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Visita al 'Jerte Valley': así se vive en la comarca con más autónomos de España
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"Aquí al menos tenemos esa opción"

Visita al 'Jerte Valley': así se vive en la comarca con más autónomos de España

Cerca del 50% de la población del pequeño valle del Jerte sabe lo que es emprender. La razón principal tiene que ver con el cultivo de cerezas, pero no son los únicos que intentan aguantar con el autoempleo

Foto: El río Jerte, a su paso por Cabezuela del Valle. (S. B.)
El río Jerte, a su paso por Cabezuela del Valle. (S. B.)
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Son cerca de las dos de la tarde del miércoles y José Luis hace repaso en su taller. Mira el móvil y atiende alguna llamada rodeado de vallas, puertas, carros o aperos de labranza. "Hay que ir apagando, que tengo que ir a recoger a los niños", comenta mientras da los últimos puntos de soldadura a una escalera en la que anda trabajando. El día a día de este emprendedor extremeño es muy parecido al de cualquier otro español con un pequeño negocio propio, pero aquí, en Cabezuela del Valle, Cáceres, le entienden mejor que en otros lugares. ¿Por qué? Porque la mayoría de sus vecinos sabe lo que es el autoempleo.

En una España en la que los autónomos han ido perdiendo paulatinamente peso sobre el total de la población ocupada, aún hay comarcas españolas en las que su número no solo es importante, sino que llega a superar al de trabajadores por cuenta ajena. Según los datos del INE, la comarca del valle del Jerte es uno de los mejores ejemplos de ello. Frente al 16% que suponen estos trabajadores a nivel nacional, en municipios como Cabezuela, Piornal o Navaconcejo, todos con más de 1.500 habitantes, esos porcentajes suben hasta el 52%, 56% y 47%, respectivamente. Unos números que a nivel comarcal solo igualan algunas zonas del interior de Galicia, pero no en espacios tan concentrados.

"Aquí es tan común por pura supervivencia y necesidad. Si quieres mantenerte en el valle tienes que mirar hacia el autoempleo, no hay muchas empresas en la que buscar trabajo más allá de las cooperativas agrícolas y las instituciones públicas", explica Cándido Sánchez Chorro, presidente de la Asociación Empresarial del Valle del Jerte (Asevaje). Él, con una pequeña gestoría y correduría de seguros, es uno de esos ejemplos de emprendedores del que se han buscado su hueco para poder seguir viviendo en la zona. "Hace 25 años decidimos que queríamos y aquí seguimos, peleando día a día".

Sánchez Chorro es crítico con la situación, pues las perspectivas de futuro son muy limitadas, pero también menciona una cierta paradoja. "Está claro que la falta de tejido empresarial hace que ser autónomo sea una de las pocas salidas que te quedan, pero que los haya también habla bien de la zona, porque aquí al menos tenemos esa opción de futuro, que muchos entornos rurales no tienen ni eso", añade.

Las cifras lo confirman. En total, en la comarca viven algo más de 11.000 personas y han conseguido aguantar la población en las últimas décadas pese al éxodo rural generalizado. E incluso pueblos como Navaconcejo están creciendo en los últimos ejercicios, rozando ya los 2.100 habitantes. ¿Cuál es su secreto? Se ve en cada esquina: la cereza. "Sin ella, nada de esto sería así, es la fuente principal del valle".

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placeholder José Luis, en su taller en Cabezuela del Valle. (S. B.)
José Luis, en su taller en Cabezuela del Valle. (S. B.)

Aunque desde la ciudad siempre se ve el mundo de los autónomos como algo capitaneado por freelances, talleres y comercio, lo cierto es que en España el que lidera esta forma de trabajo es el sector primario. El 37% de todos los que trabajan en este sector son autónomos, y el Jerte lo demuestra. Tienen casos como el de José Luis, Cándido o Sandra, otra emprendedora que decidió lanzarse a montar su propia parafarmacia, y también una floreciente industria turística que empuja a los vecinos a abrirse a alternativas.

Pero si en algo coinciden todos es en que tienen fincas de cultivo de cereza. Hay decenas de pequeñas explotaciones cuyos dueños también se dan de alta como trabajadores por cuenta propia para poder legalizar ese negocio y completar sus sueldos.

La cereza

"Es un cultivo de temporada, además muy acotada a unos pocos meses, pero se exprime al máximo en la cosecha y el resto del año se aguanta con el paro agrario. Digamos que aquí se ha aprendido a sobrevivir con varias fuentes de ingresos, lo que sacas de la cereza, si trabajas un tiempo en algún otro lado, si tienes alguna casa rural... Al final vas sacando de aquí y de allá para completar el año", señala Sánchez Chorro. Él, con Asevaje, conoce bien ese espíritu superviviente y emprendedor de la zona y creen que incluso hay potencial para que crezca.

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placeholder Cabezuela del Valle. (S. B.)
Cabezuela del Valle. (S. B.)

Hace unas semanas tuvieron la II Feria Multisectorial del Jerte y aseguran que fue un éxito. "Ahora somos unos 90 socios en la organización, varios se apuntaron con la feria, es una cifra importante si piensas que en la organización no se incluye agricultura ni turismo", confiesa.

Ese interés coincide con otra visión del panorama que apoya Julián Elizo, presidente de la Mancomunidad de Municipios del Valle del Jerte, algo diferente al análisis de Sánchez Chorro. El autoempleo por necesidad es algo común, pues, según la EPA, un 65% de todos los autónomos de España aseguran que lo son por ese motivo, pero en el Jerte también hay quien saca dinero con su emprendimiento. "Aquí hay gente haciendo capital con el campo. Si lo haces bien, inviertes y lo trabajas, es fácil ganar. La agricultura ya no es tan dura como antes, y menos esta", detalla refiriéndose a los cerezos, que se "ordeñan".

"Se han informatizado muchos procesos y profesionalizado todo. Además, si eres joven agricultor te dan ayudas para que optimices las fincas. Es verdad que ya no se gana tanto con la cereza como antes, pero si quieres y te lo tomas en serio puedes vivir bien de ello", añade. "Desde las instituciones se ha empujado bastante y mucha gente se ha animado a emprender por eso, porque puedes plantearte montar un negocio con expectativas".

Lo cierto es que pese a ser una zona que sufre la despoblación y el envejecimiento como todo el mundo rural, el valle aguanta con una buena cantidad de jóvenes e incluso niños. "En la clase de mi hija todavía son bastantes. Es verdad que se han ido muchos, si comparamos con mi época el bajón es claro, algunos simplemente han marchado a Plasencia porque tienen más cosas, pero no estamos tan mal", narra José Luis.

Elizo cuenta que se hacen planes para incentivar el emprendimiento y evitar la despoblación. Que se ha ayudado bastante a profesionalizar las explotaciones agrícolas e incluso los negocios turísticos. "Programas como el Leader son un empujón. Por ejemplo, en mi pueblo, El Torno, abrieron un glamping espectacular con ayuda de este programa y lo hizo gente que venía de Cáceres y decidió instalarse aquí".

¿Qué les falta para poder progresar? "Comunicaciones y vivienda. Necesitamos mejorar ambos aspectos si queremos que la gente venga. La vivienda que hay está cara, pero el problema más acuciante son muchas casas de los centros municipales que están que se caen, pero nadie puede ni quiere arreglarlas. Así es imposible".

La agricultura o el éxodo rural

Más allá de las peculiaridades de la zona, el caso de los autónomos del Jerte muestra otra realidad del mundo rural español. Para sobrevivir, estas comarcas han de tener una base económica en la que asentarse, y los propios vallexerteños, un destino de interior que se llena en primavera e incluso saca buenas cifras en verano, aseguran que no puede ser solo el turismo.

"Lo decimos nosotros que hemos conseguido vender la marca y que la gente conozca la zona, pero es algo estacional que fluctúa mucho. Si quieres que la gente no se marche, tienes que tener algo más o menos estable". Aquí y en otros muchos casos, lo que queda para agarrarse es la agricultura o la ganadería.

"Ahora todo lo agrícola está peor que hace años y a los jóvenes es difícil convencerlos de que se queden, pero bueno seguimos trabajando y teniendo pedidos, por lo que quiere decir que sigue habiendo vida", comenta José Luis. Él maneja solo su taller, pero llegó a tener otros tres empleados. "Cambié el plan de negocio porque no me daba el dinero. Trabajaba mil horas, pero ni así salían las cuentas, movía dinero pero no ganaba. Eso sí, cerrar no he cerrado nunca".

Para negocios como el suyo, asegura, el cultivo de cerezas es básico. "Mucha gente vive de ello o al menos saca algo de dinero para poder tirar. Sin ese recurso esto se iría muriendo y todos sufrimos las malas cosechas, aunque no trabajemos directamente en el campo". Es el caso de este año en el que las condiciones climatológicas han echado a perder como el 80% de los frutos, unos 50.000 o 60.000 kilos que se traducen en unos 100 millones de euros, según los agricultores. El Gobierno les dio más de 8 millones de euros para paliar las pérdidas.

placeholder Sandra posa en su parafarmacia de Navaconcejo. (S. B.)
Sandra posa en su parafarmacia de Navaconcejo. (S. B.)

Entre los que llevan menos tiempo como emprendedores está Sandra, otra vallexerteña que decidió abrir su comercio en Navaconcejo y ahora hace casi diez años en su parafarmacia. De nuevo, habla de la cereza y de las oportunidades que ese pequeño pero lucrativo cultivo da a la zona. "Yo también tengo fincas, como la mayoría. Pero es que lo necesitas como complemento. Piensa que además de ser un entorno rural, los comercios locales sufrimos todo el boom de internet, algo que también pasa en las ciudades. Por eso, o tienes algo más o es difícil aguantar todo el año. La gente acaba comprando en negocios menos de lo que debería si luego quiere tener estos servicios cerca".

Más pesimista que otros compañeros, pero al pie del cañón, Sandra ve difícil el futuro en la comarca, incluso con la imagen turística y agraria que ha conseguido vender fuera. Según explica, los jóvenes ya no ven el lugar como una opción demasiado apetecible, sobre todo si se tienen altas expectativas. "Yo tengo un hijo de 22 años que ahora está estudiando una carrera. Veo difícil que se quiera quedar, por no decir imposible. Si quieres crecer, esto se queda pequeño", termina.

Son cerca de las dos de la tarde del miércoles y José Luis hace repaso en su taller. Mira el móvil y atiende alguna llamada rodeado de vallas, puertas, carros o aperos de labranza. "Hay que ir apagando, que tengo que ir a recoger a los niños", comenta mientras da los últimos puntos de soldadura a una escalera en la que anda trabajando. El día a día de este emprendedor extremeño es muy parecido al de cualquier otro español con un pequeño negocio propio, pero aquí, en Cabezuela del Valle, Cáceres, le entienden mejor que en otros lugares. ¿Por qué? Porque la mayoría de sus vecinos sabe lo que es el autoempleo.

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