El Banco de España ha criticado duramente la política fiscal expansiva del Gobierno por ser procíclica y por ignorar la necesidad de reducir la deuda pública.

El ajuste del déficit se debe íntegramente al ciclo económico, pero el déficit estructural volverá a crecer en 2019


"Si se materializase este déficit del 2,5% estaríamos hablando de que la política fiscal adaptaría un tono claramente expansivo", lamentó el miércoles Óscar Arce, director general de Economía y Estadística del Banco de España. Eso significa que el Gobierno "estaría introduciendo estímulo en un momento cíclico que ya de por sí es bastante favorable”. En dos años de fuerte crecimiento con inflación, el déficit público únicamente se habría reducido en seis décimas del PIB, lo que evidencia las políticas expansivas adoptadas en 2018 y 2019.

El descontrol de las cuentas públicas este año se produce a pesar del buen ritmo de la recaudación, que minimizará el impacto sobre el déficit del incremento del gasto público. El Gobierno elaboró el Proyecto de Presupuestos de 2019 con una previsión de incremento de la recaudación de 20.000 millones de euros. De esta cuantía, 5.700 millones procedían de la subida de impuestos y la creación de nuevas figuras tributarias (impuesto digital y financiero) y el resto, nada menos que 15.000 millones de euros, apenas servirán para recortar el déficit público en 2.500 millones de euros. El resto, más de 12.000 millones, se empleará en elevar el gasto público.

"Por primera vez desde 2007, España va a registrar superávit primario, lo que implica reducir la deuda". Con estas palabras, la ministra de Economía, Nadia Calviño, presentó en octubre el Plan Presupuestario de España ante la Comisión Europea. Cinco meses después todo eso es papel mojado y España se encamina a otro año más de déficit primario. Esto es, los ingresos públicos volverán a ser inferiores a los gastos sin contar la factura de los intereses de la deuda. Y España sumará así su decimosegundo año consecutivo de saldo primario negativo.

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