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El destello de orgullo de los Puig en una semana depresiva para la economía catalana
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El destello de orgullo de los Puig en una semana depresiva para la economía catalana

Cual brote verde en el asfalto, la semana que pintaba depresiva para Cataluña en todo lo económico tuvo un destello de reivindicación altiva con la presentación de resultados de Puig

Foto: Ada Colau, Roger Torrent y un Sant Jordi sin apertura comercial en Barcelona.
Ada Colau, Roger Torrent y un Sant Jordi sin apertura comercial en Barcelona.
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Semana depresiva para la economía catalana. Salvo por un inesperado destello de orgullo, ser catalán cada vez se parece más a Nicolas Cage en "Living Las Vegas", Interpreta de cine, pero ya sabes que acabará mal, dentro y fuera de la pantalla. Casi a la vez que se anunciaba que Cataluña perdía la segunda posición como motor de inversión extranjera, la Generalitat tomaba una serie de medidas para frenar la sangría de accidentes mortales en la AP7. La más radical: rebajar la velocidad permitida durante los 10 km que separan Martorell y Gelida. La Generalitat convertía así una autopista en una autovía. Doloroso, pero no tanto como que Euskadi supere a Cataluña en inversión extranjera. No había pasado nunca. De repente el problema ya no era Madrid, sino también el País Vasco.

Según los datos del Ministerio de Industria, Cataluña captó en 2022 un total de 3.833 millones de euros. Muy por debajo de Madrid, que consiguió captar 17.226 millones. Esto es algo normal. La capital de España lleva años acaparando buena parte de la inversión extranjera en España. La novedad radica en el estirón que da Euskadi: 5.516 millones de euros de inversión extranjera, que más que se triplica de un año para otro.

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Cataluña creció mucho, como ha defendido la conselleria de Empresa: un 25% entre 2022 y el año anterior. Es el 11% del total. Pero no fue suficiente. Porque los vascos tenían una carta oculta: la venta de la empresa ITP Aero al fondo Bain Capital, una operación de 1.700 millones.

Para algunos, una situación puntual, pero, como en el caso de la AP7, da la imagen inequívoca de que Cataluña va a menos, que pierde importancia económica y empresarial sin freno. La sensación de que Cataluña desde el procés no hace más que perder peso. Los economistas coinciden en señalar la anomalía estadística. Es decir, Cataluña volverá a recuperar su segundo puesto este año. O no.

Foto: El secretario general de JxCAT, Jordi Turull. (EFE/Toni Albir)

Una simple resta permite ver que sin la operación de ITP Aero los vascos también hubiesen quedado por delante. Después, también, hay distorsiones estadísticas: como que lo que invierte Seat en Martorell no es reconocido como inversión extranjera ahora que la filial española de VW está saneada. Sólo si el dinero viniese directamente de Alemania se consideraría inversión extranjera.

Pero es evidente que si uno mira el ciclo largo, la curva comunica decadencia: de ese 38,8% de inversión extranjera que Cataluña copaba en 2010 al 11% actual hay tanta distancia como entre lo que logra en una negociación política Aitor Esteban o Gabriel Rufián, por poner sólo un ejemplo nada escogido al azar. A lo peor, la anomalía estadística entre la economía vasca y la catalana se consolida en el futuro.

La curva comunica decadencia: de ese 38,8% de inversión extranjera que Cataluña copaba en 2010 al 11% actual

Desazón generalizada

La desazón generalizada en la Cataluña va de lo macro a lo micro. Como esa autopista convertida en autovía por múltiples restricciones de velocidad de Tarragona a Girona y con cualquier administración eludiendo la solución más obvia: hay que volver a los peajes. Es, de manera literal, una cuestión de vida o muerte. O el desastre de política comercial del Ayuntamiento de Barcelona, que, por un error burocrático, tiene a los de Ada Colau y a la Generalitat, echándose la culpa mutuamente de que los comercios no puedan abrir durante el próximo Sant Jordi, que este año cae en domingo. Ningún ayuntamiento pidió a la Generalitat la excepcionalidad y Sant Jordi no figura entre los diez domingos en los que se permite la apertura comercial.

Foto: Cataluña fue pionera con el reparto de kits menstruales reutilizables a alumnas 3º de ESO. (EFE/Marta Pérez)

Ahora, si Colau quiere congraciarse con los comerciantes, no queda otra que celebrar un pleno municipal extraordinario y aprobar una apertura excepcional. Y lo mismo en el resto de 900 municipios de Cataluña. Descontrol administrativo, falta de perspectiva y esta vez no se puede culpar a ningún vasco ni a una anomalía estadística del desaguisado. Un Blue Monday económico perpetuo.

Y el brote de orgullo

En medio de este clima depresivo, un brote de orgullo. Marc Puig presenta resultados de Puig, el gigante de la perfumería. Y lo deja caer, como si nada: "Y todo esto gracias a nuestro compromiso con Barcelona, lo que no ha impedido nuestro desarrollo internacional". Recado a Rafael del Pino y su opción de trasladar la sede de Ferrovial. Mensaje a esa Generalitat a la que tanto presionó la familia Puig para que Carles Puigdemont no declarase la independencia de Cataluña. Mensaje a muchos de lo que cambiaron la sede sólo por quedar bien con determinados poderes políticos.

Marc Puig: "el compromiso con Barcelona no impidió nuestro desarrollo internacional"

Lo mejor era el "todo esto". Puig hubiera sorprendido al mercado de haber cotizado. Pero no es el caso. En los resultados de 2022, Puig llegó a los 3.620 millones de facturación y se colocó en un beneficio récord de 400 millones. Si se mira el mundo, el salto resulta espectacular.

El lujo francés todavía queda lejos de los Puig, que siempre quisieron ser Chanel sin confesarlo: una marca de moda con el perfume como punta de lanza, el icónico número 5. En cambio, están pillando a Italia, lo que hace una década hubiera sido impensable. Si miramos las cuentas de Prada, que cotiza en la bolsa de Hong Kong, los catalanes no están tan lejos. Prada cerró 2022 con una facturación de 4.200 millones y un beneficio neto de 465 millones de euros. Al ritmo que van ambas compañías, el sorpaso no será una sorpresa. Así, mientras los políticos catalanes miran a Euskadi con envidia, algunos empresarios, pocos, buscan sus retos en Milán. Miradas opuestas, enfoques diversos. Depresión en la mayoría, orgullo en algunas excepciones.

Semana depresiva para la economía catalana. Salvo por un inesperado destello de orgullo, ser catalán cada vez se parece más a Nicolas Cage en "Living Las Vegas", Interpreta de cine, pero ya sabes que acabará mal, dentro y fuera de la pantalla. Casi a la vez que se anunciaba que Cataluña perdía la segunda posición como motor de inversión extranjera, la Generalitat tomaba una serie de medidas para frenar la sangría de accidentes mortales en la AP7. La más radical: rebajar la velocidad permitida durante los 10 km que separan Martorell y Gelida. La Generalitat convertía así una autopista en una autovía. Doloroso, pero no tanto como que Euskadi supere a Cataluña en inversión extranjera. No había pasado nunca. De repente el problema ya no era Madrid, sino también el País Vasco.

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