El Plan Olweus: un efectivo método noruego para terminar con el 'bullying' antes de que ocurra

En España, siete de cada diez niños sufren todos los días algún tipo de acoso o ciberacoso. Una realidad que es bastante inquietante e incómoda, pues muestra que la mayoría ha sido víctima de una de estas situaciones. Según el último informe de 'Bullying Sin Fronteras', una ONG internacional dedicada a estudiar y analizar el número de casos en el mundo, los casos han ido en aumento durante estos últimos cinco años en nuestro país, por lo que medidas como la educación a distancia no han servido para reducir esta problemática que tanto afecta a la salud mental de niños, jóvenes y adolescentes, así como en su vida posterior.

"En el caso de España, se trata de un país que, por su índice de población y por la enorme cantidad de estudiantes de nivel primario y secundario que tiene, presenta una alta cantidad de casos graves de 'bullying' que resulta preocupante", valora Javier Miglino, doctor y director de la ONG. Evidentemente, una de las particularidades del 'bullying' es que es muy difícil de detectar o controlar: cuando antes parecía haber señales más visibles de que existía una situación de violencia o acoso hacia uno de los escolares, ahora se ha vuelto mucho más subliminal por la transformación digital de esta situación injusta. Aunque la mayoría de estos malos comportamientos se pueden localizar fácilmente en redes sociales, el ciberacoso también puede actuar de manera privada, a través de servicios de mensajería y chat en los que solo están las víctimas y agresores.

El Programa Olweus inicia su procedimiento con encuestas dirigidas a los escolares para preguntarles por sus experiencias de acoso

Algunas de las consecuencias más notorias de haber sufrido 'bullying' a edades tempranas pueden ser, como es lógico, tener que lidiar con una baja autoestima el resto de su vida, así como una mayor probabilidad de sufrir trastornos como la ansiedad o la depresión, ya que el individuo presenta serias dificultades para entablar relaciones sociales, pudiendo sentirse amenazado o rechazado sin motivo. Las peores consecuencias a corto plazo pueden llegar a ser el suicidio, por lo que conviene estar alerta ante cualquier señal que el niño acosado nos pueda estar dando. Además, las conductas autolíticas en adolescentes han aumentado muchísimo tras la pandemia, por lo que al malestar psicológico relativo a las restricciones y el cese de la vida social se le unen el hecho de ser acosado, en un mundo educativo en el que las conductas violentas ya no tienen por qué ser presenciales.

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Como decíamos, no se trata de una situación a la que haya que poner freno, ya que el problema va a perdurar una vez se dé; hay que ir un paso más allá previniéndolo antes de que aparezca. Por ello, recientemente se han presentado los resultados del Programa de Prevención del Acoso Olweus de manera satisfactoria, ya que no es para menos al ser desarrollado por el difunto psicólogo sueco-noruego Dan Olweus, uno de los pioneros en analizar los casos de 'bullying' en las aulas. Este plan se sustenta en la idea de que el abuso verbal o físico no forma parte de una conducta concreta de un individuo, sino que está circunscrito en una cultura del acoso mucho más amplia, viéndola como algo inherente al propio sistema educativo. Entonces, este método propone una implicación por parte de padres, alumnos y profesores para evitar que esta cultura del acoso germine y que posteriormente dé lugar a situaciones de injusticia o violencia en el entorno.

Pasos y metodología

¿En qué consiste este ambicioso programa? En primer lugar, aceptando que el problema existe, que en muchos casos es lo más básico, pero también lo que se tiende a negar, naturalizar o blanquear con el clásico dicho de "son cosas de críos", por parte tanto del personal educativo como de los padres. El Programa Olweus inicia su procedimiento con encuestas dirigidas a los escolares para preguntarles por sus experiencias relacionadas con el 'bullying', en las que eran protagonistas, actores o meros espectadores.

"Todos los adultos de la comunidad educativa necesitan recibir formación básica sobre cómo prevenir el acoso: desde el personal de la cafetería, conserjes o hasta los conductores del autobús"

Tras conocer de manera precisa cuáles son las situaciones más típicas en las que se puede dar el 'bullying' en cada centro, la escuela debe tomar unas normas muy claras y estrictas para garantizar un comportamiento correcto por parte de sus alumnos, con consecuencias directas en caso de infringir esas mismas reglas. "Las sanciones no deberían ser una sorpresa para el niño", reconoce Susan Limber, profesora de psicología del desarrollo en la Universidad de Clemnson en Carolina del Sur, quien ha comentado los resultados del estudio en un artículo de la 'BBC'.

Evidentemente, los padres tienen la misma responsabilidad que los profesores de cara a evitar cualquier forma de caso o para reforzar la buena convivencia entre alumnos en las aulas. Y, en este sentido, es importante que conozcan con todo lujo de detalles los resultados de las encuestas realizadas a los niños para saber dónde o cuándo se puede dar una situación de acoso con más regularidad. "Todos los adultos de la comunidad educativa necesitan recibir formación básica sobre cómo prevenir el acoso: desde el personal de la cafetería, conserjes o los conductores del autobús escolar", asegura Limber.

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Por otro lado, los alumnos son sometidos a reuniones periódicas en las que se debate sobre la naturaleza del acoso escolar y las maneras en las que pueden ayudar a otros compañeros que puedan ser víctimas de un mal comportamiento. El objetivo, como reitera la experta, es conseguir que el mensaje 'anti-bullying' quede completamente arraigado en la cultura de la institución educativa. Así es como el Programa fue aplicado en 200 escuelas de Pensilvania y los resultados fueron de lo más satisfactorios: se registraron hasta 2.000 casos menos de acoso escolar en un período de dos años, como recogió el estudio publicado en 'Journal of School Psychology'.

Para Limber es esencial que el padre investigue y pregunte al hijo sobre sus relaciones sociales en la escuela. No hay nada de malo en preguntar, por ejemplo, qué tal van las cosas con sus amigos. "Debes ser proactivo a la hora de hablar sobre el tema y no esperar a que surja", advierte la experta. "Escucha atentamente, evita hacer sugerencias apresuradas sobre cómo debería actuar, ya que esto a veces puede causar la impresión en la víctima de que tiene la culpa de ser acosada". En este sentido, "no hay nadie a quien culpar, salvo a los propios acosadores". La clave, como siempre, es concienciar de que hay posturas y comportamientos que nunca bajo ningún pretexto son aceptables. De ello depende el hecho de criar seres humanos responsables, empáticos y pacíficos en el día de mañana.