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Radiografía de un sistema: los jubilados disparan su gasto, los jóvenes lo recortan
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Evolución durante 15 años

Radiografía de un sistema: los jubilados disparan su gasto, los jóvenes lo recortan

En los últimos tres lustros, los mayores de 65 años se han convertido en el grupo social con más capacidad de consumo. Los jóvenes han reducido su gasto, pero no pueden ahorrar

Foto: Mayores de 65 años. (iStock)
Mayores de 65 años. (iStock)
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En los últimos años, han sido habituales las críticas a los jóvenes por no comprarse una casa en propiedad. Las nuevas generaciones prefieren gastar todo lo que ingresan y así son incapaces de generar una base de ahorro suficiente para convertirse en propietarios. Se trata de una crítica común, pero no por ello acertada. En los últimos 15 años, los jóvenes han recortado su consumo, forzados por su precariedad económica, y, aun así, no han tenido margen para ahorrar. Lo que ha ocurrido en España en este periodo es un viraje en la renta y, por extensión, en el consumo. Ahora, quienes tienen recursos para gastar son los jubilados, que se han convertido en el grupo con mayor nivel de gasto de España.

En el año 2007, los jóvenes eran el grupo social con mayor consumo. Eran los años del boom inmobiliario, cuando había empleo bien remunerado para quienes dejaban los estudios en la construcción o los servicios. En ese momento, los hogares encabezados por un joven de 16 a 29 años realizaban un gasto anual de 13.000 euros por persona, según la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) del INE. Cuando pinchó la burbuja, los jóvenes se vieron forzados a recortar su gasto nada menos que un 16% en apenas dos años. Desde entonces, su consumo se fue recuperando, pero a un ritmo muy lento. Tanto que en el año 2022 todavía seguían sin recuperar los niveles de gasto que tenían 15 años antes. En concreto, destinaron al consumo algo menos de 12.700 euros por persona, un 3% menos que en 2007.

Y eso sin tener en cuenta la gran subida de precios experimentada en estos 15 años. La inflación acumulada es del 30%, lo que significa que los jóvenes han tenido que renunciar a un tercio del consumo que realizaban hace 15 años. Es cierto que la comparativa con los años de la burbuja genera algunas distorsiones, pero perder un tercio del consumo en términos reales supone un gran sacrificio.

Foto: El presidente del Gobierno y las vicepresidentas primera y tercera. (EFE)

Mientras los jóvenes entraban en una espiral de precariedad, España se centraba en conceder prestaciones y ayudas públicas a los mayores, un grupo social en el que históricamente hubo mucha pobreza. En estos 15 años que han pasado, los jubilados han pasado a liderar las estadísticas de consumo. En el año 2022, su nivel de gasto era un 33% superior al del pico de la burbuja. Y, en términos reales (descontada la inflación), es el único grupo de edad que consume hoy más que hace 15 años.

El crecimiento del consumo entre los mayores de 65 años es consecuencia del esfuerzo presupuestario que se ha realizado para transferir rentas desde los trabajadores hacia los jubilados, tanto en términos de pensiones como de otras ayudas públicas y bonificaciones de las que se benefician los mayores. El resultado es que el gasto por persona de los hogares cuyo cabeza de familia tiene más de 65 años es un 16% superior al de los jóvenes de 16 a 29 años.

Los hogares encabezados por adultos de 30 a 44 años han elevado su consumo en este periodo un pírrico 1% por persona, y los adultos de 45 a 64 años, un 3%. Un ajuste importante a este nivel de consumo es la composición de los hogares (no consume lo mismo un niño que un adulto, o los gastos marginales decrecientes), que se explica más adelante para ofrecer una imagen completa de los presupuestos familiares. Esto explica, por ejemplo, que el menor gasto por persona lo hagan los hogares en el que el cabeza de familia tiene de 30 a 44 años, que es la edad en la que las familias tienen niños pequeños y, por tanto, las cuentas de los hogares se comprimen aún más.

La crítica habitual a los jóvenes es que gastan sus ingresos en ocio y turismo. Es cierto que son quienes más gastan en estos servicios: 750 euros al año en ocio y cultura, y casi 1.600 en hoteles y restaurantes. Esto es un 21% y un 32% por encima de la media nacional. Sin embargo, también es cierto que han hecho un gran ajuste en estos gastos. No es que ahora estén gastando mucho más que hace 15 años, ya que han recortado el gasto por persona un 26% y un 1% respectivamente.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Eva Ercolanese)

Esta caída del gasto en hostelería de los jóvenes la han compensado los mayores, puesto que se ha incrementado un 16%, lo que supone 120 euros más por persona al año. Uno de los datos curiosos de esta estadística es que el gasto de los mayores en alcohol y tabaco (descontando bares y restaurantes) ya es superior al de los jóvenes. En concreto, el gasto por persona en hogares cuyo cabeza de familia tiene 65 años o más es de 216 euros al año frente a los 175 euros de los jóvenes. Los mayores de 65 han podido elevar tanto su gasto, que son ya quienes más gastan en alcohol y tabaco de todos los grupos de edad tras un crecimiento del 35% en los últimos 15 años.

Aunque los jóvenes son quienes más utilizan las redes sociales y los móviles, no son quienes más recursos tienen para gastar en comunicaciones. Sí lo eran en el año 2007, cuando dedicaban a esta partida casi el doble que los mayores (incluye desde el contrato del teléfono hasta las suscripciones a televisiones o la compra de móviles). En ese momento, los mayores gastaban 245 euros al año frente a los 425 euros de los jóvenes. Sin embargo, estos se han visto obligados a rebajar su nivel de gasto casi un 25%, mientras que los mayores lo han elevado en más de un 56%. El resultado es que hoy son el grupo que más gasta también en comunicaciones, casi un 7% más que los jóvenes y un 25% más que los adultos de 30 a 45 años.

Se ha producido así un viraje del consumo hacia los hogares que tienen más renta y, sobre todo, más patrimonio: los conformados por personas mayores de 65 años. En esta crisis inflacionista, son el único grupo que no ha perdido poder adquisitivo gracias a la revalorización de las pensiones con el IPC. Esto explica que salgan de la pandemia con su consumo en máximos históricos en términos nominales, casi 15.000 euros por persona y año. Entre esta semana y la próxima, los pensionistas que cobran la prestación más alta recibirán una paga de 6.000 euros, que es la suma de la pensión mensual y la extra de junio. Una cuantía que supera ampliamente el salario de los jóvenes. De media, un joven de entre 20 y 25 años gana, al año, unos 14.000 euros.

La composición de los hogares

Un apartado importante (aunque no determinante) de esta estadística es que la composición de los hogares influye en el gasto por persona. El motivo es que hay algunos gastos que son comunes y la parte alícuota que le corresponde a cada miembro de la casa es decreciente a medida que aumenta el núcleo familiar. Por ejemplo, cuando se encienden las luces del salón por la noche para cenar, el gasto por cabeza es menor si en el hogar viven cuatro personas que si vive una. Ocurre lo mismo con un gran número de gastos que tienen costes marginales decrecientes: desde la calefacción y el aire acondicionado hasta la cuota de la comunidad o la tasa de basuras. Por este motivo, el INE realiza correcciones a la estadística bruta incorporando el concepto de unidad de consumo equivalente que asigna un peso decreciente a cada nuevo miembro del grupo familiar. Y con una rebaja adicional si se trata de niños menores de 14 años.

Este cálculo es importante, porque en España los hogares cada vez son más pequeños, principalmente por la caída de la natalidad, pero también por el aumento de los hogares unipersonales. Esto hace que la estadística de consumo real por persona haya sido un poco peor de lo calculado inicialmente, porque se han perdido los miembros familiares que consumen poco por beneficiarse de esos costes marginales decrecientes.

En cualquier caso, las diferencias no son tan elevadas como para alterar la fotografía presentada anteriormente. En el caso de los hogares jóvenes, la caída del consumo sería del 8% y no del 3% presentado. En los adultos de 30 a 44 años, el crecimiento del 1% se convierte en una caída del consumo del 2%, y en los adultos de 45 a 64 años, el crecimiento del 3% pasa a ser del 1%. Finalmente, en los hogares de jubilados, el crecimiento del consumo baja del 33% al 31%.

En los últimos años, han sido habituales las críticas a los jóvenes por no comprarse una casa en propiedad. Las nuevas generaciones prefieren gastar todo lo que ingresan y así son incapaces de generar una base de ahorro suficiente para convertirse en propietarios. Se trata de una crítica común, pero no por ello acertada. En los últimos 15 años, los jóvenes han recortado su consumo, forzados por su precariedad económica, y, aun así, no han tenido margen para ahorrar. Lo que ha ocurrido en España en este periodo es un viraje en la renta y, por extensión, en el consumo. Ahora, quienes tienen recursos para gastar son los jubilados, que se han convertido en el grupo con mayor nivel de gasto de España.

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