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La educación estricta vuelve en todas partes menos en España (quizá porque nunca se fue)
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DOMESTICACIÓN Y DOMA

La educación estricta vuelve en todas partes menos en España (quizá porque nunca se fue)

Aunque en otros países se abren colegios 'neoestrictos' y se defiende la disciplina, nuestro país se decanta por la nostalgia pedagógica antes que por la de la mano dura. ¿Por qué?

Foto: Alumnos chinos haciendo yoga antes de realizar el 'gaokao', la selectividad china. (Reuters/Stringer)
Alumnos chinos haciendo yoga antes de realizar el 'gaokao', la selectividad china. (Reuters/Stringer)
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En septiembre del año pasado, el popular profesor e icono de la alt-right norteamericana Jordan Peterson visitó en Wembley (Londres) la Michaela Community School, el colegio más controvertido de Reino Unido. Peterson soltó alguna lagrimita tras ver cómo las alumnas daban los buenos días a su directora, la no menos polémica Katharine Birbalsingh. Michaela School, al fin y al cabo, es la traslación al mundo educativo de algunos de los principios defendidos por Peterson.

Niños caminando en fila en un silencio absoluto, cantando el himno inglés antes de entrar a clase y recitando poemas de Rudyard Kipling. Ni un móvil a la vista. Dispuestos a sufrir duros castigos, incluso pagando los pecados de sus padres, como tener que comer solos, alimentándose solo de un sándwich y una pieza de fruta, si sus progenitores no están al corriente de los pagos del comedor.

A cambio de sus sacrificios, Michaela garantiza que tendrán las mejores notas de Reino Unido, que no sufrirán abandono escolar y que figurarán en el top de Progress 8, uno de los programas de evaluación educativa más importantes del país. Su directora es conocida en Reino Unido como "la profesora más estricta de Inglaterra". Un icono para el partido conservador, fue nombrada presidenta de la Comisión de Movilidad Social en Reino Unido por Liz Truss, pero dimitió en enero porque no quería que sus opiniones personales perjudicasen a la Comisión. Por ejemplo, que "la física no les gusta a las chicas".

Birbalsingh se ha convertido en el mayor icono de lo que medios como The Economist han denominado "educación superestricta". A nadie sorprende que nazca en Reino Unido, un país caracterizado por la disciplina en su educación: véase The Wall de Pink Floyd o If… de Lindsay Anderson. Como lo resumía el medio inglés, sus técnicas están replicándose en otros centros. "A los chicos les gusta la disciplina", escriben. "Lo que los adultos perciben como disciplina, ellos lo ven como seguridad y promesa de éxito".

"La escuela neoestricta es la mentira que las clases pudientes cuentan a las pobres"

No todo el mundo está de acuerdo y ha visto el éxito del centro de Birbalsingh como el mayor exponente de un movimiento más profundo. "Siempre ha habido una nostalgia en plan 'la educación era mejor en mi época porque era más dura' entre la derecha, que a menudo se ofrece como una solución a los problemas sociales contemporáneos, como el supuesto colapso de los estándares morales de los jóvenes, la violencia de las bandas y el comportamiento antisocial", explica a El Confidencial el periodista y escritor Matt Carr, que publicó recientemente un artículo sobre la directora en el que la comparaba con Farage y Trump.

La nostalgia va y viene, añade Carr, y la fascinación por la educación estricta promovida por la polémica Birbalsingh, acogida bajo el ala del conservador Michael Gove desde hace más de una década, es la mejor expresión de una forma de entender la educación, no solo entre los conservadores. "Desde hace años, los gobiernos laborista y conservador han utilizado la educación pública como chivo expiatorio para una serie de problemas sociales, prefiriendo echar la culpa del fracaso académico (sobre todo, entre las minorías) a los bajos estándares educativos, la disciplina laxa, el liberalismo y las bajas expectativas de los alumnos más que a otros factores como la revolución tecnológica, el racismo, la pobreza, la baja financiación y las ratios", explica Carr.

placeholder Katharine Birbalsingh. (CC/Jørgen Schyberg)
Katharine Birbalsingh. (CC/Jørgen Schyberg)

Una de las particularidades de la Michaela School, frente a otra clase de escuelas parecidas, es que se vende como una solución para el fracaso escolar entre las clases bajas. Jordi Adell, antiguo profesor de Tecnología Educativa y miembro del Colectivo DIME, considera que "es el discurso de la cultura del esfuerzo de la derecha, solo que en versión extrema, y de la educación como ascensor social". "La escuela neoestricta es la última mentira que las clases pudientes cuentan a las desfavorecidas para solucionar un problema que su avaricia ha provocado: 'Si estudias más, con esfuerzo y disciplina, triunfarás", añade. "Los primeros no llevan a sus hijos a esas escuelas. Saben perfectamente que el esfuerzo son los padres".

El prestigio del orden y la disciplina

Este movimiento puede verse como una reacción a varias tendencias educativas de las últimas décadas. Por un lado, la universalización de la educación, que ha provocado que en los países desarrollados toda la población pueda acceder a formarse, algo que hace unas décadas era impensable. Por otro, la difusión de determinadas metodologías alternativas, de Waldorf a Montessori pasando por la pedagogía crítica, que se identifican con una visión progresista de la educación.

"Si Occidente imita a Asia, saldrá mejor en las pruebas, pero perderá su modernidad"

No es la primera vez que un fenómeno así traspasa fronteras. Hace una década, la profesora de Derecho en Yale Amy Chua se convirtió en el fenómeno educativo global del año gracias a su libro Madre tigre, hijos leones (Martínez Roca), en el que ponía en tela de juicio la permisividad del modelo occidental de educación y defendía el restrictivo método chino puesto en práctica con sus dos hijas.

El libro tuvo éxito en un momento de crisis económica en que parte de la población comenzaba a percibir que la liberalización educativa había llegado demasiado lejos y que quizás era el momento de volver a un modelo más estricto. Tan solo que ese modelo ya no era el de la educación tradicional continental, sino, irónicamente, el asiático, que de repente se imponía como el ejemplo a imitar ante la decadencia occidental.

placeholder Amy Chua, uno de los iconos de la educación noestricta.
Amy Chua, uno de los iconos de la educación noestricta.

Una visión maniquea que intenta buscar ejemplos excepcionales de éxito para justificar el retorno a una disciplina que la evolución educativa ha olvidado y que se basa, por ejemplo, en las notas de los exámenes como síntoma de éxito. Como escribía Yong Zhao, autor de Who's Afraid of the Big Bad Dragon: Why China Has the Best (and Worst) Education System in the World, "si, abandonando sus propias tradiciones, los países occidentales adoptan el modelo educativo chino, posiblemente subirán de rango en las pruebas internacionales, pero perderán todo aquello que les ha llevado a la modernidad: creatividad, espíritu de empresa y una genuina diversidad de aptitudes".

Birbalsingh recurre con frecuencia a la retórica que ya utilizase Chua. "Michaela se ha ganado una reputación por sus políticas de comportamiento tradicionales y de tolerancia cero, y se ha convertido en la profesora más estricta de Reino Unido usando la retórica de la madre tigre y de la mano dura para describir las políticas de su colegio", explica Carr. Uno de los libros publicados por los profesores para explicar sus métodos educativos se llamaba, de hecho, Battle Hymn of the Tiger Teachers.

"Es una reacción al aumento de la desigualdad social"

Otra de las implicaciones de esta clase de políticas educativas es la importancia de la autodisciplina, que sugiere que el éxito está en la mano de todos los estudiantes capaces de alcanzarla, algo que sobre el papel no depende de clases sociales ni razas. La Michaela Community School defiende que no limita el acceso a ninguna clase de alumno. Sin embargo, Birbalsingh ha apuntado con frecuencia a los colegios públicos como los culpables de haber sacado delante una agenda woke que ha provocado el colapso de los valores tradicionales.

"Creo que es una reacción al fracaso del capitalismo neoliberal, al aumento de la desigualdad social y a la reducción de la calidad de vida de la clase media", valora Adell. "Creo que comparte causas con el auge de la ultraderecha en Europa. Alguna gente tiene la falsa sensación, que nutre el rojipardismo político, de que nuestros padres tuvieron más oportunidades para vivir una vida plena". La reacción educativa es volver a un pasado idílico "en el que todos éramos más jóvenes y mejores que ahora".

"Una de las falsas recetas para meter en cintura a una generación que ya no respeta a sus mayores, que no valora la cultura de las enciclopedias, que ya no se cree lo de la cultura del esfuerzo, que usa la tecnología en todas partes y para todo, una generación que ha visto el fracaso de la promesa de la educación como ascensor social, es una educación neoestricta", analiza. "Una receta falsa de cabo a rabo, porque se atribuye a la educación una culpa que no tiene y se le pide una solución a problemas económicos y sociales que tampoco puede proporcionar".

Neoestrictos en España

En nuestro país resulta complicado, por no decir imposible, encontrar ejemplos de centros de nuevo cuño que promuevan una educación neoestricta de manera abierta. Incluso aquellas instituciones privadas, de carácter religioso o internados que suelen aparecer identificados en las listas de los centros "más estrictos" de nuestro país no se manifiestan de manera abierta a favor de la dura disciplina. Y, desde luego, no existe ningún director español con la presencia mediática de Birbalsingh.

"En España, no está tan basado en la disciplina como en la diferenciación"

"A nivel educativo, no hay en España ningún tipo de centro ni grupo de escuelas que tenga como credo un ideario semejante", valora Rodrigo Juan García, pedagogo, asesor de innovación educativa y autor sobre educación. Los movimientos nostálgicos se basan más en lo pedagógico y en la idea de que los alumnos son cada vez peores que en una necesidad del retorno a la disciplina, quizá porque está vinculada de manera muy estrecha a los abusos cometidos por los profesores durante la dictadura.

"Más allá de esas posiciones conservadoras, no es un movimiento, sino una actitud elitista: seleccionamos la entrada de los alumnos y sus familias, sálvense las élites y que el resto se sacrifique para que sigan disfrutando de su privilegio y puedan alcanzar cotas de poder", prosigue. Por eso, explica, esta enseñanza no está tan basada en la disciplina como en buscar "una diferenciación a través de la tecnología, la robótica, los idiomas, etc.".

placeholder Prueba de la EBAU. (EFE/Marcial Guillén)
Prueba de la EBAU. (EFE/Marcial Guillén)

Es lo que se puede comprobar en los idearios de algunos de los centros que aparecen listados entre los más exclusivos de España. El Colegio Episcopal Sagrada Familia de Sigüenza, por ejemplo, promueve en su política de calidad "un clima de libertad y participación". El Colegio Santa María de los Rosales promueve la innovación pedagógica y la convivencia. El Colegio San José de Campillos explica que sus alumnos internos "aprenderán a comportarse y tratar a los demás correctamente, a ser más respetuosos, más comprensivos, más tolerantes y más solidarios".

José Manuel Rodríguez Victoriano, profesor titular de la Universitat de València e investigador sobre segregación educativa, recurre a Pierre Bourdieu para explicar cómo funciona el elitismo educativo. "Por un lado está la domesticación, que estaría dirigida a que los escolares aprendan a obedecer (con muchos matices), tú creas buenos trabajadores y sujetos que se acoplen al espacio laboral que ocuparán en el futuro".

"Se busca generar sujetos ganadores, con autonomía y que puedan mandar"

La imagen que emplea el sociólogo francés para ilustrar esta domesticación es la del rebaño, y a partir de los años setenta, los de la democratización educativa, que penetra en la educación pública. "Lo que se intenta es, ante todo, evitar el fracaso escolar más grave, pero no se proporciona una instrucción que les permita ya no mandar sino construir una ciudadanía crítica", valora el profesor.

El segundo modelo es el de la doma, "un modelo educativo más estricto". Esos caballos "que se entrenan para que ganen a través del ejercicio de la autodisciplina". Como explica Rodríguez Victoriano, "se busca generar sujetos ganadores, con autonomía y que puedan mandar". Es el modelo que ha correspondido tradicionalmente a los centros más elitistas de la educación española, pero que también se ha trasladado al modelo aspiracional de la escuela concertada.

placeholder Un aula de educación primaria. (EFE/Paco Campos)
Un aula de educación primaria. (EFE/Paco Campos)

"Hoy, esa distinción se reproduce de otra manera, en los concertados del Estado español, que en la práctica son privados y trabajan con esa dimensión de doma: hay que disciplinar a los alumnos para que tengan autonomía, obtengan mejores notas y puedan reproducir su clase social", prosigue. "Lo que buscan es generar una disciplina que les garantice los lugares de mando en un contexto de crisis generalizada. Lo interesante es que ese modelo de doma de personas que pueden estar dirigidas a puestos de mando se está financiando con dinero público".

Adell considera que en España "no hay escuelas de ese tipo porque la mayoría de las familias que llevan a sus hijos e hijas a la privada (concertada o no) no están dispuestas a darles una educación cuartelera". La Michaela Community School es un centro free, sin ánimo de lucro, financiado por el Gobierno, pero independiente de las autoridades educativas. "Los colegios católicos e internados en España se diferencian, además de por su financiación y gestión, por la selección de su alumnado", valora. "Las familias llevan a sus hijos a dichos centros con la esperanza de que hagan buenos contactos para el futuro con los de su clase, o en gran parte de la concertada, los de la clase superior". Las colas para matricularse en El Pilar de Madrid son el mejor ejemplo.

"El trasfondo está en toda la educación, pero nadie ha hecho bandera de ello"

Si la disciplina no ha vuelto es porque tal vez no se fue, y porque la pedagogía progresista no ha tenido una gran implantación en España, o al menos no tan elevada como en otros países, por lo que no hay nada a lo que reaccionar. "En las pedagogías de la liberación se busca un proceso parecido al de la doma, pero de modo que los sujetos acaben teniendo una misma reflexividad, pero el ejercicio de la disciplina está mucho más matizado, va a conseguir sujetos disciplinados pero no de mando", valora Rodríguez.

Números y méritos

La característica común a esta tendencia, y que también tiene su hueco en España, es obviar los condicionantes sociales para depositar en el individuo toda la responsabilidad de su éxito a través de la autodisciplina, insiste García, que describe la educación neoestricta como una manifestación más de la educación neoliberal mezclada con un toque conservador. Si no se es capaz de guardar silencio, de respetar las filas o de aprender la lección, es solo culpa suya, la base del pensamiento de esas clases aspiracionales que, aunque desean lo mejor para sus hijos, están fomentando una visión educativa elitista.

Foto: Un niño vuelve al colegio después de las vacaciones. (EFE)

"Ese trasfondo está cada vez más presente en toda la educación, otra cosa es que algún colegio haya hecho bandera de ello explícitamente", valora. "Lo van incorporando porque es cómodo para la escuela, pero es una creencia muy peligrosa la de que toda la razón para los éxitos y los fracasos está en uno mismo porque los pobres no tienen conciencia y los ricos se exigen a sí mismos y tienen aspiraciones".

En última instancia, aunque parezca paradójico, es cómodo para los colegios intentar mejorar sus resultados por todos los medios, porque es algo que se puede medir y, por lo tanto, comercializar, frente a la complejidad de modelos alternativos. "Como venden resultados, que son elementos parciales de la educación, utilizan los rankings como reclamo y llevan a cabo planteamientos pedagógicos muy instruccionistas y simples. Lo más cómodo para una escuela o un docente es expulsar al que no cumple con lo que digo, y si no, ya buscaré la manera de facilitar que las notas sean buenas".

En septiembre del año pasado, el popular profesor e icono de la alt-right norteamericana Jordan Peterson visitó en Wembley (Londres) la Michaela Community School, el colegio más controvertido de Reino Unido. Peterson soltó alguna lagrimita tras ver cómo las alumnas daban los buenos días a su directora, la no menos polémica Katharine Birbalsingh. Michaela School, al fin y al cabo, es la traslación al mundo educativo de algunos de los principios defendidos por Peterson.

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