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La España de los colegios vacíos: en 2037 habrá un millón de niños menos
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Informe de EsadeEcPol

La España de los colegios vacíos: en 2037 habrá un millón de niños menos

España se encamina hacia una década de cierre de escuelas a medida que se queda sin niños, la clave está en cómo conseguir un proceso ordenado con una reinversión de los excedentes

Foto: Niños del colegio Aquisgrán de Toledo. (EFE/Ángeles Visdómine)
Niños del colegio Aquisgrán de Toledo. (EFE/Ángeles Visdómine)
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El envejecimiento que vive España no solo se ve reflejado en el aumento de la demanda de residencias de mayores, sino también en la caída de niños en las escuelas. Cada vez hay más abuelos, pero menos niños, lo que ha abierto paso a dos décadas de colegios vaciándose y cierres de centros. Según las proyecciones demográficas del INE, España perderá más de un millón de niños (menores de 16 años) desde 2013 hasta 2037. Se trata de la pérdida del 15% de la población infantil, un cambio histórico que marcará a toda la sociedad durante décadas.

En la última década, España ha perdido unos 450.000 niños. Esta caída comenzó en 2013, coincidiendo con el momento en que la economía tocó suelo tras la crisis del euro. A partir de ese momento se produjo una rápida caída de la natalidad, explicada por varios factores. Algunos están directamente relacionados con la crisis económica: por ejemplo, la emigración de mujeres en edad fértil o la incapacidad de mantener a una familia. Otros tienen una causa cultural en la incorporación generalizada de la mujer al mercado laboral. El resultado es que hay menos mujeres en edad fértil y cada una de ellas tiene menos hijos. Ambos factores seguirán lastrando la natalidad en los próximos 15 años, lo que llevará a España a perder otros 600.000 niños hasta el año 2037.

No será un impacto homogéneo por territorios. Una vez más, las regiones más afectadas son las del interior de España, en especial el noroeste del país, que sigue perdiendo efectivos y se va quedando con la población más envejecida. En el caso de Zamora, la provincia más afectada, llegará a perder el 44% de sus niños hasta el año 2037, según un informe publicado por EsadeEcPol. Hay cuatro provincias que perderán más de un tercio de los niños, Jaén, León y Asturias, que se suman a Zamora, y hay otras siete que perderán más de un 30%: Palencia, Cáceres, Ciudad Real, Badajoz, Cantabria, Pontevedra y Salamanca.

El mapa por provincias muestra las dos Españas, una en la que la pérdida de niños es moderada, situada en el este, y otra, en el oeste del país, que sufrirá tal caída de la población infantil que difícilmente podrá compensarla con inmigración. Un informe reciente del Banco de España ya advertía de que este envejecimiento ensanchará la brecha de producción entre territorios, ya que una buena parte del país seguirá perdiendo mano de obra.

Solo dos provincias podrían aumentar su población infantil, aunque en cifras muy moderadas. Se trata de Baleares y Almería, para quienes los investigadores Lucas Gortazar y Jorge Galindo prevén un incremento del número de niños del 7%. El motivo es que son regiones que están atrayendo población trabajadora para satisfacer la demanda de mano de obra en el turismo y la agricultura, respectivamente. La llegada de población en edad fértil ayudará a la natalidad durante los próximos años, lo mismo que ocurrió en el conjunto del país durante los años de la burbuja inmobiliaria. En las provincias marcadas por las grandes ciudades, en particular Madrid, Barcelona, Pamplona o Málaga, la caída del número de niños será limitada gracias a su dinamismo económico. Esto es, su capacidad para seguir atrayendo a población en edad fértil.

Los dos investigadores son pesimistas respecto a la capacidad de España de dar la vuelta a esta situación por la vía de la natalidad. "La realidad demográfica en Occidente es que ningún país hasta ahora que haya bajado de dos hijos por mujer ha vuelto a superar esta barrera", señalan. En España, las mujeres en edad fértil apenas tienen 1,1 hijos, lo que significa que sería necesario duplicar la tasa de natalidad para llegar al número que garantiza el reemplazo generacional. "En España, a juzgar por la dinámica reciente, las perspectivas son mucho más negativas", reconocen. De hecho, las expectativas del INE no resultan especialmente pesimistas si se tiene en cuenta que en los últimos años las previsiones han sido mejores que la realidad.

Foto: Manifestación por las pensiones dignas en Madrid. (EFE/Chema Moya)

Esta caída tan intensa en el número de nacimientos tendrá innumerables consecuencias para el país, desde el crecimiento potencial hasta la desigualdad entre territorios o la sostenibilidad de las cuentas públicas. Pero una de las más inmediatas será el vaciamiento de los colegios, especialmente en estas zonas del interior y el oeste del país. Gortazar y Galindo, expertos en educación y análisis de datos, son contundentes en su diagnóstico: esto "no va de decidir si hay que cerrar o no escuelas", porque la demografía va a forzar los cierres. La cuestión está, por tanto, en cómo se aborda este proceso.

Una oportunidad

"Existen dos formas de abordar la cuestión", escriben los autores, "una consiste en no hacer nada", lo que implica mantener colegios abiertos mientras cae el número de alumnos hasta que sean insostenibles, o "tomar decisiones que tienen costes a corto plazo, pero beneficios importantes a corto y sobre todo medio y largo plazo". La crisis de los colegios vacíos es también una oportunidad para aumentar el gasto por alumno. Pero, para ello, es necesario conseguir un gasto más eficiente, que incluye evitar que los colegios vayan muriendo lentamente sin niños en los casos en que sea posible una concentración. En algunas regiones de España ya se han realizado estos proyectos, que han permitido mejorar la asignación de recursos y, además, evitar que se produzca una lenta agonía de los centros a medida que se quedan sin niños.

La reestructuración ordenada que proponen los autores no implicaría el cierre de escuelas en el mundo más rural, donde los colegios ya están muy aislados. "Eso no está en cuestión", subrayan. Sin embargo, en las localidades de mediano y gran tamaño que se estén quedando sin niños será necesario concentrarlos en unos centros para cerrar otros, o cerrar líneas de enseñanza. A cambio, deberían establecerse servicios de transporte y comedor gratuitos para quienes tengan que desplazarse a otras localidades.

Foto: Manifestación de pensionistas en Pamplona. (EFE/Villar López)

A cambio de esta reestructuración, el sistema liberaría una serie de recursos que se pueden reinvertir en mejorar la enseñanza para, por ejemplo, reducir la ratio de alumnos por profesor o ampliar los tiempos en la escuela, aumentar los programas de refuerzo o elevar la oferta de plazas de cero a tres años.

Cualquier decisión que se tome tiene que ser a nivel local, porque cada territorio necesitará unas medidas particulares. Estas medidas pueden adoptarse explotando las grandes bases de datos de las administraciones: "Teniendo en cuenta la geolocalización de los centros, las proyecciones demográficas a nivel municipal y las tendencias de los últimos años, y a la vez parametrizar las distintas políticas alternativas planteadas, es posible informar de manera precisa, local y quirúrgica cómo orientar el uso de recursos e infraestructuras", señalan. El incentivo que supone un mejor aprovechamiento de los recursos para potenciar la educación debería ser suficiente para que las administraciones empiecen a reflexionar sobre cómo aprovechar esta ventana de oportunidad.

El envejecimiento que vive España no solo se ve reflejado en el aumento de la demanda de residencias de mayores, sino también en la caída de niños en las escuelas. Cada vez hay más abuelos, pero menos niños, lo que ha abierto paso a dos décadas de colegios vaciándose y cierres de centros. Según las proyecciones demográficas del INE, España perderá más de un millón de niños (menores de 16 años) desde 2013 hasta 2037. Se trata de la pérdida del 15% de la población infantil, un cambio histórico que marcará a toda la sociedad durante décadas.

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