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El profesor que casi acaba con su carrera por criticar la educación sueca: "Que España no nos imite"
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ENTREVISTA CON JONAS LINDEROTH

El profesor que casi acaba con su carrera por criticar la educación sueca: "Que España no nos imite"

Cuando hace siete años publicó un artículo en el medio de mayor tirada nacional sobre los problemas de la educación de su país, no podía esperarse lo que iba a ocurrir

Foto: El profesor Jason Linderoth. (FROG Vienna)
El profesor Jason Linderoth. (FROG Vienna)

Cuando el profesor de la Universidad de Gotemburgo Jonas Linderoth envió al medio sueco de mayor tirada un artículo sobre cómo la educación de su país se había echado a perder, no era consciente de que su vida estaba a punto de cambiar para siempre. El texto publicado en las páginas de Dagens Nyheter se convirtió en el artículo de opinión más leído aquel año y fue utilizado por políticos conservadores para defender las políticas que el propio Linderoth criticaba en el artículo, como las escuelas concertadas.

El exministro de Educación sueco Jan Björklund lo compartió para defender que el problema del desplome del país en PISA no se debía a los centros concertados, que él mismo había impulsado, sino a “la educación progresista”. Entre los años noventa y 2012, las notas de Suecia en PISA se desplomaron hasta convertirse en el país que más empeoró su rendimiento en la prueba internacional. Para Linderoth, no había una única explicación, y entre sus respuestas se encuentran tanto la privatización educativa como la implantación acrítica de reformas educativas que sirvieron para enmascarar recortes presupuestarios.

El profesor fue cancelado antes de que se hablase de la cultura de la cancelación. Se suspendió la presentación de sus libros, que aparecieron pintados en la biblioteca de su universidad. Cuando entraba en el claustro, todo el mundo se callaba. Algunas de las respuestas a su artículo mostraban que no se lo habían leído. El titular con el que salió publicado, “Pido disculpas por las ideas pedagógicas de los noventa”, sugería que él había promovido esas reformas, pero simplemente se trataba de un reconocimiento de que ya no estaba de acuerdo con las ideas que había mantenido.

"Los métodos que te dan libertad son excelentes si tienes conocimientos básicos"

Seis años después, su artículo ha vuelto a ser el centro de los debates educativos después de que el holandés Paul A. Kirschner, uno de los investigadores educativos más importantes del mundo, lo haya vuelto a citar en su blog. Esta vez, Linderoth ha decidido coger el toro por los cuernos y traducirlo al inglés para no causar más confusión, así como atender a la prensa (extranjera y nacional) para que nadie lo tome por lo que no es.

PREGUNTA. ¿Cuáles son esas ideas de los años noventa que en su opinión han perjudicado la educación posterior?

RESPUESTA. El problema fue darles demasiada libertad a estudiantes principiantes en una determinada materia, porque es contraproducente. Los métodos que te dan libertad para autorregular tu aprendizaje son excelentes si tienes conocimientos básicos. Por ejemplo, si tú quieres ir a un taller sobre cómo escribir reportajes.

placeholder Una estudiante en Sodertalje, al sur de Estocolmo. (Reuters/Cathal McNaughton)
Una estudiante en Sodertalje, al sur de Estocolmo. (Reuters/Cathal McNaughton)

Esto afectaba no solo a cómo se debía aprender, sino también el qué. Aparecieron esas grandes ideas sobre las habilidades del siglo XXI, el hecho de que lo más importante que puede aprender la gente no son hechos, sino habilidades cognitivas como resolución de problemas, creatividad o habilidades sociales. Durante los noventa, e incluso antes, en Suecia teníamos la tendencia a centrarnos en esas cosas y rebajar la importancia de los conocimientos básicos.

Esto estaba ligado al rápido desarrollo de la sociedad digital, que dio lugar a muchas especulaciones sobre cómo debía ser el conocimiento del futuro, qué habilidades se iban a necesitar y demás. Esto se reflejó en la formación de profesores y el desarrollo de currículos. Se manifestó en la propia arquitectura de los colegios, que ya no estaban compuestos por aulas tradicionales.

"La educación progresista se utilizó para legitimar reformas materiales"

Esto ocurrió al mismo tiempo que implementábamos otras reformas. Es importante matizar que la razón por la que Suecia se desplomó como una piedra en PISA no se debe a la educación progresista. Creo que esta se utilizó para legitimar cierto número de reformas materiales. Algo que me llamó la atención es que en otras profesiones se supone que tienes que aprender de las personas que tienen más experiencia, pero como profesor recibí el mensaje de que pasase lo que pasase no tenías que escuchar a tus mayores. Eso nos dejó con la idea de que sabíamos qué no había que hacer: no había que enseñar, no había que explicar, había que dejar que los estudiantes creasen su propio conocimiento. Cuatro o cinco ideas.

P. Me parece interesante lo que comenta sobre cómo las reformas educativas pueden disfrazar razones económicas, porque algo parecido puede estar ocurriendo en otros países.

R. Es importante darse cuenta de que muchas de las reformas que se llevaron a cabo durante los años noventa en Suecia se catalogaron como reformas educativas, pero cualquiera puede ver si rasca bajo la superficie que se debían a razones económicas. Por ejemplo, se habló mucho de lo positivo que era mezclar a niños de distintas edades en el aula. El objetivo era justificar aulas de tamaño más grande en el campo, porque no había personal para mantener clases de cinco o 10 estudiantes.

placeholder Lev Vygotski.
Lev Vygotski.

Entonces se introdujo el concepto de la zona de desarrollo próximo, un concepto de la teoría educativa de Vygotski que sugiere que unos estudiantes pueden ayudar a otros y tener un efecto positivo en los demás. Hoy sabemos, gracias a la ciencia cognitiva, que aprender así cuando estás en tu fase de desarrollo no es muy útil.

Es un ejemplo de cómo una agenda económica se disfrazó de pedagogía. No conozco la situación de España, pero creo que hay que tener mucho cuidado cuando los políticos se ponen a hablar de pedagogía, porque puede haber una agenda oculta debajo.

P. En España, tendemos a utilizar los países escandinavos como referencia.

R. Lo sé, pero creo que lo que se pasa por alto es que Suecia estaba en lo más alto durante los ochenta y los noventa, pero no se tiene en cuenta qué ha pasado en los últimos 20 o 30 años. Los colegios finlandeses hoy son muy distintos a los suecos. Hasta los noventa eran muy parecidos, antes de implementar todas esas reformas. Finlandia sigue siendo uno de los mejores sistemas educativos del mundo y nosotros hemos destruido el nuestro.

"Los colegios concertados han creado incentivos de mercado que han sido un desastre"

Así que si quieres imitar algo, imita a Finlandia. Si quieres un ejemplo de cómo destruir un buen sistema educativo, mira a Suecia. Me refiero sobre todo a nuestro sistema de colegios concertados. En Chile, se implementó un sistema parecido durante la época de Pinochet, pero se deshicieron de él hace un par de años, así que somos el único país que lo mantiene a nivel nacional. Y es un desastre, un desastre absoluto. Ha creado incentivos de mercado que pasan por alto todo lo que caracteriza el buen aprendizaje. Tenemos algo que llamamos inflación de notas, que significa que los colegios atraen a los estudiantes poniéndoles notas más altas. Los estándares están marcados por los profesores, así que no hay controles externos.

Esto significa que si tú eliges uno de estos colegios con notas más altas, el profesor tiene presión para subírtela. Como profesor universitario, me doy cuenta de que los estudiantes carecen de muchos conocimientos y habilidades básicas. Peor aún, agrava la desigualdad, ya que los colegios que reciben el cheque escolar tienen una motivación económica, por lo que quieren estudiantes fáciles, de clases altas.

Hay muchos mecanismos en juego. Por ejemplo, dejan a los estudiantes de hogares menos agraciados en la escuela pública. Algunos de estos colegios tienen su dinero en las islas Caimán, o cuentan con antiguos políticos entre sus filas, políticos que han estado apostando por este sistema y que ahora se benefician de ello. Si hay algo en lo que no deberíais fijaros, es en nuestro sistema de escuelas concertadas.

P. ¿Cómo destruyó Suecia su educación?

R. Tenemos un sistema educativo extremadamente descentralizado donde el Gobierno tiene muy poco poder, que está en manos de los ayuntamientos y las instituciones educativas. Por otra parte, nuestros currículos tienen objetivos de aprendizaje muy vagos, muy poco claros, lo que ha permitido que las fuerzas del mercado penetren en nuestro sistema educativo. Hemos permitido que se extiendan las escuelas con ánimo de lucro, que han provocado que las buenas notas sean un producto que puede venderse. Eso ha creado una gran desigualdad e inflación de notas. Así que tenemos un sistema en el que los colegios compiten para captar estudiantes.

"Si los alumnos no aprueban, se considera responsabilidad de los profesores"

Estamos empezando a ver cómo esto afecta a la educación superior. Enseño Psicología Educativa y a veces los alumnos no entienden conceptos del día a día, como “¿qué significa incentivo?”. Me preocupa cómo terminará afectando a nuestra economía.

P. ¿Los profesores tienen presión para aprobar a los alumnos?

R. Sí, porque si no aprueban, se considera su responsabilidad por no haberse adaptado o no haber sabido utilizar los métodos correctos. Es un gran problema, porque si un colegio empieza a tener fama de poner notas bajas, los estudiantes dejarán de ir ahí, así que se trata de una estrategia de marketing. Mientras no haya exámenes estandarizados, puede ser así eternamente.

Aquí es donde entra la educación progresista. Muchos de los objetivos de nuestro currículo nacional son muy vagos, muy poco claros, basados en el discurso de las habilidades del siglo XXI, que está muy abierto a interpretación. Lo que para un profesor significa una cosa, para otro puede significar otra. En mi artículo, lo llamo el caldero de las brujas, porque hay muchos ingredientes problemáticos ahí.

P. En el artículo, contaba cómo había pasado de una posición antiprofesores a reconocer que sin ellos no habría llegado donde está. ¿Qué le hizo cambiar de opinión?

R. Mantenía esta posición cuando era un estudiante de doctorado, porque estaba por todas partes. Todo el mundo compartía esa visión, así que te arrastraba. Es muy fácil ser crítico con la educación que has recibido. Pero empecé a dar clases cuando aún era estudiante y entonces me di cuenta de que muchas de esas ideas no tienen el apoyo empírico que esperaba, porque se basan en evidencias muy débiles o directamente en nada. Se trata sobre todo de argumentos teóricos que se han ido reforzando a lo largo de los años.

placeholder Foto: Reuters/Andrea Comas.
Foto: Reuters/Andrea Comas.

Necesito recalcar que nunca diría que no hay que hacer trabajos en grupo o que no deberías realizar trabajo individualizado con un estudiante, pero sí soy de la opinión de que es responsabilidad del profesor conocer su asignatura y comunicarla. Pero creo que el artículo de 2016 hacía mucho énfasis por el titular, que no es el que yo sugerí. Pensé que era importante que si alguien había visto mis conferencias antiprofesores supiese que había cambiado de opinión. Era un pequeño artefacto retórico, pero se convirtió en lo principal. Se salió de madre.

P. El artículo afectó su vida, su salud y su trato con sus compañeros. ¿Cómo?

R. Durante varios años, pensé que mi vida académica como investigador educativo se había acabado. Gracias a dios, me centro sobre todo en el impacto de los juegos en entornos educativos (y mi conclusión es que no deben ser utilizados, así que no soy progresista ni siquiera en ese sentido). En su día, me preguntaba por qué los investigadores educativos no se centraban en esos temas, así que me propuse hacerlo yo. Cuando el artículo se publicó, explotó y un montón de gente se puso en contacto conmigo.

"Fue usado como arma por los conservadores, lo que me hizo perder amigos progresistas"

Los políticos más conservadores lo aplaudieron, pero me considero progresista. Quería contribuir a crear un sistema educativo en Suecia que redujese la desigualdad, y por eso defiendo a los profesores. Lo más deprimente es que mi artículo fuese utilizado como un arma por los conservadores, lo que significaba que perdí muchos amigos progresistas (y gané otros conservadores, hasta que se dieron cuenta de que estaba en contra del sistema de escuelas concertadas).

También descubrí que la investigación sueca en educación se basa sobre todo en análisis cualitativos, pero no creo que esos estudios sean muy apropiados para tomar medidas políticas. En Suecia, hemos implantado medidas sin haber realizado experimentos al azar controlados, basados tan solo en lo cualitativo. Creo que a muchos colegas no les gustó que cuestionase las medidas que estaban poniendo en marcha.

Lo más problemático que sufrí fue en el entorno académico, y era bullying clásico entre adultos. Por ejemplo, mis compañeros se callaban cuando entraba en la habitación o dibujaron cuernos y barba en la portada de mi libro. Dudo mucho que lo hiciese un estudiante. Montaron seminarios sobre mis textos sin invitarme. Ni siquiera pude presentar mi libro en la universidad, que es una tradición. Fue terrible. Fue antes de la cultura de la cancelación, así que no era consciente del poder que tenía la viralidad. Me sentía estresado al haber perdido el control de mi narrativa o que fuese utilizada con intenciones políticas.

placeholder Gotemburgo. (Reuters/Anna Ringstrom)
Gotemburgo. (Reuters/Anna Ringstrom)

Un periódico de Gotemburgo muy de izquierdas sugirió que era un fascista. Fue una locura. Hoy sabría manejarlo de otra forma. El mundo de la ciencia cognitiva ha descubierto un cuerpo de evidencias tan fuertes que cosas de las que hablaba en 2016, como la importancia de la enseñanza tradicional, tienen más apoyo empírico, así que habría sido más fácil para mí defenderme.

P. Tengo la sensación de que el debate está cada vez más polarizado entre los defensores de una educación más tradicional y los progresistas, lo que vicia toda discusión.

R. Es muy importante que nos demos cuenta de que cada idea no va necesariamente unida al resto. Es clave a la hora de darnos cuenta de que puedes ser políticamente progresista pero también pensar que el profesor debería ser quien dirigiese la educación. La filosofía educativa holandesa, por ejemplo, de Gert Biesta, ha hablado de la importancia de que un adulto lidere el proceso, porque la verdadera libertad democrática solo puede surgir si tienes suficiente conocimiento.

"La educación privada está tan integrada aquí que va a ser difícil darle la vuelta"

Para mí, ser un profesor que conoce su materia y acepta la responsabilidad de comunicar las ideas básicas no tiene que ir acompañado necesariamente de niveles elevados de disciplina en el aula. Encuentro muy extraño que si crees en la instrucción directa también sigas esa disciplina en la que no puedes tener una relación amistosa con tus estudiantes. No veo por qué ambas cosas tienen que ir juntas. Hubo un debate en Suecia sobre si los estudiantes deberían llevar gorras en clase o no. ¿De verdad? Puedo darte clase lleves lo que lleves, si llevas una gorra o una camiseta de heavy metal. A mí me gusta el heavy metal. Creo que son los políticos conservadores los que han provocado esa clase de discurso, al menos en Suecia.

P. ¿Cree que habrá un cambio en estas tendencias?

R. Creo que la ciencia cognitiva será cada vez más accesible y cambiará estas tendencias. Ahora es más fácil criticar a los dioses educativos. Pero no tengo muchas esperanzas con Suecia, porque la educación privada está tan integrada en nuestro sistema educativo que no creo que desaparezca antes de que muera. Soy pesimista. Así que mi consejo para España es que no nos imitéis. Va a hacer falta toda una vida para volver al camino correcto.

Cuando el profesor de la Universidad de Gotemburgo Jonas Linderoth envió al medio sueco de mayor tirada un artículo sobre cómo la educación de su país se había echado a perder, no era consciente de que su vida estaba a punto de cambiar para siempre. El texto publicado en las páginas de Dagens Nyheter se convirtió en el artículo de opinión más leído aquel año y fue utilizado por políticos conservadores para defender las políticas que el propio Linderoth criticaba en el artículo, como las escuelas concertadas.

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