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¿Se ha agotado el 'boom' del empleo? Qué debe preocupar al Gobierno pos 23-J y qué no
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¿Se ha agotado el 'boom' del empleo? Qué debe preocupar al Gobierno pos 23-J y qué no

Tras una primavera de récord en el mercado laboral, el inicio del verano deja señales negativas que también combinan factores coyunturales y estructurales

Foto: Oficina del servicio público de empleo en Oviedo. (EFE/J. L. Cereijido)
Oficina del servicio público de empleo en Oviedo. (EFE/J. L. Cereijido)
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España se va a quedar este verano a un paso de lograr el récord de los 21 millones de afiliados. Aunque el objetivo era factible hace solo un mes, el ritmo de la afiliación durante junio se fue ralentizando, hasta el punto de convertir en quimera este gran objetivo que tenía el Gobierno. El verano de los 21 millones de cotizantes tendrá que esperar a 2024. La Seguridad Social ha revelado que en junio se destruyeron 20.300 empleos en términos desestacionalizados, el peor dato en un año, y ya apenas queda margen de mejora, porque en julio se marcan habitualmente los máximos anuales de ocupación.

La gran duda es: ¿hasta qué punto es preocupante esta ralentización del empleo? En buena medida, responde a cuestiones de cambio estacional en la economía española, pero también a un cierto agotamiento del gran crecimiento del empleo que ha vivido el país en los dos últimos años.

En cuanto al cambio de comportamiento de la economía española, se ha producido un alargamiento de la temporada turística de sol y playa, en parte fomentado por el cambio climático. Ahora las playas ya están llenas durante los fines de semana de abril y mayo, lo que ha provocado que las contrataciones del sector se adelanten. Esto explica que los datos de creación de empleo fuesen históricos durante la primavera y que se hayan ralentizado con el inicio del verano.

Foto: Imagen de una oficina de empleo. (EFE/Luis Millán)

Por ejemplo, el sector de la hostelería ha incorporado a 227.000 nuevos afiliados para esta campaña de verano (contrataciones desde abril hasta junio), lo que supone un 15% más de lo que ocurría en el último ciclo expansivo de la economía española (2016-2019). En el caso del transporte, que se ha reforzado para la llegada de turistas extranjeros, la afiliación ha aumentado en casi 22.000 personas, un 25% más de lo habitual en este periodo. Y el comercio se ha reforzado con 64.000 afiliados, un 6% más de lo que era habitual en esta época del año.

Pero, más allá de este efecto de calendario, existen también algunas señales de debilidad en otros sectores que no están sujetos a esta volatilidad. Un ejemplo es el de la industria, que lleva varias semanas de indicadores negativos, como es el caso de la encuesta PMI, que muestra que el sector estaría ya en fase de contracción. El número de empleos creados en junio fue de 8.000 personas, lo que supone casi un 40% menos de lo que es habitual en esta época del año.

También la construcción deja datos peores: frente a los 12.500 trabajadores que se incorporan habitualmente en junio, este año han sido apenas 3.200. Esto es, un 75% menos. El Ministerio de Seguridad Social achaca esta caída a las lluvias del mes de junio, pero la realidad es que la subida de tipos parece estar pasando factura al sector inmobiliario.

También han sufrido una leve desaceleración los servicios de alto valor añadido, aunque se trata de una caída mucho más modesta. En las tecnologías de la información y las comunicaciones se incorporaron 2.500 afiliados, un 3% por debajo de lo normal en los meses de junio del anterior ciclo expansivo, y en las actividades profesionales, científicas y técnicas fueron 6.500, también un 3% menos de lo habitual.

El empleo público también parece mostrar signos de agotamiento después del gran crecimiento que experimentó desde el inicio de la pandemia. Las distintas administraciones públicas han reforzado sus plantillas para mejorar los servicios públicos, especialmente en sanidad y educación, pero este camino parece que llega al final. Por ejemplo, el sector de administraciones públicas, Seguridad Social y defensa destruyó casi 4.000 empleos en junio, cuando lo normal de este mes hubiese sido crear algo más de 3.700 empleos.

Otro de los factores importantes de los datos del mercado laboral de junio es que la reforma laboral está teniendo dificultades a la hora de corregir la temporalidad efectiva en el empleo. El de la educación es un sector paradigmático, ya que cuando llegan las vacaciones de verano, muchas empresas de estas actividades (desde centros privados, hasta academias o autoescuelas) prescinden de sus trabajadores para no pagarles durante las vacaciones de los alumnos. La reforma laboral no ha conseguido atajar esta situación y en este mes de junio se perdieron algo más de 53.000 empleos en el sector, una caída similar a la que ocurría antes de la pandemia.

En definitiva, los datos del mercado laboral de junio muestran algunas señales estacionales que no son preocupantes, como es el caso de la hostelería o la educación. Es previsible que una buena corrección de estos efectos en estos dos sectores resulte en una evolución positiva del empleo, aunque a un ritmo inferior a la de los meses anteriores en términos desestacionalizados, como son los cálculos de BBVA Research. Sin embargo, algunas actividades que no tienen tanta volatilidad y que son de alto valor añadido, como la industria, la innovación o las TIC, muestran un cierto agotamiento del empleo. En cualquier caso, un mes no hace tendencia, será necesario esperar al verano y, sobre todo, al inicio del otoño para conocer si se ha producido un cambio de tendencia y el final del boom del empleo.

España se va a quedar este verano a un paso de lograr el récord de los 21 millones de afiliados. Aunque el objetivo era factible hace solo un mes, el ritmo de la afiliación durante junio se fue ralentizando, hasta el punto de convertir en quimera este gran objetivo que tenía el Gobierno. El verano de los 21 millones de cotizantes tendrá que esperar a 2024. La Seguridad Social ha revelado que en junio se destruyeron 20.300 empleos en términos desestacionalizados, el peor dato en un año, y ya apenas queda margen de mejora, porque en julio se marcan habitualmente los máximos anuales de ocupación.

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