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El espejismo del refuerzo de la Sanidad pública: perdió 17.000 médicos durante la pandemia
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Según un estudio del IEF

El espejismo del refuerzo de la Sanidad pública: perdió 17.000 médicos durante la pandemia

Un nuevo estudio realizado a partir de los microdatos de la EPA desvela que el crecimiento de la sanidad pública se concentró en enfermería, auxiliares y personal no sanitario

Foto: Manifestación de la Marea Blanca en Sevilla, en octubre. (EFE/Julio Muñoz)
Manifestación de la Marea Blanca en Sevilla, en octubre. (EFE/Julio Muñoz)
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La pandemia del coronavirus puso en evidencia la falta de recursos de la Sanidad pública española. El colapso de la atención primaria y los hospitales mostró las carencias del sistema. Fue necesario hacer un esfuerzo para reforzar las plantillas: desde el inicio de 2020 hasta finales de 2022, se incrementó el número de trabajadores de la Sanidad pública en 60.000 profesionales. Sin embargo, tras la pandemia, las listas de espera siguieron ahí, lo que evidencia que el problema estructural no se ha resuelto. Un nuevo estudio publicado por el Instituto de Estudios Fiscales (IEF), dependiente del Ministerio de Hacienda, da una explicación: el incremento del número de enfermeros y personal no sanitario esconde un descenso en el número de médicos.

En total, el número de médicos se redujo en 17.000 ocupados desde principios de 2020 hasta finales de 2022 (con datos corregidos de efectos estacionales y de calendario). El refuerzo de las plantillas, aunque necesario, era un espejismo y explica por qué la atención sanitaria no mejoró en esos años a pesar del incremento del gasto público. El estudio muestra que la mayor caída se concentra en el personal hospitalario, lo que explica que las listas de espera sigan disparadas.

El estudio está elaborado por Javier Hernández Pascual y Pilar Rey del Castillo, investigadores expertos en el análisis del empleo en la Sanidad pública, que han construido una serie de la evolución de las plantillas durante más de una década a partir de los microdatos de la Encuesta de Población Activa (EPA). Los autores escriben que "la respuesta del Sistema Nacional de Salud a la pandemia ha requerido un incremento extraordinario de sus recursos humanos. A pesar de ello, las instituciones sanitarias han funcionado con dotaciones de médicas/os por debajo del que tenían al inicio de la pandemia".

En concreto, a finales de 2022 había 16.700 médicos menos que a inicios de 2020, lo que supone un descenso de la plantilla de casi el 10%. Un dato que contrasta con el aumento total de 60.000 personas trabajando en la Sanidad pública. El informe no desagrega la información por territorios (porque la encuesta pierde representatividad, sobre todo en las comunidades autónomas más pequeñas). Pero lo que es indudable es que las diferentes CCAA prescindieron de médicos en los años de la pandemia. Las administraciones públicas destinaron una buena parte del aumento del gasto sanitario a contratar enfermeros, auxiliares de enfermería y otros profesionales no sanitarios. Estos refuerzos se enmarcan en las campañas de vacunación y control de la pandemia.

Durante los meses del confinamiento, se establecieron grandes restricciones a la atención sanitaria: se pospusieron pruebas, intervenciones, análisis…, y parte de los recursos disponibles se destinó a las urgencias. Esta falta de atención explica que muchos pacientes estén acarreando, desde entonces, las consecuencias del colapso del sistema.

La caída en el número de médicos se explica, básicamente, por la jubilación de profesionales que no se han repuesto. Las plantillas están más envejecidas cada año, de modo que supone un reto para las administraciones esta rotación de profesionales más veteranos hacia otros más jóvenes. En términos cuantitativos, el reto está en conseguir cubrir todas las plazas que se jubilan; pero, en términos cualitativos, la gran dificultad es la pérdida del capital humano y la experiencia de toda una generación de médicos que están agotando sus carreras profesionales.

Sea cual sea la causa, la realidad es que España tuvo que superar la pandemia con una reducción del número de médicos. Durante la primera ola de la pandemia, no hubo grandes cambios en la dotación de profesionales, el deterioro se produjo a partir de la segunda ola y en las siguientes. La Sanidad pública pasó de tener 177.000 médicos durante el verano de 2020 a apenas 143.000 a principios del año 2022. Una pérdida de 34.000 médicos. En la segunda mitad de 2022, volvieron las contrataciones netas y el año acabó con casi 154.000 médicos. "La Sanidad pública, a partir de la segunda ola de la pandemia, ha contado con un número menor de profesionales de medicina de los que tenía al principio de la pandemia", señalan los autores. Esto explica, por ejemplo, que la atención primaria no consiguiese absorber la gran afluencia de pacientes durante 2021 e incluso 2022, y no se pudieran reabrir algunos de los centros cerrados.

Refuerzo de la enfermería

Las contrataciones de sanitarios se concentraron en enfermería. En especial, durante las campañas especiales para la vacunación. Muchos de estos profesionales se incorporaron con contratos temporales, por lo que volvían al paro al finalizar estas campañas. A finales de 2022, había casi 25.000 enfermeros más que antes de la pandemia, al pasar de casi 210.000 a más de 233.000 enfermeros.

Por su parte, los auxiliares de enfermería (técnicos de Grado Medio) se dispararon en casi 30.000 profesionales, pasando de 105.000 a más de 133.000. Este refuerzo de las actividades de enfermería no permite aliviar las listas de espera, ya que es imprescindible reforzar el número de médicos.

Las plantillas de la Sanidad pública también aumentaron intensamente en trabajadores que no son sanitarios, pero que figuran en las estadísticas como empleados de sanidad y cuidados sociales. En total, el personal no sanitario aumentó en 28.000 personas en este periodo. Este grupo incluye celadores, personal de limpieza, de transporte, cocineros, administrativos, etc. Todos estos datos han camuflado, hasta ahora, la verdadera situación de las plantillas de médicos.

En el área de hospitalización, el número de médicos se redujo en 20.000 personas, mientras que los enfermeros aumentaron en 21.000 profesionales. Y, en atención primaria, el número de médicos se ha reducido en 1.000 personas y el de enfermeros se ha mantenido estable.

Contrataciones temporales

Una buena parte de este refuerzo de personal se ha realizado con contratos temporales. Sobre todo, enfermeros temporales e interinos que se incorporaron para cubrir picos de trabajo, como fueron las campañas de vacunación. Antes de la pandemia, los enfermeros con contrato temporal eran el 38%, pero, a finales de 2022, eran el 47%. Un aumento de la temporalidad de nueve puntos porcentuales, lo que indica que el refuerzo de plantillas no fue un cambio estructural, sino un parche por las necesidades sanitarias de la pandemia.

"El número de empleos temporales creció en un 30% durante la pandemia, en torno a 80.000 personas, con un pico de 104.000 en el apogeo de la campaña de vacunaciones", escriben los autores del estudio. En su opinión, esta estructura laboral anticipa una alta rotación en la Sanidad pública en los próximos años. Rotación que se verá agravada por el envejecimiento de las plantillas, que anticipa una oleada de jubilaciones. La situación es especialmente delicada en la atención primaria, donde el 45% de los médicos tiene más de 55 años. Esto significa que casi la mitad de la plantilla se jubilará en los próximos 10 años. Y, en el ámbito de la enfermería, el 38% son mayores de 55 años.

"El empleo temporal creció en un 30% durante la pandemia, en torno a 80.000 personas"

Según sus cálculos, en los próximos tres años se jubilarán cerca de 19.000 médicos cada año y más de 25.000 enfermeros. Una rotación que pondrá a prueba la capacidad de retener capital humano en las plantillas sanitarias.

Además de la pérdida de médicos, las bajas han afectado a la atención sanitaria. La jornada media efectiva por cada profesional ha caído de 31 horas semanales antes de la pandemia a 29 horas a finales de 2022. Y, durante el año 2021, tras un año completo de pandemia, la jornada efectiva llegó a reducirse hasta 28,8 horas semanales.

Este descenso se debe a dos motivos. El primero, la reducción de la jornada laboral: de media, los profesionales sanitarios trabajan 35 horas semanales por los acuerdos de las diferentes administraciones con los sindicatos de la función pública. Pero también han crecido las horas no trabajadas, en buena medida como consecuencia de bajas temporales.

Las horas no trabajadas aumentaron nada menos que un 34% desde el inicio de la pandemia hasta la última ola del virus

Las horas no trabajadas aumentaron nada menos que un 34% desde el inicio de la pandemia hasta la última ola del virus. En el año 2022, se han reducido un 10%, pero siguen un 20% por encima de los niveles previos a la pandemia. Este nivel tan elevado, incluso después de la pandemia, indica que las consecuencias de la misma todavía no han desaparecido. Los sindicatos de médicos han denunciado que las sobrecargas de trabajo y la presión que ejercen los pacientes han provocado un aumento de los episodios de estrés y las bajas de sanitarios. Los datos de la EPA corroboran esta denuncia.

"La oferta de trabajo se ha visto afectada tanto por los contagios del personal, con la consiguiente pérdida de horas efectivas, como por los cambios en el comportamiento en relación con las salidas por jubilación", señalan los autores. Esto significa que las comunidades autónomas, que son quienes ostentan las competencias de Sanidad, tienen un doble reto por delante. El primero, reforzar las plantillas con contratos estables. Y, el segundo, garantizar la salud de los profesionales sanitarios para reducir las bajas temporales.

La pandemia del coronavirus puso en evidencia la falta de recursos de la Sanidad pública española. El colapso de la atención primaria y los hospitales mostró las carencias del sistema. Fue necesario hacer un esfuerzo para reforzar las plantillas: desde el inicio de 2020 hasta finales de 2022, se incrementó el número de trabajadores de la Sanidad pública en 60.000 profesionales. Sin embargo, tras la pandemia, las listas de espera siguieron ahí, lo que evidencia que el problema estructural no se ha resuelto. Un nuevo estudio publicado por el Instituto de Estudios Fiscales (IEF), dependiente del Ministerio de Hacienda, da una explicación: el incremento del número de enfermeros y personal no sanitario esconde un descenso en el número de médicos.

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