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El 27% de los parados encontró trabajo en el segundo trimestre
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El crecimiento del empleo

El 27% de los parados encontró trabajo en el segundo trimestre

El riesgo de perder el empleo es el más bajo de la serie histórica: solo un 2,3% de los trabajadores se quedó en el paro

Foto: Una oficina de empleo. (EFE)
Una oficina de empleo. (EFE)
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El mercado de trabajo dejó en el segundo trimestre del año una cifra para la historia: por primera vez se crearon más de 600.000 empleos en solo tres meses. El volumen de contrataciones fue tan elevado que casi un tercio de los parados encontró trabajo a lo largo del trimestre. Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), 850.100 personas que estaban paradas al inicio del año (en el primer trimestre) pasaron a la ocupación en el segundo trimestre.

Esto significa que algo más del 27% de las personas que estaban en el paro al inicio del año encontró un empleo entre abril y junio. Se trata de la proporción más alta desde los años de la burbuja inmobiliaria y acerca España a la media de la Unión Europea. El ritmo de creación de empleo facilitó la salida del desempleo y el tipo de ocupaciones (con mucha hostelería, construcción y comercio) permitió dar una oportunidad a parados de baja cualificación.

Si se compara con el mismo periodo del año del último ciclo expansivo de la economía española (de 2015 a 2019), el porcentaje de parados que encontraron un trabajo se ha incrementado en casi cinco puntos. Esto es, las probabilidades de encontrar trabajo han aumentado en un 21%. Una noticia muy positiva para los parados, ya que permite que muchos cuenten con una oportunidad para empezar a trabajar. Eso sí, una cifra tan alta no se repetirá, al menos, hasta el próximo año, puesto que cuando la economía española genera más oportunidades es antes del inicio de la campaña de verano.

Foto: Playa de la Malvarrosa, en Valencia. (Efe)

El incremento de este dato indica que el mercado laboral cada vez está más tensionado, ya que cada vez hay menos parados entre los que repartir las ofertas de trabajo nuevas. De hecho, el número total de parados que pasaron a la ocupación no es tan elevado en términos históricos: fueron 850.000, apenas 10.000 más que en el mismo mes del año anterior y 60.000 menos que hace dos años. La clave está en que las empresas contratan, pero no despiden, de modo que se maximiza el efecto neto de cada empleo creado (los datos sobre el paso del empleo al paro o a la inactividad se ofrecen en la segunda parte del artículo).

Uno de los problemas con los que se encuentra España a la hora de acelerar la caída del paro es que una buena parte son desempleados de larga duración (llevan más de dos años buscando empleo), lo que les coloca en una situación de difícil empleabilidad. Los motivos pueden ser varios, desde la falta de experiencia o cualificación hasta la cronificación en las clases bajas, la edad o la escasa voluntad de trabajar. Sea cual sea la causa, la realidad es que casi el 28% de los desempleados son de larga duración y esto dificulta su salida hacia el empleo. La noticia positiva es que esta estadística sigue reduciéndose: antes de la pandemia eran el 31% de los parados y durante la crisis financiera llegaron a ser el 45%. Aunque una parte de la caída se debe a que estos trabajadores dejan de buscar empleo (pasan a la inactividad) o directamente se jubilan cuando tienen la ocasión.

Este porcentaje tan elevado de parados de larga duración explica que en España convivan tasas de desempleo altas (en comparación con la UE) y puestos de trabajo vacantes. Muchos de estos empleos sin cubrir son de alto valor añadido y requieren de una elevada cualificación, especialmente en sectores relacionados con la informática, las nuevas tecnologías y las ingenierías. Pero si el grueso de parados no tiene esta formación, sencillamente no sirven para cubrir esos empleos. Aunque también hay sectores con vacantes en que no se requiere cualificación, como la agricultura, la ganadería o la hostelería. En estos casos, los problemas hay que buscarlos en las ofertas de trabajo mal remuneradas, las jornadas laborales muy exigentes y la escasa voluntad de muchos parados de trabajar.

El porcentaje de parados que llevan menos de un mes sin trabajar ha crecido rápidamente en los últimos años hasta suponer ya el 9% del total de desempleados. Esto significa que hay una parte de la población que va alternando el empleo con el desempleo en periodos cortos. Este era un problema que se quería solucionar con la reforma laboral, pero lo que muestran los datos de la EPA es que sigue vigente incluso tras la estabilización del empleo conseguida con el incremento del empleo indefinido. El motivo es que un contrato indefinido no garantiza a un trabajador que no pueda ser despedido.

El riesgo de perder el empleo

Pero el mercado laboral español no solo crea empleo, también lo destruye. Hay trabajadores que son despedidos o se van de su trabajo y pasan a engrosar las listas del desempleo. En el segundo trimestre del año, 480.700 trabajadores se fueron al paro. Esto supone que el riesgo de perder el empleo fue del 2,3%, la tasa más baja desde que existen datos. Hasta ahora, la menor salida de trabajadores al paro se había producido en el segundo trimestre de 2005, con un flujo de casi el 2,5%.

Si se suma también el porcentaje de trabajadores que pasaron del empleo a la inactividad (incluye jubilaciones), la salida de ocupados fue del 4,4%, también la cifra más baja de toda la serie histórica. Esto significa que el mercado laboral vive un momento de gran estabilidad. Por ejemplo, en los años previos a la pandemia, la salida de trabajadores era un punto superior, del 5,4%, lo que supone que unos 100.000 trabajadores más se quedaban sin trabajar.

Foto: Una pensionista observa un escaparate en Barakaldo. (EFE/Luis Tejido)

Hay dos causas que explican este cambio en el comportamiento del empleo, una de carácter nacional y otra global. La primera de ellas es la reforma laboral, reforma que está modificando algunos patrones del mercado laboral, como es el aumento de la estabilidad en el empleo. La segunda es el acopio de trabajadores que se está produciendo en todas las economías desarrolladas.

Las empresas están optando por reforzar sus plantillas incluso cuando la situación económica no va bien (en Alemania, por ejemplo, ha coexistido la recesión con la creación de empleo). El temor a la escasez de trabajadores, especialmente en los territorios y sectores en pleno empleo, hace que las empresas prefieran apuntalar sus plantillas ante el temor de quedarse sin efectivos en el futuro.

Esta estabilidad en el empleo es lo que ha permitido conseguir un dato histórico de creación de empleo sin la necesidad de disparar el número de contrataciones. Bastó con mantener el ritmo de creación de empleo y reducir el número de despidos para conseguir un efecto neto muy positivo.

El mercado de trabajo dejó en el segundo trimestre del año una cifra para la historia: por primera vez se crearon más de 600.000 empleos en solo tres meses. El volumen de contrataciones fue tan elevado que casi un tercio de los parados encontró trabajo a lo largo del trimestre. Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), 850.100 personas que estaban paradas al inicio del año (en el primer trimestre) pasaron a la ocupación en el segundo trimestre.

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