Es noticia
Las pensiones de los nuevos jubilados frenan el crecimiento del gasto de la Seguridad Social
  1. Economía
El efecto sustitución

Las pensiones de los nuevos jubilados frenan el crecimiento del gasto de la Seguridad Social

La diferencia en la pensión de los nuevos jubilados con los que causan baja cae a mínimos de 15 años. Se ha desplomado un 30% en ocho años, por las reformas introducidas y por la sucesión de crisis que ha vivido España

Foto: Una pensionista observa un escaparate en Barakaldo. (EFE/Luis Tejido)
Una pensionista observa un escaparate en Barakaldo. (EFE/Luis Tejido)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Uno de los principales motivos por los que el gasto en pensiones se disparó desde finales de los años noventa fue que comenzó a jubilarse la primera generación que había vivido su vida laboral desde el milagro económico hasta la entrada en la UE. En ese periodo, España pasó de ser un país rural con una renta per cápita muy inferior a la europea a conseguir una rápida convergencia de productividad. Los salarios subieron a la misma velocidad, lo que dio origen a la primera generación en España con carreras de cotización largas y exitosas. A medida que comenzaron a jubilarse, ya hacia finales de siglo, las pensiones a las que tenían derecho eran cada vez mayores, generando un rápido incremento del gasto de la Seguridad Social.

La pensión media de los nuevos jubilados era muy superior a la de quienes ya estaban cobrando la prestación, o quienes causaban baja que, en muchos casos, eran ancianos sin apenas sustento público. Esto es lo que se llama efecto sustitución (diferencia entre la pensión media de los nuevos jubilados y los que fallecen), que en España ha sido un potenciador del gasto en pensiones. A principios de la década de los noventa, los nuevos jubilados cobraban apenas 45 euros más al mes que los que causaban baja del sistema (unas 7.400 pesetas). Solo una década después, la diferencia se había doblado, hasta superar los 100 euros; en los dos mil, la diferencia superaba los 200 euros, y a mediados de la década de los diez, la brecha alcanzaba los 400 euros. Esto es, al sistema le costaba 400 euros más cada nueva pensión respecto a las que causaban baja. Y eso cada mes.

Sin embargo, el efecto sustitución lleva desde entonces reduciéndose, lo que está suponiendo un freno al crecimiento desbocado del gasto en pensiones. Este año, la brecha entre las altas y las bajas (acumulada en los últimos 12 meses) está siendo de 277 euros, la diferencia más baja desde el año 2007. Esto es, se ha reducido un 30% desde el año 2015. Aun así, los nuevos jubilados siguen cobrando una pensión más alta que los que fallecen, pero la diferencia es cada vez más estrecha, y se irá acortando más en los próximos años.

Foto: Manifestación de pensionistas en Barcelona. (EFE/Marta Pérez)

Actualmente, la pensión media de los nuevos jubilados se sitúa en 1.440 euros al mes en 14 pagas, mientras que la de los que causan baja asciende ya a 1.160 euros. Desde el año 2015, la pensión media de las altas ha aumentado un 7%, mientras que la de las bajas se ha disparado un 23%. En ese año, se frenó la progresión de crecimiento de las nuevas altas, de hecho, llegó a reducirse durante tres años consecutivos. A partir de 2019, volvió a subir la pensión media de las altas, pero a un ritmo inferior a la inflación. Por el contrario, la pensión media de las bajas está creciendo rápidamente, ya que los jubilados afectados son los de la generación del milagro económico español.

Para la Seguridad Social, esta es una noticia muy positiva, ya que el efecto sustitución genera menor incremento del gasto por la vía de la contención de la pensión media. En especial, porque parte de esta reducción de la brecha es consecuencia de la reforma de pensiones aprobada en 2011 (y en menor medida la de 2013) para contener el gasto en pensiones. En especial, la medida más importante fue el alargamiento del periodo de cómputo que se utiliza para el cálculo de la pensión, que subió de 15 a 25 años (con una implementación gradual hasta 2022). Como habitualmente los salarios suben a lo largo de la vida laboral, al ampliar el periodo que se utiliza para el cálculo de la pensión se emplean años de salarios más bajos y, por tanto, la pensión resultante es menor.

Pero al margen de esas reformas paramétricas, la reducción del efecto sustitución está reflejando una realidad mucho más preocupante para España: el frenazo del progreso durante los últimos 15 años. El progreso económico hace que cada generación tenga mayores sueldos que la anterior en términos reales y, por tanto, cobre pensiones más altas cuando se retire. Sin embargo, lo que ha ocurrido en España es que desde 2007 se ha vivido un encadenamiento de crisis que han provocado que el crecimiento acumulado haya sido pírrico. El país apenas creció un 6% en 15 años. Estas crisis han afectado gravemente al mercado laboral, generando carreras de cotización peores, tanto en términos de estabilidad en el empleo como de progresión en los salarios.

Esta tendencia se mantendrá durante los próximos años, ya que la distancia entre la pensión media de los recién jubilados y la de los más veteranos se está estrechando. Hacia mediados de 2018, la pensión media de los que tenían entre 65 y 69 años era un 40% superior a la de quienes tenían entonces entre 80 y 84 años, pero desde entonces se ha reducido en 10 puntos, hasta situarse actualmente en el 30%. Se trata de la distancia más baja desde el estallido de la burbuja inmobiliaria.

Esto significa que los que están llegando al final de su esperanza de vida son quienes se jubilaron en los años noventa o principios de los dos mil. Esto es, personas que acumularon buenas carreras de cotización durante su vida laboral y que tienen pensiones cada vez más similares a las de la generación posterior.

La última reforma de pensiones aprobada por el Gobierno introduce cambios paramétricos que podrían alterar temporalmente esta tendencia. Entre las medidas adoptadas, se incluye la penalización de la jubilación anticipada y la potenciación de la jubilación demorada o el aumento del periodo de cómputo para el cálculo de la prestación y la elección de los mejores años de la vida laboral.

Foto: Los candidatos del PSOE y PP, Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. (Reuters/Juan Medina)

En el caso de las dos primeras medidas, están provocando que los trabajadores prolonguen su vida laboral, lo que aumentará la pensión media de las nuevas altas, pero compensando este mayor gasto con menor tiempo de cobro de la pensión. En cuanto a la ampliación del periodo de cómputo con la elección de los mejores años, tendrá un efecto casi neutral, en términos agregados, ya que se contrarrestan mutuamente. Lo que sí provocarán es un impacto heterogéneo en cada trabajador en función de cuál haya sido su carrera de cotización.

En cualquier caso, a medida que se sigan jubilando trabajadores que ya han pasado la mayor parte de su carrera de cotización en los años de la cuádruple crisis que ha vivido España (burbuja inmobiliaria, crisis del euro, pandemia y guerra en Ucrania), peores serán sus pensiones iniciales, contribuyendo así a cerrar el gap del efecto sustitución.

Uno de los principales motivos por los que el gasto en pensiones se disparó desde finales de los años noventa fue que comenzó a jubilarse la primera generación que había vivido su vida laboral desde el milagro económico hasta la entrada en la UE. En ese periodo, España pasó de ser un país rural con una renta per cápita muy inferior a la europea a conseguir una rápida convergencia de productividad. Los salarios subieron a la misma velocidad, lo que dio origen a la primera generación en España con carreras de cotización largas y exitosas. A medida que comenzaron a jubilarse, ya hacia finales de siglo, las pensiones a las que tenían derecho eran cada vez mayores, generando un rápido incremento del gasto de la Seguridad Social.

Pensiones
El redactor recomienda